Flash Back
Al otro día
A pesar de que todos podían conocer a Veronica Iglesias como la mujer de las fiestas, la que siempre es buena para los chistes, la que siempre anda con una sonrisa en la cara, aquello no siempre era cierto, ella también tenía un lado sensible que pocas veces sacaba. En realidad aquellos rasgos sólo los podían ver sus mejores amigas. Con los ojos llenos de lágrimas soltó el teléfono sobre el mueble mientras Lauren le preguntaba insistente que era lo que le estaba pasando. Un coágulo en la sangre pasó por el torrente sanguíneo hasta llegar al cerebro, causando obstrucción y un derrame. ¿Resultado? Su madre llorando le comunicaba que hoy en la mañana su padre había quedado con muerte cerebral producto de una embolia allí.
Vero: ¡Me importa una mierda como justifico esto en la universidad, me voy ahora a Chile tomando el primer puto avión a Santiago! -con las manos temblando caminaba hacia la salida mientras Lauren alcanzaba a sujetarla por los hombros- no puedo perder tiempo, déjame.
Lauren: No puedo pedirte que te calmes porque tal vez estaría igual o peor que tú, sólo quiero pedirte que tomes tus documentos, no se te pueden olvidar, mucho menos el pasaporte. -La abrazó fuertemente sintiendo como una de sus mejores amigas temblaba sin poder creer lo que le había pasadoa su padre - Yo te llevaré al aeropuerto y me aseguraré de que estés bien.
Y pensar que aquella reunión de amigas para conversar había terminado en una tragedia. Increíblemente algo pasaba pues la mayoría de las veces Lauren estaba allí en el momento preciso.
Fin Flash Back
Lunes 3 de diciembre 2015
Apoyó su espalda en el asiento del automóvil con la mirada al frente mientras pensaba en lo que le había pasado a su amiga. Apenas se había cerciorado de que tomase el avión, llamó de inmediato a Dianna y Alexa para comunicarles lo sucedido porque eran sus amigas también. Tanto Alexa como Lauren sabían la gravedad de lo que el señor Iglesias tenía y como era prácticamente imposible volver de la muerte cerebral. Si algo le pasara a su padre, Lauren se moriría porque simplemente el lazo que tenía con ellos era increíblemente fuerte. De pronto volteó el rostro a la entrada de aquel edificio, cruzando miradas con la muchachita que de allí salía con una semi sonrisa. Hoy el día estaba cálido para ser invierno, no le sorprendía que Camila estuviese con una remera roja. Sin pensarlo dos veces y cual zombie hipnotizada, salió del automóvil sin ser consciente tampoco dell brillo de sol que le daba a su rostro y su cabello provocando que la morena suspirara imperceptiblemente, parecía un ángel.
Lauren: Buenas tardes damisela –sostuvo su mano y le besó los nudillos, aquel simple contacto parecía ser increíblemente excitante para ambas- este es su carruaje y yo soy su fiel conductora. -Instantáneamente la morena se sonrojó y Lauren sonrió bobamente con aquella inocente respuesta involuntaria- Primero debo decir que muchas gracias, te pagaré por la ayuda.
Camila: ¿Tienes el atrevimiento de decir que vas a pagarme por ayudarte a cuidar a tu sobrino? –le pegó despacio en el hombro- Has hecho y sigues haciendo tantas cosas por mí que soy yo quien está en deuda. –La ojiverde le abrió la puerta, luego subió a la parte del volante para conducir cuanto antes a la casa de Taylor.
"Como si nunca hubiese cuidado sola a Daniel" pensó mientras manejaba con las ventanas cerradas. No quería que Camila se expusiera a las corrientes de aire, no deseaba exponerla gratuitamente a enfermarse cuando aquella muchachita era tan frágil como un cristal. De costado la observó, notando como ella miraba por la ventana cada detalle del paisaje a su alrededor. Era una pena que debido a tanta preocupación, su amiga no recordarse el importante día que era hoy. Su cumpleaños, la última vez que lo celebraría en su vida. ¿Y que estaba haciendo ahí con ella cuando podrían celebrarlo? ¿Por qué no la había felicitado? Lauren había sido el señuelo y distracción que Theresa y los demás habían acordado. Por dentro le parecía increíble que Shawn no se hubiera opuesto a la idea y aunque lo hubiera hecho no lo hubiese tomado en cuenta. Estacionaron dentro del garaje que había sido abierto por Taylor desde dentro de la casa.
Al ver entrar a Lauren y esa muchacha, no pudo evitar sonreír sinceramente. Conocía a su hermana tan bien que podía ver lo que le pasaba con tan sólo observar su forma de sonreír, sus ojos brillar y la preocupación. También estaba consciente de la relación que mantenía con Fiore y creía que cuando una persona en el alma y el cariño le pertenecía a otra, de una u otra manera estarían juntas.
Math: Es un placer conocerte muchacha, soy el papá de Daniel, cuñado de esta loca. –Lauren reía, Mathew era su amigo también- Cualquier emergencia puedes llamarnos, dejamos cosas para comer en la mesa y el refrigerador por si quieren.
Taylor: -besó la mejilla de Lauren- La verdad es que amo a mi bebé pero no nos preocupamos, sé que con su madrina estará bien.
Y después de interactuar un momento entre todos, ellos se habían ido diciendo que Daniel estaba durmiendo en su cuna. La morena sintió su corazón acelerarse al sentir que sólo Lauren y ella se encontraban en la casa, además del pequeño. Caminó sin decir palabra alguna hacia la cocina, sostuvo un vaso con agua e ingirió el medicamento que debía tomar. Siguió su camino, mirando los detalles del hogar y lo grande que era. Parada se quedó al notar una foto de la Dra. Jauregui cuando era una niña, salía corriendo de alguien con un chupete en su boquita mientras sonreía, con una jardinera amarilla.
Lauren: -tosió captando su atención- Creo que la tía Camila quiere más a esa foto que a nosotros ¿o no Daniel? –La morena se volteó abruptamente notando que sobre el sofá café estaba el bebé. Despeinado por haber dormido una larga siesta pero no menos contento. De inmediato comenzó a sonreírle a Camila, quien sonreía enternecida.
Camila: Hola Daniel -lo tomó entre sus brazos mientras él hacía todo tipo de sonidos y enredaba sus manitas en su cabello.
No se estaba dando cuenta pero Lauren se mordía los labios fascinada por la imagen.
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Sólo 2 veces había tenido la experiencia de cuidar a niños y no había sido de lo mejor. Cuando tenía cerca de los 16 años se unió a un proyecto de la escuela, mas los pequeños resultaron ser desobedientes y por más que esta les habló con cariño, estos nunca la tomaron en cuenta. Tuvo un poco de temor de que hoy las cosas no salieran como las pensaba, pero la verdad es que salía muchísimo mejor de lo que esperaba. La morena, Daniel en los brazos de ella y Lauren a su lado caminaban por aquel parque que parecía infinito. La situación se volvió un tanto vergonzosa cuando un grupo de ancianas de no más de 70 años se acercaron fascinadas a ver al pequeño.
Lauren: -le susurró al oído a su amiga- Siempre pasa eso, este niño causa mucha ternura.
XX: Que precioso niño -le apretaba las mejillas mientras éste sólo las observaba, era bastante dócil y se dejaba querer. Levantó la vista hacia la muchacha- mmm, tiene los labios parecidos a una de sus mamá's.
YY: Que dices Josefina, tiene la nariz de esta jovencita y cabello y los ojos de la otra.
XX: Es cierto -Las observó con una sonrisa- felicitaciones, la verdad es que su hijo es hermoso. -murmuró a su amiga- Lo que hacen estas tecnologías de hoy en día. Aunque diría que es la copia de esta muchacha, mira mira -Daniel sonrió mientras una de las mujeres le acercaba un caramelo.
Lauren sintió tanto calor en sus pómulos y era porque la vergüenza la estaba invadiendo de pies a cabeza. Observó a Camila pero ésta parecía divertirse con la situación. De golpe sintió pena, angustia y un sin fin de cosas. Recordó a Kristen que había fallecido y se puso a pensar tantas cosas, como aquella bella muchachita que de estar sonriendo, en 5 meses más o tal vez menos, pasaría a estar dentro de un ataúd. Recordo su sueño, aquella la pesadilla sobre ella, se tensó completamente y ella lo había notado.
Camila: Lo siento señoras, debemos retirarnos, di adiós Daniel.
Cuando encontraron una banca de bella madera, los 3 se sentaron pero el niño había pasado de estar en los brazos de ella a jugar con sus peluches de colores llamativos sobre la manta en el césped. Lauren tenía la mirada totalmente inexpresiva hacia el frente con los brazos cruzados. Hasta daba la impresión de que se había molestado por algo, pero Camila no sabía que era por otro motivo y muy importante. Sus ojos marrones se clavaron en el cielo, notando que no quedaba mucho de sol. No tenían idea pero el atardecer se convertiría en un paisaje recurrente para muchas ocasiones claves. El teléfono de la ojiverde había vibrado, revisando disimuladamente el mensaje de texto que le había llegado. "En una hora llega con ella a casa, espero no arruines la sorpresa"
Camila: No observes tanto el teléfono, pensaré que te estás aburriendo. –Miró a Daniel que parecía mantener conversaciones interesante con sus juguetes. Ella seguía en silencio- Hey, somos amigas ¿Me contarás que es lo que te pasa?
Lauren: -le sostuvo la mano rápidamente, entrelazando los dedos con ella fuertemente, su mirada provocó que tragara saliva- Estoy bien, tranquila.
Camila: No es verdad, tu mano está temblando, dime que pasa.
Lauren: ¿Recuerdas a Verónica? –La morena asintió sin quitarle la vista- se fue hace un par de días a su país de urgencia, su padre tuvo una embolia y ahora tiene muerte cerebral, Kristen murió hace unos días, siento que no puedo soportar que la gente sufra y ahora...-se quedó callada pero no le quitó la vista de encima. La morena había leído las palabras en sus ojos y comprendido a la perfección. Lentamente y sin cuestionarse el bien y el mal, apoyó su frente contra la de Camila- eres mi amiga, es una lástima que uno llegue a conocer a personas de manera tan...
Camila: ¿Tan cruelmente? –se le llenaron los ojos de lágrimas- sé que seré una de las muchas personas que verás morir Lauren, tal vez antes de que yo fallezca, lo haga alguien de las charlas pero lo sabemos, yo tengo SIDA, tengo un tumor y recién estoy comenzando en esto -sollozaba angustiada- quien sabe que otras consecuencias tenga en unas semanas, tal vez el día de mañana me mate una infección. Es tan difícil, pero lo que menos quiero es causarle pena a mis amigos.
Sin poder evitarlo, la ojiverde lentamente acercó su boca a las mejillas de ella que estaban mojadas por lágrimas. Un poco de esfuerzo bastó para succionarlas y para que esa desesperación por estar cerca y no perderla la dominara.
Estaba respirando agitadamente, dejando caer la respiración cálida contra su la piel, acariciando con su nariz la de Camila, estirando tan imperceptiblemente sus labios hacia los de la morena, pero el teléfono estaba sonando y tuvo que contestar.
Lauren: Está bien, no te preocupes Dianna, ya vamos.
Tomó a su sobrino entre lsus brazos haciendo de cuenta que nada había pasado, abrazó a Camila de costado y se dirigieron los 3 hacia la casa de Taylor para dejar las cosas ahí y partir donde Diana. No era capaz de observarla a la cara y al menos Camila agradecía aquello. Pequeñas lágrimas seguían cayendo de sus ojos y era por sentirse idiota. ¿Fijarse en ella? Ja Lauren tenía a Fiore.
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