❝ No voy a quedarme.❞
Había tomado la decisión. Me iría al distrito 12. Tenía curiosidad, y sí, quería salir del distrito 5 al menos por un rato. Mi cabeza se sacudió en molestia y puse mis ojos en blanco cuando recordé la pregunta que Haymitch me había hecho luego de que le dijera que sí los acompañaría, para lo que sea que hagan.
"— ¿Es también Devon la razón por la que decides esto?" Me había preguntado, a lo que al principio, había negado con la cabeza, pero claro estaba en que después lo había pensado, y la verdad era que quizá también quería. . . ¿Alejarme?
Realmente no me había gustado en lo absoluto su comentario, pero aun así sabía que esa no era mi razón del todo. En realidad, es difícil buscar una razón mala cuando no la tienes.
Como le había contestado, lo hacía solo porque me habían caído bien, y sí, claro que los apreciaba a ambos.
Llegamos bastante rápido al Distrito 5, a casa. Devon bajó del tren y estaba a punto de ingresar a la entrada para seguir por el edificio de justicia, pero se dio cuenta que no lo seguía, que yo seguía parada en la entrada al vagón y juro que no se como decirle que no me quedaré.
Salir del Distrito al que perteneces para ir a otro, no es algo muy usual, y vaya, son tan paranoicos que hasta nos mudaron eso de pensar que era "extraño" y en realidad no es algo que se practique con frecuencia, casi nunca de hecho, y es bastante costoso conseguirlo.
Pero tenemos una excusa perfecta.
Y en realidad, no traíamos nada malo entre manos, de hecho, no traíamos nada.
Cuando me doy cuenta, Devon me mira y vacila queriendo decir algo.
― ¿Qué esperas? ―Me pregunta suavemente.
Se acerca hasta donde yo estoy, sin embargo no sube. Me tiende la mano y se me encoje el corazón, Y comienzo a sentirme un poco mal. Nuestros ojos se clavan en el otro y trago la saliva con nerviosismo.
Termino negando con la cabeza, en respuesta, y él frunce el ceño, bajando la mano, y metiendo ambas en los bolsillos delanteros de sus pantalones.
― ¿Qué pasa? ―Pregunta de nuevo.
Mis ojos se cierran muy fuerte por un momento, y suelto un suspiro. No debería sentirme mal, pero es exactamente lo que hago.
― Yo- Yo no me quedaré Devon ―Logro decir, por fin.
El ríe como si hubiera contado un chiste y mi ceño de frunce, lo miro con bastante seriedad y entonces, solo entonces toda expresión graciosa se borra de su rostro, y me mira de nuevo.
― ¿Qué? ― Es lo primero que dice, claramente sorprendido por mi respuesta.
― No voy a quedarme ― Le repito.
― ¿Por qué?
― Tengo mis razones. . .—Y en realidad no, pero no se me ocurre algo lógico para contestarle tan rápido.
Él parece estudiar mi respuesta, mientras que baja la mirada brevemente, y pasa la punta de la lengua por sus labios, y pasado aquel gesto, vuelve a subir sus ojos claros hacia mí, y a preguntar.
― ¿Vas a huir de lo que pasó?
Mi boca se abre, pero no emito respuesta a la primera vez, sin embargo, respondo.
― No, claro que no. Yo jamás huyo de mis problemas, lo sabes.
― ¿Entonces?
― Necesito despejar mi mente, es solo eso. —Comienzo a estar cansada de contestarle.
― ¿Es por mí? ¿Es por lo que pasó? ―Vuelve a repetir, y esta vez, ya parece un poco dolido.
― Tal vez.
― ¿Tal vez?
― Tal vez ―levanto mis hombros― Sí- No. ―cierro los ojos y niego con la cabeza.― Sólo tal vez.
― Sólo tal vez ― Dice asintiendo, haciendo que sus labios formen una fina y tensa linea recta.
Nos quedamos en un sórdido silencio, mis oídos zumban, mi sangre corre frenéticamente por mis venas, y solo me limito a mirarlo. Ambos vacilamos nuestros pasos, y termino bajando del tren, para poder mirarlo.
Es la primera vez que voy separarme de su lado, ahora que lo pienso. Y en realidad, no es que estuviéramos juntos todo el tiempo, pero desde aquel día en el cementerio, se ha vuelto mi amigo más frecuente.
― ¿Ya- ―Y se aclara la garganta antes de seguir.―. . .ya tienes tu ropa?
― Sí, ya está empacada. —Contesto con facilidad.
Su aura cambia casi instantáneamente y me dedica una mirada glacial, yo vuelvo a fruncir el ceño, y mis brazos se cruzan sobre mi pecho.
― ¿Ya lo tenías planeado? ―Me dice molesto.
¿Qué?
― Yo. . . ¿Qué? No, no, no, claro que no ―Le respondo, frunciendo el ceño más de la cuenta. — ¿Y de todas formas si ya lo tenía planeado qué con eso?
Y en realidad estoy molesta, nadie controla mi vida. Noto que él endurece la mandíbula, pero pasados unos segundos de sostenerle la mirada de una manera fría, él se termina relajando.
― Ya tengo que irme.
Él me mira, y parece querer decirme algo, pero termina suspirando, y asintiendo con la cabeza.
— Bien. —Dice.
— Bien. —Le digo yo.
Él vacila, se voltea, comenzando a caminar hacia la entrada de nuestro distrito, y yo lo observo mientras que él se va. Sin embargo, me mira por sobre el hombro, con una sonrisa que no toca sus ojos, y vuelve a lanzar uno de sus comentarios con ese tipo de veneno que te enoja.
― Yo creo que tanto Katniss y Peeta, te afectaron el cerebro ―Dice, dándose golpecitos en la cabeza.
Mis cejas se levantan en sorpresa, y una sonrisa irónica baila en la comisura de mis labios.
― Yo creo que estás celoso. —Le digo, y eso parece causar tal efecto en él, que termina volviéndose enteramente a mí. — Y no soportas la idea de esté con alguien más.
Él suelta una carcajada tan vacía, que puedo jurar que sus ojos se vuelven levemente oscuros por un momento.
— ¡¿Celoso!? ¡¿De ti!? ¡Por favor, Nova! —Casi grita, y oigo pasos que vienen del vagón. — ¡Es una suerte que ellos quieran estar contigo! ¿No te das cuenta de la lástima que das?
Y ese simple comentario, hace que me quede totalmente sorprendida,y algo dolida. Mis ojos lo miran como si en realidad quisiera comprobar que es él, el que esta hablando, y no alguien más. Devon probablemente se dió cuenta de lo que dijo, porque traga la saliva rápidamente, con nerviosismo, y cuando intenta acercarse a mí, la voz de su madre, Violett, se alza sobre nosotros.
― ¡Devon Hountden!
Quiero abalanzarme contra el de nuevo, pero mucho antes de si quiera mover un solo músculo de mi cuerpo, las manos de Haymitch están ahí, en mis brazos.
― Él no lo vale. ―Me dice.
Violett mira con decepción a Devon, y con tristeza a mí. Haymitch me suelta y me dirijo hacia Violett, chocando apropósito, muy fuerte con el hombro de Devon. Mis ojos comienzan a picar, y algo extremadamente doloroso se forma a la altura de mi garganta, pero aclaro mi garganta, una y otra vez, y aunque no funcione, le dedico una pequeña sonrisa a Violett.
Violett tiene lágrimas retenidas, y se encoje el corazón, la abrazo muy fuerte y los nudos se desatan dolorosamente, y mis ojos liberan lágrimas. Ella me corresponde el abrazo, y acuna cariñosamente mi cabeza sobre su hombro.
― Todos tenemos límites bonita. —Me dice, como si leyera mi mente. — y tú llegaste al tuyo, trata de perdonarlo, es un buen muchacho ―Dice depositando un beso en mi cabeza.
Me pongo frente a ella y le tomo de las manos.
― ¿Vas a estar bien? ―Me pregunta de forma cariñosa.
― Lo estaré ―Vuelvo mi vista a Haymitch y de nuevo a ella― Estoy en buenas manos.
― Ay, ven aquí. —Vuelve a decirme, para luego abrazarme con fuerza y mecerme entre sus brazos. — Voy a extrañarte.
Y me toma de las mejillas para poder limpiarme las lágrimas de las mejillas, gesto que instantáneamente me recordó a mi madre. Sonreí con suavidad hacia ella.
― También yo. ―Le respondo, y ella aparta sus manos de mi rostro.― Volveré más pronto de lo que imaginas.
― Eso espero ―dice sonriendo― O iré yo misma a buscarte.
Cuando vuelvo para entrar al vagón, Devon ya ni si quiera esta aquí, genial, me ahorra el trabajo de ignorarlo. Haymitch me recibe con los brazos abiertos y subimos juntos, pero antes de marcharme, me vuelvo para observar a Violett, me despido con la mano por última vez, y me adentro al tren.