Capítulo 14: Interesado en ti

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Esa mañana la doña se levanta algo nerviosa. Aún no sabía sobre qué quería conversar su hija y le temía a la sola idea de que fuera de esas fotos.

– ¿Qué sucede preciosa?– dice Martín tomándola por detrás mientras se terminaba de maquillar.

– Nada, ¿Por qué?

– Te noto algo ida– le besa el cuello– quizás te falta algo– le sonríe.

– Estás equivocado– dice poniéndose de pie– Todo está bien.

– Pero quizás necesitas desestresarte un poco– vuelve a tomarla y la pega a su cuerpo.

– Mm quizás, pero no ahora, debo irme a la constructora– se suelta de su agarre y va por sus aretes.

– Estaba pensando que quizás podríamos hacer oficial la invitación a cenar a los Navarrete.

– ¿Aquí?– dice girándose a verlo.

– Claro, para que sea un ambiente más cómodo.

– Mm no se Martín– se termina de arreglar frente al espejo.

– Me dijiste que te estabas llevando bien con José Luis.

– Si, pero no es que seamos amigos.

– Lo sé, pero quizás les haga bien, además yo tampoco tengo muchas amistades en esta ciudad. Quizás también me haga bien a mí que nos hagamos amigos.

Justo lo que le faltaba a Altagracia. El hombre que era su competencia dentro de la empresa y su esposo siendo amigos.

– ¿Y cuándo planeas invitarlos?

– ¿Está noche?

– No sé si está noche sea una buena idea, tengo mucho trabajo y no se a qué hora llegaré.

– Mañana entonces, ¿está bien para ti?

– Está bien– se acerca y le da un beso rápido– Ya me tengo que ir. Nos vemos en la noche.

–Nos vemos preciosa ¡Dile a José Luis lo de la invitación!– le grita al verla salir de la habitación.

No bastaba con tener a José Luis en su empresa todo el tiempo, ni en su cabeza carcomiendole los pensamientos más oscuros, ahora también lo tendría en la intimidad de su casa. Pero si seguía evitando esa cena, Martín comenzaría a sospechar que algo le sucedía con Navarrete.

3:15pm

Mónica aún no llegaba a la oficina de Altagracia y ella ya se estaba comenzando a desesperar. No le gustaba que la hicieran esperar, mucho menos cuando podía estar ocurriendo algo importante y ella ni de enterada. Toma su teléfono para marcarle a Mónica, pero de inmediato siente un teléfono sonar cerca de la oficina. Ahí venía probablemente su hija.

– Ya estoy aquí mamá– entra riendo a la oficina– Que impaciente.

– Es que estaba preocupada– se pone de pie para darle un abrazo.

– Necesitaba tanto de tu abrazo mamá– dice cerrando los ojos.

– ¿Te sucedió algo?– le toma el rostro con ambas manos y la mira.

– No– vuelve a abrazarla– Pero siempre es necesario un poquito de tu amor en mi vida.

– Mi chiquita– le da un beso en la cabeza– Para mi también es muy necesario tu amor.

Luego de unos segundos se separan y Mónica se sienta en el pequeño sofá de la oficina. Altagracia la sigue y se sienta a su lado.

– ¿Cómo van las cosas con tu super edificio?

Infielmente TuyaWhere stories live. Discover now