¡Esto del amor! ¿Quien diría?
¿Acaso podemos elegir de quien enamorarnos? Creo que no se puede realmente, pensar en alguien y luego decir "Claro, sí, parece que podría congeniar con esa persona" y finalmente decir que en unos días ya estamos enamorados. ¡Es ridículo! Cuando me enamoré de él fue totalmente inesperado, incluso luché por no hacerlo durante varios días y así es como terminaba pensando en él más de la cuenta. Ahora, a pesar de que no ha sido el romance más poético de la historia, ha sido bastante peculiar y creo fervientemente que lo que uno puede elegir, es arriesgarse, vivir lo que queremos vivir.
¿Cómo decirlo? Es que no ha sido nada fácil que lo acepte, y a veces aun lo niego, pero estoy enamorada de él al fin y al cabo, no puedo seguir escapando del impacto y ese cosquilleo que provoca tan solo al existir en mi vida.
Es hermoso sentir algo que no he sentido porque nunca se ama de igual forma, con él incluso se torna adictivo, un poco incontrolable en algunos casos, porque con él puedo ser como no he sido antes e incluso me ha hecho descubrir lo que puedo llegar a ser. El miedo a enamorarme de él siempre fue por todo lo que él podía ser, lo que pensaba que él era y ahora irónicamente terminé amando cada una de sus partes, incluso los malos momentos que aun no conozco, los que si, siento que puedo seguirlo conociendo aun más y encontrando nuevas formas de quererlo.
Bueno ¿Cómo no quererlo? ¿Cómo no enamorarme de él? Cualquiera podría decir que puedo evitar el contacto con su mirada, para no perderme en sus ojos, tratar de no abrazarlo, para no sentir que con él está la tranquilidad que necesito; que si puedo no verlo tanto, entonces podría no pensar que él es la chispa adecuada de cada uno de mis días. ¡Maldita sea! Soy terriblemente cursi cuando se trata de él; no, definitivamente no podría limitarme a hacer todo eso, porque eso va totalmente en contra de lo que quiero, que en muy resumida cuenta sería estar con él. Así que a veces asomo una mirada al abismo que él representa, y decido perderme en ello, y termino encontrándome feliz.
Estaba en el evento esperado, la premiación de gala, y hoy por hoy, debía de cumplir mi labor de protocolo así que me recogí el cabello en una coleta alta, me puse el vestido negro de uniforme y los tacones a juego. Me vi al espejo una última vez y me retoqué los labios. ¡Amaba besarlo! Y luego salí a cumplir. Empecé a recibir a los invitados cordialmente pero mi angustia aumentaba al ver que él no estaba entre ellos.
- ¿Dónde está? Ya empieza el evento - me dijo mi amiga.
- Lo sé pero llegará tarde. -respondí preocupada.
- Bueno, que entre disimuladamente entonces. Gracias.
Asentí y seguí revisando a los recién llegados, pero ya habían entrado todos exceptuando por la única persona que realmente estaba esperando. "Como nunca, él tarde..." pensé. Así que me quedé en la puerta y se inició el evento.
No había pasado casi nada de tiempo cuando ya requerían de mis servicios de protocolo, empezando por el brindis, luego por problemas técnicos, luego por problemas en sí; por lo tanto, estar esperando en la puerta por él se me hizo meramente difícil. Por eso no lo vi llegar. Por eso tal vez nunca lo vi llegar... Él podría ser una bonita casualidad, algo que no había esperado, que posiblemente no buscaba, que presuntamente tampoco encontré. Él es lo que es, a veces llegando de la nada a desfasarme y promoviendo un caos en mi vida, y luego es lo que me encuentra, simplemente siendo lo que quiero y necesito ahora, quien sabe hasta cuando, solo no me gusta pensar que ha llegado muy temprano, o tarde. Que en alguna noche de desvelo entre sus letras, me diera cuenta que ha sido una noche sin café.
Pero es así, es tal lo que siento que puedo contradecirme a cada instante, que puedo ser una antítesis andante cuando estoy con él y luego, finalmente, cuando decido sentirme moral se viene la subjetividad encima y él se convierte en lo que quiero, aunque posiblemente no deba. ¿Y qué importa lo que uno debe hacer o no? Si haciendo lo que se quiere es como realmente se puede ser feliz.
Así es como uno se enamora, sumamente despacio, sin sentirlo, y cuando finalmente empiezas a caer en cuenta, esa persona ya está ahí y a veces no sabes que hacer mas que apreciar su presencia en tu vida. Así fue cuando él llego y le vi al otro lado de la sala sin poder saludarlo o recibirlo.
Prontamente le asignaron un puesto y siguió el programa normalmente; sin embargo, tenía esa sensación de mirarlo todo el tiempo y creo que la razón mas fuerte de ello es su traje, me llamaba la atención más de lo normal, principalmente porque él jamás usa un traje. Es de los chicos que incluso en la obligatoriedad de hacerlo termina vistiendo elegante y desentonando los zapatos; él es más de escala neutral, siempre yendo del blanco al negro y estableciéndose en el gris. A veces hace que nosotros también tengamos una imagen extraña de pareja que no sabe ser, porque podemos ser amigos, conocidos, compañeros, es simplemente poder ser todo si se quisiera y nada a la vez (en lo oficial), aun así eso de las etiquetas y lo que sea que tengamos lo llamaría más que una complicidad mutua. No es sólo gustarnos o querernos, creo que más es lo que nos entendemos y nos sabemos conocer, eso es precisamente lo que termina atrapándonos en sus garras. Y de ahí al amor... Es cierto, tampoco le amo todo el tiempo, mas bien diría que son tan especiales esos momentos, que termino saboreando cada segundo en los bordes de su cuello.
Así que seguí el camino hasta su cercanía sin acercarme realmente, era bastante atractivo incluso así de ausente y de repente no podía concentrarme mas que en él, en su sonrisa engreída, en su cabello churoso un poco desordenado debido a la presura, en que finalmente usaba otro color que no era gris, aunque sea azul oscuro... En lo real, es difícil compartir su espacio y no sentir que lo quiero ahí todo el tiempo, como decirlo, quiero estar con él y a la vez él es la razón de que me olvide que existe un alrededor de nosotros. Deja de importar el resto cuando me importa él y verlo casi todo el tiempo solo hace que crezca fervientemente la idea de que estar, sin importar como, es lo que vale. Él de todas formas siempre lo vale.
- ... Así que por favor. Acompáñenos en el escenario. - decía el maestro de ceremonias.
¿Qué? Miré alrededor y vi como algunas de las miradas se posaban sobre mí y luego se encaminaban a alguien más, él.
De repente se estaba levantando un poco confundido y a la vez sonriendo, pasó frente a mis ojos con su andar sumamente elegante (sí, aunque odie admitirlo, él siempre fue un chico con estilo). Repito: ¿Cómo no iba a gustarme? Si tenía esa actitud de poder serlo todo a una sola elección del camino. Siempre ha sido la persona que podía llegar a ser. A veces tan molesto...
Entonces cogió la guitarra de la esquina y se sentó mostrando una sonrisa ladeada hacia el público presente, su mirada se posó sobre mi unos instantes hasta que empezó a rasgar levemente unos acordes de prueba. Más grande no pudo ser mi sorpresa cuando él empezó a tocar: "La Presunta Posibilidad de Conocernos."
- ¡Oh por dios! ¡Esa es tu canción! - dijo mi amiga. ¿En qué momento ella se había puesto junto a mi? No podía creer que él estuviera haciendo esto... Que él podría hacer algo así. ¿Cómo se supone que lo tome a lo simple? Si todo lo que él provoca en mi es sumamente complejo, me completa de muchas formas que él no sabe y desde luego, me pierde de otras tantas que no sabrá. Pero ahorita, en este preciso momento, sabía que estaba perdida y definitivamente enamorada de él.
- Lo es - me sonrojé - Nuestra canción.
- ¿Él la compuso para ti?
- Él presume que sí. - respondí. No podía dejar de ser perfecto este momento. No podría dejar de ser feliz al vivir algo así.
Mientras tanto, Él seguía tocando con sonrisas entre las estrofas... se veía demasiado guapo así, podía ser un maldito genio haciendo lo que le apasiona y creo que esa siempre será mi imagen favorita de él. Que si decido recordarlo me llovería su voz al cantar nuestra canción y su imagen tocando la guitarra, viendo 60 grados al infinito, siendo él realmente. Y siendo yo también.
Si me preguntan si lo amo, diría que sí, que puedo estar tan segura de ello como cuando digo que lo que siento por él es un "no se qué". Al fin y al cabo, hay cosas que puedo sentir, pero no definir.