H2O, sirenas del mar; La Otra...

Par AbbaLoveFics

155K 11K 1.8K

H2O, Sirenas Del Mar: La Otra Sirena... Kayla es una chica de 15 años que vive su día en las soleadas playas... Plus

Capítulo 01: Momento, personas y lugar adecuados.
En la jungla
El Cráter y el estanque.
Lo Inesperado
Capítulo 05: Disciplina y Control.
Capítulo 6: Quejosas.
Capítulo siete: Como Otro mundo.
De Tortugas y Negaciones.
El Asunto Tiburón.
Capítulo 10 Investigadores de Mako
Indecisión y un Medallón.
Capítulo doce: Jugo de Alfalfa, Intrusos y Drama.
Capítulo trece: Un Diario Peligroso.
Un concurso, problemas y descubrimientos.
Capítulo 15: Día de los Enamorados.
Capítulo 16: De provocaciones y consejos masculinos.
Capitulo 17: La NO cita
Capítulo 18: Aproximación
Capitulo 19: Preparativos para una Fiesta.
Capítulo 20: La Otra Emma.
Problemas de Confianza.
Capítulo 22: Discrepancia Denman.
Capítulo 23: Rikki, la idiota.
Capítulo 24: Fuego.
Capítulo 25: Invitación y Celos.
Capítulo 26: Aliados.
Capítulo 27: Hora del Hombre Lobo.
Capítulo 28: Un recuerdo perdido en la memoria.
Capítulo 29: Hagamos un corto.
Capítulo 30: Piedra, Papel o Tijeras
Capítulo 31: Zona de Amigos
Capítulo 32: La apuesta
Capítulo 33: La Kriptonita de Emma
Capítulo 34: Ganadores y Perdedores
Capítulo 35: El que avisa no es traidor
Capítulo 36: Hechizados
Capítulo 37: El Tesoro de Louise Chatham
Capítulo 38: Entrevista de trabajo
Capítulo 39: Sombreros de fiesta, payasos y ponis
Capítulo 40: Progresos y Oportunidad.
Capítulo 42: La chica congelada en la habitación.
Capítulo 43: La única esperanza.
Capítulo 44: Pequeñas Mentirosas.
Capítulo 45: La pareja que no es pareja.
Capítulo 46: La llamada.
Capítulo 47: Investigación y verdad
Capítulo 48: Cuarentena.
Capítulo 49: El día correcto para tener una pijamada.
Capítulo 50: Calor.
Capítulo 51: Y los problemas continúan.
Capítulo 52: Lugar seguro
Capítulo 53: Misterios por resolver
Capítulo 54: Bronceado intensificado.
Capítulo 55: Conocida desconocida.
Capítulo 56: Julia.
Capítulo 57: Diferentes.
Capítulo 58: Hacer posible lo imposible
Capítulo 59: Del odio al amor.
Capítulo 60: Una discusión predecible.
Capítulo 61: La pista.
Capítulo 62: Rojo
Capítulo 63: El llamado.
Capítulo 64: Tres.
Capítulo 65: Locura y valentía.
Capítulo 66: Quiebre.
Capítulo 67: Pareja.
Capítulo 68: El almuerzo.
Capítulo 69: Confesiones.
Capítulo 70: Idénticos.
Capítulo 71: Amiga especial.
Capítulo 72: Pelea.
Capítulo 73: Relato de una traición.
Capítulo 74: ¿Qué?
Capítulo 75: La otra sirena.
Capítulo 76: Una pareja.
Capítulo 77: No.
Capítulo 78: Pollitas.
Capítulo 79: 21st Century Girls.
Capítulo 80: El baile.
Capítulo 81: Rojo.
Capítulo 82: Tarde.
Capítulo 83: El regreso.
Capítulo 84: Evidencia.
Capítulo 85: Cerrada
Capítulo 86: Intrusos.
Capítulo 87: La cámara nunca miente.
Capítulo 88: Encierro.
Capítulo 89: Un trato con el diablo.
Capítulo 90: Ventana.
Capítulo 91: Captura.
Capítulo 92: Confiar o no confiar.
Capítulo 93: El camino hacia la redención nunca es fácil.
Capítulo 94: Tiempo libre.
Capítulo 95: Necesitada.
Capítulo 96: Momento, sirenas y lugar muy especial.
Capítulo 97: Decisiones y Oportunidad.
Capítulo 98: El eclipse.

Capítulo 41: Malas relaciones laborales.

1K 95 24
Par AbbaLoveFics

Como venía siendo usual, desde que comencé a trabajar en el Juicenet, me encontraba atendiendo a los clientes, tomando notas, preparando jugos, limpiando lo que alguien derramara y etcétera.

Era un día ocupado y ruidoso, como siempre.

Pero en algún momento cuando estaba en medio de mis tareas, dejé de hacer lo que estaba haciendo para mirar, confundida, a mí alrededor...

Hace tan solo un segundo Wilfred estaba en la caja registradora... pero ya no se encontraba allí, y ¿a dónde había ido Emma?, ella estaba sirviendo a una pareja que acababa de entrar por la puerta ¿y qué hay de Nic?

En un abrir y cerrar de ojos, ya no estaban alrededor.

¿Me estaban dejando sola... con todo el trabajo?

¿Y por cierto, a dónde fueron todos? Y con todos, me refiero a... ¡todos!

Me hice esta pregunta cuando me percaté que había mayor número de mesas vacías que clientes. ¡¿A dónde se habían ido todos?! ¿Se fueron... sin pagar? Eso no puede ser.

Aunque no me encontraba del todo sola, pues una persona estaba sentada en una de las mesas más alejadas, completamente solo o... sola... ya que todos los demás se habían ido... hace quién sabe cuándo... a quién sabe dónde.

No podría decir con certeza si esa persona era un hombre o una mujer, pues la distancia a la que se encontraba hacía imposible para mí vislumbrar con claridad su rostro, apenas su silueta... la cual era borrosa.

Sin saber muy bien porqué, decidí acortar la distancia dando un paso adelante... y experimenté una sensación de ansia al comprender que no era la distancia entre nosotros lo que me hacía imposible ver su rostro... y me sentí obligada a poner en un segundo plano mi preocupación por el paradero de mi jefe, mi mejor amiga y mi crush.

Alcancé a dar dos pasos más cuando ocurrió algo inesperado: mi cola de sirena, anaranjada brillante surgió en todo su esplendor, ¿y qué hay de mí? ¡Pues nada importante! Solo que tuve un encuentro para nada romántico con el piso.

¿Cómo pasó esto? ¡En ningún momento toqué el agua!

Pero me obligué a dejar eso a un lado por concentrarme en lo más importante por el momento: Ocultarme, Secarme. Lo que ocurra primero pero ¡Rápido!

Teniendo eso en mente, decidí que arrastrarme y ocultarme detrás del mostrador parecía ser una opción más que válida, pero por más que extendía mis brazos y mis manos trataban de aferrarse a algo, mi cuerpo no se movía.

Al principio, no entendí por qué. Quiero decir; no había ningún impedimento físico deteniéndome y tampoco era un problema de mi cuerpo. ¿Entonces, porque razón, motivo o circunstancia sigo en el mismo lugar a pesar de estar moviéndome?

Como si las cosas no pudieran empeorar aún más, el cliente misterioso se puso de pie y, con parsimonia, caminó hacia mí.

Todos y cada uno de los pasos que daba, resonaban contra el piso, rompiendo el silencio que parecía querer oprimirlo todo... y no fue sino hasta ahora, que estábamos solo los dos, que fui consciente de lo silencioso que era el Juicenet, cuando no había nadie.

Y si no me había desesperado antes, ahora ya lo tenía permitido y todo.

¡Alto! —grité, tratando de arrastrarme con todas mis fuerzas, sin conseguirlo. Lo comprendí. Era mi cola. Era como si estuviera adherida al piso—. ¡No te acerques! ¡DETENTE!

¿Mi voz lo alcanzó? Elijo pensar que sí, porque cuando su mano estuvo a centímetros de alcanzarme, de pronto, se detuvo. Se quedó muy quieto... o quieta a centímetros de mí, con sus brazos colgando lánguidos a los lados de su cuerpo.

Me paralicé y tuve genuinos deseos de gritar, pero alcancé a contenerme... porque incluso a través del espacio existente entre su mano y yo, desde un principio hubiese sido imposible para mí distinguir si quien sea que estaba frente a mí era hombre o mujer. Porque... todo su cuerpo era... cubierto por una sombra en su totalidad.

Y estaba tan cerca de mí que podía sentir con claridad su respiración pausada y el latir de un corazón humano.

¿Quién eres? Era lo que quería preguntar, pero ni una sola palabra salía de mi boca.

...A...

Te encontré. —dijo una voz que me resultó familiar y ante mis ojos, la persona-sombra se desvaneció.

No había salido de mi estupefacción cuando, en el mismo lugar en él que había estado la persona-sombra hace tan solo un segundo, se hallaba un chico de cabello oscuro y ojos azules observándome.

¿Kayla...? —dijo, primero confundido, luego boquiabierto. Sus ojos oceánicos, en principio abiertos de par en par, recorrieron mi figura de arriba abajo. Yo no podía articular palabra alguna. Pasados unos segundos que parecieron eternos se acuclilló, quedando más o menos a mí altura—. Con que esto es a lo que te referías con "oído de nadador" —para mi sorpresa, distinguí en su rostro una tranquila sonrisa ¿de diversión? mientras sus ojos buscaban los míos. ¿Qué? —. Tranquila —Nic alzó las manos frente a mí y algo alrededor de su mano brilló por el reflejo de la luz solar—, no te tengo miedo ni nada —al contrario, podía ver en su expresión cierta ¿alegría y... fascinación? —. Eres hermosa.

Por tercera vez abrí mi boca para decir algo o de una vez gritar, pero ninguna palabra salía de esta. Era como si hubiese perdido la capacidad para moverme y hablar. Tampoco supe que decir cuando noté que mi pelo ahora era de color rojo.

¡¿Qué está pasando?!

—Ahora que conozco a la verdadera tú... para mí eres... la chica perfecta —me sentía como la espectadora de mi propia vida sin ser capaz de intervenir. Pronto me alzó en brazos y acercó su rostro a mí cara, diciendo: —. Ya no es necesario que me ocultes nada, nunca más —él simplemente dijo lo que quería y salió del Café conmigo en sus brazos—. ¿Sabes por qué? —Afuera, el mar profundo, inmenso, insondable, nos esperaba con los brazos abiertos. Los ojos azules de Nic brillaron, apasionados con toda la intención de lanzarse al mar. Intenté gritar con todas mis fuerzas pero ningún sonido salía de mis labios—. Iré contigo a dónde tú quieras y permaneceré junto a ti... por siempre...

Justo entonces desperté a causa del sonido que produjo la alarma, pero no le hice el menor caso y me limité a cambiar de posición, de modo que ahora estaba mirando al techo.

Mi corazón latía como loco y un lado de mi cara cerca de mi cien palpitaba, haciéndome difícil poder sacarme de la cabeza esa, o eso, lo que fuese. Pasados unos minutos de permanecer en esa posición, el dolor se aplacó poco a poco.

Dejando a un lado mis reflexiones, ningún pensamiento que pudiera tener impedía que ese insistente, repetitivo y monótono sonido atravesara mis tímpanos pues lo tenía a un lado, con la más que obvia intención de hacer su existencia y el motivo de la misma, lo más evidente posible.

Ignorar el persistente ruido, escondiendo mi cabeza bajo la almohada aunque era una idea tentadora, no era una opción que pudiera tomar a la ligera, ya que era probable que lo lamentara más tarde, por lo que, ya resignada y habiendo perdido el sueño, no me quedó más remedio que levantarme.

Di un manotazo al aparato, haciéndolo callar y me puse de pie, arrastrándome para llegar al baño.

Era el comienzo de un nuevo día en mí rutinaria vida de empleada a medio tiempo, sirena (shh, eso es secreto), adolescente, por el otro.

Viendo la hora que marcaba mi reloj, hice todo lo siguiente a velocidad súper humana (o lo intenté); cepillé mis dientes, tomé una ducha y pasé alrededor de veinte minutos secando mi cola (cosa que no fue trabajo fácil, vale recalcar).

Una vez que recuperé mi apariencia humana, fui a mi closet y me coloqué el primer pantalón que combinara con la camisa del café, no sin antes colocarme ropa interior, claro.

Y por último, antes de bajar, apliqué un poco de maquillaje en mí, con el fin de ocultar mis ojeras y no se notara que no tuve una muy buena noche de sueño, antes de tomar mi bolso y mi teléfono.

El día de hoy Rikki se uniría a nosotras y a Nic en el trabajo, de forma temporal.

No podía decir que no simpatizaba con Rikki. Yo misma solicité empleo en el café esperando ganar dinero para comprarle un regalo de cumpleaños a Cleo. Solo eso y nada más. No tenía planeado continuar a largo plazo. Pero no me tomó demasiado tiempo descubrir que para Wilfred no era un pretexto que valiera contratarme. Lo había comprobado viendo cómo había reaccionado con Lewis, quien quería ganar dinero ¡por hora!

Supongo que por esa razón me puso a prueba durante UNA semana. Quería asegurarse que fuera seria. No era como que tenía derecho a exigir nada, puesto que yo no tenía ninguna clase de experiencia ni habilidad, pero acepté... porque, a decir verdad, estaba realmente desesperada ¡y me iban a pagar aunque no pasar la prueba! Y, a pesar de que mis probabilidades de quedar era cinco de cien, de alguna manera lo logré.

De cierta manera, me sentía en deuda con Wilfred. Como si me hubiese obsequiado un objeto valioso... o algo así. Quizás, Rikki llegaría a sentirse de la misma manera con Emma.

Conclusión: ¡Espero tener un día con mucha emoción!

Esos eran mis honestos deseos en este nuevo día y partí con ellos en mente cuando salí por la puerta, pero cuando pasaba junto a la casa de los vecinos, una pareja mayor con un hermoso jardín muy bien cuidado... pronto sentí algo helado humedecer mi cabeza, ropas, zapatos.

—Oh, ¡Lo siento, linda! ¡No te vi!

*.*.*.*.*

Para cuando logré vislumbrar la fachada del Juicenet a unos pocos metros de distancia... suspiré entre cansada y aliviada; lo primero es porque eché a correr al último minuto para llegar hasta aquí, y el segundo por haberlo logrado... con unos minutos de retraso. Pero no nos fijemos en tantos detalles escabrosos.

Mientras me aproximaba, pude notar que el local se encontraba abierto, lo que no me sorprendió, pues sabía cuan responsable era Emma. Aparte, escuché voces que provenían del interior. Con seguridad una de ellas se trataba de la voz de una rubia dorada y, si no me equivocaba, la otra era de...

— ¡Hoy no es mi día! —exclamé, cuando al atravesar la cortina, confirmé mi teoría: dos de mis mejores amigas se encontraban allí—. Los jardines ornamentales son trampas mortales —pero detuve, tanto mi andar como mí hablar, porque nada más verme, ellas clavaron sus ojos oceánicos como dagas sobre mí, una vez hube cruzado la puerta—... no se los recomiendo... —ni Emma ni Rikki dijeron una palabra, simplemente me miraron en silencio tras intercambiar una breve mirada. Emma parecía irritada (y hacía esa cosa con sus ojos y su boca, lo de juzgar) y Rikki la miraba a ella. Parecía que había llegado en el momento justo para interrumpir... lo que sea que había pasado entre ellas—... ¿Por qué están taladrándome con la mirada? —cuestioné, ante la tensión que se podía percibir en el ambiente.

Genuinamente confundida, miré a Rikki en busca de una explicación.

— ¿Qué me dices, jefa? —fue Rikki quien rompió el silencio y noté que su tono venía cargado de ironía al utilizar la palabra "Jefa"—. ¿Nos paramos en el rincón de los niños traviesos? —continuó burlona, al tiempo que señalaba una esquina del establecimiento... y no tardé en comprender que no era a mí a quien provocaba, lo cual no estoy segura de sí dio resultado o no pues Emma la asesinó con la mirada.

— ¿Qué? —Inquirí... pero no tardé en darme cuenta de lo que ocurría... o de intuirlo—. ¿Están peleando? —no sé ni para qué pregunto, es obvio—. Es muy temprano. —añadí.

Dejé mi mochila sobre la mesa más cercana y para cuando volví la vista Emma se había volteado del todo hacia nosotras.

—No seas tonta —me miró, como si hubiese dicho un sinsentido—. No peleábamos.

— ¿Ah, no? —Replicó Rikki, uniendo sus cejas, confundida—. ¿Tú no me estabas sermoneando y yo no te estaba llevando la contraria? —inquirió desdeñosa y Emma soltó un bufido.

—No, eso es tan poco profesional —negó ceñuda, como si la sola idea de pelear en el café, su lugar de trabajo, fuese algo inconcebible. Me miró a mí, ignorando a la rubia—. Solo le recordaba nuestro horario de llegada... pues parece haberlo olvidado —entonces le dedicó una breve mirada de reproche—. Quiero decir, si van a llegar a la hora que les apetezca, ¿cuál es el punto de darles un horario? —y ahora si podía decir que sonaba a reproche.

Con Rikki, compartimos una mirada.

—Ah —fue lo único que alcancé a decir... pues, no veía cuál era el gran problema... sí, Rikki y yo habíamos llegado un poco tarde pero tampoco era para tanto, el mundo no se iba a acabar ni nada por el estilo porque llegáramos un par de minutos tarde. Pero para Emma, que llegaba al Juicenet antes de abrir y se marchaba después de cerrar... quizás y solo quizás (es una teoría mía, no está comprobada) no le agradaría escuchar aquello, pues... hoy día parecía la persona más irritable sobre la faz de la tierra. Sabía lo estricta que era, pero esto es ridículo—. ¿Es en serio que estás molesta por eso? —inquirí dejando escapar cierta incredulidad en mi tono, que a Emma no le pasó desapercibido... por lo que me miró con el ceño fruncido en profundidad.

— ¡Claro que sí! —nos miró con cara de que debía ser muy obvio—. Abriremos en menos de —miró su reloj—... ¡veinte minutos! —Chilló, y nos miró con los ojos más abiertos de lo normal—. No puede ser. —qué dramática.

—Wilfred no está —recordó Rikki, mientras se colocaba a un costado mío—. Tómalo con calma. —aconsejó, y eso fue todo lo que necesitó Emma para fulminarla con la mirada por segunda vez.

—Él me dejó a cargo, Rikki —habló entre dientes—, eso me hace responsable por todo hasta que él regrese, así que ¡no, no pienso tomarlo con calma! —reprodujo las palabras dichas por Rikki, sonando un tantico histérica—... aunque sean mis amigas no seré blanda. —finalizó, obstinada.

Rikki le dedicó una mirada que danzaba entre el cansancio y el tedio.

— ¿No puedes dejarlo pasar por ser... mi primer día? —se encogió de hombros, con una pequeña sonrisa que Emma no correspondió, todo lo contrario.

—Parece que no lo entienden —comentó, con un suspiro, que se escuchó casi como un lamento—. Las mañanas son decisivas en este trabajo. No es solo hacer jugos —no pude evitar notar que empleó el mismo tono condescendiente y algo sabelotodo con él se dirigía al hablar con el pequeño Elliott, cuando este no quería hacerle caso o se molestaba con ella, haciendo un berrinche... pero, en esta ocasión, no era su hermano menor, sino con Rikki, su mejor amiga, con quien mantenía una conversación—, debemos ordenar el establecimiento, limpiar, recibir a los proveedores, almacenar la mercancía, —enumeró—. Desde el punto de vista de la organización... cualquier empleado que es incapaz de levantarse temprano por las mañanas... es la causa de una pérdida de tiempo y dinero, valioso —ouch. La cara de Rikki se congeló de la impresión y sus mejillas enrojecieron no sé si por la vergüenza o la ira, pero aun al notar esto, Emma prosiguió: —. Si de verdad quieres esas entradas, debes poner un poco más de esfuerzo.

Con eso dicho, Emma dio media vuelta y se puso a revisar unas gavetas.

— ¿Y qué? —Volvió a hablar Rikki, que parecía tener cero intenciones de rendirse—. ¿A ella no le dirás nada? —cuando sus ojos azules se fijaron en mí con un brillo particular en ellos, supe que se refería al hecho de que yo también... había llegado un poco tarde, incluso un poco más tarde que Rikki y Emma ni siquiera lo había mencionado.

Emma me miró durante algunos segundos con el ceño fruncido.

—Es verdad —Dijo, pero en su tono identifiqué algo diferente al que utilizó con Rikki y pude ver como esta fruncía su ceño, en señal de confusión—. Tú no sueles llegar tarde. ¿Pasó algo?

Rikki me miró con desconfianza, como si no creyera la afirmación que hacía Emma.

— ¿En serio? —Cuestionó con genuina incredulidad, entrecerrando sus ojos—. Impresionante. —halagó.

No pude evitar sentirme un poco ofendida por su mirada juzgona.

—Era lo que estaba a punto de explicar cuando entré por esa puerta... antes de que ustedes comenzaran su... lo que sea —intervine al fin, con hastío—... cuando estaba de camino aquí, mi vecina, la Sra. Flynn me mojó con su manguera así que no tuve más opción que correr a casa. Por suerte alcancé a llegar a casa a tiempo para caer sobre la alfombra.

— ¿Y nadie te vio? —quiso saber Emma. Sacudí la cabeza.

—Nop. A esas horas nunca hay nadie afuera. Excepto mi vecina amante de regar sus plantas, pero ella no pudo verme.

Emma asintió, pareciendo aliviada con mi explicación.

—Menos mal —suspiró, para luego mirar a la rizada—... como tiene una razón más que comprensible, lo voy a dejar pasar —Rikki puso los ojos en blanco y Emma se fijó en ella con curiosidad—. ¿Tú también?

— ¿Yo qué? —saltó Rikki al instante, a la defensiva.

— ¿También tienes una razón por la cual llegaste tarde, Rikki? —Emma ladeó la cabeza y la miró, con ojos fríos, analíticos. Rikki no dijo nada y pasados unos segundos, no fue capaz de sostenerle la mirada por más tiempo—. Pónganse a trabajar. —ordenó, volviendo a lo suyo.

Eso fue... intenso. ¿Ya puedo irme a casa? Ah, no, mi turno recién acaba de comenzar.

Sí, que lindo día.

*.*.*.*

— ¿Qué tal? —Saludó Nic, pasando por mi lado. Se salvó de ser regañado por Emma ya que él también llegó temprano. Estaba vestido con el uniforme y se veía adorable en él, obviamente. Le sonreí pero cuando me di cuenta que había comenzado a bajar las sillas, me acerqué para darle una mano.

— ¿Ellas... son así todo el tiempo? —Esa pregunta me tomó por sorpresa.

— ¿Nos escuchaste? —inquirí, sorprendida—. Eso no es muy amable. —le hundí mi codo en su costado.

Nic se apartó un poco y alzó las manos en son de paz. Por primera vez, me percaté de la pulsera que colgaba alrededor de su mano derecha.

—En mi defensa, estaban siendo muy ruidosas y no encontré un buen momento para salir —se defendió, con una linda sonrisa de disculpa. Pero a pesar de ello, no respondí.

Suspiré y le sonreí con cansancio.

—Ambas tienen personalidades muy fuertes. Son polos opuestos —reflexioné—. En un momento están bien, pero siempre... pasa algo... alguna suelta un comentario o hace algo que... lo arruina todo. Aunque no es como que no estuviera acostumbrada. —Nic me miró en silencio, con aire reflexivo.

—Polos opuestos —repitió—... En ese caso Emma representaría el Hielo, y Rikki, al Fuego.

—Interesante analogía. —sí, algo literal. Me encogí de hombros y me dispuse a continuar con mi trabajo.

— ¿Entonces tú también te vuelves una fiera con Cleo o con las demás cuando no están de acuerdo en algo? —curioseó.

Negué.

—Para nada —bufé, de solo pensarlo—. Ellas tres son las personas más testarudas que he conocido. Sería demasiado agotador discutir con alguna de ellas. Aparte, no es mi estilo. Claro que tenemos nuestras diferencias, pero odio pelear. No... me agrada —hice una pausa, mirándolo de reojo—. Crees que soy aburrida, ¿verdad?

—Pacifista —corrigió—. No tiene nada de malo.

Reí.

—Más o menos —admití—. Antes solía ser diferente. Era muy divertida, alocada. No seguía las reglas y me escapaba de clases. —Nic ladeó la cabeza a un lado y me miró con aparente curiosidad.

— ¿Y a dónde se fue esa chica?

—A ningún lado —me encogí de hombros—. Está guardada bajo llave. —sonreía y alcé las cejas, haciéndome la misteriosa.

Nic no apartó sus ojos oceánicos de mí, ni por un segundo.

—Me picaste la curiosidad —admitió—, pero quiero saber más de la chica que eres ahora. —bajé la mirada a un punto en específico de su rostro. Estaba cerca—. Hmm. Si Emma y Rikki son tan diferentes que chocan entre sí ¿cómo es que son amigas? —Comentó, volviendo al tema principal y pestañeé, saliendo de mi estado de atolondramiento—. No tienen mucho en común y siempre están peleando. Hasta donde he podido observar.

No pude evitar mirarlo con una ceja en alto. Es cierto que Emma y Rikki discuten muy a menudo pero a la hora de la verdad, siempre nos apoyamos entre nosotras. Sobre todo cuando tiene que ver con... nuestro secreto. Aunque, claro, quizá por eso pasen tan desapercibidos los momentos de armonía entre nosotras. Bueno, no está del todo mal.

— ¿Es así como se ve para ti? —inquirí.

—Pero a veces... parece como si estuvieran en su propio mundo —comentó y lo miré con atención. Parecía ensimismado, como si evocara un recuerdo de antaño—... un lugar al que nadie más podría acceder. Solo de ustedes. Me da un poco de envidia. —rió apenas, con una mirada que... no supe cómo interpretar.

—Lo dices como si fueras un solitario. —comenté burlona y Nic solo se rió.

La razón por la que lo dije fue porque él era la persona menos solitaria del mundo. Digo, siempre está rodeado de personas, es popular, tiene amigos y siempre está sonriendo encantadoramente. Quiero decir, ¿por qué razón alguien como él podía ser o sentirse solitario?

No podía encontrar una respuesta para eso.

—Perdón por interrumpir —habló una voz, a nuestras espaldas, interrumpiendo mis cavilaciones—. La Jefa dice que no puedo vestir así —Rikki con voz cansina y mirada aburrida, señalaba su camiseta roja—. ¿Dónde consigo uno de esos? —con una mano señaló mi blusa. Paseó su mirada de Nic a mí, aunque no parecía muy interesada por escuchar nuestras respuestas.

La miré de arriba abajo y casi de inmediato entendí lo que debía hacer a continuación.

—Ven —con un gesto le indiqué que me siguiera, ella con desgana lo hizo. Del armario, tomé una camisa idéntica a la que yo traía puesta y un delantal, que entregué a Rikki—. Úsalo hasta que termine el horario laboral. Wilfred es muy estricto con que usemos el uniforme así que supongo que Emma también lo será. Aunque no me puedo quejar. ¿No crees que es lindo, el diseño?

Rikki miró la camisa durante algunos segundos, luego a mí.

— ¿No tenían en negro?

*.*.*.*.*

— ¡Kayla! —escuché a la Jefa llamándome. Cielos, y ahora no dejo de referirme a ella de la misma manera que lo hace Rikki. Cuando me reuní con ella, la encontré en compañía de una molesta Rikki, junto a una mesa que ocupaba... Tiffany, quien solo lucía confundida—. Atiéndela —ordenó y sin esperar a que yo dijera nada, continuó, mirando a la rubia rizada: —. Tú, acompáñame un segundo. —

Miré una última vez en la dirección por la que desaparecieron, que no es muy lejos solo es afuera del café.

¿Habrá pasado algo malo? Por la cara que tenía Emma diría que... sí.

—Este... —rayos, ¡tengo que concentrarme!

— ¿Qué te sirvo? —inquirí, con el tono más amable que fui capaz de utilizar. Se hizo un silencio un tanto incómodo entre nosotras, cuando nuestras miradas se encontraron. A decir verdad, desde el último "incidente" de la luna llena, y todo lo que pasó después soy incapaz de mirarla a los ojos. Porque sé que fue mi culpa todo lo que pasó a esta chica.

—No estoy muy segura —habló ella finalmente escrudiñando el menú, y agradecí desde el fondo de mi corazón que sus ojos se apartaran de mí—. ¿Qué me recomiendas? —inquirió alzando la cabeza y fijando sus ojos color chocolate en mí con curiosidad e interés y, por alguna razón, me dio la impresión que su voz pareció emocionada por escuchar mi respuesta.

Debo haberlo imaginado.

—Pues... ¿qué es lo que sueles pedir? —pregunté yo a mí vez.

Tiffany pestañeó un par de veces y durante unos segundos no dijo ni una sola palabra. Comenzaba a impacientarme. ¿Acaso le hice alguna pregunta demasiado complicada?

—Hmm... no lo sé —respondió con inseguridad, y no pude evitar mirarla con el ceño fruncido y debe haber notado mi desconcierto porque añadió: —. Miriam siempre ordenaba por las dos... así que por eso —alcé una ceja y ella bajó la vista—... no estoy segura.

— ¿Es en serio? —Cuestioné, sin ser capaz de ocultar mi incredulidad—. ¿Sin importar lo que ella pidiera tú lo tomabas y ya?

—Bueno... sí.

— ¿Y si no te gustaba? ¿O si eras alérgica o algo?

Tiffany volvió a quedarse callada, otros segundos más.

—Nunca había pensado en ello. —dijo, y pareció preocupada por ese "descubrimiento".

La cara de Tiffany se tornó roja mientras la seguía mirando, sin poder ocultar mi incredulidad.

—No veo a Miriam por aquí —comenté, tras un corto silencio—. Solo... tómate tu tiempo con el menú a ver si encuentras algo que llame tu atención, ¿te parece? —se lo entregué de vuelta y ella lo tomó, dudosa—. Ya regreso. —le indiqué y ella asintió obedientemente, centrando sus ojos café en el menú, dispuesta a hacer lo que le había sugerido.

*.*.*.*.*

— ¿Qué tal tu primer día? —curioseé, cuando encontré a Rikki limpiando una mesa, afuera. No había tenido muchas oportunidades de hablar con ella durante el transcurso de la mañana, pues Emma había sido quien personalmente le estaba explicando esto y aquello del trabajo. Fue pura suerte encontrarla sola, sin nuestra adorable jefa alrededor dándonos órdenes cada cinco minutos.

—Ya me quiero jubilar. —dijo y a pesar de que había sonado como tal, no parecía que estuviese bromeando. Su rostro me decía que hablaba en serio. Que ya no quería estar aquí.

—Emma es un poco... intensa. Supongo que ya te habrás dado cuenta.

—Te olvidaste decir: mandona, controladora, megalómana —enumeró, soltando un bufido—. ¿Me falta algo más?

—Te está buscando. —comenté.

—Que espere —respondió, de mala gana. Restregaba el trapo contra la mesa de aluminio quizás con demasiada fuerza... como si quisiera hacerle un hoyo—. ¿Qué? —Se quejó, fastidiada cuando notó que la miraba—. ¡Me dijo que lo dejara brillante como un espejo! —casi gritó.

—Te escondes. —observé.

Rikki dejó de lastimar a la pobre mesa y volteó apenas para mirarme de manera fugaz.

—No creo ser capaz de soportar tanto... control. —admitió.

—Sí, pero piensa en esto como una prueba —aconsejé—. Cuando la pases, podrás ir al concierto.

—O quizás deba buscar otro trabajo. —repuso, con sencillez.

— ¿Vas a renunciar? —quise saber.

— ¡No! —Dijo, quizá demasiado rápido y la miré con desconfianza—. No. Quizás. ¡No lo sé! —dijo, dudosa. Era la primera vez que veía esa mirada en el rostro de Rikki. Parece que estaba llegando a su límite.

No tuve oportunidad de comentar nada más porque nuestra Jefa se acercó a toda prisa hacia nosotras.

— ¡Aquí estás! —Chilló, concentrándose en Rikki—. Ve a atenderlos —señaló a la pareja que justo acababa de entrar y que tomaba asiento—. Y sé amable.

Pude ver como el semblante de Rikki se descomponía al reconocer a los recién llegados.

— ¿Estás bromeando? —Cuestionó, tras dedicarle una mirada de desagrado al par—. Zane está loco y Miriam nos odia —la miré fijamente, pero me guardé mis opiniones. No era el momento—. ¿Por qué debo ser amable?

—Son solo dos clientes —Emma dijo, entre dientes—. Anda.

No habían pasado más de cinco minutos cuando a mis oídos llegó el sonido de lo que parecía ser una discusión... pero eso no fue lo que me hizo dar media vuelta y echar a correr al interior del café... sino el darme cuenta que esas voces me eran muy familiares.

No me hizo falta buscar demasiado pues nada más entrar me topé con la sección donde había visto a Rikki por última vez mientras estaba en su tarea de atender a sus dos personas favoritas en el mundo (valga el sarcasmo).

Y, ¿cómo explicar la escena que se desarrollaba justo frente mis ojos? Déjenme les explico: Rikki sí que estaba teniendo una acalorada discusión con alguien... pero ese alguien no era Miriam, ni mucho menos Zane... de hecho... ninguno de los dos se encontraban allí. Oh no.

Mis dos amigas se gritaban a la cara, una frente a la otra; Emma apuntando con un dedo acusador le reprochaba a Rikki su actitud holgazana, su poco esfuerzo en el trabajo y que fuese tan irrespetuosa con los clientes o que no supiera seguir sus indicaciones al pie de la letra, mientras que esta última le confesaba que estaba harta de su exceso por controlarlo todo y a todos, la llamó megalómana y perfeccionista, entre otros adjetivos...

—Deténganse —pedí, mientras sentía como algunos clientes dejaban sus conversaciones, bebidas y comidas a un lado... para concentrarse en ambas, quienes olvidaron que no se encontraban solas en el mundo—. Están haciendo una escena. —susurré, colocándome en medio de ambas, con la intención de que se detuvieran. Gracias a la cercanía pude notar que Rikki miraba directamente a Emma y su codo estaba flexionado, con su mano semi-abierta a la altura del dobladillo de su pantalón—. Oigan...

—Tranquila —interrumpió Rikki mirándome de forma fugaz, como si me hubiese leído la mente—. Ya terminé —habló con firmeza. El brillo peligroso en su mirada, había desaparecido. Dio un paso hacia atrás, colocando una distancia—. Renuncio —soltó entonces, encarando a Emma.

Ante tal declaración se hizo presente un pesado silencio y fue solo entonces cuando noté que no solo eran las mesas cercanas sino que todos los allí presentes habían dejado en un segundo plano sus conversaciones para murmurar entre ellos mientras nos miraban.

Entonces todo lo que pude hacer fue mirar a Emma que, ajena a todo y a todos, miraba a Rikki con estupor.

—No puedes renunciar. —dijo, incrédula.

Rikki elevó su mentón y la miró, retadora.

—Observa y aprende —dijo al tiempo que se desataba el delantal—. Esta soy yo, renunciando —y antes de que pudiéramos hacer o decir nada para detenerla, tiró la prenda al piso y a grandes zancadas se encaminó hacia la salida, a toda velocidad, sin mirar a nadie... con Emma pisándole los talones, hecha una furia.

— ¡Tienes que presentar una carta de renuncia! —gritó, pero Rikki sin mirar atrás ni un solo segundo, había puesto sus pies fuera del local... para no regresar jamás.

*.*.*.*.*

Continuer la Lecture

Vous Aimerez Aussi

380K 29K 112
Kora Seasse, del distrito 4, vive una vida sencilla junto a su familia. Tiene prácticamente la vida resuelta a sus 15 años. O eso parece... En un di...
3.9K 337 11
Ramón y Bullfrog han estado escondidos durante días del gobierno de EDEN, debido a la locura que hizo Ramón con sus lideres. Ambos estan juntos en e...
1.8K 77 16
Ellos se tomaron el tiempo de salvarle la vida, ahora ella les pertenecía. Debía hundir su vida para saldar una deuda, sin contar que luego no quer...
43.3K 5.3K 32
donde kozume kenma simplemente se da cuenta que está pérfidamente enamorado de su mejor amigo.