Precuela | Chica de ojos cafés

67.9K 3.6K 114
                                    

Leo

La última cosa que imaginé que estaría haciendo en mi primer día de escuela de negocios era abordar un autobús escolar amarillo.

Sin embargo, aquí estoy.

Pensé que estas atrocidades eran una cosa del pasado. La última vez que estuve en un autobús así fue hace años en primaria, pero aparentemente no mucho ha cambiado desde entonces. Saludo al conductor gruñón detrás del volante, y camino bajo el pasillo mientras los estudiantes a bordo paran sus conversaciones para mirarme.

Sí, se siente como primaria todo otra vez. Trato de actuar como si nada, y hasta le guiño el ojo a una chica al pasarla. También podría hacer el papel. Consigo unas risillas también, mucho para mi sorpresa.

Tomo asiento en un lugar vacío atrás, junto a un tipo que se llama Johan. Me dice con un acento que es de Austria al darme la mano, y rápidamente me trata de impresionar con su educación. No necesitaba decir nada para que notara que tiene dinero. El reloj en su muñeca y su camisa perfectamente hecho a medida me lo hicieron saber. Pero si supiera algo de mí, sabría que nunca me ha importado esas cosas, mucho menos presumirlas.

Supongo que esta es la parte en que debería decirte por qué estoy en este autobús en primer lugar. Es el día de la orientación, y la universidad pensó que sería un buen paseo mandarnos a su campus en Segovia, lo cual queda a una hora del campus principal en Madrid. Aunque crecí en España, se siente muy extraño estar de regreso después de estar en Londres tanto tiempo.

Mi hermano Max realmente fue el que me convenció que regresara. Había planeado estudiar la maestría en Londres, pero después de que llamó un día en pánico diciendo que ya no podía manejar a los mellizos solo, decidí que era tiempo de regresar a casa.

Los mellizos son nuestros hermanos más pequeños, Sofía y Nico, pero a veces se siente como si fueran nuestros propios hijos debido a la diferencia de edad, y porque nuestros padres siempre han viajado mucho por el trabajo y casi nunca están en casa.

Johan empieza a sacarme de quicio hacia el final del viaje. Después que habló sobre sí mismo la mayoría del tiempo, de repente procedió a hacerme muchas preguntas personales. Siempre se me ha hecho difícil confiar en gente nueva que conozco, y definitivamente no confío en la gente cuando husmean por información.

Entramos a un auditorio enorme al llegar. Trato de deshacerme de Johan en el camino, pero parece pegado a mi lado. Deben haber cientos de personas aquí, sin embargo cada vez que volteo, está justo detrás de mí.

La siguiente hora pasa con presentaciones por miembros de la facultad. La única parte que resalta para mí es cuando el decano nos da un perfil del estudiante promedio inscrito en nuestro año. Internacional, veintitrés años, habla dos lenguajes y medio, un año de experiencia profesional. Hmm, parece bastante preciso.

Me quedo dormido después de eso. Solamente he estado de regreso una semana, y los mellizos ya están probando ser exigentes. Sofía tuvo una mala pesadilla a mitad de noche, lo cual realmente me preocupa ya que ha sido el segundo día consecutivo, y luego Nico se rehusó a despertarse esta mañana. Tuve que arrastrarlo fuera de la cama y mandarlo al colegio en su pijama. Realmente espero que no nos llame el director por ello.

Una vez que terminan las presentaciones, nos dividen en grupos y nos guían a diferentes salones dependiendo de nuestro programa de estudio. Me dirijo a un salón junto con el resto de estudiantes de administración internacional.

Por suerte, finalmente me puedo deshacer de Johan, mayormente porque se quedó ocupado haciéndole la barba al decano, en vez de seguir adelante como todos los demás hicimos. Lo bueno es que conozco a un par de gente nueva en el camino, y tomo asiento junto a un tipo que se llama Omar. Es de Líbano y parece buena gente.

Enseñando A MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora