Capítulo 59: Producto del amor

1.2K 66 1
                                    


9:30am

– ¿Estás lista amor?– dice entrando al cuarto.

– Si– le sonríe y se acerca para darle un beso– Gracias por entender.

– No es nada– sonríe– No soy padre, tu sabes, pero me imagino como debe de ser esa desesperación de que a tu hija le suceda algo y no estar cerca para ayudarla.

– Es una sensación desesperante amor– toma la pequeña maleta.

– Dame– dice quitándosela de las manos– Yo te ayudo.

La pareja retorna temprano al DF. Altagracia le pide a José Luis hacer una parada en una pastelería para comprar unos dulces para su hija y luego la va a dejar a su departamento.

– Bueno amor, ya llegamos– dice al estacionar el carro frente al edificio.

– Gracias José Luis– le sonríe– Y discúlpame nuevamente por haber echado a perder tus planes para estos días.

– No te preocupes hermosa– le acaricia la mejilla– Yo entiendo. Tu hija te necesita– junta su frente con la de ella.

– Si– le sonríe– La maternidad me pillo por sorpresa.

– Pero me gustas así– la mira– Te amo– dicen ambos al unísono y eso los hace reír.

– Ya amor, me voy– le da un beso cálido, suave y lleno de amor– Te hablo luego.

– Me marcas tu. No quiero molestarte si sigues con Mónica.

– Bueno muñeco.

Le da un último beso y se despide para subir a su departamento. Una vez ahí, le manda su ubicación a Mónica y prepara todo para recibir a su hija. Era nueva en eso de la maternidad, por lo que solo hace lo que ella creía que podía ayudarla a sentirse mejor. No sabía bien de qué se trataba, pero por lo angustiada que se oía por teléfono debía ser algo importante.

Al cabo de una hora, Mónica se encontraba tocando la puerta del departamento. Altagracia le abre la puerta y apenas lo hace la joven se lanza a sus brazos.

– Chiquita mía– le besa la cabeza– ¿Qué sucede corazón?

– Abrázame ¿si?

Altagracia se mantiene en u abrazo protector hacia su hija. Le rompía el corazón verla tan afectada, pero no lograba entender que la tenía así. Finalmente, la doña lleva a su hija al cuarto junto con los postres que había comprado para compartir con ella. Creía que no había nada mejor que la cama de la madre cuando se necesitaba un refugio.

Se acomodan en la cama y Mónica la mira con una expresión de terror.

– Mi amor, ya dime qué sucede por favor. Me desespera no saber cómo ayudarte.

– Es que ni siquiera sé cómo decirlo...

– ¿Te hizo algo Saúl?

– No, para nada. Bueno, si. No sé.

– ¡Ah no!– su tono es de enojo– ¡Ese cabrón me va a oír!– dice tomando su teléfono.

– No, no mamá– la detiene– No me hizo daño...

– ¿Entonces qué es?

– Es que llevo varias semanas de retraso mamá– dispara de una vez dejando a Altagracia con los ojos abiertos de par en par.

– ¿Me quieres decir que estás embarazada?

– No sé mamá, pero estoy muy asustada– dice angustiada.

Infielmente TuyaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt