38: Un problema pequeño, muy grande

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Amar ser el más pequeño de la familia, era una de las cosas que más le fascinaban a Jungkook, y más porque sus padres habían hecho un acuerdo de que los hijos que tenían eran los suficientes, y los que querían en realidad, y Jungkook no podía sentirse más afortunado, aunque a veces la fortuna no le sonreía como en aquel momento, pues después del pequeño incidente con hacer enojar a Seokjin, él había quedado solo en la cocina, para dedicarse a lavar todos los platos que habían salido del desayuno.

Según algunos estudios, dicen que lavar los trastes hace a las personas mucho más felices, aunque el ceño fruncido y los leves murmullos de malas palabras de parte de Jungkook, podían indicar que era la persona más infeliz por lavar los trates.

—¡Odio esto! —exclamo por fin antes de hundir por completo sus manos en el agua jabonosa y hacerlas chocar levemente en los platos de cerámica—. ¿Podría alguno de ustedes, vagos venir a ayudarme?

—Lo siento, Jungkook —menciono Taehyung mientras se dedicaba a mirar su celular, se encontraba en la cocina, le gustaba ver como su hermano menor se ponía sumamente molesto y estresado con sólo tener que lavar platos—, me temo que me encuentro indispuesto.

—¿Indispuesto? —gruño mientras apretaba sus dientes con fuerza—. No estás haciendo nada importante como para no querer ayudarme siquiera a secar los benditos platos.

Taehyung rodo los ojos, últimamente Jungkook se había vuelto mucho más insoportable que de costumbre.

—¿Podrían dejar de gritar? —menciono Hoseok mientras se dirigía hacia el refrigerador, se había quedado con apetito—. Apuesto a que los escuchan hasta el centro de la ciudad.

—Dejaré de gritar hasta que alguno de ustedes se disponga a ayudarme —menciono Jungkook entre dientes.

Su mano derecha apretaba con fuerza la esponja dejando que esta soltase más espuma en su mano y sobre la taza que en ese momento estaba limpiando con algo de fuerza, Jungkook estaba muy irritable, demasiado para ser normal en él, usualmente cuando se le ponía a lavar los platos, se ponía furioso, pero ahora mismo estaba exagerando un poco. Hoseok cerró el refrigerador en cuanto tuvo en sus manos un poco de queso crema, solamente le faltaba un paquete de galletas para completar por fin su necesidad de comer algo, miro hacia su hermano menor, quien seguía con la esponja en su mano y se dedicaba a fregar los platos con algo de fuerza, Hoseok sabía que algo no estaba del todo bien.

—Jungkook...

—¡Qué! —dijo el alfa menor sin voltear siquiera a mirar a su hermano.

—¡No me grites, mocoso! —menciono Hoseok para después soltar un suspiro—. ¿Cuándo es tu próximo celo?

—¿Acaso importa? —rodo los ojos antes de dejar caer parte de los cubiertos dentro del agua jabonosa—. Mi celo no te debe de incumbir.

—Sí, ¿por qué le preguntas eso? —pregunto Taehyung, pues estaba tan intrigado al igual que Jungkook.

—Pues porque siempre se pone sumamente irritable cuando está a punto de tenerlo —Hoseok continuo su camino para dirigirse a una de las repisas de la cocina, para después abrir la más cercana y comenzar a observar dentro, pero sólo había encontrado algunos frascos con frutas en conserva, y cajas de cereal—. ¿Alguien sabe dónde están las galletas?

—Jimin se comió el ultimo paquete hace dos semanas, no hemos comprado desde entonces —menciono Taehyung.

—Aish... —Hoseok frunció sus labios al escuchar aquello para después cerrar la pequeña puerta de la repisa y soltar un bufido—, siempre los mocosos como ustedes obtienen lo mejor.

—No seas tan dramático —menciono Taehyung, no es para tanto, además puedes ir a la tienda y comprar unas.

—Mejor enviaré a Jungkook para que vaya por mí —Jungkook apretó los dientes con fuerza antes de voltear y ver a sus dos hermanos, quienes se les había borrado la sonrisa al ver a su hermano menor.

Pero no era por el hecho de verlo con esa expresión autentica de enfado, si no por un motivo muy distinto, y ese era que Jungkook tenía cierto brillo rojizo en sus ojos, y eso no era una buena señal, de todos los hermanos Kim, sólo había dos de ellos en que el celo los afectaba de la peor manera posible, pues la mayor parte del tiempo su parte animal salía a flote dejándose ver entre gruñidos y aquellos ojos rojizos, tanto Jimin como Jungkook sufrían de lo peor, y casi siempre había sido un problema, pues eran incontrolables.

—¡No iré! —bramo Jungkook sin dejar de gruñir hacia sus hermanos, quienes de inmediato se quedaron petrificados—. ¿Qué piensan que soy? No le haré favores a alfas de pacotilla como ustedes —y allí estaba esa voz gruesa, y esos gruñidos de nuevo, esto era un problema.

—Maldición —dijo Taehyung en voz baja—, ¿sabes en dónde guarda sus supresores? —pregunto Taehyung.

—Para nada —menciono Hoseok en respuesta—, ¡c-chicos!

Jungkook gruño en advertencia al escuchar como pedía ayuda.

—¿Ahora qué pasa...? —Namjoon se quedo quieto al ver como Jungkook le gruñía en advertencia, y fue allí cuando se percato de lo que estaba pasando, el aroma fuerte de Jungkook se podía oler levemente—. Pero ¿qué mierda? —miro hacia sus otros dos hermanos que estaban allí y ni siquiera se movían—. No se suponía que Jungkook tendría su celo en tres meses.

—Así que tú si lo sabías —menciono Hoseok, para después tragar saliva con fuerza y mirar hacia su hermano—, esto es ridículo, si él entraba en celo después, ¿cómo es posible que ahora mismo está en celo?

—Ese no es el verdadero problema aquí —dijo Taehyung mientras recibía de nueva cuenta otro gruñido de parte del alfa menor.

—¿De qué hablas? —pregunto Namjoon—. No hay problema alguno, solamente necesitamos darle sus supresores y esto se terminará.

—¡No seas idiota! —exclamo Taehyung.

—Taehyung, Namjoon tiene razón, no es para tanto —dijo Hoseok.

—¡Sí, lo sé! —trago grueso—. Pero, recuerden que mamá era siempre la única que se acercaba a Jungkook porque a ella no la atacaba.

Bueno, si tenían un pequeño problema, cuando Jimin o Jungkook entraban en celo, los demás alfas de la casa no podían acercarse a ellos, pues al parecer lo consideraban como un reto y comenzaban los desastres, pero cuando su madre omega se acercaba, ambos seguían gruñendo, pero no hacían más que eso, era por eso, que su madre evitaba que ambos estuvieran cerca de los demás, era una prevención, para que de ese modo nadie saliera lastimado.

—Mierda —mascullo Namjoon—, y ella no esta ahora en la casa.

—¿Qué comes que adivinas? —dijo Hoseok entre dientes.

—¿Qué pasa? —y una nueva voz se unió a ellos, Jimin se aproximo hacia Namjoon para después ver hacia la cocina, y encontrarse con Jungkook quien miraba con mucho odio a todos los alfas que estaban rodeándolo—. ¿V-voy por los supresores?

—Y rápido —dijo Namjoon.

Jungkook volvió a gruñir cuando vio como Jimin caminaba despacio para alejarse de nuevo, debían darse prisa, Jungkook apenas comenzaba con su celo, tenían tiempo antes de que la parte animal de Jungkook lograse controlarlo más.

¡Los Hermanos Kim!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora