La Presunta Posibilidad de Co...

By Crisshelle

2.1K 111 28

Me gusta tener la idea de que las cosas pasan por algo y no necesariamente cumplen una historia a través de m... More

Situación a Coincidencia
La Dulce Nocturna
Cita a Ciegas
Tu Presunta Existencia
La Pieza Adecuada
7 Años en un Día
A la Deriva del Te quiero
El Amor Podría ser un No se qué
City of Stars
Sos Poesía
Una Historia de Puntos Suspensivos
Fin de Año
Contracorriente
Parcialmente Verdadero
Solo Amigos
Distancia sobre Tiempo
Las 23 Miradas de tu Ausencia
Terapia Intensiva
Sueño de Infancia
Verdad a Medias
La Presunta Posibilidad de Nosotros
Quiero ser de ti una despedida
Encuentro Casual
Supongamos que te echo de menos
Lo que tuvimos en COMÚN
Entre las Cuatro Estaciones
El Ruido de Nuestros Pasos
Cita de las doce
Parte del Trato
Un Mosaico de Abril
Me lo contó un gato
Together Apart
Ironía
La Presunta Elección
Tiempo Fuera
El Cuento Perdido
15 Segundos
Ojos Color Sol
Di Que No Te Vas
Tus 22 Manías
Soledad Vestida De Seda
Talvez, Algún Día.
La Maldición De Conocernos
La Presunta Posibilidad de Desconocernos - Agradecimientos
S.C 2017 - Ova de Regalo

Nuestro 25

36 1 0
By Crisshelle

"¿Qué te detiene? - le pregunté de repente.

Él me miró sorprendido, como si le hubiera formulado un enigma de la vida. Le volví a susurrar...

- ¿Qué te detiene?

Y con sus labios sobre los míos obtuve la respuesta."

Era de noche nuevamente y volvía entre mis pasos para figurar que podía entender lo que estaba pasando. Di vueltas en círculos varias veces hasta que finalmente me senté en el césped frío cerca de su casa, sabía que él aún me esperaba pero quería que estos nervios cedieran antes del momento más esperado de mi día: Estar con él. Me senté impaciente abrazando mis piernas y preguntándome si el frío sería suficiente para que pudiera controlar estas mariposas incandescentes de los últimos días.

- ¿De verdad ha pasado? - escuché a mis espaldas.

Regresé la mirada asustada y me encontré reflejada en unos ojos verdes impactantes que miraban a la deriva de mi respuesta.

- Señorita gata - la saludé posando mi mano sobre sus orejas. 

Ella se inclinó ronroneando y se apagó suavemente a mi lado propagándome la calma que necesitaba. Me quedé viendo hacia atrás por si alguien más venía pero únicamente estábamos ambas, sentadas, pensativas. 

- Señorita... - susurró un rato después. 

- Lo siento señorita gata, solo quiero aclarar mi cabeza. ¿Usted que hace por aquí?

Sus ojos franceses me miraron cómplices mientras se acostaba en mi regazo. 

- Estamos aquí por las mismas razones entonces... - suspiré -  Pensé que usted estaba huyendo del señor gato.

- No puedo seguir haciéndolo, no quiero. El señor gato ha hecho mucho por mí últimamente, y sé que me negaba pero cada vez que lo veo...

De repente noté un brillo nuevo en sus ojos, algo que no estaba antes, algo que no había estado un tiempo allí y ahora yacía como que nunca se hubiera ido. Entonces entendí que había cedido, que yo también había cedido ante ello y eso me hacía que esté aquí esperando a darle sentido.

- Señorita gata ¿Es que acaso, ese brillo de sus ojos...?

- ¡Tonterías señorita! - respondió decidida.

- ¿A qué llamas tonterías amor?

Ambas giramos de un salto y la señorita gata se erizó de golpe. Un gato canela con blanco venía elegante hacia nosotras. Se acercó a la gata francesa y ronroneó lamiéndole los bigotes divertido, lo que me sacó una sonrisa entre toda esta confusión. ¡Era eso! Allí estaba la respuesta a lo que estaba buscando y, sin embargo, empecé a temblar. Me invadió el pensamiento al creer que eso podía ser verdad, o real.

- Así que ¿Ha pasado? - preguntó el gato enfrentándose a mí. La señorita gata acudió a su lado acicalando su pelaje continuamente. 

- Ya le pregunté eso señor gato, y el silencio ha sido una respuesta muy acertada. - dijo ella. 

Miré a ambos y negué con la cabeza. ¿Por qué me seguían preguntando eso? 

- No es así - dije indiferente - Este ha sido sin duda de los mejores días y ahora estoy aquí afuera de su casa pensando si ha sido real.

- ¿De los mejores días? - continuó la gata - ¿Nos alimenta con un poco de sus historias?

Suspiré cansadamente y vi el reloj. Tenía dos minutos de ventaja aún así. 

- Hoy definitivamente fue de los mejores - empecé - Saqué una nota increíble que me recuperaría de un cero en la materia más complicada de ahora, y luego un examen que me fue bastante bien. Cerré con una última hora de amigas, joda, música, canto, comida, un par de cervezas... En realidad es la sensación de estar con las personas que quieres siendo feliz. Sin embargo, desde ayer es que llevo esperando este momento y por eso se me hace tan irónico que esté mordiendo frío cuando la respuesta a eso es estar con él...

- ¿Y qué esperas entonces? - exclamó el gato.

- Tal vez que él sepa que estoy aquí. Que estoy siempre - miré el teléfono, un minuto - Mientras yo pasaba teniendo de los mejores días, el pasó apretado entre el tiempo y su proyecto. Pasó desconectado de la vida y conectado a sus obligaciones académicas. No lo vi en ningún momento, pero pensaba en él a cada hora, pensaba que podía encontrarlo en el pasillo y podía abrazarlo y compartirle que era feliz, que seamos felices. 

- ¿Y por qué no ahora? - me preguntó el señor gato - ¿Qué te detiene? 

De pronto sentí como una puerta cerca a nosotros se abría, y ahí después de todo, estaba él. 

¡Diablos! ¿Qué voy a hacer si cada vez que lo miro empieza este cosquilleo incesante a través de mis venas? Traía su cabello un poco revuelto del cansancio de hoy, pero me encantaba. ¡Me encantaba todo de él! Su paso apresurado de siempre me hizo sonreír levemente mientras abría mis brazos hacia él y olvidaba esos pares de ojos gatunos que nos observaban atentamente, analizando cada acto. Nos mantuvimos abrazados un largo tiempo hasta que él se dio cuenta de las presencias repentinas. 

- Señor y señorita gata ¡Qué gusto! - los saludó afablemente. 

- Ha pasado un tiempo - respondió la gata acercando su hocico a su mano juguetona. El señor gato la veía con cariño. - Señor, la señorita aquí temo que tiene algo que decirle, una respuesta que a mí no me ha dado. 

El señor gato asintió hacia nosotros y él regresó su mirada preocupado, su semblante se oscureció un poco y todo el cosquilleo que tenía, de pronto se hizo amargo dentro de mi garganta. 

- No es así, y de serlo, no sería nada malo - le tranquilicé - Más bien entremos, quiero contarte mi día.

- ¿Segura? 

- Sí

Me ayudó con mi maleta y acto seguido nos despedimos de los gatos que, entre su caminar combinado, sus colas se enredaban cada tanto con cariño. ¡Quién diría! El miedo al fin cayó, al fin cedió. La señorita gata tenía ese resplandor en sus ojos, y no podía estar más bella así de... Ilusionada. 

- Enamorada - dijo él de repente. 

Reaccioné con un ¡¿Qué?! en sobresalto. De pronto me di cuenta que nos encontrábamos adentro en la cocina viéndonos a los ojos. Sólo se escuchaba la respiración entrecortada de dos almas nerviosas que tenían mucho por decirse y las palabras se atrapaban. 

- Dije que me cuentes tu día - sonrió al fin. 

Yo estaba divagando nada más. La pequeña tensión que nos había atrapado ya estaba disipándose así que me lancé a sus brazos de improviso y lo besé en la frente muy contenta de que todo este día estaba saliendo como quería. Él me sonrió más tranquilo y se recostó contra la refrigeradora animándome a contarle todo, así que lo hice, le detallé precisamente todo hasta llegar a él, hasta recordar sus labios, hasta sentir sus manos con las mías, y luego lo besé, para que nunca lo olvidara, como si pudiera hacerlo mañana y tuviera que recordarle día tras día que este espacio y este tiempo que nos pertenece es especial porque es también de él, porque ahora "soy" del verbo "contigo", y estás leyendo ahora mismo cada una de estas letras sintiendo el abrigo de esa noche cuando nos quedamos sucumbidos a versarnos los labios y a poetizar nuestro momento, una y otra vez, siendo luz en esa oscuridad apagada, siendo estrellas desde aquel día de enero. 

Solo dejé que el silencio se llenara de sentimientos encontrados, que nuestros ojos hablaran a lo que ambos no concretábamos. Teníamos la pregunta que más temí responder, y tenías la respuesta que no quería escuchar. Y entonces, toda la ficción se rompió cuando dijiste: "¿Qué tenías que decirme con respecto al viernes"? Yo... No supe responder, no era algo que sumaba sino que más bien restaba, algo que rompería el momento, o a nosotros, y no sabía que era peor. Ya no importaba, ya no era relevante.

Me acerqué a ti irradiando la calma que solo sentía estando entre tus brazos. Estaba a un centímetro de decirte que lo dejemos, que dejemos todo límite que nos doblega, todo miedo que nos atrapa, que sólo viviéramos esto como si nunca fuese a acabarse, porque no hay final más feliz que aquel que no existe. Y lo único que pude pronunciar bajo esa ansiedad de quererte fue: "¿Qué te detiene?" Y entonces sentí como tu corazón hablaba, tu cuerpo hablaba, todo de ti gritaba "Nada" y era explosivo, se sentía con cada pulso, con cada arrebato de locura y poesía, ahí estaba desde tu cuerpo hasta tu alma una felicidad infinita que me deleitaba, me volvía loca. 

No me di cuenta de la estúpida sonrisa que traía conmigo hasta que la encerraste entre besos, y era este tipo de encuentros que te cosquillean hasta las pupilas de sentirlo. La señorita gata tenía razón al decir que había pasado, y el señor gato lo sabía. Ambos sabían que este día no era un día cualquiera, que esto no era solo quererse bonito, era más que sublime. Y luego estábamos los dos, así un poco encontrados y resueltos, inmortalizando un momento más en nuestras vidas. 

- Te tengo una sorpresa - dijo él al cabo de un momento. Sus manos temblaban de emoción furtiva. - Sé que pasó tu cumpleaños y todo...

- Pero ya me diste un regalo - le recordé.

- Bueno, digamos que esta es la otra parte. 

Cogió la puerta y la cerró lentamente hasta que pude divisar un grupo de papeles reunidos en todo su centro. Cuando quedó totalmente cerrada me acerqué con la sensación de que esto iba a cambiarlo todo, de que esto era más de lo que merecía y aun así no pude evitar contener las lágrimas que se asomaban amenazando por unirse en la comisura de mis labios sonrientes. 

- Yo... ¡Rayos! - miré sorprendida. Sentí como el rubor corría a mis mejillas mientras el corazón me abrigaba hasta el más frío recuerdo. - ¿Qué estás haciendo conmigo? Dime... ¿Cómo puedes tenerme así de loca por ti a cada instante? 

Él me abrazó por la espalda riendo como siempre me ha gustado, así que me dediqué a ver el contenido de cada papelito. Eran dieciséis en total, ordenados por fechas desde el día de nuestro primer encuentro hasta mi cumpleaños. Cada uno contenía lo especial de ese día, pero para mi todos los días eran especiales con él, y eso decía más de nosotros aún. 

"Hermosa delegación de Brasil..." llegué a leer, y sonreí recordando ese momento, había sido nuestro primer debate juntos en la Universidad de los Hemisferios, él había ido como representación de Alemania y sin dudarlo, los nervios hicieron que ninguno destacara ese día, pero cuanto nos gustábamos. Seguí con los papelitos hasta completarlos todos, y luego, llegué al centro, donde un papel mucho más grande decía esas palabras que me ilusionaba escuchar, y entonces ese fue el momento donde lo entendí todo, donde supe que lo único que nos detenía había dejado de importar. Ese fue el momento donde supe que todo se resume a "Tú y yo", y que lo demás, ya era de otras vidas. 

Continue Reading

You'll Also Like

123K 10.5K 53
Kim dan es el tercer hijo de la familia más prestigiosa de toda corea,una familia de puros alfas. Toda su familia esperaba que fuera alfa,pero cuando...
47.6K 3.1K 85
Mi chica e' modelo, Gigi Hadid Yo sigo invicto, como Khabib Tengo mi vida en Argentina Tengo mi gente acá en Madrid Álvaro me dice que no pare Que, e...
8.5M 973K 92
Donde Eithan le envía pedazos de papel a Tom para corregir su ortografía. Errores ortográficos intencionales. Se prohíben copias y/o adapt...
28.9K 2.5K 28
Destruiría cualquier lugar del mundo para que no tengas más remedio que quedarte donde estoy yo. Personajes extraidos de "Entendido profesora". Pas...