Capítulo 43

582 127 3
                                    

Kazliar se sentía amargado y tensó. Sabía que Annabel estaba en casa, segura, durmiendo con...el otro. La idea lo mallugaba, pero hacía mucho tiempo que había peleado contra ello y había perdido, incluso su padre. Ahora solo le provocaba frustración, más que nunca sentía la posesividad hacia ella reclamándole el cuerpo, queriendo tomar acciones precipitadas que serían vistas como incorrectas.

A su lado, mientras conducía, Hawel Wilkurt se quejó de nuevo.

—Mocoso insolente —masculló.

Kaz rodó sus ojos.

—Eres un bebé —espetó.

—Sigue diciendo eso y juro que te patearé fuera de mi auto, insolente —gruñó Hawel con resentimiento—. Me golpeaste y aun así tuviste las bolas de pedirme un favor. Los dioses saben que el idiota soy yo por haber accedido.

No se arrepentía de haberlo golpeado, lo había merecido, por su culpa Annabel había llegado lastimada. Tampoco le había pegado tan duro como hubiera querido, después de todo sabía que tenía que pedirle un favor.

—Somos familia o algo así, ¿no?

—Cuando te conviene —escupió Hawel—. Somos familia de corazón, según Katerine, pero ahora mismo renuncio a esa cursilería por una oportunidad de patearte el trasero.

—Mamá se disgustara si lastimas a dos de sus hijos —le recordó.

Hawel cerró la boca.

El silencio fue bienvenido con agradecimiento, Kaz necesitaba seguir pensando acerca de lo que haría, tenía un plan, pero necesitaba repasar cada aspecto de él y pensar en los posibles cambios. No estaba nervioso, pronto tomaría el puesto de su padre y las reuniones políticas, evocadas por él o no, serían tareas a las que debía acostumbrarse, así como debía adaptarse a pensar como un líder y medir cada uno de sus pasos. Resultaba agotador y entendía porque su padre siempre se veía tan desgastado.

—Deberías decirme más sobre lo que quieres que haga —la voz de Hawel sonó tensa, ya se estaban acercando a la zona de la manada y pronto tendrían que dejar el auto—. Me preocupa hecho de que quieras hacer esto a espaldas de tu padre.

—Papá está enfermo —dijo, manteniendo su voz tranquila—. Mamá y él quieren ocultarlo, pero es evidente, incluso mi magia puede sentirlo —tensó su espalda—. Quiere abarcar más de lo que es capaz ahora, quiero ayudarlo, pero sé que no me lo va a permitir si me ofrezco. Su instinto protector es más fuerte y nunca admitirá que necesita ayuda —ese era su padre, el hombre que recibiría cualquier desgracia con la cabeza en alto antes de permitir que llegara a su familia—. No quiero que alguien como Matthias Trever se dé cuenta de su debilidad y decida aprovecharse de eso. Quiero que le quede claro de que papá no está solo.

Hawel guardó silencio por varios segundos pesados.

—¿Qué pasó, Kazliar?

Kazliar dejó que las palabras salieran. Sobre lo que había pasado con Gaster, la carta, los gobernadores, la pelea y la posible traición que debían evitar. Hawel escuchó todo emitiendo gruñidos bajos de vez en cuando, lo único que no mencionó fue a Annabel y el secreto que Gaster amenazó con revelar.

Cuando terminó sintió una especie de ligereza, era vergonzoso, esto no era nada comparado con las responsabilidades que tenía su padre. Odió pensar en sí mismo como un niño todavía, él era un hombre y si su padre no le daba las responsabilidades, iba a tomarlas por sí mismo.

*****

Tuvo que dejar a Hawel con Baxter en el bosque, todavía no era el momento para que se presentaran. Primero tenía que hablar con Gaster. Fue difícil que aceptara una audiencia, pero cuando fue su padre quien lo llamó para que recibiera a Kazliar no pudo negarse. Al parecer, lo que sea que Annabel le había hecho, Gaster lo había mantenido para sí.

El señor de las criaturas de hieloWhere stories live. Discover now