Capítulo 7 - Caso de los Lunes

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Lunes en la mañana. ¿Por qué los lunes siempre parecían tan crueles? Mia estaba de regreso en su parada de autobús usual, esperando al renegado autobús que la llevara a la universidad. Memorias del fin de semana estallaron ante sus ojos. El concierto había sido una experiencia increíble; no podía recordar la última vez que se había dejado escapar así. Pero luego ese momento fugaz había acabado tan abruptamente, y el resto de su fin de semana había consistido en reuniones de grupo preparando todos los reportes y presentaciones para la semana.

¿Realmente era necesario tener diez diferentes clases a la vez? La mitad del tiempo sentía que estaba luchando sólo para mantenerse al tanto. Y esta semana iba a ser un infierno. Tenía algo para entregar todos los días, sin mencionar dos presentaciones que ya estaba temiendo.

Hablar en público definitivamente no era lo suyo. A pesar de todo el entrenamiento que había recibido desde pequeña, y las clases que se había obligado a tomar en la universidad, siempre se ponía extremadamente nerviosa cuando tenía que dar presentaciones y ni siquiera podía dormir la noche anterior. A veces algunas cosas nunca cambian.

Por una de las primeras veces, Mia llegó a clase temprano. Tenía unos buenos cinco minutos para esperar, así que decidió ir a llenar su botella de agua en la fuente de agua afuera. Podría usar la hidratación extra. Apretó el botón y se dio cuenta que la presión del agua estaba extremadamente baja. Perfecto, esto va a tardar años, pensó.

"Hola guapa."

Mia no tuvo que voltear para saber quién era. Ahora reconocía ese acento tan sexy en cualquier parte.

"Hola, tú." Volteó un poco hacia Leo y sonrió.

"Dios, tengo tanta sed. ¿Ya casi terminas?"

Su pregunta abrupta la agarró con la guardia baja. Qué pasó con, '¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo el resto de tu fin de semana?' pensó.

"¿Mala noche? Esta cosa se está tardando años por alguna razón." Mia se dio cuenta que su botella estaba mitad llena.

Leo suspiró. "Algo así." Jugando, empujó el codo de Mia hacia delante y agua salpicó de su botella. "¿Ya terminaste?" tentó.

"¡Ey! Para eso," Mia rio.

Leo sonrió y repitió la misma moción de antes. "¿Y ahora?" Más agua salpico ante ella.

"En serio, no estás ayudando a la situación Leo."

"¿Cuál es la tardanza? Apresúrate, me estoy muriendo aquí."

"Espero que realmente estés disfrutando...dios mío." Leo había empujado su codo de nuevo, pero esta vez ella ya se había volteado y agua salpicó sobre toda su cara.

Mia instantáneamente se atacó de la risa. "Leo, lo siento. Pero eso fue totalmente tu culpa."

Él trató de sacudir las gotas de agua restantes de su cara y abrió los ojos. "¿Ah, sí? Siento disentir." Una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro mientras le arrebató la botella de agua de las manos.

"Eh... ¿qué piensas que estás haciendo?" Pero ella ya se las olía y empezó a alejarse de él.

"Poniéndonos a mano, desde luego."

Ella dejó escapar un chillido suave y corrió por el pasillo. Leo salió tras ella y estaba a sólo unos pasos detrás de ella. "No creas que vas a salir de esta tan fácilmente, Mia."

Se escondió detrás de otros estudiantes, tratando de mantenerse libre de su camino. Vio que varias personas la miraban y no pudo contener su risa ante la situación. Seguramentepensaban que había perdido la cabeza.

Enseñando A MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora