-Lo hizo por tu bien.
Murmura Judie con la boca llena de comida y yo me encojo de hombros, destrozando con mis manos el taco que me ha dado. Le he explicado todo lo que vi al recordar; mi madre.
-Pero igualmente me lo borró de la mente Jud.
Respondo poniendo en mi boca un trozo de lechuga y mirándola a los ojos.
-Tu también quisiste borrar algunas cosas de la cabeza de Justin por su bien; no puedes culparla cuando tú quisiste hacer lo mismo.
Me reprocha ella terminando su taco y cogiendo otro. Suspiro y dejo los trozos de taco encima de la mesa. Me mira cabreada y se cruza de brazos.
-Come.
Ordena y yo la miro fastidiada.
-No tengo hambre aún.
Respondo apartando el papel donde he puesto el taco y bebo un poco de agua. Nos pasamos el rato hablando de ella y Max, en cómo de bien les van las cosas. Y entonces me entero de que sí que voy a dormir con Justin, solo que quería hacer cena de chicas. Al rato, ella se larga, dejándome con dos tacos encima de la mesa aparte del que he destrozado, y yo salgo del autobús en busca de tranquilidad. Empiezo a andar y veo que ya se ha hecho de noche, pero que aún hay fans detrás de la valla. Ellas me llaman emocionadas y yo me acerco, haciéndome algunas fotos.
-¿Qué os ha parecido el concierto?
Les pregunto sentándome encima de la valla y ellas resisten la tentación de agarrarme. Todas me responden a la vez y entonces veo como aparece Justin por la zona de parking y todas empiezan a gritar como locas.
-Tienes mucha suerte de estar con él.
Me dice una ya más mayor, y yo sigo mirando a Justin; sonriente.
-Lo sé.
Susurro bajando de la valla y diciéndoles adiós con la mano. Me subo al autobús y oigo la ducha; Justin debe de estar en ella. Me siento en uno de los sofás que hay y enciendo un cigarrillo. Minutos después, él aparece con una toalla en la cintura y el pelo mojado; me mira y yo le sonrío tímida.
-Quería matarte hoy.
Murmuro notando como el rubor sube a mis mejillas y él se ríe. Se acerca a mi y me da un beso en la frente.
-Te lo merecías... He leído tu diario.
Responde él entrando un momento a la habitación y apareciendo después con unos pantalones de deporte. Yo me tumbo de lado en el sofá, para verlo mejor.
-¿Sin mi permiso?
Pregunto confundida y él se encoge de hombros.
-Tu me lo diste, ¿recuerdas?
Responde Justin sentándose en la mesa y pone mi diario encima de ella. Abre una de las páginas y aclara su garganta.
-Querido diario, me las he tenido que arreglar. He debido decir "estoy bien, gracias" al menos unas 50 veces sin sentirlo ni una sola vez. Pero nadie se da cuenta. Cuando me preguntan cómo estoy lo que quieren realmente oír es una respuesta poco siniestra.
Lee él serio y yo intento esconder mi cara.
-Esto es del día que volviste aquí, yo fui una de las personas a las que le dijiste que estabas bien.
Murmura Justin algo triste y decepcionado, y yo suspiro. Nos quedamos un rato en silencio hasta que decido romperlo.
-¿Lo decías enserio?
Pregunto de repente, haciendo que él me mire confundido.
-Lo de que... Me querías.
Continúo para que me entienda. Él sonríe tímidamente mientras se frota la nuca. Se pone de pie y se arrodilla delante de mí, poniéndose a mi altura.
-Totalmente enserio.
Responde sonriente para después darme un beso y abrazarme. Lo agarro con fuerza, sintiéndome segura entre sus brazos. Nos quedamos un rato abrazados hasta que decido levantarme e irme a la ducha. Salgo y me pongo unos pantalones de chandal anchos de color gris claro, junto a unas Adidas blancas y una sudadera verde militar. Dejo mi pelo mojado suelto y me dirijo otra vez a donde estaba antes, pero veo a Justin agarrando un taco que me ha dejado Judie.
-Voy a ir a dar una vuelta.
Le digo agarrando mi móvil y mi paquete de cigarrillos, para después guardarlo en los bolsillos de mi pantalón. Justin se pone una sudadera negra y unas Vans rojas.
-Vamos a ir a dar una vuelta.
Me corrige sonriente y yo no puedo evitar sonreír. Bajo del autobús y Justin me agarra de la mano; aún hay fans, quienes empiezan a gritar. Empezamos a andar sin rumbo, cogidos de la mano y en silencio. Encontramos una esquina totalmente oscura, solo iluminada por la luna, y nos sentamos ahí; en el suelo.
-¿Realmente te sientes mejor o tan solo te has acostumbrado al sentimiento de sufrir?
Pregunta Justin cuando enciendo mi cigarro y yo suelto el humo de un largo suspiro.
-Supongo que me habré acostumbrado, hace unos días recordaba cómo se sentía la felicidad, y ahora al recordarla, quería volver a sentirla.
Respondo mirando al cielo estrellado y silencioso. Justin me imita y se enciende un cigarro.
-Me siento tan peligrosamente frágil.
Susurro en medio de nuestro silencio y puedo notar como Justin me está mirando. Yo me hago una bola, rodeando mis piernas con mis brazos y apoyando mi mentón en las rodillas.
-Deja el dolor a un lado ____, ya has sufrido demasiado.
Murmura Justin acariciando mi pelo y yo niego con la cabeza. Le doy una calada a mi cigarrillo y vuelvo mi vista al cielo.
-¿Sabes? Estos días lo único que he aprendido es que nunca sabes cuánto dolor puedes soportar, hasta que soportar el dolor es lo único que te queda. Y déjame decirte, que comprobarlo es una situación difícil.
Digo absorta en mis pensamientos, ajena a Justin. Lanzo el cigarro lejos y vuelvo a rodear mis piernas con mis brazos, suspirando.
-Pero deja de pensarlo stormy, todo ha pasado ya. Es que, me parece irónico que las buenas personas tengan vidas tan malas.
Se queja él algo fastidiado y en mi rostro se forma media sonrisa.
-¿Acaso me consideras buena persona?
Pregunto sonriente mirándolo y él asiente, yo chasqueo la lengua y niego con la cabeza, disconforme.
-Todos somos malas personas Justin, aunque algunos aún no han descubierto su parte mala. Ni siquiera la luna sabe que tiene un lado oscuro.
Respondo ante su gesto melancólica y Justin frunce el ceño; nunca le han gustado mis ataques de sinceridad mezclados con nostalgia y filosofía.
-¿Puedo confesarte algo? Ya que tú me has dicho que me querías, creo que mereces una respuesta.
Digo de repente poniéndome de cara a él y cruzándome de piernas, cuál indio. Él me mira divertido esta vez y asiente.
-Yo no quería que me gustase nadie, es más, no pensaba algún día volver a sentir algo por alguien, pero llegaste tú y, y, y no sé que me pasó.
Me quejo con una estúpida sonrisa en la cara. Justin sigue mirándome divertido con las cejas levantadas y yo relajo mis hombros.
-La primera vez que te vi, no fue amor a primera vista, de eso estoy segura, ¡querías quedarte mi sudadera! Pero mi amor por ti se formó gradualmente. Tu personalidad, tu voz, tu cabello, tus ojos, tu humor, la forma en la que me miras y sonríes. Poco a poco todo se volvió claro para mí. Eras exactamente lo que estaba buscando.
Exclamo sonriente y Justin me mira con los ojos brillosos. Yo pongo mis manos encima de mis piernas y lo miro, esta vez con cara de fastidio.
-A mí me cuesta ser cariñosa, incluso todo lo incluido en la vida amorosa. Siempre doy menos de lo que tengo. Mi estilo de querer es ése, un poco reticente, reservado el máximo sólo para las grandes ocasiones. Y entonces apareces tú con tus abrazos mañaneros, tus besos de buenas noches y tus caricias diurnas. Has puesto mi mundo patas arriba, metafóricamente.
Digo en cierto tono de queja y Justin se ríe. Nos quedamos unos segundos en silencio, mirándonos a los ojos.
-Acércate.
Murmura de repente él y yo le hago caso. Muevo mi trasero por el frío suelo y él me abraza. Nos separamos y pone mi pelo detrás de mis orejas.
-Te quiero, ¿me oyes?
Susurra él sonriente mirándome a los ojos. Yo asiento tímida y le doy un leve beso en los labios.
-Yo... No puedo decírtelo aún Justin, no te lo tomes a mal, en serio, es solo que quiero estar segura de decir alg...
Digo con algo de nerviosismo y Justin se ríe, tapándome la boca con su mano.
-Lo entiendo, tranquila.
Responde él sonriente, yo suspiro y él destapa mi boca. Me pongo entre sus piernas, con mi espalda apoyada en su pecho, mientras los dos miramos las estrellas.
-Que la señorita ____ no deje el tour a medias por ser una vaga, y que tampoco me deje a mi.
Exclama Justin divertido cuando vemos que una estrella fugaz pasa por delante. Yo me río.
-¡Mira, estrella, alguien fugaz pide algo eterno!
Le grito a la estrella entre risas y Justin me abraza riéndose conmigo. Cuando empezamos a tener frío nos ponemos en pie; y Justin me carga en su espalda. Empezamos a andar por el parking y vemos que aún hay algunas fans, quienes nos sacan fotos.
-Ya sabes que mi lado es el derecho hairball.
Me quejo cuando subimos al autobús y decidimos meternos ya en la cama. Hemos decidido juntar las dos camas para así tener una de matrimonio. Justin se queja por lo bajo y se sienta en el lado izquierdo de la cama. Yo sonrío victoriosa y me quito la ropa, para segundos después ponerme encima una camiseta XXL negra que me llega por las rodillas. Me tumbo en la cama y me cubro con la sábana. Mientras, Justin apunta algo en su móvil y se quita su ropa, quedando en bóxers. Se pone a mi lado y lo cubro con la sábana; segundos después mi cabeza descansa en su pecho y sus brazos rodean mi cuerpo.
Abro los ojos y veo que Justin aún está dormido debajo de mi. Me acerco poco a poco a su rostro y le empiezo a dar ligeros besos por el cuello, la mandíbula y los labios. Él sonríe levemente y abre un ojo, para después volver a cerrarlo. Me abraza con fuerza y yo me río.
-Podría pasarme así toda la mañana; así que voy a hacer ver que sigo dormido.
Murmura él con la voz ronca y yo me río, dándole un par de besos más en los labios.
-Buenos días hairball, voy a hacer el desayuno.
Le digo feliz y él pone morritos para que le dé otro beso. Se lo doy y me pongo de pie de un salto; viendo por las ventanas que aún estamos por carretera. Voy a la cocina y agarro unos tazones para poner leche con cereales. Voy un momento a la habitación y veo a Justin mirándome con los ojos aún medio cerrados.
-Estoy cansado.
Murmura tumbándose ampliamente en la cama y yo me río, recogiendo mi pelo en una coleta. Me apoyo en el marco de la puerta y suspiro sonriente.
-No vas a morirte por estar en la cama, pero, si necesitas algo, llámame que arreglaremos tu mundo.