Capítulo 46

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El interior de la aldea estaba sumido en la paz

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El interior de la aldea estaba sumido en la paz. El sonido del otro lado de la barrera no lograba ingresar. Los árboles eran más altos de lo normal y su vida se podía sentir en el aire. Apenas quedaba vestigios de lo que hacía más de trescientos años había sido la más grande ciudad de Rionix. Los senderos entre los árboles que funcionaban como casas habían sido consumidos casi en su totalidad por las plantas. Los puestos de los vendedores, todos hechos con madera, estaban destrozados por el clima y sus partes se encontraban aplastadas por las enredaderas, musgos y arbustos. Las fuentes en las pequeñas plazas se habían convertido en macetas de flores enormes y coloridas. Todo se notaba abandonado, pero eso no era algo malo, la naturaleza había sabido construir hermosos paisajes con los restos de esa cultura olvidada.

Nian caminaba de un lado a otro en frente de la barrera. Del otro lado podía ver a Rubí, Shein, Ámbar y a su madre. Estaban en un pequeño campamento. La diosa y su sobrina estaban hablando con tranquilidad mientras que analizaban la barrera. Myra, en cambio, se encontraba sentada en frente de la enorme fogata, con su mirada perdida, mientras que respondía de forma vaga las preguntas que le hacía Shein. El uviem deseaba ir a buscarla, solo ayudarla a salir de allí, pero Zafira a su lado no se lo permitía.

—Tenemos que ir —insistió una vez más el chico.

Era la sexta vez que él decía eso desde que Zafira lo había llevado a la aldea y la diosa siempre le respondía lo mismo. Él no se atrevía a actuar por su cuenta luego de la discusión que había tenido con la diosa el día anterior, Nian no se atrevía a hacer nada que pudiera hacerla cambiar de opinión. Le había costado demasiado convencerla de dejarlo esperar junto a ella en la aldea a que los raix llegaran, el plan inicial de la diosa había sido hacerlo esperar en la playa de los dioses hasta que su ayuda fuera necesaria. A Nian sí le molestaba que Zafira lo dejara fuera de sus planes, que no le permitiera cambiarlos, pero sabía por experiencia que la diosa era demasiado terca con eso y discutir sobre el tema en un momento tan delicado sería contraproducente.

—Todavía no llegaron, Nian, no vamos a hacer nada hasta entonces, sería tonto —replicó una vez más la diosa—. Además, mírala, no le está pasando nada malo, si antes de que llegue Ranx y el pequeño grupo intentan algo contra Myra, entonces nos vamos a olvidar de esperar a los raix y vamos a ir a ayudar a tu madre —agregó en esa ocasión con la esperanza de que eso la ayudara a apaciguar la inquietud del uviem.

El chico hizo una mueca y se acercó más a la diosa para poder ver hacia el campamento con la misma perspectiva. Desde donde estaba Zafira se podía ver con mayor claridad a la diosa de la muerte y a Ámbar. Y si la diosa no despegaba su mirada de ellas, eso significaba que estaba planeando algo que las involucraba.

—¿Viste el destino? —susurró con inquietud.

Cuando habían llegado la diosa le había confesado que el destino estaba difuso en el sector que representaba las próximas horas y las consecuencias que vendrían con lo que sucediera en ese tiempo.

El último uviem ✔ [Destinos 1]Where stories live. Discover now