Bitter Sweet Symphony {Adapta...

By StolenBlueMoon

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Cuando tenía 15 años, creía fielmente en el amor. Creía en la fidelidad de un hombre. Le atribuía todo lo bue... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo Final.

Capítulo 80

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By StolenBlueMoon

Cuando Tanya besó la punta de la nariz de Lauren, ésta explotó y comenzó a llorar por la impotencia que sentía, creía con gran culpa que Daniel se había muerto por no haberlo ido a rescatar a tiempo. Pero la realidad es que siempre pasan cosas que no podemos controlar porque sólo somos seres humanos. Sostuvo el rostro de la niña entre sus manos y besó su frente con dulzura porque era en ese minuto que se enteraba de que era tía otra vez, provocando en su alma la necesidad de mimar y amarla por el sólo hecho de ser hija de Taylor y hermana de Daniel. Lauren Jauregui tenía el bello concepto de que a los hijos de alguien tan importante como Taylor, los amaría como si fueran propios.

Taylor: Te extrañé tanto –corrían lágrimas por su rostro- tu voz y tus expresiones, aunque ayer cometí el error de contarte lo de mi bebé, necesito que me perdones pero preguntabas y no pude evitarlo.

Lauren: Aún no puedo superarlo –su barbilla y labios temblaban- aún me duele y cuesta creerlo, es esa sensación de que no podrás tocarlo ni verlo jamás, ni siquiera pude despedirme.–Miraba a su hermana y cuñado con angustia- Lo necesito tanto y creo que voy a volverme loca ahora mismo.

Decía aquello con desesperación, sintiendo tan vivamente en sus labios los de Camila y sus dulces palabras. Debía hacerse a la idea de que nada de lo suyo había existido y dejar aquel sentimiento de amor a un lado para siempre, pero le dolía mucho. Sólo tenía una imagen de ella en la vida real y fue en el momento que despertó, la morena sostenía su mano con fuerza.

XX: Deben irse, la paciente Jauregui necesita descansar. –Sus profundos ojos verdes miraron a la enfermera con el ceño fruncido como si dijera "¿Estuve 3 años en coma y ahora piden que descanse?"

Lauren: Adiós pequeñita hermosa –besó su mejilla- te amo.

Tanya: ¿ia? ia Lo ¿mamá? –La ojiverde se mordió los labios sin quitarle la vista de encima, sobrellevando la pena con la alegría que le provocaba saber que era su sobrina.

Mathew: Vendremos a verte otra vez –le apretó la mano a esa mujer que admiraba mucho- pero no decaigas, por favor porque recuerda todo lo que pasaste y cómo estás ahora, viva. La viga pudo haber caído en medio de tu cráneo y la historia sería diferente.

Ella cerró los ojos al sentir el beso de Taylor sobre su frente, no volvió a abrirlos y se quedó así hasta que sintió que se fueron.

Acomodó su espalda en la cama y puso las manos entrelazadas sobre su vientre, sentía un vacío y sabía a qué se debía, mas tal vez necesitaba recordar bien quien era en la realidad. No, no lo había olvidado pero el problema era que tenía tanta información metida en la cabeza que lo del "sueño" se había mezclado con la realidad y ahora no sabía diferenciar. 

Lauren Michelle Jauregui Morgado nació y vivió toda su vida en la ciudad de Los Ángeles. Alrededor de los 18 años terminó su último año en el High School antes de entrar a la Universidad de Los Ángeles California (UCLA), optando por la carrera de algo que siempre quiso desde niña, medicina. Su padre, Mike, era y es cirujano y de vez en cuando trabajaba en la parte oncológica de un hospital bastante conocido de la ciudad. Dado su inusual interés de infante, siempre la llevó a mirar en terreno lo que era trabajar en el área de la salud y fue eso que alimentó aún más sus ganas de estudiar Medicina. Clara, su madre, era contadora en el banco BBVA con sede en LA. Aún lo seguía siendo y su conocimiento sobre la economía, las bolsas del mundo y todo aquello de las acciones la había ayudado para ser calificada como una de las mejores trabajadoras del banco.

Usualmente los Jauregui iban a la cabaña de Grand Portage en el estado de Minnesota para pasar la navidad, año nuevo y aquel 21 de diciembre del 2012 cuando iban a pasar las fiestas con tíos y primos en grande, ocurrió el incendio provocado por un descuido de Taylor. Al menos ellos habían viajado antes para preparar todo y no salieron más personas dañadas. Lauren había terminado los 4 años en la universidad a la edad de 22 años, había pasado a la siguiente etapa que era estudiar en el Midschool (escuela de medicina) y ese año cuando ocurrió el incendio, estaba cursando el tercer y último año ahí. En resumidas cuentas, Lauren Jauregui obligatoriamente tuvo que congelar sus estudios, dado el accidente de Minnestota además de que permaneció en coma hasta ahora, a la edad de 27 años.

Se había quedado dormida porque su cuerpo se estaba adaptando a lo que era estar despierta otra vez. Los recuerdos de lo que era su vida real comenzaban a llegar poco a poco y sí, costaría mucho desprenderse de sentimientos hacia personas que en verdad no existieron.

Martes 20 de diciembre 2015, al otro día

Camila estaba sentada frente a un espejo para tomarse el cabello. No las obligaban a hacerlo pero gran parte de las enfermeras con pelo largo lo usaban por higiene. Recordó el día anterior cuando sintió que alguien le tocaba el brazo y al voltear notó los ojos de Taylor que revelaban sentimientos mezclados. Sólo atinó a abrazarla mientras la rubia le murmuró un "muchas gracias por todo, amiga". Increíblemente la había conocido cuando Cabello comenzó a trabajar en ese lugar, siendo una pieza importante para Taylor. ¿Por qué? Pues las enfermeras toman roles y es lo ideal ser empáticas con los familiares de los pacientes. Cuando terminó con lo de su cabello, caminó por el pasillo revisando la ficha de un paciente hasta que apareció otro enfermero con cara de preocupación.

XX: Los rumores son ciertos –apretaba sus manos nervioso- creo que te van a...

Doctor: Señorita Cabello, necesito su presencia en mi oficina ahora. –La morena asintió, mirando luego a su amigo con un poco de temor, mas este le dijo que se mantuviera tranquila, que anduviera con la barbilla en alto y que nadie la iba a pisotear. Caminó rápidamente hacia donde conversaría con el médico jefe del hospital, sentándose frente a él- Necesito comunicarle ciertas cosas que en conjunto con el equipo médico hemos decidido, usted no puede permanecer más tiempo en este hospital porque ha infringido normas cuando se le advirtió que no lo hiciera.

Camila: ¿Ser buena, ser humana y ponerme en el lugar de quien sufre es ser mala trabajadora? –cruzó sus brazos- La sociedad de ahora necesita cambiar señor, se está perdiendo el contacto con los pacientes y a las enfermeras nos están reemplazando por gente que "roba" nuestro oficio, nos estamos convirtiendo en máquinas que deben teclear tras un computador o rellenar sólo fichas clínicas. Eso es ser incompetente y si yo estudié y me esforcé años en la universidad para ser enfermera fue para tener contacto con los pacientes y cuidarlos.

Doctor: ¿Y por qué no estudió Medicina? –Levantó una ceja, creyéndose Dios por ello- no puedes faltarle el respeto a gente con más alto cargo que tú.

Camila: -meneó el rostro, lamentablemente en la vida existirían personas que para bien o para mal nada bueno tendrían- ¿Hablar con tranquilidad las cosas es ser irrespetuosa?

Doctor: Señorita Cabello, tiene sólo 25 años e infringió normas. ¿Le recuerdo a la paciente Jauregui? –Sus pómulos se sonrojaron, apretando los labios creyendo que siempre hizo lo correcto- Su contrato duraba hasta el 30 de diciembre pero finalizaremos mañana, se le pagará el finiquito correspondiente –esperaba ver algún desagrado en su mirada pero sólo vio orgullo y optimismo- y llame a Meyer para que lleve a la paciente Jauregui a la unidad de Neurología.

Se levantó y caminó hacia donde tenían internada a la conocida muchacha de vivos ojos verdes. Estaba un poco decepcionadade este lugar, sólo una cosa la mantuvo ahí y los resultados de su esfuerzo se vieron cuando ella había despertado. ¿Llamar a Meyer, su colega? Dios la librara, además de que aprovecharía la oportunidad de estar cerca aunque sea un poco de aquella mujer. El celular en su bolsillo sonó, notando con poca emoción quien era, estaba cansada porque le tocó el turno de 24 horas.

Camila: Sí amor, pasaré a casa, me ducharé, dormiré unas 5 horas y cuando te llame podrás ir a buscarme.

XX: ¡Me encanta el sushi!

Camila: A mí también y lo sabes –notó que estaba ya frente a esa puerta mientras su novia le hablaba por el teléfono móvil y su estómago se apretaba- debo cortar, estoy en el trabajo, hasta luego.

Apretó las manos a sus costados, posó una en la perilla y cuando entró la vio allí acostada con los ojos cerrados. Respiró profundamente porque sabía a lo que debía enfrentarse, pero más fuerte era lo que debía pasar ella. Con los pies pisando casi silenciosamente, se acercó hasta la cama y no pudo evitar quedarse observando los detalles de su rostro. Tenía una pequeña herida en la ceja y bajo su ojo derecho porque se había golpeado sin darse cuenta cuando se enteró de la muerte de Daniel. Acarició su frente y mejillas, hizo su cabello hacia atrás mientras la paciente murmuraba cosas.

Camila: Es hora de despertar señorita Jauregui. -Susurraba observando como sus dedos se perdían en tan suave cabellera negra. No quería despertarla bruscamente.

Sintiendo un calor exquisito, abrió los ojos con pesar, mirando desconfiadamente a su alrededor y gimiendo al darse cuenta de que seguía internada. Luego llevó su atención a quien le sostenía la mano y se tensó tan rápidamente que le dolió la columna. 

Camila: -Entrecerró los ojos porque el ceño de la paciente Jauregui estaba totalmente fruncido- Lauren, debo levantarla porque le harán los exámenes correspondientes para ver si tiene algún daño neurológico ¿entiende? –No respondía pero tampoco podía quitarle la mirada de encima- Soy enfermera, tranquila, he levantado pacientes muchas veces de sus camas y bueno, dudo que sepa mi nombre pero me llamo Camila Cabello. –Siempre se presentaba con los pacientes aunque esta ocasión la sintió incómoda pues la ojiverde sólo la miraba fijamente y casi con temor- Necesitaré que apoye una mano alrededor de mi cuello. –Se inclinó tanto que Lauren sintió su perfume, ahogando un gemido y haciendo caso- Muy bien -retiró con cuidado las frazadas y sábanas- ahora sólo debe...

Lauren: Sólo me sentaré y... -cuando trató de hacerlo, perdió el equilibrio y su rostro chocó fuertemente contra el cuello de la muchacha, sintiendo el dolor en su nariz.

Camila: ¡Cuidado! –dijo con temor por ella- eso pasa porque ha estado mucho tiempo en cama y... -pero silenció cuando se dio cuenta de que ella se quedó así, con la nariz pegada a su cuello y respirando lentamente. Lauren posó sus manos contra los hombros de ella, besando con lentitud su cuello, esa piel que parecía conocer, ese cuerpo que muy bien recordaba cuando le hizo el amor. Aunque sabía que esto estaba mal, Camila sólo cerró los ojos mientras le hacía cariño en su cabello.

Lauren: Maldita sea -murmuró separándose abruptamente de la enfermera, apretando con rabia los puños en la sábana. Necesitaba recordar que la Camila que amó era sólo ficción. Que toda acción y palabras fueron parte de una gran imaginación influenciada por la soledad.  Ella no era su morena, ella no era su pequeño ángel, no era su esposa y era por eso que la angustia se calaba en su corazón al no poder encontrarle explicación a tanta fantasía soñada.

Camila acercó la silla de ruedas, movió el suero que estaba conectado vía intravenosa a la paciente y le tomó la mano, captando otra vez su atención.

Camila: Está mareada pero es muy normal, sólo necesito que vuelva a colocar la mano en mi cuello y... -Miro como Lauren intimidada por su presencia bajó la vista a su propio cuerpo para distraerse, pero el gesto de horror se marcó tan fuertemente en su cara al darse cuenta de una cosa. Camila la notó y miró lo mismo que los ojos verdes llenos de lágrimas observaban- Señorita Jauregui –trago saliva.

_____________________________

Los próximos 5 capítulos se subirán a partir del lunes de la siguiente semana, tengo sentimientos encontrados porque ya quiero que termine la historia, pero a la vez no, ¿tiene sentido? 

Me agrada leer lo que piensan que irá pasando, en algunas cosas coinciden. Espero tengan un buen fin de semana :) 

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