Cuando Altagracia sale del carro, inmediatamente las lágrimas comienzan a brotar por sus ojos. Matamoros la mira y se da cuenta que no está bien, por lo que corre detrás de ella.– Doña, doña– dice hasta alcanzarla– ¿Le hizo algo ese tipo?– dice al tenerla de frente.
Ella mira al suelo y le niega con la cabeza, pero ninguna palabra sale de su boca. El hace que lo mire y al ver sus ojos llenos de lágrimas la abraza.
– Puede contar conmigo doña, no lo olvide.
– Me enamoré...– dice aún abrazada a su leal amigo- soy una estúpida.
– No diga eso doña– continúa abrazándola– El amor llega cuando menos lo esperamos.
– Pero por qué ahora Matamoros– se suelta de el y lo mira– Ahora que tenía una vida tranquila, sin mayores preocupaciones, llega José Luis a volverme loca– las lágrimas continúan cayendo.
– ¿Pero el hizo algo que la hizo sentir mal?
– No– se seca las lágrimas– pero me duele verlo, tenerlo cerca...
– Doña, entremos, ahí me cuenta bien. No quiero que se resfríe, como dice el señor "mi güerita"– ríe.
Con lo último logra hacerla reír un poco. Entran luego a la casa y van hasta la cocina. Matamoros le sirve un vaso de agua a Altagracia y se sientan en la isla.
– Cuénteme doña, soy todo oídos.
– Yo pensé que no volvería a enamorarme. Saúl fue el último y ya no quería más. Me dolió sabes– lo mira– le entregué todo mi corazón y me lastimó. Me dije que no volvería a enamorarme y me casé otra vez.
– Pero sin amor...
– Así es, solo por compañía, por cariño, amistad, pero no puedo amarlo. Llegué acá y...– sonríe y golpea con las uñas el vaso de vidrio– conocí a José Luis. Lo odiaba– ríe– y nos portamos tan mal con el otro los primeros días, pero dicen que del amor al odio hay un solo paso– lo mira– y comenzamos con ese jugueteo, con la coquetería, hasta que todo paso a mayores y... engañé a Martín tantas veces con José Luis– se pone la mano en la frente– No pude resistir.
– Doña, yo creo que debería dejar al señor, usted no es feliz con él. Quizás así podría ser feliz con la persona que usted ama.
– No puedo Matamoros, yo prometí estar con el. Ha sido muy bueno conmigo y no merece que le haga daño.
– Sabe, más daño le está haciendo engañándolo que dejándolo. Y no solo le hace daño a el, también se hace daño a usted y al señor Navarrete– le toma la mano– Lo vi y el está loco por usted.
– Lo sé– le sonríe– me pidió que no lo dejara, y me dijo que era capaz de dejar a su esposa– nuevamente una lágrima comienza a caer por su mejilla– Pero yo no quiero que haga eso. Sería egoísta de mi parte pedirle que la deje y que termine quitándole todo lo que el ha conseguido. No es justo.
– No todo puede ser justo en esta vida doña, a veces debemos romper cosas para construir otras. Usted debería saberlo– dice secándole las lágrimas– Sabe mucho de construcción– le sonríe.
– Tienes razón– le sonríe– Supongo que ya veré qué hago. Ahora voy a intentar descansar– dice poniéndose de pie– Muchas gracias Matamoros– se acerca y le da un beso en la mejilla– Eres un gran amigo.
– De nada doña, siempre estaré para apoyarla, así como usted me apoyó siempre a mí– le sonríe.
Altagracia se dirige hasta la habitación. Martín seguía dormido, lo que fue un gran alivio para ella.
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Infielmente Tuya
FanfictionLuego de la boda de su hija Mónica, Altagracia decide desaparecer de su vida por completo para así darle la oportunidad a su hija de ser feliz. Sigue en contacto con Saúl, su ex pareja y actual esposo de Mónica, para saber de ella, pero cuando su am...