Lunes... Hoy era el peor de todos los lunes. Me desperté sola en mi cama y aun me sentía horrible pero al menos el trayecto a la ducha y luego vestirme, hasta poder subir al viejo auto de mi madre fue posible. Justo cuando estaba por acelerar recibí un mensaje de mis padres que venían en camino, le contesté que estaría en la universidad y allá me encamine. La verdad es que no podía pensar en nada más que en el sueño que tuve a noche y otros que se le unieron, todos con J.G como protagonista. Hoy estaba decidida a buscar información sobre de quién eran esas iniciales. Aparque frente a la universidad mientras una vez más buscaba y leía entre las noticias de la desaparición de Chad. J.G.. Joan Gordon, ese era el mejor amigo de Chad y sospechoso que termino siendo el culpable según las autoridades... Me pregunto ¿qué habrá hecho Chad para merecer esa muerte si eran mejores amigos? El me había contado de su amor platónico pero no de ninguna chica, jamas hablo de su mejor amigo igual... Algo era tan extraño e inconcluso aquí.
— Hola, chica mala— de la nada la puerta de pasajero se abrió y Justin tomo asiento a mi lado.
—¿Qué crees que haces?— le pregunte confusa pues la ultima vez que nos vimos , me drogo hasta más no poder.
"No, Nirvana, tu quisiste drogarte y el hasta te ayudo a llegar sana a casa" cierto, ¡gracias consciencia!
— Te estoy jodiendo la existencia, para eso están los amigos— se inclino y dejo un tierno beso sobre mi frente.
Una sonrisa tonta se me escapo entonces note que sus ojos miraban la pantalla de mi móvil que de inmediato aparte de su vista.
— ¿Qué haces?— pregunto confuso..
— Nada y la verdad es que no me siento bien, creo que iré a casa— mentí pues tenia otros planes aunque la verdad aun me sentía como mierda.
— Mentirosa— espeto tomándome por sorpresa—¿Te han dicho lo mal que mientes? No sé de ti pero te seguiré el día entero, no bajare de este auto a menos de que tu lo hagas— le puso el seguro a la puerta, se cruzo de brazos y se acomodo en su asiento.
Este chico... Era un adorable fastidio. Entonces lo hice y su cara se torno pálida al escuchar mis palabras
—¿Crees en demonios?
— ¿A qué viene eso?— se puso serio y la verdad que lo prefería con cara de burlón.
Algo era raro en el y no me terminaba de convencer... Chad me había advertido de el pero... El es el demonio que me quiere robar el alma después de todo.
— A que si te quieres quedar dentro de este auto tienes que contestarme esa pregunta y no volver hacer ninguna
Su semblante cambio, ahora me miraba con ojos aventureros, con una sonrisa socarrona y soltó una carcajada que me erizo los vellos
— Nirvana...— comenzó hablar mientras se inclinaba más cerca — ¿Y si te dijera que el mundo que te rodea...— chasqueó sus dedos frente a mi entonces sin ningún movimiento de mi parte o de el mi auto se encendió aunque yo tenia las llaves entre mis dedos— Es solo una ilusión?
Entonces lo entendí, por que Chad me advirtió sobre el... Por qué es que Justin llego a mi vida y está aquí en este momento... Igual a Chad, el no era de este mundo. Quería gritar, quería huir de el en estos momentos ¿qué era Justin? El me miraba con ojos divertidos y luego con otro chasqueo de sus dedos apago el motor de mi auto dejando un gran silencio entre nosotros.
—¿No dirás nada Nirvana?— pregunto luego de unos minutos
—¿Qué eres?— hable despacio aun atontada
— Un ser superior a los humanos— sonrió para si mismo— Un ser superior a un demonio
— No te tengo miedo, Justin— Espeté pero mi voz tembló delatándome.
— No pretendo que lo hagas, no te haré daño— algo en su voz no era convincente, algo en el me ponía los vellos de punta.
— Baja de mi auto— le ordene pero el no se movió— Baja de mi auto, ahora— esta vez soné más dura
— No lo haré, pero no por mi beneficio, sino por el tuyo. Sé quién eres, sé quien es Chad y te puedo ayudar a vencerlo
— No necesito tu ayuda— hable aunque me intrigaba saber qué podría hacer el por mi
— ¿Enserio crees que no? Mírate, rubia vas perdiendo la batalla— me sonrió — Estas enfermando. El lo sabe y por eso se acerca cada vez más a ti, solo que tu no notas que poco a poco te consume. Supongo ya puede permanecer en la tierra de los vivos las mañanas y dormir a tu lado las noches ¿no?— esta vez soltó una carcajada— ¿Ya haz notado el color de sus mejillas? No, mejor... ¿Empiezas tu a perder el tuyo?
Todo lo que Justin decía me hacía sentido, todo lo que hablaba era cierto, yo estaba enfermando y el cada vez lucia más vivo. Chad me estaba robando el alma... No, no, yo con el amor que sentía hacia el se la estaba entregando.
Tal y como el dijo
— ¿Porqué me quieres ayudar?— no contesto— ¿Eres un demonio?— y si lo era...¿cómo es que todos pueden verlo?
— A lo contrario de Chad al morir yo no quería ir al cielo, yo quería volver a la tierra. — comenzó — Así que hice lo que todo demonio debe hacer para conseguir lo que quiere: hablarle al jefe. Lucifer no da nada a cambio de nada así que por una noche me envió a la tierra a elegir el cuerpo que yo quisiera, lo hice y al volver al infierno en la mañana me pregunto su nombre. Daniel Lopez, era su nombre, esa misma noche Lucifer me entrego una cuchilla con mi nombre escrito en ella, Justin Loan y un mandato.
Mis manos temblaban con cada palabra, mi corazón bombeaba con más fuerza.
—¿Cuál era el mandato?— Pregunté
— Lo encontré en él patio de su casa a solas fumando un cigarro que acababa de encender. Me acerque por su espalda con el cuchillo que llevaba mi nombre empuñando en la mano derecha. Apenas escucho mi respiración el volteó pero no le dio tiempo ni a entender la situación, le apuñale el costado de su cuerpo y deje ahí la cuchilla. Lo vi desangrarse poco a poco frente a mis ojos luego de eso mi vista se nublo...
—¿Por qué matarías a una vida inocente?— las lagrimas no paraban de brotar de mis ojos... Justin era un monstruo.
El me dio una sonrisa que no le llego a los ojos, se subió el costado de su camiseta y ahí estaba, una gran cicatriz.
— Para poder poseer su cuerpo, que es ahora el mío — me lleve las manos al pecho que comenzaba a doler— Desperté en un hospital donde unos padres me llamaban Daniel y una nueva vida. Cuando morí tenia 15 años y fue por estar en malas pasos, Daniel tenia 17 cuando le quite la vida— una lagrima le bajo la mejilla.
Comenzó a llover y tuve que encender el motor y la calefacción. Me crucé de brazos mientras mi mirada estaba perdida en las gotas que bajaban por el cristal a mi izquierda. Era cierto... Yo estaba enfermando y supongo pronto iba a morir.
— Esa es la razón por la que te quiero ayudar, Nirvana. No quiero que mueras, no quiero que te roben el alma.
— ¡Eres una basura! Y eres tan culpable como el. Daniel... Ese Daniel Lopez fue hijo de alguien, querido por varios y tenia sueños, metas que no pudo realizar por que tu bastardo de mierda tuviste una vida pecadora y terminaste en el infierno. Él que tal vez sí llegaría al cielo fue condenado a las llamas por tu miserable egoísmo — escupí todo y le grite con todo el aire que mis pulmones permitían. Llore de frustración y no podía dejar de pensar en lo egoísta que era Justin... Y en lo egoísta y mentiroso por enamorarme que era Chad. — ¡Baja de mi auto, baja ahora!— le pegue en el hombro un puñetazo.
— ¡Entiende que sin mi ayuda morirás Nirvana! — casi grita de frustración.
—¿A ti qué te importa si muero o no? Le quitaste la vida a una persona una vez, no creo que te duela ver que yo la pierda a manos de otro.
— No digas eso— Me tomo de los hombros— No digas eso, Nirvana por que si yo te pierdo, lo pierdo todo.
Sus ojos tan diferentes a los de Chad me miraban con ternura, su tacto no era brusco, era acogedor.
—¿Qué perderías?— susurre ya más tranquila.
— La chica que me gusta...