Capítulo 24 - Jet Lag

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Llegaron al aeropuerto de Barajas el sábado por la tarde y se metieron en un taxi juntos una vez que pasaron por inmigración y recogieron sus maletas. Mia ya estaba empezando a sentir ansiedad de separación al pensar en alejarse de Leo. Ella quería pasar más tiempo sola con él. Habían tenido una noche asombrosa juntos en Shanghái, ¿pero sería igual ahora que estaban de vuelta en Madrid? Ella se sentía vulnerable después de todo lo que habían compartido juntos durante las últimas 24 horas, especialmente lo que le había confesado durante el viaje en avión.

El taxi llegó a su apartamento y ella se bajó tristemente. Leo siguió detrás de ella y Mia se asombró cuando lo vio sacar ambas maletas de la cajuela.

"¿No necesitas ir a tu casa?" Mia preguntó.

"No. Tengo que estar en un lugar mucho más importante," Leo dijo sonriendo.

Mia sonrió con emoción mientras que Leo pagaba al taxista. Entraron a su edificio y ella tenía la esperanza que su apartamento estuviese en una condición decente. Ella nunca esperó que tuviese una visita en su casa después del viaje a Shanghái, mucho menos Leo. De hecho, sólo unas cuantas personas habían estado en su apartamento.

Al entrar, Leo puso sus maletas en el suelo e inmediatamente empezó a mirar alrededor, como si fuera la primera vez que hubiese estado ahí.

"Ha pasado mucho tiempo," Leo dijo, pareciendo nostálgico.

"Te prometo que todo está en el mismo lugar. No ha cambiado mucho," Mia dijo.

Leo suspiró y fue a sentarse al sofá.

"Bueno, ciertamente recuerdo una sesión de estudio particularmente agradable justo aquí," Leo le sonrió.

Mia se sonrojó. "Cuando éramos ingenuos e inocentes," ella notó.

"Ven aquí, dulzura. Estás muy lejos," Leo dijo de repente.

Mia se había parado junto a la mesa del comedor y fue a sentarse junto a él en el sofá. Él envolvió sus brazos alrededor de ella, agarró sus piernas y las jaló sobre las suyas.

"Mmm. Mucho mejor," él dijo.

Ella suspiró en su pecho. "¿Leo? ¿Realmente nunca pensaste en mí como una amiga, al principio?"

Él la miró sorprendido. "Claro que sí. ¿Qué te hizo pensar que no?"

"Esa noche que nos peleamos...dijiste que nunca fuimos amigos," ella explicó.

"Quise decir que no éramos amigos en el sentido tradicional. Pretendimos serlo, pero siempre fuimos mucho más que eso," él dijo metiendo un mechón de su pelo atrás de su oreja.

"Ah. Pensé que quisiste decir que nunca me consideraste una amiga. Como alguien en quien podrías hablar y confiar."

"Mia, ¿cómo pudiste pensar eso? La única razón que lo mencioné fue porque pensé que estabas degradando lo que teníamos a una simple amistad."

"No, nunca quise decir eso. Lo siento si sonó de esa manera. Tú siempre significaste tanto para mí y pensé que estabas diciendo que no te importaba tenerme como amiga."

"No, bebé. Tú fuiste y eres mi amiga. Mejor amiga, novia, cómplice, amante...tú eres todas esas cosas para mí."

Ella lo besó en los labios. "Tú eres todas esas cosas para mí también. Excepto cambia amiga a amigo y novia a novio," ella dijo riéndose.

"Ciertamente espero que sí." Él se rió y le besó la frente. "¿Todavía quieres hacer ese viaje juntos? ¿Sólo tú y yo?" él preguntó, mencionado una conversación anterior que tuvieron sobre el sofá.

Enseñando A MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora