Capítulo 23 - Revelaciones

339K 10.6K 1K
                                    

Mia estaba sentada junto de Leo en el avión de regreso a Helsinki, con su cabeza descansando sobre su hombro y sus brazos entrelazados. Su cuerpo le dolía pero se sentía contenta que esto le recordaba su noche maravillosa juntos. Sintió un sentido de tranquilidad dentro de ella, una cierta calma que no había sentido en mucho tiempo. Pero algo detrás de su mente seguía persiguiéndola, algo que la estaba previniendo de disfrutar verdaderamente el momento. Ella pensó de nuevo en las memorias de la noche anterior.

Estar con Leo había sido algo fuera de este mundo. Antes de él, ella había renunciado a la esperanza de experimentar la alegría conmovedora de ser tocada de nuevo. Ella no se imaginaba que el nivel de intimidad que ellos habían compartido era posible, que algo así podía existir. Aunque había tenido relaciones largas antes, la conexión que sintió con él era mucho más fuerte que cualquier cosa que había sentido antes.

Él había pasado la noche entera haciéndole el amor, sosteniéndola, apreciando cada momento. Entre eso, habían hablado sobre todo y sobre nada. Leo la hizo sentir como si fuera la única mujer en el mundo y al final de la noche todavía esperaba despertarse sola de un sueño lúcido.

Ella no quería que terminara, pero eventualmente se había quedado dormida en sus brazos. Él la despertó apenas una hora después para ir al aeropuerto. La llevó hacia la regadera y casi la había convencido a quedarse más tiempo en Shanghái. Había dicho que encontraría una manera de cambiar sus boletos. Ella quería estar de acuerdo con sus promesas, pero la parte racional de ella le dijo que tenía que regresar a Madrid y dejar el viaje en un punto alto.

Así que se volvieron, sin casi haberse separado. La única vez fue cuando ella regresó a su cuarto para terminar de empacar sus cosas. Él la encontró rápidamente después en el lobby, pasándole una caja de desayuno que habían entregado en el buffet de desayuno.

A pesar que en el avión no estaban sentados juntos, él se las arregló para cambiar sus asientos y terminaron en una fila separada junto a la ventana. Cómo hacía estas cosas, ella nunca se lo podía explicar.

"Dulzura, deberías de dormir," Leo dijo al pasar sus dedos por sus ojos cansados.

"No puedo. Tengo tanto pasando por mi mente ahora. Los aviones siempre hacen que mi mente corra a marcha forzada," ella respondió.

Leo sonrió. "Me pongo muy reflexivo también. ¿Quieres hablar de ello?"

"No es nada en particular. Sólo no puedo dejar de pensar en anoche," ella admitió tímidamente. Una imagen de Leo apretando profundamente en ella mientras mordía su hombro estalló dentro de su mente y ella se sonrojó.

Leo sonrió y besó su mano. "Supongo que eso es algo bueno entonces. No puedo dejar de pensar en eso tampoco," dijo alegremente.

"Quisiera que hubiéramos pasado más tiempo juntos durante el viaje. Ahora parece un desperdicio de nuestro tiempo."

"Regresaremos algún día. Eso te lo prometo," Leo dijo.

"No pudimos ir a Bar Rouge tampoco," ella señaló.

"Para la próxima, chiquita."

A Mia le gustaba la manera en que hablaba de un futuro juntos, pero no sabía si sería posible. Especialmente cuando había algo que él todavía no sabía sobre ella. Algo que él debía de saber. Lo podía sentir emergiendo desde adentro, derramándose de ella.

Ella se inclinó y le dio un beso largo, temiendo que podría ser su último. Él podría ni mirarla de la misma manera después.

Él la besó con pasión. "Te amo tanto, Mia. No sabes cuánto," susurró en su oreja.

Enseñando A MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora