Los Cambios En El Amor

By Rryolen

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Adamaris Gutiérrez es una mujer Mexicana que lucha constantemente por triunfar en un mundo en el que las medi... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítu...💔
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13 MARATÓN parte 1
Capítulo 13 MARATÓN parte 2
Capítulo 13 MARATÓN parte 3
Especial Final De Maratón
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capitulo 17 MARATON parte 1
Capítulo 17 MARATON parte 2
Capítulo 17 MARATON parte 3
Especial fin del maraton
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capitulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capitulo 25
Capítulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55 Maratón parte 1
Capítulo 55 Maratón parte 2
Capítulo 55 Maratón parte 3
Especial Final de Maratón
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70

Capítulo 67

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By Rryolen

La pregunta la tomo por sorpresa. En el libreto que le entregaron nunca apareció aquella pregunta —al menos que ella recuerde de lo poco que leyó— pero eran preguntas del público por lo que no pudo ocultar su rostro de sorpresa ante la sola mención, y no porque tuviera algo que ocultar. Sencillamente no le parecía correcto confirmar algo que hasta ese momento no existía.

Aunque tampoco podía dejar a un lado el hecho de que esta saliendo con  Damián. Era verdad. En plan de amigos. Así como también lo hacía con Joel y su novia, Laura. Solo que con Damián sus planes vienen acompañados de intensiones romanticas. Salen al parque, la invita a cenar, la invita a sus fiesta y se intercambian pequeños regalos. Sin embargo, es consciente que el doctor busca algo más que una simple amistad, ambos acordaron que iban a empezar como amigos. Adamaris no se sentía preparada para darle otra oportunidad al amor, y siendo sincera con ella misma, jamás iba a estarlo. Aún seguía locamente enamorada de Alejandro y aunque su amor le dolía, sobretodo su desconfianza y rechazo, que precisamente él hubiera maldecido su amor, el hecho de seguir enamorada después de tantos meses sin verlo y los numerosos rumores al rededor de su desaparición la hacen sentir enojada.

Pero se lo hizo saber, cuando intentó acercarse dejando a un lado el plan de doctor-paciente, pero éste lo aceptó así, pidiendole a cambio que las cosas fluyeran y que en verdad intentará no cerrarse a su proximidad.

Al principio sintió que lo hacía por compromiso. Su terapeuta le había aconsejado que tenía que convivir más con sus seres queridos después que se enterará las excesivas horas de trabajo en las que se veía inmersa y empezar a olvidarse de un amor idealizado. Por lo que todos en casa estaban al pendiente de ella y la animaban a su manera a que se diera una oportunidad en el amor. 

Su hermano la había arrastrado todos los días a departir con los demás habitantes de la casa, desayuno, almuerzo y cena, a su vez supervisa que comiera mientras que su tía y Mónica cuidaban que durmiera a tiempo y no saliera a hurtadillas a trabajar.

Sobretodo porque la rubia la había pillado en más de una ocasión despierta después de haberse despedido, reinando el sueño en la casa, por lo que a Alan le resultaba bastante bien que su amiga estuviese compartiendo el cuarto con ella. A ésta le resultaba difícil conciliar el sueño con rapidez, además que había descubierto que es de sueño ligero por lo que el más mínimo sonido lograba ponerla alerta y pendiente a que durmiera toda su noche. Adamaris agradecía el esfuerzo de la rubia, pero aquello solo lograba mantenerla despierta y ansiosa en la cama, imaginando y recordando. Y sin poder moverse debido a la estrechez de la cama.

Mientras que María motivada por las recomendaciones de la terapeuta, se empeñó en hacerle de casamentera, y al estar Damián tan cerca, su  motivación creció hasta conseguir cansarla y aceptar las intensiones del doctor en salir. Y Alan no había intentado arrancarle la cabeza cuando éste iba a su encuentro en alguna cena o encuentro familiar, solo había mandado a Carlitos a estar pendiente de cualquier movimiento que  a éste se le ocurriera hacer al quedarse a solas con ella. Pero el doctor se estaba comportando como un cabello y aquel comportamiento aumenta de sobre manera el sentimiento de culpabilidad que empieza a detestar, pero que no podía extinguir; no cuando ella estaba siendo sincera sobre el no estar preparada para empezar una relación.

—Siendo sincera si estoy viendo a alguien, pero solo en plan de amigos para conocernos y ver que pasa.

Un nudo en la garganta y un dolor punzante atraviesa el corazón de Alejandro. Incluso dejó caer el telefono, preso de sensaciones extrañas. Creía que su corazón apenas podia latir e inevitablemente su vista se nublo, sin poder contener el flujo de lágrimas. Su mente grita que no podía ser cierto aquellas palabras, pero ahí estaban y no podia pensar en el hecho de que alguien más estaba conquistando el corazón de su amada.

El hecho de imaginarla besando a otro, abrazándolo, aceptando sus insinuaciones y pretenciones.

Mientras Alejandro cae en un mar de desesperación, la entrevista continuo.

—Arroba Elena cero dos, pregunta: ¿Quizas es el papucho morenazo cuerpo tallado por los mismos dioses o el riquillo empresario? —rieron ante la pregunta. —mis amores son muy chismosas.

—Ultimamente me lo estan preguntando mucho —bromea. —y mi respuesta sigue siendo la misma. Me gusta mantener mi privacidad, así que... voy reservarme su nombre.

Ambas volvieron a reir.

—¡Ni modo mis amores nos iremos a quedar sin saber esta respuesta! Y eso sería todo por hoy —empezó a la zar besos a la pantalla. —recuerden darle like a este video, compartirlo y seguirme en todas mis redes sociales, y por supuesto apoyar el talento mexicano que tenemos muy olvidados y que por supuesto la esta rompiendo toda, Adamaris dejó los microfonos abiertos para que te despidas.

—Agradecidas con todas las personas que estuvieron presente en este en vivo, con todos mis fans que hicieron realidad todos mis sueños y el poder tambien estar aquí... Contigo Evi, gracias por abrirme este espacio, gracias por tu excelente acogida. Sobra decirte que tienes un espacio un mi corazón y espero algun colaborar juntas.

—¡Ay por supuesto! ¡Yo emocionadísima! Fans número uno de ti, de tus propuestas, y bueno también quien quita y aquí se teje algo. ¡Me has emocionado!.

La transmisión se apagan al mismo tiempo que las  luces del auditorio.

—¡Estuvieron increíbles! —informa la manager de Evi, Astrid, sin despejar la vista de su telefono. —¡fuimos el programa en linea más visto de toda Veracruz! ¡Felicidades chicas! Ahora, una foto.

Alza su telefono, esperando que estas posaran para la foto. Ambas así lo hicieron con una sonrisa en el rostro. Astrid volvió su mirada al telefono

—Y lo de colaborar es una idea que seguramente la va a romper aún más de lo que ambas lo estan haciendo.

—Yo encantadísima —asegura Adamaris.  Evi se le ilumina su mirada y asiente.

—¡¿En serio?! ¡Si yo encantada! Me fascina todo lo que diseñas.

—De verdad muchas gracias, ¿Me pasas tu número? Así podemos concretar bien la idea y presentarla.

Ambas se intercambian número con la promesa de escribirse.

—Si gustas te llevamos al hotel así aprovechas y conoces el lugar, te va a encantar.

—Te agradezco la invitación, pero voy a tener que rechazar la idea. Quiero trabajar lo más pronto posible en lo que hemos hablado, ya después cuando la colaboración sera más real podremos ir juntas a donde tu quieras.

—Impresionante, veo no parás, pero esta bien, te lo paso por ser tu. Descansa entonces.

Adamaris estaba muy contenta de camino a la ciudad. Le había caído muy bien Evi, la chica habia logrado distraerla a tal punto de que había disfrutado de la entrevista y ella en verdad se encuentra agradecía ya que pocas veces en tantas entrevistas que ha dado a los largo de estos meses se había sentido tan relajada  por lo que no dudo en seguirla en todas sus redes sociales, re postear la foto que se había tomado con un sentido comentario de agradecimiento e incitado a que vieran la entrevista y la siguieran, y también le gustaría mucho confeccionar para ella por lo que no dudo en tomar su vehículo y manejar hasta llegar a su casa para plasmar todas las ideas que la abruman. 

El sonido del celular interrumpe su concentración, se apresura a contestar. Es María.

—Ada, ¡Estuviste increíble en la entrevista!.

—Hola Mary, gracias por tus palabras. Según Astrid la rompimos en el en vivo, así que ya te puedes imaginar.

—!Yo sabía que les iba a ir muy bien¡ Aquí estuvimos muy atentos a la entrevista... ¡Alan casi llora! Maricé lo hizo —del otro lado Alan bufó y murmuro para sí unas negativas. Ambas mujeres rieron.— ¡Y ni decir de las ventas! Hoy especialmente tuvimos un día movido... Hasta hace poco acabamos de cerrar.

—¿De verdad? Wow, es increible como todo se mueve por una simple entrevista.

—No es una simple entrevista —la corrige.—Evi es una de las influencer más importantes de méxico... Creo que del mundo. Se dice que todo lo que esa mujer toca lo convierte en oro y para la muestra de un botón lo de hoy. Pero que yo te cuente es diferente a lo que vivimos.  A Evi se le resa. Ni muy bien abrimos cuando las personas se estaban agrupando y todo el día estuvo entrando y saliendo personas dispuestas a adquirir algunas prendas, algunas se llevaron muchas cosas —suelta un suspiro tras hablar sin pausa.

Adamaris no la contradice.

—Me imagino que debes estar cansada ¿ ya estas en el hotel?

—No, voy camino a la casa.

—¿Qué? —la vos de Alan se escucha desde la otra linea., fuerte y llena de escepticismo. Se escucha un estruendo, Alan le ha arrebatado el aparato a María. Adamaris suspira quedado, maldiciéndose mentalmente por haber respondido a esa pregunta teniendo a su familia tan cerca. — ¿Por qué no esperaste hasta mañana para irte en avión como lo tenías planeado? ¿¡Acaso estas loca, mujer?! ¿Eres consciente la hora en que es para estar manejando? ¿De los peligros que acarrea ir sola en la carretera a plana nueve de la noche? ¡Sólo movilizarte en México es un peligro! ¿Por donde vienes? ¿Estás manejando? ¿En qué carro vienes? Deten el vehículo y quedate ahí, ya salgo para allá —ordena ya con llaves en la mano.

—¡Ey! —lo detiene Adamaris. Alan  estaba por colocarse el chaleco. —estoy bien, ¿Vale? El motivo por el cual decidí esto a último momento es porque no iba a poder dormir sola en una habitación de hotel y sin mis instrumentos para plasmar la tremenda inspiración que cargo. Manejar me distrae y me hace bien. Además sería un desperdicio total que vinieras hacía mi, te tardarías un monton y ya yo voy por la mitad del camino así que relajate un poco.

—No le pidas que me relaje, estoy haciendo los calculos y vendrías en plena madrugada. ¡Vas acabar con mis nervios!.

—Pues manten tus nervios a raya porque yo voy a continuar y si me sigues fastidiando seguro terminaré en un barranco por no estar concentrada.

—¡Serás...!

Otro estruendo se escucha provocando que la linea se quede en silencio. Maricé le había arrebatado el telefono a su sobrino.

—¡Querida estaré rogándole a todos mis santos para que te protejan! Voy a encender muchas velas por ti, mijita. Ten cuidado que nosotros estaremos muy pendientes —dice en voz conciliadora, pero sin poder ocultar la preocupación que su rostro también intentó ocultar.—y no le hagas caso al tonto de tu hermano. Maneja con cuidado y tomate tu tiempo. Cada tanto mándanos tu ubicación y si encuentras pertinente descansar así sea en un hotel avisanos.

—Gracias tía.

Rápidamente se despiden para que esta le pudiera mandar su ubicación en tiempo real. Después de hacerlo, solo esperaba que estuvieran más tranquilos así como se encontraba ella en esos momentos. Tras el recorrido se dio cuenta que disfruta el hecho de manejar de noche porque se encontraba en constante alerta de la carretera y sus numerosos peligros lo que le enviaba una corriente electrica por todo su cuerpo que resultaban en sensaciones emocionantes, hasta mantenía una sonrisa an su rostro, coreando las canciones que en la radio colocaban. 

La mayoria del trayecto estuvo ligero. Adamaris no sintió pesado el viaje pese a las horas de camino que recorrió para llegar a su destino,  pero ya en la capital el trafico estaba muy lento para ser plena madrugada por lo que se vio forzada a parar para poder ir al baño, hablar con su familia, aprovechar a llenar el tanque del coche y comer para aliviar la acidez que sentía porque llevaba muchas horas sin probar comida.

Al estar el tanque lleno y con el estómago en igual de condiciones se apresura a entrar al coche. Pese a que el frío helaba hasta el tronco más resistente Adamaris insistía en mantener la ventana baja dejando que la brisa acaricie su rostro y desordene violentamente su cabello. Al avanzar, alcanzó a ver por el espejo retrovisor un auto estacionarse en el mismo lugar donde se encontraba, pero continuo su camino sin percatarse que si hubiera esperado otro segundo en la gasolinera se habría topado de frente con Alejandro.

El empresario, había quedado plenamente convencido que debía volver a la ciudad ese mismo día si no quería perder a Adamaris para siempre. Por lo que en contra de las indicaciones del médico y bajo los regaños de su nana se dispuso a regresar ansioso por llegar a su hogar y poder continuar con sus planes. Sus corazones latieron como si estuvieran conscientes de la cercania de sus cuerpos. 

Ambos continuaron su camino sin percatarse de la existencia del otro en el mismo carril y bajo el mismo camino. Los dos con distintas intenciones pero ansiosos por llegar a su destino.

Ambos autos se detuvieron y ni muy bien Adamaris salió de su vehículo cuando Alan, acompañado de su tía y Mónica salieron a recibirla. Envolviéndola  en un fuerte abrazo. Aquella escena conmovió al empresario, pero su corazón se encontraba tan emocionado de poder verla después de tanto tiempo que tuvo que controlarse para no salir a su encuentro, abrirse espacio entre sus familiares y abrazarla también; y tal vez darle unos cuantos besos. Si tan solo no se encontrará tan débil de sus piernas la hubiese hasta secuestrado.

—¡Bueno entremos, entremos que hace bastante frío! —exclama Maricé.

Tras observarlos apunto de adentrarse a la casa; Alejandro se desesperó, pensando que no tendría más oportunidad de volver a verla. Sin embargo, Tras la intensa mirada que le dedicaba Adamaris fijo su mirada en los cristales del vehículo sintiéndose observada así que su cuerpo se detuvo. Hasta juro que su mirada había sido conectada con la persona extraña tras el vehículo.

Alejandro observó como Alan le hacia una pregunta a su hermana y ésta le respondía sin apartar la mirada. Alan le estaba pregunta el motivo por el que había detenido pero ella apenas y pudo responder por lo que rápidamente Alan se coloco a su lado. Abriendo sus pechos y tensando sus musculo en actitud desafiante también mirado hacia el vehículo. Alejandro al sentir aquella peligrosa mirada ordenó al chofer continuar su camino. Aligerando el ambiente tensionante de los hermanos.

—¿Qué pasa? —pregunta Mónica al observar la actitud de los hermanos.

—Nada —contesta Alan, adentrándose a la casa, llevándo consigo su hermana.

—Hija, ¿Tienes hambre? —le pregunta Maricé.

—No tía, algo comí del supermercado —responde. —ahora lo que quiero es descansar. Extrañamente me siento cansada.

—¡Entonces vamos todos a dormir! —exclama Alan, feliz.

—Si, si debes estar cansada —lo apoya Mónica. —ya es de madrugada, ¿No? Mañana hay que levantarse bastante temprano. Vamonos todos.

Nadie se opuso y pronto la casa cayó en un silencio sepulcral. Por otro lado, Alejandro no pudo conciliar el descanso, no cuando tuvo tan cerca a la castaña y casi pudo oler su aroma. Preguntándose si  aún conservaba el olor tan característico que tanto le vuelve loco.  Imaginando la suavidad de su piel al hacer contacto con sus gruesas manos. Saboreando el elixir de su boca e idealizando el sonido de su risa.

La oscuridad apenas y empezaba aclararse cuando Alejandro arribó a la compañia, encerrándose en su oficina hasta que sus instalaciones empezaran a llenarse de gente curiosa por su aspecto cansado y andar en silla de rueda. Realmente quería evitar a toda costa preguntas incómodas o que el chisme se regara hasta llegar a los oidos de la prensa.  Por su parte, empezó a revisar todos los movimientos que se habían realizado en su ausencia y como era de esperarse, su padre no había dejado nada a la vista del ser humano por lo que tuvo que esperar que éste apareciera a la oficina, pero afortunadamente una hora después la puesta de la oficina se abrió y de esta aparecieron sus padres. Ambos profundamente agitados.

—¡Hijo! —exclama Enriqueta escéptico, soltando a llorar. Esa imagen le dolió en el corazón por lo que su expresión se suavizó lo suficiente como para aceptar que su madre se lanza a su encuentro rodeándolo en  un fuerte abrazo.

Abrazo que no sabía que necesitaba, pero que el calor que emanaban de ellos calma su corazón. 

Su padre, reponiéndose del escepticismo, cierra la puerta y avanza a su encuentro. Deteniéndose  a escasos metros de distancia.

—Hijo mio, pero ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué estas en silla de ruedas?—cuestiona la mujer, palpando incluso la espalda de su hijo como si aún no creyera que estuviera en aquella oficina.

—Bueno madre, no me podían tener para siempre en una cama y esto —aprieta con fuerza la silla. —es el resultado de meses pegado contra mi voluntad en una cama.

Ambos padres soltaron un sonido de sorpresa. Incluso Enriqueta se echó hacia atras, mirando a su hijo horrorizada. Alfredo también se encontraba choqueado, analizando aquellas palabras.

—Alejo, hijo, ¿De qué hablas? —cuestiona la mujer.

Alejandro endureció su expresión, mirando a sus padres de forma acusatoria, sin poder contener el nivel creciente de su ira.

—Del  hecho madre,  que alguien le pagó a la supuesta enfermera para que me mantuviese completamente sedado todo este tiempo.

Enriqueta le acaricia la mejilla, observándolo con lastima y dolor.

—¿De qué... Qué dices? ¿Qué te hizo esa mujer?—vuelve a preguntar Enriqueta.

Alejandro suelta un suspiro y observa a su padre. Sus miradas se encuentran y Alejandro no sabe describir los sentimientos que en esta se observan.

—¿Sabes de lo que hablo? Padre.

—No, no sé de lo que hablas —responde solemne. —pero lo que dices es muy grave y merece ser denunciado.

—Ya esta en investigación padre —contraataca. —lo que quiero saber es, ¿quién se encargó de contratar a esa mujer?.

Alfredo duda, pero brillo decidido en los ojos de su hijo le indican que éste jamás se dará por vencido cuando se trata de buscar la verdad.

—Fue tu primo, Nelsón —responde soltando un suspiro largo.

Alejandro se contuvo de lanzar una maldición al ser una vez más consciente que nuevamente su primo estuviese involucrado en asuntos que ponen en riesgo su vida. 

—Pero, ¿Tu estas bien? ¿Ya te revisó el médico? ¿Cuando despertaste? —los interrumpe Enriqueta, bastante preocupada.

—Por supuesto que estoy bien. Lo que sea que esa mujer me haya administrado no provocó mayores daño. Aunque  los examenes de laboratorio saldrán hoy.

—¡Ay hijo! Pese a todo me da tanta felicidad que estes aquí, ¡Con nosotros! —chilla su madre, sin poder evitar seguir derramando lágrimas. —ay hijo, te extrañe tanto. Lo siento por no poder estar hay cuando me necesitabas. Por lo poder haberme dado cuenta de las intensiones de esa mujer. Todo esto es mi culpa.

—No mamá, nada de esto es tu culpa —la interrumpe Alejandro, sintiéndose culpable por permitir que su madre se sintiera culpable. 

—No lo entiendo —interviene su padre, sin poder dejar pasar el tema. —dices que alguien contrató a esa mujer para mantenerte sedado, ¿Crees que ese fue Nelsón, tu primo? —pregunta, sin poder evitar colocar una expresión de escepticismo.

—¡Dios mio eso sería terrible! —exclama Enriqueta, espantada.

—¡Y absurdo a la vez! —reniega Alfredo, igualmente de espantado. —pensar si quiera en que eso podría pasar es...

—¿Por qué no, padre? —pregunta Alejandro en tono ironico.

—Porque somos familia —responde. Alejandro suelta un bufido —porque crecieron juntos como hermanos y porque no existe motivo alguna para creer eso. ¡Estas completamente loco al pensar aquello! ¡Las drogas te pulverizaron el cerebro!.

Alejandro lanza una carcajada al aire sin poder ocultar su inconformidad. Que su padre nuevamente no lo crea le da vuelco al corazón, en situaciones como estas en verdad deseaba tener a su hermano cerca. Él seguro le creería e iría al fondo del asunto.

—¿Por qué pensé que al menos pondrías en duda mis palabra?

—¡Por favor escúchate! —trata de razonar. —Nelsón es tu primo. Primo de sangre. ¿Qué motivos tendría de hacerte daño? Si, lo aceptos, nunca se han llevado bien, pero de ahí a llegar a sobrepasar los limites con tu bienestar es... —suspira, tratando de buscar las palabras correctas para continuar la conversación. —a lo que voy es que, Nelsón no tiene ningún motivo para intentar hacerte daño. Ni siquiera entiendo la rivalidad que supuestamente tiene Nelsón contigo cuando portarse más bien contigo no puede.

—¡Ja! Eso es lo que tu crees, pero no ha sido así. Nelsón siempre a buscado la forma de perjudicarme. Claro sin que ustedes se dieran cuenta por supuesto —la mirada de Alejandro endureció, recordando las veces que Nelsón saboteó sus proyectos, amistades, intereses amorosos, integridad física y a los ojos sus padres el mentiroso resultaba ser él. — como sea, ya no importa y si... ¿Y si se quiere adueñar de la presidencia?.

Alfredo jala su cabello hacia atrás como forma de liberar estrés acumulado, pero los gestos le daban a entender que no le creía nada.

—Hijo, en todos estos meses lo único que hizo Nelsón fue tratar de cumplir a cabalidad todos los compromisos que tenías  en marcha y a futuro. Bajo mi extrema supervisión y como lider. Nada se hace en esta empresa sin tu visto bueno, y en caso de que faltes, como en este caso el mio o el de tu madre. Pero si tu no te  hubieses puesto a cometer locuras nada de esto estuviera pasando.

—¡Bueno ya basta! —interviene Enriqueta, apenas estuvo consciente de la discusión que empezó a surgir entre padre e hijo. —Si es verdad que Nelsón no tuvo nada que ver solo la justicia nos lo dirá. Tampoco podemos ocultar el hecho de que fue él quien estuvo a cargo de contratar al personal —Alfredo abrió la boca, dispuesto a replicar pero Enriqueta continuo hablando sin darle oportunidad de intervenir.—aunque tú hayas dado el visto bueno querido. Seguro tendrá una explicación cuando llegue a la oficina. Así que dejemos esta discusión para esta noche por favor. Hijo —dijo, acurrucando su rostro con sus manos. —¿Regresaste a tu apartamento? Yo creo que sería bueno que te quedes con nosotros por un tiempo mientras te recuperas del todo.

—No mamá —responde determinado. —no voy a perder mi independencia por esto. Además, ya te dije que estoy bien, estar así solo es a causa de estar postrado en aquella cama. También tengo que colocarme al día con los asuntos de la empresa.

—De eso se puede encargar tu padre.

—Estoy de acuerdo con Enriqueta, es mejor que regreses solo cuando estes en pie.

—Yo estoy bien —insiste con voz fuerte y clara. —así que pongánme al día con los por menores de empresa. Necesito que me entreguen los balances de estos últimos meses para tener más claro el panorama economico de la empresa.

—Ya te dije que todo esta en correcto orden —insiste su padre con el mismo tono de voz. —no veo la necesidad...

—El presidente de la compañia a llegado y exijo los balances y novedades de la compañia —demanda, interrumpiendo las palabras de su padre.

La habitación se queda en silencio por algunos minutos. Ambos midiendo el grado de irritabilidad y superioridad en su mirada.

—A-además de la renuncia de Miranda, las ventas se han elevado un veintisiete por ciento, pero tuvimos que cerrar la tienda que teníamos en Tabasco —habla Enriqueta, con voz cansada.

La noticia de la renuncia de Mirando lo hizo apartar la mirada para posarla en su madre. Sin llegar a conectar con su mirada. El recuerdo de lo sucedido con la diseñadora le pone los pelos de punta. Él se había prometido olvidar aquel asunto, pero la sola mención de la pelirroja  hacia que su mente vagará al día en que vió derramar su sangre  e inevitablemente su corazón se hunde, lleno de remordimiento.

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