Se secó los ojos antes de derramar más lágrimas, necesitaba mostrar una postura fuerte y totalmente dispuesta para escuchar explicaciones. Camila dejó de llorar y se quedó muda, sin poder creer lo que estaba pasando. No creía que la tuviera en frente con su libro aferrado a sus manos, pero fue un guardia quien sostuvo a Jauregui por los brazos para llevársela del salón.
Tanya: -Se levantó corriendo hacia su tía al reconocerla- ¡Tía Lolo! –La ojiverde le dio un codazo bastante fuerte al guardia para soltarse, agacharse hasta la niña y capturarla entre sus brazos- Viniste tía Lolo te extañé tanto. –Se colgó de su cuello, besando su mejilla constantemente.
Lauren: Yo igual mi pequeña, no te haces idea de cuánto. –La última vez que la vio fue hace 2 meses. Había un lazo tan lindo entre ella y la niña, de la misma forma en que lo tenía con Daniel. Besó su frente antes de que un guardia le pegara en la prótesis para que se desequilibrara y así aprovechar de tomarla por los brazos para llevársela. Sin protestar ni forcejear se dejo guiar hasta salida donde ésta vez fue una guardia quien le pegó un puñetazo en la mandíbula, creían que era una maníaca psicópata.
Camila: ¡Lauren! -se paró rápidamente del asiento, caminando con la vista fija en la entrada para enfrentarse a esa mujer. Todos los presentes comenzaron a murmurar, los fotógrafos sacaban fotos del momento en que ella salía del salón, Taylor sólo sollozaba porque sabía que su hermana necesitaba respuestas. Los guardias no permitieron que algún camarógrafo saliera del salón por razones de seguridad, excepto Camila que había gritado enfurecida para que le dieran el paso.
En cuanto salió a la calle, sus ojos buscaron su figura desesperadamente, la cual divisó metros lejos apoyada sobre un vehículo, parecía que estaba tratando de respirar. Sin dudarlo corrió hasta ella, provocando que Lauren levantara la vista cuando escuchó pasos acercarse.
Lauren: Lo siento... -murmuró tratando de hablar.
Camila: Shh no hables –sollozaba asustada- estas sangrando Lauren. –Rompió parte de su vestido de la parte baja para limpiarle la sangre que caía de su nariz, apoyó la tela con los dedos temblorosos e inclinó su rostro hacia atrás- Sostén esto y apóyate en mí. –Lauren hizo caso sin protestar de sus órdenes pero sí quejándose por los golpes recibidos. Llegaron hasta un Audi estacionado cerca de la entrada del salón, era el vehículo de Dianna. Como eran mejores amigas y muy precavidas, la morena llevaba una copia de las llaves, cosa que aprovechó para abrir el vehículo- Siéntate con cuidado, -se secó las lágrimas mientras buscaba en la guantera la caja de primeros auxilios, jamás salía sin ella- no tengo suero fisiológico, ocuparé alcohol. –Como tampoco tenía algodón, rajó más su vestido y lo untó con el líquido.
Lauren: Mierda –masculló cuando sintió arder sus orificios nasales, dejando que esa mujer le curase lo que podía. No podían evitar estar tan cerca porque el auto tampoco era de gran espacio, sentía la tentación de colocar sus manos sobre su cintura y besarle esos labios que parecían volverla loca y excitada.
Camila sostuvo los trozos de tela manchados de sangre y el alcohol, metiéndolos dentro de la caja de primeros auxilios. En silencio ella posó su mano en la cabeza de quien fue una de sus pacientes más importantes, acariciando su frente mientras ésta cerraba los ojos para dejarse llevar.
Con los párpados cerrados, sólo veía oscuridad y escuchaba su respiración, comenzó a sentir un calor exquisito tocar su frente, su tabique nasal y sus mejillas. De golpe abrió los ojos al reconocer una cosa. El calor exquisito que de la nada aparecía muchas veces en sus fantasías. ¡¿Era ella?!
Camila: ¿No quieres que te lleve a un hospital? –Susurraba un poco asustada por la penetrante mirada de esa mujer.
Lauren: He viajado desde St. Louis sólo para aclarar mi cabeza. –Decía en el mismo tono bajito, tocando delicadamente los pómulos femeninos y sonrojados de la morena con la punta de sus dedos, casi como si se tratara de un objeto hipnotizante- Se que no te traté bien en el pasado, y lo siento mucho pero –le temblaba la voz, parecía asustada- necesito saber tantas cosas, porque siento que me voy a volver loca Camila.
Mientras, un poco nervioso Lorenzo le decía a los presentes que la autora de "tan fabulosa historia" volvería, pero al teléfono de Dianna llegó un mensaje de texto de la morena diciendo que se había ido del salón a su departamento, que no la buscaran porque tanto ella como Lauren necesitaban conversar. Cuando le comentó a Taylor lo del mensaje, ésta se llevó una mano a los labios mientras caían lágrimasde sus ojos, porque ya era inevitable que la ojiverde se enterara de las cosas que hizo Camila, y de lo que tanto la asustaba y podría darle una mala imagen como su hermana.
XX: Esto será tema en las noticias –decía una periodista con rostro ambicioso, anotando cosas mientras todo los demás murmuraban preocupados. La cena continuaría pero sin la autora de "Yo seré tu ángel".
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En cuanto Camila abrió la puerta de su departamento, Lauren miró todo a su alrededor como si estuviera en otro mundo. Caminó cojeando con los labios apretados al igual que sus puños, sin saber a dónde ir. La respiración de la morena estaba agitada, pensando que no era normal tener a la ojiverde pidiéndole respuestas después de 2 años en los que nunca se vieron las caras.
Lauren la siguió hasta su habitación, percibiendo un poco la tensión en el ambiente porque ¿Cómo comenzarían a hablar de algo tan delicado? Camila apretó los dedos mirando el suelo, pero abrió los labios conteniendo el gemido cuando sintió dos manos cálidas posarse sobre su vientre abrazándola por detrás, sentía una respiración agitada y cansada en el costado de su oreja y unos labios besar lentamentesu cuello. Lauren la abrazaba contra su cuerpo, dejando que el amor sentido durante la fantasía se reflejara en la realidad. Restregó la punta de su nariz en el borde de la oreja de la enfermera, gruñendo bajito murmurando que la quería. Camila asustada se separó de ella, girando para mirarla perpleja y notó como la mayor pestañeaba aturdida, mirando las palmas de sus manos con curiosidad. Con sencillas palabras le dijo que se acostara sobre la cama porque debía descansar por los golpes recibidos. Mientras, ella se fue a cambiar de ropa porque su vestido ya no parecía vestido sino ropa de indigente. ¿Dónde habría dejado ella la copia del libro? Cuando salió del baño vio que sus ojos verdes estaban fijos en la portada, tocando con la punta de su dedo la figura de Larissa en forma de ángel.
Lauren: Te extraño pequeño ángel. –Susurró, palabras que la morena no alcanzó a captar.
Con timidez se acercó a su cama, recordando cuando estaba inconsciente, conectada con un ventilador mecánico e indefensa, sin saber cómo la considerabanrealmente en ese hospital y las decisiones que se tomaban sin poder reclamar.
Lauren giró el rostro sin quitarle la vista, viendo cómo se acostaba a su lado pero de costado, apoyando su mentón en una mano.
Camila: ¿Cuándo compraste mi libro? –Preguntó mirando la novela entre sus manos.
Lauren: El día después de que saliste en la TV promocionándolo, estuve dos horas antes de que abrieran la librería, mirando por el espejo como se posaba el libro. Pero antes de hablar de mí, quiero hablar de ti. –Frunció un poco el ceño- ¿Quién eres Camila Cabello? –Extendió su mano para posarla con cuidado sobre su mejilla- ¿Por qué te prohibieron estar a mi cuidado? ¿Porque siento que ya te conozco pero a la vez no? Tu calor, tu voz, tu cuer...-silenció para no caer en el extremo. Los ojos de la morena se volvieron a llenar de lágrimas.
Camila: Un año después de que te internaran me había titulado y estaba buscando trabajo, repartí currículos a muchas partes y un día me llamaron del hospital donde estuviste. -Hablaba nerviosa, mientras la ojiverde le hacía cariño en el rostro y la miraba penetrantemente- Recibí una preparación previa, en la que me informaron las normas del lugar y así llevando sólo una semana de trabajo, una enfermera joven me hizo pasar a la habitación donde te tenían internada. Vi tu ficha, me era impresionante saber que tenías un año estando en coma, sentí curiosidad y les pregunté a los demás que te había pasado. –Sentía la cálida respiración de Lauren sobre su cara- Después llevaba un mes trabajando ahí, y un día vi a tu hermana con las manos en el rostro, estaba llorando; me acerqué de inmediato a preguntarle que le pasaba y fue como me enteré que ella era Taylor Jauregui. Con el tiempo mi curiosidad por ti aumento –sus mejillas empapadas se tornaron de un color rojizo- y cuando podía me escapaba a tu habitación para ver si estabas bien, porque sabía cuán importante eras para Taylor, tus amigos y tus padres. Esa mujer con sus ojitos cerrados, y el cabello negro se veía tan indefensa para mí, que sentí compasión; cada vez que podía te tomaba la mano. -Estaba sollozando, sintiendo pena por como la vio en estado de coma- Te hacía cariño, te decía que saldrías adelante porque tenías personas afuera que te amaban y luchaban por ti. Creía conocerte, sinceramente lo creía porque tus padres, tu cuñado, Taylor y tus amigos me decían como eras en realidad, como te gustaba hacer reír a todos. –Los ojos verdes de Lauren se humedecieron, dándose cuenta de que nunca estuvo sola, Camila siempre la cuido- Al pasar las semanas sentía tanta unión hacia ti, y me daba lástima que muchas veces los funcionarios no se preocupaban por ti, me daba la impresión de que te sentías sola, pidiendo inconscientemente compañía. –Sintió como ella se acercó y besó su mejilla lentamente- Ya llevaba 1 año trabajando en el hospital, me estaba convirtiendo en amiga de Taylor, tanto así que iba a su casa y en una de esas visitas colocó un DVD, me mostró llorando como tú jugabas con Daniel, como lanzabas a ese bebito al aire y éste no paraba de reír contento; entonces comencé a llorar –la mujer frente a ella cerró los ojos, sintiendo dolor al recordar a su sobrino- no podía creer que estaba conociendo al bebé que murió en los brazos de sus padres, no podía creer que al fin conocía la voz de la misteriosa paciente en coma, la forma en que mirabas a la cámara o reías, la unión divina que tenías con ese bebé y cuando Daniel caminaba como pingüinito a tus brazos. Lloré de angustia, una mujer tan buena no podía estar en coma, no podía haber perdido media pierna. -Comenzó a llorar, siendo capturada por los brazos de aquella mujer que se sentía una mierda. Camila Cabello era mejor de lo que esperaba, era de un alma tan pura y buena- Antes de irme a mi casa en cada jornada de trabajo, me iba a despedir de ti, besando tu frente, acariciando tu mano –Lauren comprendió que "Los calores exquisitos" siempre fueron a causa de ella en la realidad- muchos otros días te hablaba de mí, de mi vida, mis amigos y mi familia. Te decía como era físicamente o bobamente te cantaba para que te sintieras acompañada. No me estaba dando cuenta pero me había enamorado de una mujer que no sabía de mi existencia. -"El amor podrá traspasar lo que la ciencia no sabrá explicar, su amor lo recibió el corazón de aquella mujer, comenzando así a amarla entre sueños"- Me decía a mi misma que era una idiota, yo tenía novia pero seguía visitándote tan seguido como podía, tanto así que todos en el hospital se dieron cuenta, y fue un momento preciso en el que me metí en problemas por ti.
Lauren: ¿Que pasó pequeño ángel? -Cuando le dijo de la misma forma en que Cassidy Fletcher le decía a Larissa Thompson, a la morena no le quedaron dudas de que la escuchaba. Se quedó muda, sabiendo de todas formas que no podía negarle información- Vamos Camila, dime que paso. –susurró agobiada.
Camila: Los médicos decían que no tenías arreglo, que el hospital no podía mantenerte inútilmente. Trataron de convencer a tus padres en múltiples ocasiones de desconectarte, pero como Taylor era quien te visitaba más, trataron de convencerla a ella para que firmara y siempre se negaba, sin embargo en un momento la convencieron, estuvo a segundos de firmar y yo la detuve.
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Aún quedan dudas por resolver, pero ahí tienen una parte de lo que sucedió todo ese tiempo. Estoy adelantándoles un capítulo hoy, ven que no soy tan mala ;) Tengan un buen domingo, probablemente nos leemos el lunes.