Capitulo 64: La amo

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– Respóndeme José Luis– le repite– ¿Qué es lo que tienes en el cuello?

– ¿Qué tengo?– se lo toca esperando sentir con sus dedos lo que Eleonora veía.

– Tienes unas manchas rojas...

– Bueno– dice Altagracia– Yo voy a ir a ver cómo andan los invitados– le sonríe al empresario y se pone de pie para alejarse del lugar.

– Te acompaño– dice Mónica saliendo detrás.

– Yo también– sigue Regina.

Eleonora mira a Saúl que aún se encontraba en la mesa y este entiende que debe salir de ahí antes de presenciar una discusión.

– Bueno, yo iré con ellas– sonríe y es pone de pie dejando solos al matrimonio.

José Luis los observa alejarse y luego mira la copa de vino que tenía sobre la mesa. La toma y bebe un sorbo.

– ¿Podrías ya dejar de ignorar que estoy aquí José Luis?

– ¿Qué quieres que te diga?– la mira– No puedo verme el cuello, no se lo que tengo.

– Claro que sabes lo que tienes infeliz– lo encara– Sabes muy bien lo que es porque fue Altagracia quien te lo acaba de hacer.

– Ya estás delirando mujer– ríe.

– Los vi José Luis– lo deja en silencio– El último día en la hacienda los vi en el pasillo, luego vi tus mensajes y ha estado provocándote toda la noche ¿crees que soy tan imbécil que no me doy cuenta?

– Ya Eleonora– dice mirando hacia el resto de los invitados– No vas a hacer una escena aquí.

– No me lo piensas negar...

– No– la mira– Si ya sabes que hay ¿para qué te lo voy a negar?

– ¿Hace cuanto te estas acostando con esa mujerzuela?

– ¡Ya basta Eleonora!– le habla de golpe– Óyeme muy bien– la mira– Altagracia no es ninguna mujerzuela. Altagracia es mucho más que eso para mi.

– ¿Te enamoraste José Luis?

– A esa mujer la amo– deja de mirarla y enfoca su vista en la doña, quien se encontraba a varios metros de distancia– Ahora, si me disculpas– se pone de pie– Le diré a Genaro que te lleve a la casa. No me esperes.

Eleonora lo observa acercarse a Genaro para darle las indicaciones y luego lo ve dirigirse hasta donde se encontraba Altagracia y su familia. Toma suavemente a la rubia por la cintura y comienza a acariciar luego su espalda descubierta. La escena era realmente dolorosa para la esposa del empresario. No podía creer que estaba haciendo eso frente a ella, sin importarle absolutamente nada ni nadie. Todos los invitados de la inauguración podían darse cuenta de la extrema cercanía de la pareja de socios aún cuando su esposa estaba ahí presente.

– Señora– dice Genaro sacándola de su estado de shock– El patrón me pidió que la lleve a la casa.

Ella solo atina a asentir con la cabeza y lentamente se pone de pie para salir del lugar. No quería seguir pasando vergüenza ante tal exposición.

Cuando la doña siente a José Luis a su lado tocando su piel sonríe de inmediato. Le encantaba darse cuenta que el empresario la prefería a ella antes que a la rígida de su mujer. Permite que la toque un poco más antes de preguntarle por lo que había sucedido con Eleonora, sin embargo, el la sorprende antes.

– Eres demasiado perversa Altagracia– le dice en voz baja al oído.

– ¿Por qué lo dices?– pregunta mirando hacia dónde se encontraba la gente sin quitar la sonrisa de su rostro.

Infielmente TuyaWhere stories live. Discover now