-No lo sé, Ana, realmente creo que hoy es el día.
-Ya habías pensado eso antes.- Mencionó tu amiga a la ligera. -¿Qué te hace estar tan segura?
-Se escuchaba realmente emocionado cuando me llamó por teléfono.- Explicaste, tus pasos eran rápidos mientras tratabas de llegar lo más pronto posible a la casa de Niall.- Y dijo que simplemente no podía esperar para decirme algo. También dijo que llegará lo más rápido que pudiera y creo que lo dijo porque no quiere que los nervios lo traicionen.
En el momento en el que Niall te llamó, habías dejado de hacer todo lo que estabas haciendo. Rápidamente trataste de estar lista, tomaste una ducha rápida, depilaste tus piernas, lo esencial. Tu cabello lo habías peinado de una manera no exagerada al igual que tu maquillaje, habías optado por usar un vestido que era simple pero que siempre habías amado y empezaste tu camino.
Niall no vivía demasiado lejos de tu casa, así que el camino no había sido largo, y con la cantidad de emoción que sentías, no habías confiado en ti misma para conducir tu coche.
Tú y Niall había sido amigos durante años. Amigos de la infancia y a pesar de que él había escalado su camino hacia la fama y tú habías ido a la universidad como cualquier otra persona normal, nunca dejaron de estar en contacto. Niall se había encargado de que ninguno de los dos se olvidara del otro, así que siempre se mantuvo en contacto de la mejor manera que pudiera, ya fuera entre sus conciertos en cada una de sus giras, cuando era parte de one direction y cuando siguió su camino como solista. Y cada vez que regresaba a casa, se aseguraba de visitarte, incluso te había invitado una o dos veces con él a sus giras cuando no tenías escuela.
Habías conocido infinidad de personas gracias a él, habías visto y conocido partes del mundo a las que nunca pensaste ir, y cada vez que estabas con él, había una nueva aventura esperándote.
Los dos siempre habían estado tambaleándose en la línea que dividía una amistad de algo más. A medida que ambos crecieron y estaban más seguros de sí mismos, quedó claro por ambas partes que los sentimientos ya no eran completamente platónicos. Pero ninguno de los dos dijo nada y no te atreviste a presionar las cosas por miedo a perder el vínculo especial que tenías con Niall. Sin embargo, siempre habías soñado en secreto con el día en que finalmente él se animara y te invitara a salir.
Y parecía que hoy era ese día.
Estabas lista, estabas extasiada. Esto se sentía como un sueño lejano que nunca se haría realidad; llegar a ser algo más que amiga de Niall. Porque a pesar de que siempre lo habías sido, temías que la etiqueta de "amiga" que tenías pasmada en la frente nunca fuera a ser removida. Sin embargo, cuando doblaste la esquina de la calle en la que caminabas y la casa de Niall aparecía a tu vista, la emoción de que esa etiqueta finalmente se iría hicieron que tu corazón latiera con anticipación, nervios y, sobre todo, felicidad.
-Llámame tan pronto como estés sola de nuevo.- Ana mencionó por el teléfono.- Quiero saberlo todo.
-Lo haré.- Asentiste, incapaz de evitar que la sonrisa enorme en tus labios creciera. -Estoy justo a fuera de su casa ahora. Tengo que colgar.
-Está bien, buena suerte.
Dejaste escapar una risita nerviosa y asentiste aunque Ana no pudiera verte. -Gracias, te hablaré más tarde.
Ana murmuró en asentimiento y colgaste la llamada. Continuaste tu camino hasta la puerta principal de la casa, dudando en tocar la puerta solo por un momento mientras inhalabas profundamente. Ahora que estabas cerca, estabas mucho más nerviosa de lo que estuviste momentos antes. Las palmas de tus manos se sentían sudorosas y estabas segura que estaban temblando un poco. Tratando de acomodar tu vestido, asegurándote de que todo estuviera en forma, levantaste la mano temblorosamente y tocaste dos veces.
Los pasos detrás de la puerta se escucharon casi al instante y la sonrisa de Niall apareció segundos después.
-_________.- Mencionó con alegría mientras daba un paso hacia atrás, invitándote silenciosamente a pasar antes de tomar tu brazo y acercarte a él en un fuerte abrazo. Te reíste, acercandote a su cuerpo debido al abrazo, una vez que se separaron, peinaste tu cabello nerviosamente detrás de tu oído. - Llegaste más rápido de lo que pensé que lo harías.
Encogiéndote de hombros contestaste:- No estaba haciendo muchas cosas, Niall.- Explicaste, dejando tu bolso a un lado mientras cerraba la puerta de la casa. Sus ojos se encontraron con los tuyos una vez que terminó, te guió por la sala de entrada y por un pasillo hasta donde se encontraba la cocina.- Además, sonabas muy emocionado.
Una sonrisa nerviosa atravesó los labios de Niall e instantáneamente sentiste mariposas en el estómago. En este punto sólo estabas esperando a que dijera algo. Por muy cursi que parezca, esperabas que te abrazara una vez más y presionara un beso apasionado contra tus labios mientras susurraba y declaraba su amor por ti.
Pero también estarías contenta con una simple invitación a una cita.
-Oh, sí. - Asintió con firmeza, los dos cada vez más cerca de la cocina.- He estado muriendo por decirte esto desde hace meses, incluso me sorprende el haberlo podido mantener en secreto todo este tiempo.
Realmente estaba pasando.
Finalmente, ya no tendrías que esconder más tus sentimientos. Finalmente podrías sonreír y besar a Niall como siempre quisiste hacerlo; como si estuvieras segura de que él también siempre quiso lo mismo. Ya no habría esa tensión incómoda de "¿somos o no somos algo más?" Todo tendría sentido. Hoy.
-Está bien.- Dijiste lentamente, sonriendo, jugando nerviosamente con tus dedos. -¿De qué se trata?
-Está en la cocina.- Mencionó y frunciste el ceño.
-¿Quién?- Preguntaste confundida.
-Ella.
¿Ella?
Al doblar la esquina para entrar a la cocina, tus pasos vacilaron un poco, Niall se acercó a ti, señalando con su mano a una chica que nunca habías visto antes. Sentada en uno de los bancos de la isla de la cocina. ¿Qué demonios estaba haciendo en su cocina?
-__________, te presento a Emma. Mi novia.
Y así, todo se desmoronó a tu alrededor. La sonrisa que habías mantenido en tu rostro se desvaneció instantáneamente de tu rostro y tomó todo de ti el no estallar en lágrimas allí mismo. Casi sentiste la manera en la que tu corazón se estaba partiendo en dos cuando la chica, Emma, te sonrió alegremente y se levantó de su lugar, caminando hacia ti y extendiendo su mano.
-Hola, ________, es una placer conocerte finalmente, Niall habla de ti todo el tiempo.
Tomaste su mano aún aturdida, sin prestar atención realmente y siendo un instinto únicamente de hacer lo correcto.
-También es un placer conocerte. -Mencionaste, tragando saliva mientras forzabas una sonrisa en tus labios. -Niall, eh, él... bueno, obviamente no te había mencionado.
-Sí. -Asintió, girandose hacia Niall con una sonrisa pequeña. Tus ojos mirando atentamente como ella llegaba su lado y Niall instantáneamente pasó uno de sus brazos por su cintura. -Tuvimos que mantenerlo en secreto por un tiempo, con todo lo de los medios y eso. Pero...-
-Ya no podía ocultártelo.- Niall la interrumpió y sonrió alegremente.- Después de todo eres mi mejor amiga.
Sí, mejor amiga.
Pero realmente pensaste que eras algo más.
El impulso repentino de sollozar fue más fuerte que tú. Retrocediste un paso, y tu reacción causó que ambos te miraran confundidos. El ceño de Niall se frunció de preocupación e inmediatamente se acercó a ti.
-¿_________?
-Lo... lo siento.- Susurraste, con la voz quebrada mientras tu visión se nublaba. -Yo, um... lo siento mucho. -Diste otro paso hacia atrás mientras negabas varias veces. -Me tengo que ir.
-¿Tienes que irte?- Niall preguntó.- Pero acabas de llegar.
-Lo siento, de verdad.
Te giraste sin aviso y con pasos rápidos caminaste hacia la puerta, casi queriendo salir corriendo de casa de Niall. Lo escuchaste llamarte detrás de ti, sus pasos resonaban, pero saliste por la puerta en segundos, y de inmediato aceleraste tus pasos para que no pudiera alcanzarte.
Y no te detuviste, seguiste casi corriendo, hasta que estabas detrás del otro lado de la puerta principal de tu casa, a salvo de miradas indiscretas.
Y fue entonces cuando te deshiciste y finalmente dejaste caer las lágrimas.
Qué idiota que eras.
Nunca te habías sentido más... más tonta en toda tu vida.