Capítulo 11

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Un día había pasado desde que Rix se había ido del campamento, un día en el que no tuvieron señales de él

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Un día había pasado desde que Rix se había ido del campamento, un día en el que no tuvieron señales de él. Y eso a Myra la enfurecía y la decepcionaba por igual. Le parecía egoísta que se fuera sin decir nada, sin decir a dónde. Le parecía egoísta que los preocupara de esa manera. «Rix es egoísta», declaró ella en su mente. Primero le impedía salvar a la guardiana, luego salvaba a Linck y le daba una flor medicinal que ella tanto deseaba y después se iba sin más, sin darle la oportunidad de disculparse, de arreglar el desastre que había hecho. Era cruel de su parte.

—Debemos irnos, princesa —repitió por decimoctava vez Shein.

Por supuesto que Myra no tenía idea de que el pelirrojo no había impedido que Linck se escapara, porque si hubiera sido así, ella no permitiría que siguiera allí.

—Rix aún no volvió —replicó con un tono suplicante.

No quería ser grosera con Shein, ya bastante escándalo había armado el día anterior como para empeorarlo en ese momento.

—Myra, Rix no va a volver, por lo menos no por ahora —intervino Clerick.

El chico suspiró al ver como el pesar inundaba los ojos de su hermana ante la noticia. Él sabía, como el resto que los acompañaba, que por más que Myra se mostrara enfurecida con Rix, eso solo era una máscara para disfrazar el hecho de que se encontraba profundamente preocupada por él. Esos dos nunca habían pasado mucho tiempo separados, tampoco habían discutido tanto como en los últimos días y eso afectaba a su hermana, estaba seguro.

—Princesa, sé que deseas esperar a tu amigo, pero no podemos, si permanecemos más tiempo aquí, las criaturas del bosque comenzarían a acercarse cada vez más —Shein no dijo más, la idea se insinuaba en el tono que utilizó: si ellos se quedaban más tiempo allí, morirían, serían asesinados por vaya a saber alguien qué criatura de las múltiples que habitaban el bosque.

Myra suspiro con pesar. No quería irse, si lo hacía, había muchas posibilidades de que Rix no pudiera encontrarlos luego. Sin embargo, ella comprendía la ansiedad de sus acompañantes, la idea de que una criatura podía atacarlos en cualquier momento no escapaba de su mente.

—Está bien —cedió en un susurró.

El pelirrojo se acercó a ella y le sonrió, Myra acaba de aceptar hacer justo lo que él deseaba, dejar atrás al mugroso raix.

—Le ayudo a recoger sus pertenencias —anunció Shein con fingida condescendencia.

La princesa no dijo nada, solo comenzó a acomodar las pieles que utilizó para dormir y la ropa que había limpiado con agua de un río hacía unas horas. No tardaron mucho en acabar de juntar sus cosas, aunque Myra notó que Shein había dejado apartadas dos prendas.

—¿Por qué dejó eso de lado? —dudó, tomando la remera de piel de conejos azules y el pantalón negro.

—Porque caminar en el bosque utilizando un vestido es peligroso, si en algún momento debemos correr, princesa, usted no podría hacerlo —explicó tomando las prendas en sus manos.

El último uviem ✔ [Destinos 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora