Cuando cortó la llamada, de inmediato le dijo a sus padres de que se trataba todo eso. "Tengo una paciente algo complicada, le pagué unos exámenes para chequear su estado de salud y ya tienen los resultados, es una amiga de Dianna". Sus padres sonrieron porque amaban ver la preocupación de su hija en relación al tema de los pacientes. Bien recordaban que cuando era niña le gustaba ponerle banditas hasta a las muñecas, todo con tal de dárselas de médico super heroína. Su madre sonrió al recordarla de pequeña, viendo ahora cuanto había crecido, después de arduos años en la Universidad había sacado su título.
Lauren pensó que por el momento sólo se enfocaría en disfrutar la visita de sus padres, más tarde debía encontrarse con los médicos para hablar de aquellos resultados. ¿Nerviosa? Sí, lo estaba y mucho. Miró su reloj y se dio cuenta con alegría de que ya debía salir a almorzar, dejando sus cosas guardadas en el bolso negro, mientras sus padres observaban todo con curiosidad. Ya habían estado ahí antes, pero no en la consulta nueva que le habían asignado a su hija hace 3 meses.
Mike: Vamos pequeño, no reclames que no puedes estar todo el santo día deformándole la cara a tu tía como si fuese una masa de moldear, -El pequeño Daniel hacia movimientos rápidos con su mano mientras balbuceaba incoherencias.
Iba a reunirse con los especialistas en su turno al atardecer, temiendo que le dijesen: es tu deber decirle a la paciente Cabello los resultados del examen.
El almuerzo realmente había sido agradable, estar con sus padres después de tanto tiempo le llenaba ese vacío que sentía en su vida con respecto a la familia. Claro que amaba a su hermana, estimaba mucho a su cuñado y su locura era su sobrino, pero sus padres eran algo que nada reemplaza y que viviesen en el otro lado del país, que no los viese por mucho tiempo, producía ese sentimiento de extrañarlos todo el tiempo.
Clara conversaba sobre anécdotas de la infancia de sus 2 hijas mientras éstas reían. En otros tiempos hubiesen reclamado avergonzadas, pero ahora era diferente al tener 26 y casi 27 años.
Math: Espero mi Daniel no repita los pasos de su madre. -Decía con voz fingidamente preocupada el cuñado de Lauren.
La pelinegra aunque trataba de mantener la atención al 100% en la charla, no podía, realmente no podía. Pensaba en la reunión que tenía en unas horas más. Saber la verdad implica muchas cosas, pero en el fondo guardaba la esperanza de que todos esos desmayos tuviesen un simple motivo, algo que no debía preocupar a nadie, especialmente a la afectada. Taylor notó la ausencia que de a ratos se presentaba en la mirada de su hermana, preocupada porque por muy doctora que fuese, debía ser algo realmente importante lo que la tenía así.
Taylor: Oye Lauren, ¿podrías explicarnos quien es Fiore D'Angelo? –Daniel, que estaba en brazos de Mathew con una cuchara en la boca, comenzó a gritar y a ponerse inquieto para golpear la mesa con el utensilio metálico.
Mike: -sonrieron al ver como su hija se sonrojaba- Sí, cuéntanos ¿Quién es esa mujer Lauren?
Lauren: Me interrogan como si fuera una adolescente. Tengo 26 años por Dios. –Pero al ver la sonrisa pícara de sus padres, su cuñado y su hermana, resopló frustrada- Está bien, es una mujer que conocí gracias a Alexa y Vero. Es italiana, y es bastante agradable -Daniel, su sobrino lanzó la cuchara que cayó sobre las manos de su tía, no había parado de balbucear desde que dijeron "Fiore D'Angelo"- cálmate bebé, tú eres mi favorito.
Clara: Espero podamos conocerla antes de irnos, sólo nos quedaremos dos semanas que debemos aprovechar muy bien. -Con una sonrisa acercó su mano para acariciar la de su hija. La llegada de ambos había sido el mejor regalo de cumpleaños que pudo haber recibido, por mucho que haya pasado una semana ya. Y claro que se alojarían en su casa, ella era una sola y tenía mucho espacio para más.
Después de una rica comida en la que las risas no faltaron, miró el reloj sobre su muñeca. Faltaba sólo media hora para entrar y ya debía irse. Taylor no le quitaba los ojos de encima porque aún podía ver que algo le estaba pasando.
Con el corazón apretado subió a su automóvil después de haberse despedido de cada persona ahí en la mesa. Le hubiese gustado quedarse toda la tarde, pero ya los vería otra vez cuando saliera de su turno.
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Después de unas horas trabajando caminaba con la bata blanca desabotonada en su cuerpo, con la mano temblando casi como si se tratase de sus propios exámenes. Ahora se daba cuenta de cuanta curiosidad había crecido en ella por Camila, de saber qué demonios causaba todos esos hechos repentinos y desmayos imprevistos. ¿Dianna sabría algo que ella no? Seguramente sí y no le molestaba porque el secreto entre amigos era algo que se debía respetar.
Tocó la puerta despacio. Dentro se encontraba la enfermera que había mandado a hacer sin permiso de Camila, el test de ELISA (Enzyme-linked immunosorbant assay/ ensayo de inmunoabsorción enzimática), un neurorradiólogo y otro doctor más. Tenían sobre pantalla de luz blanca las imágenes obtenidas de todo el cuerpo de la muchacha, pero las que se ubicaban en un punto estratégico eran las imágenes de la resonancia magnética de la parte cerebral de Camila.
XX: Buenos días doctora Jauregui, ya sabrá para que la hemos llamado -decía la enfermera.
Lauren: -tosió nerviosa y se paró junto a ellos- Por supuesto, los resultados que he pagado de la paciente que ingresé hace unos días atrás ¿Qué es lo que sucede?
Neuro: Pues estuvimos discutiendo entre los tres sobre los resultados, como se pueden relacionar unos con otros y necesitaremos hablar con la muchacha para verificar nuestras sospechas, puede ser que le haya ocultado algunas cosas a usted que fue quien la internó cuando tenía fiebre de 40.6.
Lauren: -apretó la mano contra su nariz- ¿Qué tipo de cosas?
XX: Una vez la señorita Cabello vino a hacerse unos exámenes de sangre –había sido la noche que casi la atropelló afuera de la clínica y ella no lo sabía- y su rostro, algo me inspiró, debo confesar que hice mal en pedir test de ELISA sin su permiso, pero mis sospechas dieron resultados -sintió como si le pasaran un cuchillo caliente por la piel al mencionar aquel test- dio VIH positivo y usted sabe, aquello da paso para una infinidad de enfermedades oportunistas como tuberculosis, sarcoma de Kaposi, depende...
Lauren: Lo sé, depende del cuerpo, los síntomas y muchas cosas más, depende del individuo contagiado. -Sentía como un nudo se formaba en su garganta al recordar a la pobre muchachita llorar desesperada la noche de su cumpleaños- ¿Y qué ha visto ahí? -indicó con mucho temor las imágenes de la resonancia magnética.
Neuro: Es extraño para una edad tan temprana, pero tal vez no para una mujer que tiene VIH desde hace casi 4 años. -Colocó su dedo en las imágenes- Aquí verán unas manchas grises moteadas en el centro del cerebro, las apariencias y dimensiones son muy similares con las de otros pacientes que he tenido que poseen un tumor en especial.
Lauren: -gimió con la barbilla temblando- ¿Está seguro? ¡¿Un Tumor?! Esa muchacha es muy joven para pasar por esto.
Neuro: Doctora Jauregui, no dudaría que la paciente Cabello tenga un tumor a causa del VIH, esto se ha dado tantas veces y coincide con los muchos síntomas que ha presentado, además este tumor puede ser silencioso hasta cierto punto. –Lauren rascó su nuca nerviosa, alzando la vista al techo para no dejar en evidencia que sus ojos estaban húmedos.
¿Que diría Dianna de esto? O peor aun, una muchacha que reflejaba sufrimiento en sus ojos. ¿Qué diría de esto siendo tan joven?
XX: Y los exámenes de su sangre nos indicaron una baja importante de sus linfocitos TCD4, lo que lleva al estado sintomático de la infección conocido como síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
Neuro: Necesitamos hablar con ella, saber cómo han sucedido las cosas para unir todos estos resultados con la mayor seguridad posible. -Ajusto los lentes a sus ojos- Doctora Jauregui, soy especialista y las manchas que usted puede apreciar me hacen sospechar casi con un 95% de seguridad que son Glioblastomas, es oficial que tiene SIDA y eso ya no se puede negar, pero para estar seguro de que tipo de tumor es este, necesito hablar con ella.
XX: Traté de llamarla a su teléfono esta mañana pero no contesta. Es importante que se trate. ¿Sabe la gravedad de este asunto?
Lauren: ¡Lo sé! ¡Lo sé! Los glioblastomas son uno de los tumores más agresivos y severos –dijo con la barbilla temblando y los ojos brillando de impotencia- ¿y ahora? ¡¿Como le dirán a una muchachita de casi 19 años que tiene un tumor en la cabeza?!
XX: Pues usted va a lograr traerla con nosotros, creemos que aún podemos hacer algo, pero necesitamos conversar con ella y según Perrie usted conoce a esa joven.
¿Es que aquella mujer no respetaba la vida privada? No se vinculaba amorosamente con una adolescente 7 años menor que ella, sólo era una importante amiga de Dianna a quien le había prestado la ayuda necesaria. Con mucha angustia miraba las imágenes de la resonancia magnética mientras recordaba todas las veces que ella se había desmayado, la fiebre y los mareos. Tenía que conversar con ella para traerla a la clínica y prestarle la ayuda necesaria pero ¿Cómo? Y cuando creyó que este iba a ser el mejor día por la llegada de sus padres, resultó volverse extrañamente desesperante al saber que la morena le había ocultado lo del VIH, peor aún, que ella tenía algo aún más grave.
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Viernes 5 de Octubre 2015
Cerró los ojos al sentir el abrazo de su amigo Shawn. Él tenía un importante examen que rendir mientras Camila por hoy estaba libre. No había sido un día fácil para ella pues debió enfrentarse al equipo de porristas de la universidad. De cierta forma tenían razón y muy en el fondo no podía darse el gusto por hacerlas esperar todo el tiempo. Había pedido una semana como mucho para tomar la decisión de salirse o no de las cheerleaders, saber lo que realmente pasaba con su salud y ver si podría sobrellevarlo con el ejercicio físico. Le hizo una seña a Shawn con la mano para seguir continuando y soportar el frío que en la ciudad había. Estos días había sentido náuseas y muchos otros síntomas que trató de no tomar en cuenta, quería seguir estudiando como si nada y continuar adelante. De pronto cuando iba caminando con su bolso colgando del codo, quieta se quedó al ver caminar por la universidad a aquella mujer. Parecía perdida y confundida, seguramente buscaba a Dianna pero supo que no, cuando trató de pasar desapercibida y con un murmullo ella clamó su atención con una voz temblorosa "Camila".
¿Segundos? ¿Minutos? Sólo se quedaron haciendo contacto visual aunque ella estuviese con lentes de sol. Camila sentía mucha vergüenza reflejándose en sus pómulos. ¿Y la doctora? Ella sentía mucha angustia, demasiada para ser sincera y extrañas ganas de contener a esa muchacha entre sus brazos.
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