Capítulo 61: Descubiertos

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10:30am

Martín llega a la constructora y se acerca al escritorio de la secretaria de su aún esposa. Ella lo mira algo extrañada pero lo atiende.

– ¿Qué desea señor Farran?

– ¿Está Altagracia?

– No señor, ella no ha llegado aún.

– ¿Y no sabes si José Luis ya llegó?

– No sabría decirle señor, pero si gusta llamo a su secretaria para averiguarlo.

– Si, por favor. Quisiera ir a saludarlo si es que está.

– Perfecto señor, deme un momento.

La secretaria llama hasta el otro extremo del piso para averiguar por el paradero de José Luis, sin embargo la otra secretaria le informa que el tampoco había llegado.

– Señor, no, no está aquí. Al parecer tampoco ha llegado.

– Hijo de...– intenta comerse sus palabras– Ok, muchas gracias– le sonríe.

– Bueno señor, hasta luego– le sonríe de vuelta.

El ex esposo de la doña comienza a hacer su retirada, pero de pronto se le ocurre la manera perfecta de pillar a Altagracia. Quería saber que tan cierto era lo que Eleonora le había dicho.

– Disculpa– dice volviendo donde la secretaria– ¿Me podrías dar la dirección nueva de Altagracia?

– Señor, no puedo hacer eso, es información confidencial.

– Si, pero yo soy su esposo aún, preciosa. Además, nosotros quedamos en muy buenos términos.

– Mm, pero entonces quizás debería llamarla señor, y preguntarle.

– Es que ¿Qué crees?– se mete las manos en los bolsillos y las saca– No traje mi teléfono y no tengo como comunicarme con ella. Por favor, hazme ese favorcito.

Martín estaba siendo realmente insistente. La secretaria de la doña no sabía realmente que hacer. Legalmente, el aún tenía derecho a saber de su esposa, y por otro lado, ella creía que si la doña no le había dado instrucciones explícitas de no darle sus datos a su esposo no tenía porqué negárselos.

[...]

El empresario abre los ojos y ve a su rubia desnuda a su lado mientras con su brazo cubre parte de su pecho.

El empresario abre los ojos y ve a su rubia desnuda a su lado mientras con su brazo cubre parte de su pecho

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Se apega más a su cuerpo y reposa sus labios sobre su cuello dejando un pequeño beso. Ella se remueve levemente en la cama pero no despierta del todo. El empresario comienza a abrazarla con más fuerza y ahí Altagracia reacciona al fin.

– Que rico– dice al sentir sus gruesos brazos rodeándola.

– Buenos días amor– le da un beso en el hombro.

Infielmente TuyaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ