H2O, sirenas del mar; La Otra...

Od AbbaLoveFics

155K 11K 1.8K

H2O, Sirenas Del Mar: La Otra Sirena... Kayla es una chica de 15 años que vive su día en las soleadas playas... Více

Capítulo 01: Momento, personas y lugar adecuados.
En la jungla
El Cráter y el estanque.
Lo Inesperado
Capítulo 05: Disciplina y Control.
Capítulo 6: Quejosas.
Capítulo siete: Como Otro mundo.
De Tortugas y Negaciones.
El Asunto Tiburón.
Capítulo 10 Investigadores de Mako
Indecisión y un Medallón.
Capítulo doce: Jugo de Alfalfa, Intrusos y Drama.
Capítulo trece: Un Diario Peligroso.
Un concurso, problemas y descubrimientos.
Capítulo 15: Día de los Enamorados.
Capítulo 16: De provocaciones y consejos masculinos.
Capitulo 17: La NO cita
Capítulo 18: Aproximación
Capitulo 19: Preparativos para una Fiesta.
Capítulo 20: La Otra Emma.
Problemas de Confianza.
Capítulo 22: Discrepancia Denman.
Capítulo 23: Rikki, la idiota.
Capítulo 24: Fuego.
Capítulo 25: Invitación y Celos.
Capítulo 26: Aliados.
Capítulo 27: Hora del Hombre Lobo.
Capítulo 28: Un recuerdo perdido en la memoria.
Capítulo 29: Hagamos un corto.
Capítulo 30: Piedra, Papel o Tijeras
Capítulo 31: Zona de Amigos
Capítulo 32: La apuesta
Capítulo 33: La Kriptonita de Emma
Capítulo 34: Ganadores y Perdedores
Capítulo 35: El que avisa no es traidor
Capítulo 36: Hechizados
Capítulo 37: El Tesoro de Louise Chatham
Capítulo 38: Entrevista de trabajo
Capítulo 39: Sombreros de fiesta, payasos y ponis
Capítulo 40: Progresos y Oportunidad.
Capítulo 41: Malas relaciones laborales.
Capítulo 42: La chica congelada en la habitación.
Capítulo 43: La única esperanza.
Capítulo 44: Pequeñas Mentirosas.
Capítulo 45: La pareja que no es pareja.
Capítulo 46: La llamada.
Capítulo 47: Investigación y verdad
Capítulo 48: Cuarentena.
Capítulo 49: El día correcto para tener una pijamada.
Capítulo 50: Calor.
Capítulo 51: Y los problemas continúan.
Capítulo 52: Lugar seguro
Capítulo 53: Misterios por resolver
Capítulo 54: Bronceado intensificado.
Capítulo 55: Conocida desconocida.
Capítulo 56: Julia.
Capítulo 57: Diferentes.
Capítulo 58: Hacer posible lo imposible
Capítulo 59: Del odio al amor.
Capítulo 60: Una discusión predecible.
Capítulo 61: La pista.
Capítulo 62: Rojo
Capítulo 63: El llamado.
Capítulo 64: Tres.
Capítulo 65: Locura y valentía.
Capítulo 66: Quiebre.
Capítulo 67: Pareja.
Capítulo 68: El almuerzo.
Capítulo 69: Confesiones.
Capítulo 70: Idénticos.
Capítulo 71: Amiga especial.
Capítulo 72: Pelea.
Capítulo 73: Relato de una traición.
Capítulo 74: ¿Qué?
Capítulo 75: La otra sirena.
Capítulo 76: Una pareja.
Capítulo 77: No.
Capítulo 78: Pollitas.
Capítulo 79: 21st Century Girls.
Capítulo 80: El baile.
Capítulo 81: Rojo.
Capítulo 82: Tarde.
Capítulo 83: El regreso.
Capítulo 84: Evidencia.
Capítulo 86: Intrusos.
Capítulo 87: La cámara nunca miente.
Capítulo 88: Encierro.
Capítulo 89: Un trato con el diablo.
Capítulo 90: Ventana.
Capítulo 91: Captura.
Capítulo 92: Confiar o no confiar.
Capítulo 93: El camino hacia la redención nunca es fácil.
Capítulo 94: Tiempo libre.
Capítulo 95: Necesitada.
Capítulo 96: Momento, sirenas y lugar muy especial.
Capítulo 97: Decisiones y Oportunidad.
Capítulo 98: El eclipse.

Capítulo 85: Cerrada

320 44 15
Od AbbaLoveFics

85: Cerrada.

Advertencia por alguna que otra mala palabra (grosería). Pero no es muy grave como para cerrar el capítulo.
Anyways... ¡Disfruten la lectura!

«Lo admito, chicas: soy un robot».

«Saqué una B en biología, ¿pueden creerlo?».

«Mis lentes se rompieron. Necesito un trabajo. ¡Tal vez lo intente de nuevo en el Juice Net!».

«Miriam estará en nuestra clase el próximo año».

«Mi caña de pescar se quebró».

«La ciencia no sirve para nada».

Podría tolerar cualquiera de esas cosas saliendo de la boca de Lewis.

¿Pero esto?

«Encontró evidencia».

Esto no puedo aceptarlo.

—¿Qué? —dije y me incliné, con los ojos abiertos como platos, cuando la comprensión llegó a mí, mareándome.

Oh… no.

Lewis tragó saliva y asintió.

—Sí —comenzó, pausado, cuidadoso y muy, muy serio. Sus ojos azules danzaban de izquierda a derecha para mirarnos una por una, como si quisiera asegurarse que escuchábamos sus palabras con atención. Y por todos los cielos, jamás en toda mi vida había prestado tanta atención a alguien como ahora—. Tiene en su poder una… una... muestra. —finalizó, con la expresión más afligida que nunca le había visto.

Ay, no.

—¿Qué hiciste? —me sorprendí un poco cuando Rikki habló, porque empleó un tono acusador y amenazante. Cuando la miré, sus profundos ojos azules estaban fijos en Lewis y había un brillo peligroso en su pupila.

—¡No, no fui yo! —Exclamó el rubio tan pronto como notó la hostilidad de la que era receptor, mientras alzaba sus manos al frente, como si eso pudiera protegerlo de Rikki—. ¡No fui yo! —reiteró, con firmeza—. No le dije nada, chicas. Lo juro.

Rikki lo contempló durante unos segundos con los ojos entrecerrados y Lewis le sostuvo la mirada. Pasados unos segundos, Rikki murmuró un insulto en voz baja.

—Dijiste que no tenía nada. —dijo entonces Emma, tras lo que pareció una eternidad en silencio.

Los ojos azules de Emma estaban abiertos como platos, a pesar de que pronunció las palabras en una especie de suave queja, pero parecía estar haciendo un esfuerzo consciente por conservar la calma… solo que no estaba funcionando, la conocía. Su mano temblaba. Cuando más tranquila se mostraba Emma, más nerviosa en realidad estaba. Y no la culparía si la situación la sacaba de sus casillas.

Lewis asintió con fuerza, apoyó los codos sobre la mesa y se inclinó hacia adelante, para hablar con confidencialidad.

—¡Y no lo tiene! —Hizo una mueca, cuando lo miramos sin creer en sus palabras… por obvias razones—. O al menos, no lo tenía —aclaró, con pesar y bajó la mirada—. Hasta ahora.

—¿Qué cambió? —quise saber.

—Encontró una muestra celular de una de sus colas.

Oh.

—¡¿Qué?!

—¿C-cómo?

—En la Isla Mako —aclaró Lewis, y... Oh. Por. Dios. ¡¿Estuvo en Mako?!—. En el estanque. —especificó para mi horror y... no, no, no, no.

Oh, rayos, no.

¡¿Ella estuvo allí?! Cómo, ¿ella caminó por allí y por allá y encontró la cueva y el estanque y...? ¡Oh, cielos!, ¡ella halló la cueva! ¡Ella la encontró! Esto, esto... Eso fue intrusivo.

—Ay, demonios —me llevé una mano a los labios, reprimiendo un chillido y un grito desde el fondo de mi garganta—. ¿Y por qué fue hasta allá? —inquirí exasperada, sin comprender cómo es que todo esto estaba ocurriendo—. ¿No estaba solo haciendo conteo de peces?, ¿cómo demonios terminó en Mako?

—Por su investigación, supongo —Lewis dijo inseguro y se encogió de hombros—. Estoy tan sorprendido como lo están ustedes.

Denman, Denman, ¡Denman volvía a ser un problema! ¡Otra vez! Esto es una... ¡Esto apesta!

—Esto es muy malo. —dijo Cleo, una experta en resumir muy bien una situación tan.... sí, molesta.

Justo entonces recordé haber visto a Denman conversar con Nic y lancé una mirada con los ojos abiertos como platos hacia el lugar donde se hallaba. Él no estaba mirando en nuestra dirección, o quizás sí lo hizo pero se apartó tan rápido que no detecté el movimiento, pero… ¡pero!

Mierda.

—Sé que parece malo —comenzó a decir Lewis, cuando estuvo seguro que nadie haría nada para romper el silencio—. Muy malo.

—¡Eso es quedarse corto! —espetó Rikki, mientras abría los ojos como platos. Pude sentir un par de ojos curiosos volteando en nuestra dirección. No era una buena idea hablar de esto en voz alta, a mitad del Juice Net, porque cualquiera podría escucharnos—. ¡Es terrible! —espetó por lo bajo.

Lancé una mirada a mí alrededor, pero a pesar del arrebato de Rikki no muchas personas parecían interesadas en la pequeña escena. O eso era lo que quería pensar para sentirme mejor.

—¡Pensemos en esto! —Cuando lo miré de nuevo, Lewis había alzado las manos en un intento de parecer tranquilizador—. Pensémoslo bien.

Spoiler: no funcionó.

—¿Qué vamos a pensar? —Se exasperó Rikki, por el intento de Lewis de conservar la calma—. ¿Qué tiene una prueba, o que encontró el estanque, o que está un paso más cerca…? ¿En eso vamos a pensar? —a medida que Rikki hablaba, aumentaba el volumen de su voz.

—No hablemos de esto aquí. —murmuré, mirando a nuestro alrededor.

—Cálmate, Rikki. —pidió Emma.

—Sí —coincidió Lewis—. Vamos a calmarnos.

—¡Eso casi nunca funciona, Lewis! —chilló Rikki, y parecía incluso más enfadada.

—Gritar tampoco funcionará. —insistí.

—No sabe nada sobre ustedes.

Lewis era obstinado y esperanzador y estaba haciendo un gran trabajo logrando que Rikki perdiera la paciencia.

—Aún no. —intervine, antes de que Rikki comentara algo más. Ella lo miraba como si estuviera considerando arrojarle un zapato ahora mismo.

—¡Solo tiene una muestra celular inusual! —insistió mi amigo, como si eso no fuese ya lo bastante malo—. No puede conectarse con ustedes.

—¿Y si lo hace? —inquirí.

—No lo hará.

—¿Pero, y si lo hace?

Lewis suspiró.

—Nos aseguraremos de que no lo haga.

—Eso espero, Lewis.

—¿Y cómo nos aseguraremos de eso?

—Ya pensaré en algo.

La conversación sobre Denman terminó para mí cuando mi jefe, como por arte de magia, se materializó frente a nuestra mesa. Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho y sus ojos oscuros estaban fijos en mí.

Eso me hizo recordar que era mi turno de estar tras la barra, no de holgazanear.

Lo había olvidado.

~.~.~

Más tarde, ese mismo día, cuando mi jornada laboral en el Juice Net terminó, fui al vestuario a cambiarme. Había sido un día largo, agotador y alarmante en partes iguales. Con solo pensamientos de Denman en mi cabeza, cometí más que solo un error en el trabajo. Tuve que disculparme con varios clientes por entregarles los pedidos incorrectos o por casi derramar jugo al transportarlos en las bandejas. Fue vergonzoso, por lo general no soy tan distraída. Sin embargo, a pesar de saber que estaba siendo una molestia no podía dejar de cometer errores. Estaba… dispersa. ¿Y cómo no estarlo cuando esa mujer se estaba convirtiendo en un problema? Como resultado, apenas mi turno terminó, estaba más que lista para irme a casa y dormir, pero al salir me encontré a Rikki. Pensé que ya se había ido a casa.

Ella se puso de pie apenas me vio.

—¿Rikki? —dije, caminando hacia ella, un tanto confundida por encontrarla todavía aquí… cuando ya era hora de cerrar.

Sin decir nada, Rikki se dirigió hacia la salida. Justo antes de atravesar la cortina se volvió hacia mí.

—¿Nos vamos? —dijo.

La miré, confundida y Rikki esbozó una sonrisa tensa.

—¿Qué? —Arqueó una ceja—. ¿No se me permite acompañarte a casa? —fue un intento de broma, pero la sonrisa de mi amiga no llegaba a sus ojos. No era real.

Rikki se veía… preocupada.

—¿Qué ocurre? —la miré, con ojos entrecerrados.

Porque... algo estaba pasando.

La sonrisa de Rikki se hizo tenue.

—Rikki, ¿qué ocurre?

—No es nada —eso en sí mismo era admitir un «algo»—… quizás. —hizo una mueca, cuando se percató de su error.

—Rikki…

—Te explico más tarde. —me interrumpió, y para mí sorpresa había una súplica escrita en su rostro.

—No, no, Rikki, dímelo ahora. —exigí, tomándola por el brazo.

—Oye, relájate —algo me decía que Rikki no solo intentaba convencerme de ello, sino también intentaba convencerse a sí misma—. Solo déjame llevarte a tú casa. —me dedicó una mirada larga y significativa, con unos ojos abiertos como platos—. Te contaré todo luego. Pero debemos irnos. Ahora. —urgió.

Transcurridos algunos segundos suspiré y me di por vencida, sabiendo que no había manera de que pudiera obtener algo más de ella.

—¡Bien! Pero más te vale contarme todo. —amenacé y Rikki solo asintió, mientras me arrastraba hacia la salida.

Antes de poder sacar mis llaves de la casa, la puerta fue abierta sin que yo moviera un dedo. La persona a la que debía agradecer por ahorrarme el trabajo era… mi padre, quien nos contemplaba bajo el marco de la puerta con aquella alegría desbordante que siempre mostraba cuando Rikki estaba alrededor (ninguna).

—Rikki. —dijo, como una forma de saludo (o gruñido) cuando mi amiga y yo aparecimos en la puerta principal, justo en su campo visual.

A mi padre no le agradaba Rikki (era bastante obvio) pero al menos tenía la cortesía de mostrarse cordial e incluso limitó su uso de palabras desagradables dirigidas a ella en pos de no avivar la chispa airosa y rebelde de mi hermano. Y la mía.

—Señor Bennett. —saludó mi amiga con el mentón en alto, respetuosa, pero alerta. Era como si Rikki estuviera lista para recibir un ataque de su parte. Su expresión era ilegible bajo los lentes de sol, pero una sonrisa amplia y falsa adornaba su rostro. Era un poco aterrador como era tan buena para fingir.

—¿Trabajo? —quise saber, cuando noté el maletín en manos de mi padre y en cómo estaba a un paso de abandonar la casa.

—Sí, tengo consulta. Oh y —pasó junto a nosotras y se detuvo en el porche—… dile a tú hermano que esa piscina no se limpiará sola. —y esta fue su forma de despedirse de nosotras.

—Qué agradable como siempre. —comentó Rikki.

Cuando Rikki encontró por cuenta propia el camino hacia mi hermano en la piscina, tomé un rumbo diferente y me encaminé a la cocina. Rikki quería hablar con Zane. Sea lo que sea (ella no quiso decirme, por más que le insistí) era importante y estaba relacionado con lo que la estaba preocupando. Desearía que Rikki compartiera sus preocupaciones con nosotras, en ese aspecto era muy cerrada.

Pero, lo mejor ahora era dejarlos solos.

Porque por más que muriera de curiosidad, lo mejor era esperar. Zane confiaba en Rikki y le confesaría lo que sea que estuviera ocurriendo y Rikki nos dirá lo que está pasando. Además, ellos tienen una especie de vínculo, lo noté antes. Hay algo… especial entre ellos y por más que la idea de que ellos dos salieran no… no me agradó del todo… no planeaba meterme en sus vidas. Además, Zane es feliz cuando está con ella. ¿Cómo lo que yo pensaba que tenía con Nic? Supongo. Cómo sea, no quisiera arruinarlo.

Y, no voy a mentir: tenía hambre.

Con lo que debía lidiar ahora era con todo lo que me hacía sentir lo que estaba pasando (cortesía de Denman) y cuando cosas como esa ocurrían, lo primero que se me ocurriría sería acudir al refrigerador y prepararme algo. Tal vez un sándwich. Sin embargo, solo me topé con toda la comida especial de Candy. Eso no haría nada por mí.  Pero estaba hambrienta así que quizás podría conformarme con pan de centeno hasta la hora de cenar.

O tal vez…

Mientras pensaba en lo que debería hacer a continuación, como... preparar algo para mí y para Rikki y quizás también para Zane, sonó el timbre.

Al parecer, no había nadie cerca capaz de abrir la puerta, porque el timbre volvió a sonar un par de veces más. Podía ver que todos los empleados se relajaron en ausencia de mi padre (era normal, todos le temían).

A la tercera vez, decidí moverme. Arrastrando los pies, caminé en dirección al sonido hasta que alcancé la manija y giré.

Había una mujer al otro lado de la puerta.

—¿Sí? —No la conocía—. ¿En qué puedo ayudarla?

—¡Hola! —Era mayor, era una adulta—. ¡Tú debes ser Kayla! —cuando fijó sus ojos en mí, sus labios formaron una amplia sonrisa. No pude evitar sobresaltarme, por el hecho de que esa mujer me había reconocido, de forma instantánea… pero yo no tenía la menor idea de quien era ella. Sus grandes y expresivos ojos verdes danzaban a mí alrededor—. ¿Cómo estás, querida? —preguntó, como si fuésemos amigas.

Arqueé una ceja. ¿Quién es ella?

En un movimiento rápido y confiado, ella estiró su brazo y estrechó su mano con la mía, poniendo mucha energía en ese simple acto.

— ¿Cómo sabe mi nombre?  —hice la pregunta sin dejar de observarla con el ceño fruncido.

—Oh, tú padre me lo dijo. —respondió con sencillez sin que la sonrisa desapareciera de su rostro. Lo dijo como si tuviera que reconocerla también de alguna forma con esa gota de información.

No lo hice. Eso me dejó con más dudas que respuestas.

¿Por qué?, ¿por qué papá haría eso?

—Tú padre me habló tanto de ti y de Zane que siento como si los conociera. —dijo, con una pequeña risa.

—¿Por qué? —inquirí, cada vez más confundida y cada vez más desconfiada.

¿No era esto extraño? Ella sabía sobre mi padre, sobre Zane y sobre mí; y sin embargo, yo no sabía nada acerca de esa mujer parada frente a mí con esta amplia sonrisa feliz.

Y ¿papá le habló de nosotros?, ¿por qué?, ¿por qué mi padre le hablaría de nosotros?
No podía ser nada bueno, ¿no?

—Oh… bueno, yo…

Acaso es… ¿una tutora?, ¿papá pretende torturarme durante mis preciosas vacaciones? ¡No lo aceptaré! Bien, en realidad… no tenía sentido que yo las tomara; porque, mis notas mejoraron después de todo. Darle tutorías a Zane sería la opción más obvia. Sus calificaciones fueron terribles y papá estaba muy enfadado por eso. Tendría sentido.

—¿Quién es usted? —formulé la pregunta, esta vez dejando ver mi desconfianza, porque no planeaba mantener la duda flotando en mi cabeza durante más tiempo cuando podía resolverlo de forma rápida.

Como sacarle la espina de la pata a un perro.

La desconocida frunció el ceño:

—¿Acaso Harrison no…? —Se interrumpió y me miró como en suspenso—… ¡Cierto! —pareció recordar—. Mi error —añadió y por alguna razón parecía divertida con la extraña situación. Yo solo estaba confundida. No entendía nada—. No nos han presentado. Soy la nueva vecina —apuntó a la casa que estaba a un par de metros de distancia de la nuestra. Y entonces, lo recordé. Cierto. Tenemos nuevos vecinos—. Nos conoceríamos en la cena —comentó cuando yo aún la miraba, desconcertada—. Iba a esperar hasta entonces para presentarme, pero se canceló y me dije “¿qué rayos? voy a pasar a saludar y conocer a los hijos de mi amigo” y… aquí estoy —me tendió su mano, con una amplia sonrisa—. Permíteme presentarme de nuevo, como es debido —de forma inesperada, su tono se volvió formal y sereno—. Me llamo Annette. Es un gusto conocerte… —guardó silencio en el espacio donde debía ir mi nombre.

—Kayla. —terminé por ella, estrechando su mano por segunda vez. Oh, bueno, con que solo era la vecina. Y yo pensaba que era alguna clase de estafador—. Mucho gusto —correspondí entonces, estrechando su mano, cuando conecté las piezas del rompecabezas—. Así que conoce a mi padre. —comenté, un poco para mí misma.

—Estudiamos juntos en la escuela primaria y parte de la secundaria, sí. Éramos buenos amigos, eso fue antes de mudarme. —me explicó Annette, con una sonrisa suave.

—¿Y él siempre ha sido así? —le pregunté con un puchero, antes de poder detenerme. De inmediato me llevé las manos a los labios y abrí los ojos como platos. ¡Oops!

Annette abrió sus ojos como platos y cuando comencé a pensar en una disculpa, ella soltó una carcajada que me dejó muda de la sorpresa.

—Oh, ¡era mucho peor! —Aseguró, entre risas, y fue mi turno de mirarla, sin poder creerlo—. Era un fastidioso, un desconsiderado, y un chico rico engreído que necesitaba urgentemente comprarse un cerebro —enumeró, mientras rodaba los ojos—. Si te soy sincera, Kayla, no sé cómo llegamos a ser amigos. Bueno —hizo una pausa—… no era tan malo, cuando llegabas a conocerlo. Resulta que tú padre era un cliché andante, ¿quién lo diría? —comencé a reír, sin poder evitarlo—. Es bueno lo que el tiempo puede hacer por las personas, ¿no crees? —entonces me dedicó una sonrisa pequeña y cálida y entonces recordé a Rikki, a Cleo, a Emma, y a Lewis y mi sonrisa se amplió.

—Mi padre decía que era muy popular en la escuela y que todos lo amaban. —dije, sin embargo.

Annette soltó un bufido.

—Oops. Bien. Dejemos que piense que crees eso, en lugar de la verdad. Será un secreto entre nosotras. —entonces me guiñó un ojo.

—Bueno… ¡bienvenida! ¡Vivir cerca de la Costa es lo mejor! Fue una buena elección.
Annette rió.

—Así parece. Hasta ahora me agrada todo. Las vistas, la comida, ¡las personas! —exclamó, con una carcajada.

Comida, comida. Oh, cierto, ¡el chef!

—Debe ser genial vivir con un chef —suspiré—. Debe preparar los mejores platos y todo es muy elegante —era el hambre hablando por mí—. ¿Cómo es él? —curioseé—. ¿No es, como, muy exigente con la cocina?

Annette arqueó una ceja.

—¿Te interesa?

Lo pensé un poco.

—Sí. ¡Papá solo habla maravillas de su cocina! Es una pena que la cena se cancelara. Estaba muy interesada en comer… en conocerlo.

Annette esbozó una sonrisa amable.

—¿Sólo lo dices por cortesía? —Sonrió con astucia—. Sé honesta.

—¡No! Lo digo en serio. Nunca bromearía con la comida.

Annette esbozó una sonrisa amplia. Ella parecía encantada.

—Me alegra oír eso —admitió—. No tienes que esperar más. Está justo frente a ti.

La miré de arriba abajo, sin comprender del todo a lo que se refería.

—¿Usted… es... el chef? —murmuré, atónita, cuando la comprensión llegó a mí.

—Así es, soy la chef: Annette Watsford —afirmó, con aplomo—. Es un placer.

Oh, wow. Yo pensaba que…

—¡Qué genial! ¡Es su propia jefa!

Annette soltó una carcajada.

—Oh, así es, supongo que es una ventaja —confirmó sin borrar la sonrisa de su rostro—. Adoro cocinar —me miró con atención—. Estoy experimentando con mi cocina un poco, probando cosas nuevas. Si gustas, un día de estos podrías venir a... juzgar los platos.

—¿Sería como, su conejillo de indias? —inquirí, encantada con la idea.

Annette rió.

—Entonces ven a visitarnos —lo dijo con genuinidad, no como Denman cuando se refirió a Lewis—, cuando quieras —Sé que no la conocía, no del todo al menos. Esta era apenas nuestra primera conversación pero de alguna manera Annette me transmitía confianza, comodidad y... ella parecía muy amable—. Y si tú padre está de acuerdo, por supuesto.

—Le preguntaré.

Estoy segura que papá estará más que encantado con la idea. Después de todo, está encantado con ella, solo que olvidó mencionar que se trataba de una mujer. Y quizás olvidó hacerlo porque no le agradaría a Candy.

—¡Perfecto! —Exclamó con un pequeño saltito de alegría—. Charlotte estará encantada de conocer a otra niña de su edad. ¡Este vecindario está repleto de adultos! —al notar mi mirada de confusión ante el comentario, agregó: —. Mi hija, Charlotte —aclaró—. Cuando vengas a visitarnos te la presentaré. Le preocupa no hacer amigos en su nueva escuela.

—Oh, ella estará bien —con un gesto de mi mano, le resté importancia—. Todos aquí son muy amables.

Todos, excepto, quizás Miriam y su grupo. Y a veces Zane podía ser un poquito desagradable. Solo a veces.

—Eso puedo ver.

Annette, miró su reloj y silbó.

— ¡Oh! Tengo que regresar —retrocedió un paso—. Solo quería pasar a decir hola ya que no pudimos reunirnos. Por favor, dile a Harrison que espero que tengamos esa cena pronto —una sonrisa feliz volvió a aparecer en su rostro—. Fue un gusto conocerte, Kayla.

—¡Lo mismo digo, Annette!

Annette sonrió una última vez, amplio y desenfadado, antes de dar media vuelta y regresar a su casa.

Decidí que la nueva vecina me agradaba.

Se hizo llamar una amiga de mi padre. Vaya. Sonaba extraño. Papá no parecía del tipo que hiciera amistades, al menos no, genuinas. Y esta mujer, Annette, no parecía el tipo de persona que sería su amiga. Eran (a juzgar por lo poco que he interactuado con ella y lo mucho que he interactuado como mi padre)... muy diferentes.

Me sobresalté un poco, ante el sonido de la puerta cuando alguien la cerró de un portazo.

—¡Hey!, ¿y bien? —pregunté, cuando me reencontré con Rikki. Ella se reunió conmigo en el sofá de la sala, apenas Zane se hubo ido, haciendo un escándalo, cerrando la puerta de un portazo… por alguna razón.

Palmeé el asiento a mi lado, invitándola a ponerse cómoda. Rikki observó el espacio a mi lado durante unos segundos pero sacudió la cabeza.

—Tenemos que llamar a las chicas —sentenció, plantándose frente a mí, con el ceño fruncido en profundidad y una expresión en su rostro que no supe cómo identificar—. Ahora. —urgió, abriendo sus ojos azules como platos.

—Oye, oye, Rikki, un momento ¿qué pasó? ¿Qué pasó allá con Zane?, ¿qué te dijo?, ¿y por qué se marchó enfadado?

—Eso no importa. No es por eso que debemos llamarlas. —espetó Rikki, frunciendo el ceño poniéndose a la defensiva.

—¿Qué ocurrió? —Pregunté mientras me ponía de pie, más alarmada por el hecho de que mi amiga parecía a punto de quebrarse, que por lo que sea que pudo haber obtenido de mi hermano.

—Emma —insistió, sin mirarme—. Llama a Emma —no aparté mis ojos de ella y Rikki se volvió, incómoda para mirarme, con un gruñido—. ¿No escuchaste?

Me crucé de brazos.

—Sí —asentí, sin inmutarme—. Pero dijiste que me dirías lo que estaba pasando —le recordé—. Dime. —exigí.

—Lo haré, ¿bien? —Graznó, arrastrando una mano por su rostro con furia. Rikki sabía que tendría que decírmelo. A todas, sea lo que sea—. Solo… llámalas. Se trata de Denman —aclaró—. Algo pasó. Y tienen que escucharlo todas.

A regañadientes saqué mi teléfono celular del bolsillo trasero de mis jeans y marqué el  número de Emma, preguntándome qué podía ser tan grave como para que Rikki hiciera esa expresión.


No tenía intención de actualizar hoy, pero viendo que me voy a tomar mi dulce tiempo con los capítulos siguientes. Because: se viene la intensidad bebés. Se viene, se viene.
Sí, la cosa se va a descontrolar feo, feo.
Así que, he decidido dejarles este capítulo súper chill y ligeramente intenso. No mucho.
Solo con una pequeña introducción de un personaje que... ¿Hola? ¿Qué haces tú aquí? ¡Tú sales en la segunda temporada!
Sorry, no sorry. 😌🤷
Nos leemos pronto, espero.
Xoxo


Pokračovat ve čtení

Mohlo by se ti líbit

1.8K 77 16
Ellos se tomaron el tiempo de salvarle la vida, ahora ella les pertenecía. Debía hundir su vida para saldar una deuda, sin contar que luego no quer...
158K 7.1K 26
Hace 500 años hubo una profecía: "El Fénix renacerá en forma humana". Esto ocasiono intriga y preocupación a varios dioses durante años. Apolo promet...
3.9K 337 11
Ramón y Bullfrog han estado escondidos durante días del gobierno de EDEN, debido a la locura que hizo Ramón con sus lideres. Ambos estan juntos en e...
691 123 4
Hoseok es un chico inteligente y apasionado por la moda, sueña con convertirse en un reconocido diseñador de modas. Al perder a sus padres viaja junt...