El evento estaba a punto de empezar. Diamond y Platinum estaban charlando con Pearl y Crystal quiénes les animaban a hacerlo lo mejor que pudieran y se divirtieran. Ambos asintieron y se dirigieron al lugar dónde se empezaban a concentrar todos los participantes. Las inscripciones habían terminado, pero aún así, se había apuntado bastante gente, todos ya preparados con sus trajes de baño e incluso gafas de bucear o aletas. El grupo se reunió y la chica de las coletas azules se extrañó por la ausencia de sus tres compañeros de Hoenn.
-Qué extraño...¿Dónde se habrán metido Ruby, Sapphire y Emerald? Se van a perder la carrera. –En efecto, los jueces estaban repitiendo las reglas y en poco tiempo iba a sonar la bocina que le daría inicio.
-Apuesto a que tenemos una baja en el cuarto de chicos esta noche.- Dijo Gold, rascándose la nariz. Ni en la playa se desprendía de su gorra ni su palo de billar. Crystal lo miró desafiante, reprochándole lo dicho. Él tan solo se encogió de hombros y se llevó las manos a la nuca, con una sonrisa burlona.
-Yo apuesto a que ha sobrevivido.- Le animó el rubio de ojos ambarinos.
-¡Pearl, no le animes!
-Trato hecho.- Ignorando completamente a la peli-azul aceptó la propuesta del menor. Ella se cruzó de brazos, negando con la cabeza. Vaya par de infantiles...Que tuviera que hacer de niñera del oji-dorado incluso en vacaciones era de chiste.
Todos ayudaron un poco en la fabricación de la pancarta. Black y White, que tenían más experiencia con el tema, hicieron la mayor parte del trabajo, Yellow se encargó de los rótulos por ser la que mejor dibujaba y Red y Green buscaron una tabla larga para sostenerla. Por su parte, la mayor de las Holders escribió el mensaje de ánimo y unos corazoncitos y el trío de Jhoto asistía a los demás en todo lo que podían. Cuando ya casi estaban terminando, oyeron una voz conocida que los llamaba.
-¡¡HEY, chicos!! - Era Sapphire, que venía corriendo arrastrando a un traumado azabache del pie. De cerca los seguía Emerald, con una cara muy divertida y guardando una cámara en su bolsa.- Siento la espera.-Se disculpó.
-¿Me vas a soltar ya?- El pobre Ruby estaba todo cubierto de arena, con los brazos cruzados y cara de pocos amigos.- Oh, sí, hola.
-¡Ups! Se me olvidó.- La castaña soltó de su agarre el pie y el coordinador se levantó quitándose el polvo y la arena como podía. Emerald se reía a carcajadas por las caras tan graciosas de su amigo, que por suerte, también había grabado.
-Esta te la debo, pequeño Rald.- Le fulminó con la mirada, pero el chico de verde no le hizo caso.
-¿Dónde estabais? – Preguntó Silver.- Casi os dábamos por desaparecidos.
-Sí, y casi os perdéis a carrera del comilón y la chica rica.
-Gold, ¿Son necesarios los motes?- Suspiró Crys.
-¿Carrera? ¿¡DÓNDE!?- A la buscadora se le iluminaron los ojos de emoción al oír aquella fantástica palabra. Pero su alegría se fue al garete cuando escuchó por megafonía que estaba a punto de empezar. Bajó los brazos apenada.
-En fin. -El más "maduro" del grupo suspiró, resumiéndoles la historia.- Sapphire enterró a Ruby, luego Ruby no podía salir y la señorita, aquí presente, le tuvo que ayudar...Después de quince magníficos minutos de filme en directo.- Señaló a su cámara con una sonrisa pícara.
-Si hubieras salido del hoyo antes hubiéramos llegado a tiempo...-Refunfuñó la chica de ojos zafiro, con las mejillas hinchadas y de brazos cruzados.
-Claaaro...¿¡Un hoyo de cinco metros lo escala cualquiera, cierto!?
-Princeso.- El chico se señaló indignado.
-Salvaje.- Ahora era ella la ofendida.
-Delicado.
-Cavernícola.
-Y ya están coqueteando otra vez...-El pobre de Rald se encogió de hombros, cansado de esas riñas tontas y se fue a ver cómo evolucionaba la pancarta de ánimo.
Diez minutos después...
Los concursantes se pusieron al pie de una línea pintada en la arena. Había desde niños pequeños con flotadores y una gran pasión por la natación, hasta personas más experimentadas como nadadores profesionales y gente más común o turistas que querían probar suerte en aquella peculiar ocasión. El tiempo iba a su favor, viento estable, cielo despejado y un sol que no daba tregua. A pesar de que en invierno nevaba en la mayor parte de la región, los veranos allí eran calurosos.
La presentadora, vestida con ropa deportiva y una gorra de tenista, se subió a un pedestal de madera y habló por su micrófono para que todos, tanto espectadores como concursantes la oyeran con claridad. Poco a poco el barullo de la emoción fue aminorando permitiendo a la chica comunicar lo que tenía que decir.
-¡Bienvenidos y bienvenidas a la quinta edición de los Juegos Playeros!- Proclamó con ambas manos en el objeto. Su voz era alegre, al igual que su expresión. Una pequeña ovación le siguió.- Bueno, bueno, este año hay mucha más gente que otros años, esto es un absoluto éxito.- Sonrió.
>> En fin. Como mis compañeros ya les han comunicado las reglas, el circuito etc, no me queda más trabajo que anunciar la salida, ¿Preparados?- La mujer se giró hacia los participantes, con una mano en alto. Todos empezaron a ponerse en posición.- ¿Listos...? ¡¡YA!! ¡Buena suerte a todos!
En cuanto la mano de la presentadora bajó velozmente, todos y cada uno de los que se habían inscrito salieron disparados hacia todas las direcciones, excepto algunos que se tomaban las cosas con más calma o lo tenían todo bajo control. El cronómetro empezó a contar el tiempo y el grupo de Dex Holders animó a sus compañeros en voz alta. Diamond estaba rojo de la vergüenza cuando vio a todos sus amigos con sus miradas posadas en él, por suerte Platinum lo sacó de su trance y ambos se perdieron tras unas rocas, cada uno por un lado.
La morena no sabía qué hacer exactamente, así que se guió por sus conocimiento de los hábitats marinos y empezó por buscar en una cala un poco más apartada del resto, parecía un buen lugar. Estuvo buscando durante un buen rato cerca de la línea de marea, en las rocas que se adentraban en el agua, sobre la arena...pero no era tan fácil como parecía, todos los Pokemon que veía, si es que los veía, salían huyendo al instante, asustados, o la atacaban y se metían en el agua. Cansada, decidió sentarse en una roca.
-Ya he buscado en todos los sitios posibles...no se me ocurre nada más.- Suspiró pesadamente, pero se recordó a sí misma seguir adelante y se dispuso a retomar la búsqueda.
Por supuesto, no esperaba que la roca dónde estaba sentada se empezara a mover por si sola hacia el agua y pegó un respingo seguido de un grito ahogado. Al fijarse mejor en el color y la forma se dio cuenta de que era un Corsola que ni siquiera se había inmutado ni de su peso ni de su presencia. "Qué maleducado" pensó la chica e intentó ponerse delante de su camino para que al menos la mirara, pero la esquivaba sin más. Puso los brazos en jarras y refunfuñó, pero solo consiguió que evadiera su mirada. Eso no se iba a quedar así, iba a hacerse amiga de ese Corsola...o al menos lo intentaría.
Por su parte, Dia no iba mucho más avanzado. Después de un rato caminando sin encontrar nada interesante que llamara su atención se sentó en el lugar más apartado de la playa y preparó su manta a cuadros de picnic y una cesta con unos bollos y un par de sus bocadillos preferidos. Siempre había un momento ideal para la hora de la comida...y era allí y ahora. Le pegó un gran bocado a su bollo de crema, mirando al horizonte.
-Qué lástima que Lax no pueda venir. Aquí hay demasiada comida para mí solo.- Susurró, con ambas manos llenas. Acostumbraba a comer acompañado, pero allí no le quedaba de otra.
Mientras comía pensó en un nuevo lugar para buscar. Le encantaba hacer nuevo amigos, pero si por allí no había nada más que arena y rocas...no se iba a hacer amigo de una, eso seguro. En eso estaba cuando oyó como algo se sentaba a su lado y rebuscaba en su cesta.
-Ah, hola~ ¿Quieres un poc...? ¡¡¡WAAAAAHHHH!!!- Creyendo que era algún pokemon que se había acercado a compartir la comida, se giró hacia los ruidos, pero cuál fue su sorpresa cuando vio que detrás de él había una especie de tiburón de aspecto feroz.- ¡No me comas! ¡¡No me comas!! ¡Tengo un sabor horrible!
El pobre chico salió disparado de allí con la preciada cesta entre los brazos y dando gritos. El Sharpedo, irritado por el robo de SU aperitivo y los alaridos del joven, fue en su persecución con las fauces por delante. Diamond no paró de correr pensando que él era su objetivo hasta que logró darle esquinazo y se metió en una grieta de la pared rocosa para esconderse, jadeando. Suspiró para sí mismo, menudo susto...
Pero había cantado victoria demasiado pronto, en seguida vio a ese tiburón en miniatura indagando por la zona y no pudo evitar asustarse y analizar sus movimientos con cautela. Sin embargo, encontró algo extraño en ellos...No volvía al agua y estaba más irritado de lo normal. "¿Qué podría ser...?" Sus ojos azules se posaron en el cuerpo de la criatura.
Para su horror, tenía una herida bastante fea en una aleta y estaba seguro de que eso era lo que le producía el enfado. Su miedo se esfumó ante la preocupación de que el corte fuera a peor y salió de su escondite. Se fue acercando poco a poco, pero cuando el Sharpedo se fijo en su presencia, un escalofrío le recorrió la espalda y tuvo que tragar saliva. Con una mano temblorosa y lenta intentó tocarlo, asustado por la reacción de aquellas mandíbulas afiladas.
Pero se mantuvo quieto y alerta, no pasó nada. Dia le examinó con cuidado y cayó en la cuenta de que algo o alguien le había atacado y por eso no podía regresar al agua, así que decidió sacar su botiquín. El Pokemon retrocedió, pero lo tranquilizó y le curó la herida con unas Pociones y unas cuentas bayas.
-Toma, te sentará bien.- Sonrió y le dejó un bocadillo delante. Sharpedo, extrañado, lo miró con algo de desconfianza, pero cogió el pan y se fue dando saltos hasta zambullirse en el agua. El enfatizador suspiró y se tumbó en la arena. Esperaba haberse ganado su respeto, pero de todas formas daba igual. Llevó su mano hasta la cesta y se percató de su triste realidad...
"¡¡¡YA NO QUEDAN MÁS BOLLOS!!! ¿POR QUÉ?" *Llora internamente*
De vuelta con el grupo entero, la alarma que anunciaba el final de los 20 primeros minutos sonó y las primeras personas comenzaron a llegar. Algunos llevaban a su lado a una criatura acuática diferente, otros regresaban con las manos vacías por lo que eran inmediatamente descalificados, aunque les daban un premio de consolación por participar. Los amigos de Dia y Platinum ya se habían cansado de sostener la pancarta y sobre todo un rubio de bañador naranja a rayas estaba especialmente impaciente.
-No los veo por ninguna parte.- Dijo con una mano en visera.- Ya tendrían que estar aquí.- Acto seguido, se cruzó de brazos con aire preocupado.
-Tranquilo, estarán por llegar.- Sonrió Yellow, intentando tranquilizar a su compañero.
-Eso es cierto.
-¿¿WAAAHHH??- Sí señores, hoy tenemos dos bajas en ambos cuartos. Los autores de aquella contestación no eran otros que Diamond y Platinum, pero el susto de que aparecieran así sin más por detrás fue terrible. Ellos tan solo se miraron sin saber que decir, sonriendo con nerviosismo y una gran gota.
-Bueno ¿Y qué tal os ha ido? –Preguntó con su típica seriedad Green.- No traéis nada especial.
Tanto él como ella sonrieron de manera cómplice y de detrás de ellos salieron dos criaturas marinas que sorprendieron a todos los presentes, incluso a Crystal. Para haber dispuesto de tan solo 20 min. La chica de ojos platino se había hecho con un pequeño Corsola de expresión indiferente y el muchacho de ojos diamantinos había entablado amistad con un Sharpedo. A pesar de su aspecto feroz, estaba comiendo tan felizmente unas bayas.
-¿C-cómo lo habéis conseguido?- Dijo un sorprendido Pearl.
-Un Corsola indiferente para la chica orgullosa y un Sharpedo glotón para el chico glotón y comediante, tampoco es tan extraño.- Se adelantó Gold, con las manos en la nuca.
-¡¡OYE!!- Se quejaron los susodichos.
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NOTA: ¡Y ya 400 lecturas! Muchas gracias a todos :)