Baby Blue ✦ daddykink! [ls] |...

By cwrote

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"¡Rápido, sé mi papi!" *・゜゚・*:. En donde Louis necesita un nuevo papi para alejar al anterior y Harry cree qu... More

Baby blue
Prólogo
Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Diez
Once
Doce
Trece
Catorce
Quince
Dieciséis
Diecisiete
Dieciocho
Diecinueve
Veinte
Veintiuno
Veintidós
Veintitrés
Veinticuatro
Veinticinco
Veintiséis
Veintiocho
Veintinueve
Treinta
Treinta y uno
Treinta y dos
Treinta y tres
Treinta y cuatro
Treinta y cinco
Treinta y seis
Treinta y siete
Treinta y ocho
Treinta y nueve
Cuarenta
Cuarenta y uno
Cuarenta y dos
Cuarenta y tres
Cuarenta y cuatro
Cuarenta y cinco
Cuarenta y seis
Cuarenta y siete
Cuarenta y ocho
Cuarenta y nueve
Cincuenta
Cincuenta y uno
Cincuenta y dos
Cincuenta y tres
Cincuenta y cuatro
Cincuenta y cinco
Cincuenta y seis
Cincuenta y siete
Cincuenta y ocho
Cincuenta y nueve
Final
Epílogo
Baby there's blue in your eyes

Veintisiete

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By cwrote

La supuesta alergia de Louis se ha transformado en gripe y Harry es capaz de ir a su casa para tan solo decirle que él tenía razón y que debió de haberle dejado llevarle al médico.

Por supuesto, no es algo que hace, porque cuando vuelve a llamar a Louis para saber en qué está, su corazón de carga de pena al escucharlo congestionado, con la voz ronca y la debilidad destilando de sus cuerdas vocales.

Han tenido una breve conversación que ha sido más Louis tosiendo que ellos hablando y es muy posible que Harry se aleje el auricular del teléfono porque el estruendo le molesta en los oídos y no lo soporta, se lo acerca cuando Louis termina de sonar su garganta, pero lo repite unas tres veces más.

Al final ha colgado después de despedirse y antes de eso le ha dicho que le llevará medicina para la tos, la fiebre que supone que tiene y el dolor de garganta que, de seguro carga, y es exactamente eso lo que se encuentra haciendo.

Está sentado en el asiento del coche, Miguel va conduciendo como siempre en silencio y quizás el millonario tiene una mano en el espacio vacío a su lado porque echa de menos la presencia de Louis. Respira, piensa que se ha acostumbrado a tenerlo allí, con sus dedos delgados en su rodilla, apretado contra su regazo y con los labios estirados esperando por un beso que él no dudaría en darle.

Vuelve a respirar, Miguel dobla en una esquina y han llegado a la farmacia, el chófer se baja del coche con una sombrilla para el cubrirlo de la nieve que cae del cielo y se dirige a abrirle la puerta. Harry se acomoda la chaqueta gruesa que lleva, su empleado se mantiene a su lado evitando que nada le caiga encima y ve de reojo como Zayn aparca al lado de su auto.

Entra al local, Miguel espera afuera, un silencio pulcro aborda el ambiente y hay tan solo unas cuantas personas distribuidas en diferentes pasillos. Harry no les presta la mínima atención y se dirige directo a la barra en donde hay una dependiente.

—Bienvenido a la farmacia Carol, ¿en qué puedo ayudarle?

—Buenas. Necesito medicinas para la tos, dolor de cabeza, garganta y fiebre, para niños por favor— Le dice.

La mujer asiente, se echa el cabello rubio hacia atrás antes de agacharse con un pequeño quejido entre los labios porque quizás ya no es tan joven como cualquier persona a sus veintitantos, Harry frunce las cejas y se aparta para ver que la barra también es una vitrina y hay varios medicamentos encima de los estantes, la dependiente rebusca y parece encontrar lo pedido y pone dos cajas con medicina encima del cristal.

Luego se dirige a los grandes estantes y allí termina de tomar lo demás, Harry agarra una de las cajas y se da cuenta de que la edad para usar el medicamento es de entre 3 años de edad hasta 12.

Louis tiene diecisiete, así que no cree que nada de eso le vaya a hacer efecto; se lo comunica a la mujer.

—Disculpa, ¿todo esto es para uso de niños entre tres a doce años?

—Si, señor.

—Mi chico tiene diecisiete, eh, no sé sí le vaya a hacer mejorar.

La muchacha alza las cejas y alzar la boca.

—Ah, lo siento— Suelta una risa avergonzada. Harry la mira sin expresión alguna porque no sabe qué es gracioso. —Es que como dijo para niños pensé que era dentro de ese rango. Su hijo ya tiene a un jovencito.

Harry parpadea y se pregunta por qué la gente siempre piensa que Louis es su hijo, él aún es muy joven para eso. Considera que sus 26 años son la punta de la juventud porque aún le falta llegar a los treinta, así que no sabe de qué va ninguna de esa gente.

La farmacéutica regresa con nuevas medicinas, la diferencia es que estos son en pastillas y no en jarabes como las cajas anteriores. Las riega en el cristal para mostrarle.

—Estas son para el dolor de cabeza y para la gripe también— Indica tocando las pastillas de color azul claro, pone sus delgados dedos encima de una tableta amarilla con pastillas blancas. —Estas son para la tos si es muy fuerte, estas blancas son para la fiebre y estas últimas son para el dolor en las amígdalas, si no se mejora le recomiendo poner una Diamine para la infección.

Harry asiente, memoriza aquella información y habla:

—Deme una de esas por si acaso.

La empleada asiente, busca la medicina que resulta ser una inyección y quizás Harry ya puede imaginar a Louis gritando por no querer que le inyecten nada en el trasero.

Harry paga todas las medicinas con su tarjeta de crédito, recibe las compras y unas buenas noches, sale del local, Miguel lo recibe con la sombrilla y entra a su coche, el chófer empieza a conducir y Harry no tiene absolutamente nada en la cabeza durante todo el camino.

Quizás se distrae con la vista que tiene a través de la ventanilla, como la ciudad pasa demasiado rápido, el tiempo, la vida. Respira, se siente ligeramente vacío y piensa que su día ha sido extremadamente aburrido, que le hubiese gustado que Louis le visitara en lugar de enfermar o que no hubiese colgado justo después de haberle dicho que lo quiere.

Si, tal vez es eso lo que le está molestando al millonario, el hecho de que un chiquillo de diecisiete años le quiera y que sea tan tímido como para soltarlo de repente y huir, no sabe si hablar sobre el tema, no cree ser capaz de soportar las evasivas que probablemente Louis le brinde y no tiene cabeza para pensar en qué otro momento el chiquillo le volverá a decir esas palabras.

Son dos, son simples, o así es como Harry las ve y no entiende cuál es el problema porque cree firmemente que si se siente algo hay que decirlo.

Él puede decirlo.

Si.

¿Por qué no lo ha hecho?

Ha tenido este sentimiento desde hace un tiempo, quizás más de lo que le gustaría contar, y hasta la luna de hoy no ha sido capaz de soltarlo.

Es fácil, piensa. Solo hay que decirlo, es sencillo, si se siente hay que soltarlo.

—Te quiero— Susurra con los labios fríos y el corazón en la garganta.

Le late con fuerza.

Es cierto.

Lo quiere.

¿Cuándo se lo dice?

Hoy no es un buen momento, se aferra a la excusa de que Louis está enfermo, de seguro duerme hasta las quimbambas y le duele la cabeza a muerte como para escuchar dos palabras.

Mañana tampoco, seguirá con malestar.

Quizás la próxima semana.

No, tiene una reunión.

La que viene después de esa. Tampoco, tiene tres reuniones.

¿El próximo mes?

Si, Harry cree que ahí está bien.

En su cumpleaños, tal vez. Si, es una buena idea, asiente para sí mismo, lo ha decidido, no se considera un cobarde por retrasar los inevitable ni mucho menos.

Parpadea, se sorprende, han llegado al edificio en donde vive Louis y Miguel está afuera, con el paraguas y la puerta abierta para él. Harry frunce las cejas, se desmonta del coche, ve que Zayn saluda a Liam y se dirige a la entrada de la infraestructura.

Piensa que se ve un poco mejor por dentro, aunque no es la gran cosa e intenta recordar cuál es el piso de Louis, pero al final no tiene ni la menor de las ideas, le envía un mensaje a Liam, le dice el lugar y llega en un santiamén.

Toca el timbre.

Espera.

Le cosquillean las puntas de los dedos y se aferra un poco a la bolsa que sostiene entre ellos. Respira, la puerta se abre, hay una mujer delante de él ahora, con el cabello castaño y expresión curiosa.

—Buenas noches— Saluda, Harry supone que esta es la madre de Louis. —¿Puedo ayudarle en algo?

—Buenas noches, ¿Louis se encuentra en casa?

Le arde la cara, su chiquillo está enfermo, por supuesto que está allá.

Harry quiere marcharse, no sabe en qué estaba pensando y se dice a sí mismo que en realidad no lo estaba haciendo.

—¿Quién es usted?— Inquiere.

El millonario respira, el abrigo grueso ahora ha empezado a ser caluroso.

—Mi nombre es Harry Styles. Soy la pareja de Louis, vine a traerle medicinas tan pronto como me he enterado que se encuentra enfermo. Espero no ser inoportuno.

Las cejas de la mujer se alzan en impresión, sus ojos brillan de la misma manera y quizás no puede creerse que su hijo esté saliendo con alguien como Harry.

Él no sabe qué pensar.

—Oh. Harry, sí. Louis me ha hablado mucho de ti. Cielos, disculpa mi informalidad, recién estaba lavando los platos y no esperaba conocerte justo hoy.

Parece apenada y no sabe por qué, pero tiene esta idea de que Louis es un poco idéntico a ella. Niega varias veces.

—No se preocupe, señora. No llamé de antemano, solo vine a traerle a Louis esto.

—Mi nombre es Johannah— Sonríe, extiende la mano. Harry la toma de inmediato. —Puedes pasar, supongo que le hará sentir mejor verte. De verdad que no se calla con respecto a ti.

Quizás Harry se siente un poco mejor ahora que sabe algo como esto y entra al departamento en un segundo, mira a su alrededor, piensa que el chiquillo ha tenido tazón cuando le contó que su hogar está bien decorado y ya no cree que es tan espantoso.

El edificio si, su creencia de que es repugnante sigue intacta.

—Es por aquí— Dice Johannah.

Harry la sigue por el pequeño pasillo hasta una puerta, toca, la abre de inmediato y asoma la cabeza antes de empujar la madera.

—Louis, mi amor. Mira quién vino a visitarte.

El millonario se siente un poco consternado al ver a Louis debajo de una colcha gruesa, parece una pila sin ninguna forma y no puede imaginar en qué posición debe de estar allí abajo.

Johannah vuelve a llamarlo cuando no responde, pero eventualmente el adolescente se mueve tan solo un poco y parece a penas consciente.

Su madre mira a Harry.

—Puedes darme las medicinas, hace un rato le di unas así que no le tocan. Puedes saludarlo si gustas, tengo que terminar con la cocina, ¿te gustaría algo de tomar o picar?

—No, muchas gracias. Estoy bien.

La mujer asiente.

Se marcha.

Harry respira, se siente nervioso, cree que es por la presencia de Johannah, él tampoco esperaba conocer a la madre de Louis justo hoy, pero sinceramente no le vino a la cabeza que ella podría estar ahí cuando se encontraba en el coche.

Espera no haber dado una mala impresión.

Camina hasta la cama, se sienta en el espacio vacío que Louis ha dejado y se inclina sobre él con ligereza. Louis está tapado hasta el cabello, pero hay un orificio descubriendo su rostro. Harry no teme besar su mejilla.

—Príncipe— Murmura.

Suave.

Tranquilo.

Louis entreabre los ojos.

Se mueve un poco.

—Papi.

Su voz apenas se escucha, tiene la garganta tan infectada que parece un caso perdido. Harry tiene pena en el corazón cuando ve sus ojos azules agotados, enfermos.

—Hola, bebé— Saluda aún en voz baja, le acaricia la mejilla. —Hola.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a traerte unas medicinas para que puedas mejorar. ¿Cómo te sientes?

Louis se mueve un poco más, Harry le acaricia la mejilla tibia.

—Me duele todo, papi.

—Lo sé. Es la gripe. Te dije que fuéramos al médico y no me hiciste caso.

—No me regañes por favor— Ruega en un hilo de voz. —Pensé que era alergia.

Harry frunce las cejas negando.

—No te estoy regañando. Tranquilo, todo está bien.

Louis respira como puede, Harry no se contiene y le da un beso en los labios. El chiquillo consigue sacar la mano de entre las frazadas y le envuelve los delgados y calientes dedos alrededor de los mechones rizados. Harry inhala, se siente tan triste y no sabe por qué.

De verdad que no tiene la menor de las ideas, le echa la culpa al estrés.

—Te extrañé mucho, papi.

—Y yo a ti, príncipe. Tanto.

—¿Conociste a mi mamá?

—Así es.

Louis suelta una pequeña risa que no se escucha.

—¿Se sorprendió de lo guapo y viejo que eres?

Harry parpadea lentamente, Louis no ha dejado de frotarle los dedos en el cráneo.

—Parecía sorprendida, sí. Pero no creo que sea por eso.

—Tengo mucho sueño, ¿te puedes quedar conmigo aquí?

—Tu cama es muy pequeña para los dos, Louis.

—No importa, me haré más chiquito, lo prometo.

Y Harry lo considera tan tierno, tan dulce aun cuando la enfermedad y malestar destilan de su cuerpo, no teme contagiarse, para nada. Se acuesta a su lado, Louis se gira para esconder el rostro en su pecho y aunque menos de la mitad del cuerpo de Harry está fuera de la cama no le importa.

Sostiene a Louis.

Piensa que ahora es el momento de decirle que lo quiere.

Ahora.

Ahora.

Ahora.

No.

Ya no, Louis se ha quedado profundamente dormido en un abrir y cerrar de ojos y Harry tiene ganas de llorar.

No sabe qué pasa con él hoy.

Espera que este día se acabe pronto.

Tal vez se queda dormido en el pequeño espacio y con los zapatos puestos, y quizás Johannah baja a decirle al chófer que su jefe se encuentra en el sueño profundo y que puede marcharse hasta el día siguiente, y hace lo mismo con los guardaespaldas que ya conoce porque ha sido inevitable.

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