Segunda parte.
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3 horas y 17 minutos habían pasado desde que se fue. Dejándome parado en el pasillo pensando si acababa de arruinar lo mejor que me había pasado en la vida. No sé por cuánto tiempo me quedé en el mismo lugar esperando que ella regresara, corriera hacia mis brazos y me dijera que estaríamos bien, que sabríamos arreglar esto y todo iba a estar bien.
Me debatí si debía llamarla o no, mi celular estaba justo en su contacto y cada vez que estaba a punto de apretar el botón de llamada, me arrepentía. Dejé salir un suspiro con frustración y aventé el celular al sillón. Y es que a pesar de todo, la conocía demasiado bien y sabía que si ella necesitaba espacio, quisiera o no, debía dárselo. Pero estaba a punto de volverme loco aquí, no sabiendo en dónde estaba o qué estaba pensando. Mi mente estaba yendo a un millón por hora tratando de adivinar qué tenía que hacer para arreglar lo que acababa de causar.
Estaba tumbado en el sillón con la televisión encendida pero no estaba prestando atención a ella. En todo lo que podía pensar era en mi ______, en la manera en la que me hacía sentir, la misma manera en la que yo debía hacerla sentir; pero en lugar de eso, estaba haciéndola sentir que no era amada, estaba haciéndola sentir sola, que no era importante y como si necesitara tiempo alejado de ella. Volví a dejar salir otro suspiro lleno de frustración cuando escuché la puerta principal ser abierta, me levanté de inmediato de mi lugar.
-¿______? ¿Eres tú?- Murmuré sintiendo mi corazón latir con fuerza mientras caminaba hacia la puerta, chocando contra una figura fuerte casi causando que ambos cayéramos al suelo.
-¡Maldición, Niall! ¡Ten cuidado!- Mully dijo, dando un golpe sobre mi hombro.
-Oh, solo eres tú.- Murmuré, dando vuelta y regresando al sillón para volver a tumbarme en él. Tomé mi teléfono de nuevo, debatiéndome de nuevo si debía llamarla o seguir volviéndome loco poco a poco esperando por una señal de mi chica.
-Bueno, también me alegro de verte, hombre.- Mully se quejó, rodando los ojos y sentándose a mi lado en el sillón.- ¿En dónde está _______? Dudé seriamente en venir y entrar sin tocar pensando que estaría pegada a ti o a tu pene, con eso de que acabas de regresar.- Mencionó y rió sobre su propio chiste, callándose de inmediato cuando vio que yo no lo hice.
-Se fue.- Mencioné en voz baja, aunque el solo hecho de mencionar esa frase hacia que la realidad me golpeara y me dijera que probablemente ya no regresaría.
Mully frunció el ceño, negando un poco con la cabeza, tratando de comprender si había escuchado bien.-¿Se fue? ¿Qué quieres decir con que se fue?
Inhale suficiente aire y lo dejé salir con fuerza, sentándome en el sillón y llevando mis codos hacia mis rodillas y poniendo mi cabeza sobre mis manos pasándolas por mi cabello.
-Discutimos, supongo que estaba enojada porque fui a jugar golf con Deo y Willie y los otros chicos esta mañana, llegué a casa antes de lo esperado y la escuché hablando con su amiga sobre cómo siente que nunca la tengo en mis prioridades; que siempre se queda sentada en el fondo esperando a que yo le preste atención sobre todo lo demás. Terminados discutiendo por eso y se fue, dijo que necesitaba tomar aire... eso fue hace más de tres horas.- Expliqué y pase de nuevo mis manos por mi cabello, cerrando mis ojos con fuerza cuando sentí que se llenaron de agua, no quería que Mully viera eso.
-Ah, mierda, hombre. Lo siento... a lo mejor solo necesitaba calmarse un poco, pensar las cosas y de seguro no tarda en regresar.- Mully mencionó con esperanza, pero la mirada en su cara solo me dejaba saber que él también sabía que había jodido las cosas.
-¿Qué voy a hacer? No puedo perderla... pero sé que tiene razón, Mully, he sido un completo imbécil. Estaba tan malditamente enfocado en todo que nunca me detuve siquiera para preguntarle cómo estaba. Hombre, quiero casarme con esta chica, quiero que tengamos hijos, quiero llenar a nuestros nietos con historias sobre nosotros pero probablemente nada de eso va a pasar. Se fue. ¡La dejé sola en la cama esta mañana por ir a jugar golf con el maldito de Deo!- Me quejé, dejando caer mi espalda sobre el respaldo del sillón y pasando mis manos por mi rostro.
-No quería decir nada al respecto pero cuando Deo mencionó que irían a jugar golf, lo único que pude preguntarme es a qué mierda estabas jugando.- Mully mencionó, dándome un golpe de manera de juego en el brazo.- Mira, sólo necesitas poner en control las cosas aquí. Se honesto con ella, dile exactamente cómo te sientes... y después, sólo demuéstraselo, maldición. Sé que no es siempre fácil pero si quieres salvar esta relación, y es obvio que quieres hacerlo, necesitas hacer todo lo que esté a tu alcance para demostrarle que la amas.
Miré a Mully y encontré su rostro lleno de seriedad por primera vez, el chico que siempre se tomaba las cosas de juego, finalmente estaba hablando en serio y sabía que tenía razón. Ella sabía que era difícil para mi hablar sobre emociones y hacerle saber cómo me sentía pero si debía hacerlo para salvar mi relación con ella, lo haría aún y me costara todo lo que tengo.
Tomé mi celular y abrí de nuevo su contacto para escribir un mensaje.
"Por favor, ven a casa. Soy un imbécil, lo siento. Te amo x."
Lo envié y deje mi celular sobre el sillón, dejando salir otro suspiro. Tan solo pasaron unos minutos cuando mi celular vibró, enviando una bola de ansiedad directo a mi estómago. Lo tomé rápidamente.
"Ya voy en camino."
-Oh, mierda. Ya viene para acá. ¡Viene en camino! Necesito que te vayas, si quieres toma algo de dinero de mi cartera y ve por un trago o algo. Maldición, ¿crees que necesito tomar una ducha antes de que llegue?- Deje salir las palabras rápidamente mientras me movía de un lado a otro sin saber qué hacer realmente.
-¡Niall!- Mully mencionó con voz fuerte volviéndome a la realidad y haciendo que lo mirara. -Maldición, hombre, relájate. Solo es _________, no necesitas entrar en pánico.- Dijo mirándome con burla.
Tomé un respiro profundo, cerrando mis ojos mientras trataba de evitar que mi corazón fuera a salirse de mi pecho. -Lo sé, es solo que... no puedo, Mully. Estoy aterrado. Necesito arreglar las cosas y tengo miedo de que sea demasiado tarde... ¿qué-qué si ya la perdí?
-Bueno, eso no lo sabrás hasta que hables con ella. No sé qué es lo que haya en su mente justo ahora, Niall, pero lo que sí sé es que necesitan sentarse y ser totalmente honestos el uno con el otro. Dile lo mucho que la amas y deja de ser un maldito imbécil que pone primero al golf que a ella.- Mully rió, dándome un golpe en la cabeza.
Sonreí y lo maldije mientras el salía de la casa. Le grité un "gracias" mientras él bajaba las escaleras del porche.
Me senté por lo que se sintieron como horas hasta que finalmente escuche una llave ser puesta en la perilla de la puerta para que después ésta fuera abierta. Me levanté de un brinco del sillón, haciendo que me sintiera mareado. Ella entró tímidamente por la puerta. Se veía hermosa, esta sin duda era la vez que más hermosa se veía de todo el tiempo que llevábamos juntos. Sus ojos estaban un poco rojos e hinchados dejándome claro que sin duda había estado llorando y mi corazón se rompió incluso más sabiendo que yo había sido el que la hizo llorar.
Me aclaré la garganta antes de comenzar a hablar.- Hola.- Mencioné no estando muy seguro qué debía decir y tratando de romper el silencio incómodo que se había formado entre nosotros.
Ella sonrió un poco, dando un par de pasos para acercarse más hacia mi y cerrando la puerta detrás de ella.
-Necesitamos hablar.-Mencionó, jugando un poco con sus dedos en un intento de evitar mi mirada. Se sentó en el sillón y yo lo hice lo mismo justo a su lado, lentamente moví mi mano hasta la suya para entrelazarlas y hacer que dejara de jugar con sus dedos.
No podía quitar mis ojos de ella, tratando con desesperación leer su mente, tratando de adivinar qué saldría de su boca antes de que yo pudiera prepararme.
-Niall, siento mucho haberme ido pero...- Comenzó, finalmente elevando la mirada y enfocándose en mi. Sus ojos de nuevo estaban llenos de tristeza.
-No, espera.-La interrumpí.-Déjame hablar a mi primero, por favor.- Hice mi agarre en su mano más fuerte, notando el hecho de que ella no me había alejado. Ella asintió, tomando un respiro profundo. Noté la manera en la que sus ojos se llenaron de lágrimas una vez más, lágrimas que luchaban con todas sus fuerzas el no comenzar a caer, el dolor en mi pecho por verla así de lastimada creciendo cada vez más con cada segundo que pasaba.
-Sé que jodí las cosas, ________, realmente lo sé. Tienes razón en todo lo que dijiste, la única razón por la que me moleste fue por el hecho de que no quería aceptar que había arruinado todo y yo era el único culpable. He puesto cosas y personas por encima de ti y no tengo ninguna excusa para eso más que la de que nunca había tenido novia mientras estaba con el tour y al mismo tiempo estar ocupado con otras cosas. Nunca había tenido que adivinar los sentimientos de alguien o de notar lo que alguien siente hasta ahora y al parecer soy una mierda en eso.-Ella sonrió un poco mientras movía sus labios y estudiaba mi cara, tan solo esperaba que pudiera ver la sinceridad. Continué tratando de hacer lo mejor posible para decirle exactamente lo que mi corazón estaba diciendo. -Me he hecho a un lado cuando se trata de tu felicidad y de tratarte de la manera en la que mereces y nunca seré capaz de perdonarme por eso pero realmente espero que me des otra oportunidad para recompensartelo.
Las lágrimas ya estaban cayendo por sus mejillas y me acerqué a ella para limpiarlas con el dorso de mi mano. Sus ojos se cerraron con el contacto de mi piel.
-No puedo seguir así, Niall. No puedo seguir con este sentimiento de no ser importante para ti.- Ella dijo dejando escapara un pequeño sollozo.
Y con esas palabras fue cuando me rompí. Sentí mi corazón caer directo a mi estómago. Comencé a negar varias veces con la cabeza. Me sentía avergonzado de mi mismo, yo era el único al que se le podía culpar de que ella se sintiera así porque yo era el encargado de hacerla sentir como la única mujer en el mundo y la única con la que yo quería estar; exactamente igual a como ella me hacía sentir a mi.
Me moví del sillón tomando sus dos manos en las mías. Me baje del sillón y de inmediato me puse de rodillas frente a ella, llevando sus manos a mis labios y besando sus nudillos.
-Lo siento, siento mucho haber causado todo esto, el haberte hecho sentir así. Soy un maldito imbécil, sé que no merezco otra oportunidad pero te prometo que voy a cambiar, todo va a cambiar. Cuando saliste por esa puerta fue cuando me di cuenta que te estaba perdiendo, amor. Ni siquiera puedo soportar el pensamiento de perderte. Eres el amor de mi vida, por favor nunca pienses que no eres importante para mi, porque te juro que eres lo mejor que me ha pasado, maldición, y quiero pasar el resto de mi vida probándotelo, si me dejas.
Un sollozo dejó sus labios, todo su cuerpo tembló y colapsó en mis brazos, causando que de inmediato los envolviera a su alrededor con fuerza. Escondió su rostro en mi pecho, sus dedos hicieron puño la tela de mi camisa. Yo solo dejé que se dejara llevar, acariciaba su cabello y dejaba algunos besos sobre su cabeza, haciendo todo lo posible para tratar de calmarla. Temí sentir su cuerpo en mis brazos, la manera en la que encajábamos perfectamente mientras me daba cuenta que había una probabilidad de que esta era la última vez que podría tenerla así.
Después de un par de minutos, sus sollozos comenzaron a disminuir y elevó la cabeza, pasando sus manos por la marca mojada que sus lágrimas habían dejado en mi camisa.
-Levántate, vas a lastimar tu rodilla.- Dijo mientras limpiaba su nariz, levantadose también ella y extendiendo una de sus manos para que yo la tomara como apoyo para poder levantarme. Sonreí, mi corazón poco a poco volviendo a su lugar y llenándose de amor: algo que era característico de ella; siempre tan amorosa y considerada con todos, otra razón por la que sabía que no merecía otra oportunidad después de haberla hecho sentir de la manera en la que se sentía.
Me puse de pie frente a ella, su mano seguía sobre la mía y aproveché eso para acercarla a mi hasta que solo unos pocos centímetros nos separaban. Tomé un respiro profundo mientras la miraba, necesitaba saber qué había en su cabeza.
-¿Me vas a dejar?- Pregunté en voz demasiado baja, incluso sorprendiéndome a mi mismo de que siquiera me haya escuchado. Su mirada se enfoco en mi y pestañeó un par de veces.
-Las cosas necesitan cambiar, Niall. Ya no puedo con esto, de verdad. No estoy esperando que te separes de todo y todos los demás y te enfoques solo en mi todo el tiempo, pero necesito más de ti. Necesito sentir que de verdad quieres estar conmigo. Me he estado sintiendo como si tan solo me hubiera convertido en un hábito para ti, alguien que espera por ti en casa cuando tu ya terminaste todo lo que tenías que hacer con los demás. Estás lejos tanto tiempo y cuando regresas sigues sin estar aquí, no realmente de cualquier manera. Y necesito que eso cambie, Niall o las cosas no van a funcionar.- Ella mencionó, y sentí como todo mi cuerpo se vació, temiendo lo peor. -Pero a pesar de todo eso, a pesar de cómo me he estado sintiendo, aun sigo amándote a ti y a tu estúpido trasero irlandés incluso cada día más y más.- Terminó y sonrió limpiando una lágrima que se deslizaba por su mejilla. Solté una risa, para después tomar sus mejillas en mis manos, descansando mi frente sobre la suya.
-Te amo muchísimo. Te prometo que las cosas van a cambiar, tienes mi palabra. Eres mi mundo entero, mi amor y si alguna vez te hago dudar eso de nuevo, puedes tirar a la basura todos esos palos de golf que encuentres en casa.- Sugerí, mi corazón llenándose de nuevo cuando ella soltó una risita y llevó sus manos detrás de mi cuello.
-Tendré en cuenta eso. -Ella sonrió, jugando con el cabello en la parte trasera de mi cuello, haciendo que un escalofríos pasara por mi espina dorsal. -Pero te aseguro que tus palos de golf estarán bien, porque creo en ti, creo en que nunca me harás sentir así de nuevo. Te amo mucho, mucho, Niall.-Sonrió, acercando su rostro al mío y pegando sus labios a los míos, mientras yo me aseguraba de tenerla cerca de mi lo más posible.
Nuestro beso era lento y apasionado, tan solo disfrutando el momento mientras estábamos en los brazos del otro.
Eventualmente nos separamos y ella se movió un poco, acurrucándose en mi pecho mientras yo mantenía mis brazos a su alrededor, manteniendola cerca de mi. Cerré los ojos y dejé salir un suspiro de alivio.
-No puedo creer que fui lo suficientemente estúpido para casi perderte. Soy un completo idiota.-Murmuré, descansando mi mejilla sobre la parte alta de su cabeza, ella se movió un poco hasta quedar acomodada para poder dejar severos besos sobre mi cuello, después volteó a verme y sonrió, sus ojos volvían a brillar como siempre.
-Sí eres un idiota, pero así te amo.