Capítulo 15: Cena de cuatro

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La doña se encontraba revisando los últimos detalles para la reunión que tendría con los inversionistas en una hora más. Debía tener todo en orden para presentarles el progreso del proyecto del cual estaba a cargo.

La pantalla de su teléfono se ilumina y lo toma para ver qué es. Se sorprende al ver un mensaje de Regina. Lo abre y se encuentra con un texto que le hace sentir una vez más como la villana de la película.

Decidí no decirle nada a Mónica aún por su bienestar, pero te quiero lejos de Saúl. Si quieres acostarte con alguien búscate a alguien más, pero deja a Mónica y a su MARIDO en paz Altagracia.

Regina una vez más haciéndola sentir como una mala madre. Estaba cansada de esa situación. Sabía que había hecho las cosas muy mal en su momento, pero ya todo había cambiado. ¿Por qué no entendía que entre Saúl y ella ya no había nada? Ella jamás volvería a meterse con el. Su hija estaba primero, su felicidad era lo más importante para Altagracia ahora.

A pesar de lo mal que se sentía, decide continuar con su trabajo. Era lo único que podía distraerla de todo lo malo.

Llega la hora de la reunión y Altagracia comienza a presentar el progreso de la construcción del edificio.

– Bueno, como pueden ver, el edificio está tomando forma...

_ Pero los paneles no deberían ir ahí Altagracia– reclama uno de los inversionistas.

– Gustavo, los paneles que usaremos no son los que usa el resto. Estos tienen una mejor tecnología.

– Claro, pero en el lugar que tú los quieres poner no está bien.

– Los que mandamos a pedir no pueden ir arriba o se destruirían.

– Me parece una ridiculez. Quieres hacer algo prácticamente imposible para remendar el asco que dejaste en tu carrera como empresaria. Eso será muy costoso y no nos llevará a ninguna parte.

– ¡BUENO YA ESTÁ!– José Luis golpea la mesa– ¡Si tanto desconfías del proyecto, deja de invertir y te me largas de inmediato, pero a Altagracia la respetas carajo!

Todos quedan en silencio en la sala de juntas. José Luis ni siquiera le dió tiempo a Altagracia de defenderse. Reaccionó de inmediato para defenderla. No le gustaba nada como se estaba refiriendo a ella ese tipo.

– Lo siento Altagracia– dice finalmente Gustavo.

– Está bien, pero si no confían en mi esto no puede funcionar.

– No te preocupes Altagracia– dice José Luis– No van a volver a desconfiar de ti, y solo hacen, ya saben, la puerta está abierta para que se larguen de nuestra constructora.

"Nuestra constructora", jamás pensó que José Luis se referiría así de la empresa. El era quien más quería sacarla de ahí, y ahora todo estaba cambiando.

Una vez que la reunión finaliza, Altagracia se retira a su oficina. Necesitaba respirar, estar sola, pero no contaba con que José Luis iría detrás de ella. Cuando intenta cerrar la puerta, una mano la detiene.

– ¡José Luis!– dice sorprendida.

– Perdón, necesitaba verte a solas– cierra las puertas detrás de él.

– José Luis, muchas gracias por lo de la reunión. No tenías que hacerlo.

– Claro que si– le toma las manos– Altagracia, tu no mereces ser tratada de esa manera.

– Quizás si.

– No mujer, no lo mereces ¿qué te hace pensar algo así?

– Si mi propia familia me desprecia– le quita las manos y camina hacia el escritorio– ¿Que más puedo pedir del resto?– se afirma en el borde de éste.

Infielmente TuyaWhere stories live. Discover now