El curso estaba a punto de comenzar, estaba emocionada por mi tercer año en Hogwarts.
- ¡Sirius Black!- escuché a mi tío entrar por la puerta principal, salí de mi habitación y bajé las escaleras a toda prisa seguida por Draco, abajo junto a él ya se encontraba mi tía.- Ha escapado de Azkabán.
- ¿Quién es Sirius Black?- pregunté intrigada al ver la similitud de nuestros apellidos.
- Veras querida.- Draco y yo seguimos a mi tía al salón y nos sentamos en uno de los cómodos sofás.- El es un primo mío, hijo de Orión Black mi tío, él es el único de los Black que fue sorteado a Gryffindor.- me sorprendí al escuchar eso.- Una desgracia para la familia, luego el huyó de casa y fue ahí cuando mi abuela lo tachó del árbol familiar. Él era amigo de los Potter y nunca mostró apoyo hacia El Señor Tenebroso, pero se dice que fue él quien le dijo el paradero de los Potter y además fue condenado a Azkabán tras matar a uno de sus amigos, lo único que dejó de él, fue un dedo.- Me había hecho ilusiones pensado que si que había habido alguien en mi familia que no le fue fiel al Señor Tenebroso, pero ya veo que no.
- Ese loco.- Draco se levantó y subió a su habitación dejándonos solas.
- Narcissa, me gustaría preguntarte algo.
- Si, claro dime.
- Es sobre mi padre.- hizo una cara de desaprobación.- Ya se que me has dicho muchas veces que no sabes quien es, pero no te creo. Además cuando estuve en la Cámara de los Secretos el curso pasado, estaba allí el recuerdo de Voldemort.- su expresión facial cambio totalmente y trago saliva.- El me dijo que... que yo era su hija.
- Ahora que él mismo te los dijo, no tiene sentido seguir ocultándotelo.- mis esperanzas de que no fuese él se acaban de ir volando.- No se lo digas a nadie, ni a tu tío, ni Draco, solo lo sé yo.- asentí y subí a mi habitación.
Si tengo miedo de decir quién es mi madre por la reacción de mis amigos, es obvio que esto debe permanecer en secreto.
Estábamos en el tren de camino a Hogwarts, salí del compartimento en el que estaba mi primo y fui en busca de mi amigo Neville.
- ¡Neville!- entre al compartimento donde estaba el chico. El gryffindor al ver se acerco a darme un abrazo. Me separe al sentir la mirada juzgadora de otros dos pares de ojos, Seamus Finigan y Dean Thomas, ambos me miraban con desaprobación.
- ¿Qué tal el verano Alya?- volví mi mirada hacia mi amigo.
- Ayudando a Sirius Black a escapar, ¿cierto?- los tres nos giramos hacia Finigan.
- ¿Eres idiota?- me dirigí al chico.- Nos vemos luego, tengo que irme.- me despedí de mi amigo y salí de allí, esta vez en busca del departamento de Potter. Tenia que contarle acerca de Sirius Black, necesita saber que corre peligro con ese loco fuera de Azkabán.
Iba por los pasillos cuando el tren cuando se paro de golpe haciendo que tuviese que sostenerme en la pared, seguido de esto las luces se apagaron, el ambiente se volvió frio y el tren volvió a sacudirse haciendo que retrocediese, chocando con algo o más bien alguien.
- ¿Hola?- reconocí de inmediato la voz de la persona con la que acababa de chocar.
- George.- me gire para quedar cara a cara con él.- Soy yo Alya. ¿Qué ha pasado?- pregunte preocupada.
- No lo se, pero tranquila.- coloco su mano en mi hombro.- Seguro lo arreglan rápido.- vimos de reojo como una especie de sombra negra pasaba al lado de la ventana, justo se escuchó el ruido de la puerta al final de pasillo.
- ¿Qué ha sido eso?- pregunte muy asustada. George cogió mi mano y nos guio a ambos a los baños, una vez dentro puso el pestillo rápidamente.
- Lumus.- de mi varita salió una tenue luz que nos permitía ver. Gracias a esto pude ver su cara de preocupación, supongo similar a la mía, o quizás la mía fuese peor.- ¿Qué mierdas era eso?
- Un dementor, son los guardianas de Azkabán.- me apoye en la pared.- Tranquila, no va a poder entrar aquí. Suspire intentando tranquilizarme.- ¿Qué hacías por los pasillos?
- Iba a buscar a Harry.- le expliqué.- ¿y tú?
- Venía al baño.- ambos reímos.- Logre llegar hasta él, pero no venía con estas intenciones.- el ambiente volvió al sentarse cuando se sintió como algo pasaba delante de la puerta, el ambiente se volvió totalmente frío. Por instinto George me lo colocó detrás suya, con la varita en guardia.
Nos relajamos cuando la luz volvió, y el ambiente volvió a ser el del principio, salí de detrás de George hacia el pasillo. Todos los alumnos estaban alborotados por lo que acababa de pasar.
- Te acompaño a tu compartimento.- el pelirrojo salió detrás mía.
- Tranquilo no hace falta, además voy a ver si encuentro a Harry, Hermione y tu hermano.- hice una mueca al decir lo último, no era un secreto que no teníamos una gran relación.- Tengo un mal presentimiento. ya sabes que Potter es una imán para los problemas.
- En ese caso nos vemos luego.- se despidió con un gesto de la mano.- Están allí.- señalo uno de los compartimentos.
- Gracias.- fui hasta donde había señalado, una vez allí abrí la puerta sin si quiera tocar antes. Efectivamente los tres amigos estaban allí, pero mi sorpresa fue ver a una cuarta persona, un hombre de unos treinta y algo años, era alto y muy delgado, tenia varias cicatrices por toda su cara, con un aspecto algo pobre.
- Come el chocolate, te hará bien.- el señor le dio un cacho ce chocolate a Potter, que parecía desconcertado.- Voy a hablar con el maquinista, hasta luego chicos.-el hombre se fue.
- ¿Qué te ha pasado?- tome asiento al lado de Harry.
- Un dementor lo ataco, le estaba como robando el alma.- me informo Hermione.
- ¿Qué haces aquí Black?- rodé los ojos al escuchar al menor de los chicos Weasley.
. Venía a avisar a Harry sobre lo de Sirius Black.- los tres me miraron atentos.- Cuando paso lo que paso, tuve que meterme en los baños hasta ahora.
- Gracias por lo de Sirius.- Harry me sonrió.- El señor Weasley me advirtió antes de venir.
- Nunca nadie se había escapado de Azkabán.- comente.- Pero seguro lo encontrarán pronto.- intente no agobiar a Harry.- Bueno chicos, y o me voy a ir yendo, nos vemos en el castillo.- me despedí de los tres y salí hacía el compartimento de mi primo, no había pensado en el hasta ahora y quiero asegurarme de que no lo haya pasado nada.
Entre al departamento sin tocar, cuando abrí la puerta todos se giraron a verme.
- Alya, ¿dónde estabas?- aparte a Párkinson y me senté entre ella y mi primo.
- No te interesa Parkinson.- me apoye en el hombro de mi primo intentando conciliar el sueño.
Llegamos a Hogwarts y fuimos directos al Gran Comedor, los niños del coro estaban cantando una canción, cosa a la que no presté atención, hasta que Dumbledore se levantó para hablar.
- Bienvenidos un año más a Hogwarts. Me gustaría dedicaros unas palabras antes de disfrutar de nuestro excelente festín. Me complazco en dar la bienvenida al profesor R.J. Lupin.- era el que salvó a Harry.- que amablemente ha accedido a hacerse cargo de la asignatura Defensa contra las Artes Oscuras. Buena suerte, profesor.- el nombrado se levantó y todos le dedicamos un aplauso.
- ¡Potter!- escuché a Draco llamar a Harry, esto no va a acabar bien.- ¿Es cierto que te desmayaste?- le di un codazo bastante fuerte, ahora pensarán que yo fui quien se lo conté, pero no era cierto.
- Nuestro profesor de cuidado de criaturas mágicas ha decidido jubilarse.- todos volvimos a prestar atención a Dumbledore.- para gozar de las extremidades que le restan. Afortunadamente, me es grato anunciaros que su asignatura será impartida nada menos que por nuestro Rubeus Hagrid.- volvieron a escucharse aplausos.- Finalmente, y en tono menos jovial, a requerimiento del Ministerio de Magia, Hogwarts estará hasta nuevo aviso bajo el amparo de los dementores de Azkaban, hasta que Sirius Black sea capturado. Los dementores vigilarán todos los accesos del lugar. Aún con el compromiso de que su presencia no interrumpirá nuestras actividades cotidianas, recomiendo precaución. Los dementores son malignos. No distinguen entre su presa y quien se cruza en su camino. Por lo tanto, debo advertiros a todos y cada uno de vosotros que no les deis motivos para que os hagan daño. No está en la naturaleza de un dementor ser compasivo. Pero como sabréis, la felicidad puede hallarse hasta en los oscuros momentos si somos capaces de recordar cómo usar la luz.- dicho eso dio por finalizado su discurso, que nos dejó algo fríos a todos o al menos a mi.
La cena terminó y fui a mi sala común, este año tampoco va a pasar desapercibido.