80: El baile.
Para cuando llegamos al Juice Net, ya había anochecido. Las luces que pendían sobre la fachada del lugar, hacían resaltar el enorme cartel que anunciaba el baile. A medida que nos acercábamos a la entrada, el ruido de las voces de las personas y de la música en el interior fue aumentando de volumen hasta que en algún punto me fue imposible escuchar lo que decían los demás a mí alrededor.
Al traspasar la cortina decorativa, no pude evitar abrir los ojos y la boca como platos; parecía como si toda la escuela, no, toda la Costa Dorada se hubiese congregado en la cafetería para celebrar con nosotros.
Las luces blancas de la esfera que giraba en el techo destellaban sobre la pista de baile, donde nuestros compañeros de clases bailaban y se divertían al ritmo de la música. Aquellos que no encontraron pareja, estaban sentados en una esquina, aburridos y en las sombras. Los diferentes globos, luces y otros objetos decorativos que más temprano nos habíamos encargado de colocar, complementaban a la perfección el ambiente festivo del lugar.
—¡SÍ! —oí gritar a Nate, por encima de la música. Tomó de la mano a Cleo y la haló hacia la pista de baile—. ¡Esto es de lo que hablaba! ¡A mover el esqueleto, nena! ¡SÍ!
—¡Vamos a bailar! —Zane gritó a todo lo que podía para hacerse escuchar. En cuestión de segundos él y Rikki, se abrieron camino entre el enjambre de gente y lograron unirse a la diversión.
—¡Está muy animado! —exclamé, entre risas, viendo a Nate bailar... y haciendo todo un espectáculo mientras Cleo se limitaba a observarlo, sin moverse.
—Vamos.
Durante un instante pensé que nos uniríamos a la diversión, tal como todos estaban haciendo, pero no; Emma dio media vuelta y se encaminó hacia donde estaba el ponche de frutas.
«Tiene hambre o sed» Fue lo primero en lo que pensé, mientras la seguía.
—¿Qué hacemos aquí? —Inquirí, con una ceja en alto. Emma no había tocado las bebidas y tampoco la comida, por lo que no pude evitar preguntar aquello.
—Vigilar.
Miré a Emma un tanto divertida por su comentario, pero ella se mantuvo observando a la multitud que bailaba y se divertía... a diferencia de nosotras dos. Espera, ¿Lo dice en serio? ¿Solo vamos a estar aquí, mirando? ¿Por qué? ¿P-por cuánto tiempo?
—¿No iremos con ellos? —tuve miedo de formular la pregunta, pero al final lo hice.
—Wilfred me confió el café —Oh, no—. No puedo permitir que se salga de control —debí suponer que Emma saldría con algo como esto—. El confía en mí. —recalcó, haciendo énfasis y refiriéndose a Wilfred.
Emma tiene un punto allí, pero...
—¿Pero, por cuánto tiempo vamos a estar aquí?
Emma no respondió, evitó mi mirada y fue entonces que supe que ella pretendía pasar el resto de la noche aquí, sin unirse a la fiesta.
—El tiempo que haga falta. —respondió tras lo que pareció una eternidad.
Ay no.
—¿Bromeas?
Justo entonces, mientras pensaba en mil maneras de convencer a mi cita de ir a bailar o lo que sea, con tal de hacer cualquier otra cosa a excepción de estar aquí, aburridas... lo vi. A Nic. Estaba guapísimo; en aquel traje negro y corbata... solo que junto a él, se encontraba Tiffany. Así que ella es su pareja esta noche.
De pronto, ya no tenía ganas de salir a bailar o divertirme en lo más mínimo.
Tiffany, quien estaba usando un vestido amarillo horrendo, por cierto, tenía sus ojos puestos en Nic y lo miraba con una estúpida sonrisa en su rostro, mirada que Nic no parecía notar porque estaba mirando alrededor y parecía estar comentando algo que yo no era capaz de escuchar debido a la distancia. Sonreía y parecía cómodo con la compañía de Tiffany. O al menos, así fue hasta que sus ojos azules, como atraídos por un imán se fijaron en mí y la sonrisa desapareció de su rostro tan rápido que dudé que hubiese sonreído en primer lugar.
Me miraba fijamente y parecía sorprendido. Mantuve el contacto visual durante algunos segundos, con mi mentón en alto, ¡estaba furiosa! pero entonces alguien apareció en mi campo visual y fue inevitable apartar la mirada para enfocarme en la recién llegada.
—¿Qué pasó con Nate? —preguntó Emma, pues yo me había quedado muda tras el intercambio de miradas con Nic.
—Él… me tiene en espera —sacudí la cabeza, intentando concentrarme en la conversación actual—. «Primero los amigos, luego bailamos». —dijo, mientras rodaba sus ojos, en lo que era una imitación de la voz de Nate.
Abandonó a Cleo, su cita, para estar con sus amigos... ¿qué tan tonto puede ser?
Miré a mi amiga con un poco de lástima. Nate era la peor pareja que pudo conseguir.
—Es algo bueno —comenté, intentando sacarle algo positivo, cosa extraña en mí—. Sí, piénsalo —añadí, cuando Cleo me miró con una ceja en alto—. Así no tienes que estar toda la noche con él. Con suerte, se olvidará de ti.
Cleo curvó sus labios y se encogió de hombros, pensativa. Lució conforme con la idea de no tener que soportar a Nate el resto del baile... siempre y cuando este estuviese en compañía de sus amigos.
—Esto no habría pasado si Lewis me hubiese invitado. —se quejó entonces, mientras se cruzaba de brazos, malhumorada.
—O viceversa —comenté, desinteresada, mientras me encogía de hombros—. ¿Qué? ¿Por qué me ves así? —Inquirí de mala gana, cuando Emma me miró, a modo de reproche—. Tú eres igual a ella.
¿Qué tienen en contra de que una chica sea la que invite a un chico al baile?
—Me daba un poco de miedo. —admitió entonces Cleo, como si me hubiese leído la mente.
—¿Por qué?
Cleo se ruborizó y apartó su mirada de la mía, como si le incomodase mantener contacto visual, por lo que no pude evitar mirarla con extrañeza y confusión.
—Habla.
—Con lo que pasó —me miró, jugando con sus manos, gesto que hacía cuando estaba nerviosa y rápidamente sus ojos buscaron los de Emma, como pidiendo auxilio y esta solo asintió, solemne, animándola a continuar—... con Nic —oh—... tenía miedo de ser... rechazada —admitió, con dificultad. Era como si le costara encontrar las palabras adecuadas para no herirme—. Nic era tú novio y aún así vino con alguien más —auch, auch, ¡Auch!—. Lewis y yo solo somos amigos y no me sentía segura con pedírselo. ¿Y si me rechazaba? Nunca podría volver a verlo a la cara porque siempre recordaría...
Ya veo, sí, sí, la entiendo a la perfección. Que te rechacen, en especial si es tú novio, duele muchísimo. Por cierto, la mención hizo que mi herida se abriera y sangrara. "No" y "Alguien más me invitó al baile... y dije que sí".
Gracias por recordarmelo. Me hacía falta un golpe de realidad. Sí, justo en la cara.
—Cleo. —Emma usó un tono de voz suave pero firme, para ordenarle que no siguiera hablando.
Cleo me miró, con la disculpa escrita en su rostro.
—Lo siento.
Me encogí de hombros. Sí, dolía, no les voy a decir que no; dolía muchísimo, pero ¿qué puedo hacer? Cleo tan solo decía la verdad. Nic me rechazó y con esto no me refiero solo a ser su pareja al baile. Me rechazó de muchas maneras aún más dolorosas que solo negarme una invitación al baile. Me ha estado evitando, no me habla, me ignora, está con otra en mis narices, no cree una sola palabra de lo que digo. En comparación, que no quisiera ir conmigo al baile para ir con otra, fue la gota que colmó el vaso.
—¿Estás...?
—Bien, sí, perfecta —la interrumpí, si dejarla terminar, mientras rodaba los ojos. Entonces esbocé una sonrisa desinteresada y petulante, tan propia de mi hermano—. Que haga lo que quiera, yo planeo hacer exactamente lo mismo. Es una fiesta, chicas. ¡Vinimos a divertirnos! Olvídemonos de los chicos, ¿quieren? Ya aburre.
Pero Emma y Cleo, que me conocían tan bien, sabían que mentía y que toda esa apatía y desinterés era mentira. Les agradecí desde el fondo de mi corazón, que no comentaran nada al respecto.
—Al menos alguien se divierte. —comentó entonces Cleo, refieriéndose a mi hermano y a mi otra mejor amiga.
Rikki y Zane, sin duda se la estaban pasando bien. Y por como Emma miraba afligida a Byron junto a Miriam (si, estaban juntos) y como Cleo estaba aburrida, y como yo a pesar de intentarlo no podía dejar de mirar a Nic quien, a unos metros de distancia, bailaba con… Tiffany, al parecer eran los únicos.
Quiero llorar. Quiero irme a casa. Quiero separarlos. Quiero gritarle. Quiero destruirlo todo.
—¿Creen que Lewis me habría invitado de saber que el baile era hoy?
—Sí. —dije, sin una pizca de duda.
—¿De verdad?
—Bueno, solo hay un modo de averiguarlo.
Justo entonces como una obra del destino o la casualidad, un chico, rubio vestido con un traje negro y corbata, se materializó en la entrada del Juice Net. Era como si cada movimiento lo ejecutara en cámara lenta; atravesó la entrada, miró alrededor, fijó sus ojos azules en nosotras y emprendió la marcha a paso decidido.
Wow. Solo: wow.
—¡Oh! —pero justo entonces, como para arruinar el momento, justo Nate recordó que había traído a una chica al baile—. Ahora yo, después las amigas. —y tomó la mano de Cleo, arrastrándola de regreso a la pista de baile.
—Hey —saludé, cuando el chico rubio en traje, muy... elegante, se plantó frente a nosotras—. Sí viniste.
—Bueno... sí —entonces Lewis miró hacia dónde se hallaba Cleo e hizo una mueca. Se vería aún mejor con un corte de cabello—. ¿Realmente metí la pata, verdad?
—Eso no es...
—Sí.
Con Emma, intercambiamos una mirada. Entonces mi amiga suspiró y le dedicó a Lewis una mirada compasiva.
—Siempre puedes pedir cambio de pareja. —sugirió, en un intento por hacerlo sentir mejor.
Supongo que Emma simpatizaba con su situación ya que; al igual que Lewis, había perdido la oportunidad de ir al baile con la persona que quería.
Los ojos azules de Lewis se iluminaron ante la idea de Emma, pero luego lucieron opacos y sus hombros bajaron.
—Pero —hizo una mueca—... vine solo.
Eso era bastante obvio. Era imposible que encontrara pareja si hace solo unas horas se había enterado que el baile era hoy.
—Vayan ustedes. —tanto Lewis como yo, miramos a Emma, con el ceño fruncido, sin entender con exactitud a lo que se refería.
—¿Qué? —preguntó Lewis, y por la expresión en su rostro, lucía como si pensara que había escuchado mal.
—¿Qué? —pregunté casi al mismo tiempo, con el ceño fruncido, aunque yo la había escuchado a la perfección. Solo quería que me explicara una cosa: ¿Por qué?
—Debo quedarme aquí —¿haciéndole compañía al ponche? No, no—. Diviértanse.
—¡No, ni hablar! —negué, de manera tajante—. Tú eres mi cita, ¿crees que voy a dejarte aquí, sola? No —miré al rubio en busca de apoyo—. ¿Cierto?
—Cierto —apoyó Lewis—. Ustedes vinieron juntas, yo no podría...
Es cierto que quiero ir a bailar, pasar un buen rato. ¡Es un baile, por todos los cielos! ¿Alguien quiere pensar en disfrutar este día al máximo? ¿Pero, cómo voy a cambiar de pareja si acabamos de llegar al baile?
—Estaré bien —me aseguró Emma, con una sonrisa cálida—. Mereces divertirte. Y Lewis también. Vayan, diviértanse.
—Tú también mereces divertirte, Emm. —Le dije, como si no fuese lo bastante obvio.
—Conmigo te vas a aburrir mucho.
—Eso no cierto. —Rodé los ojos, incrédula.
—Soy la responsable de organizar este baile. Tengo que quedarme y no pienso moverme de aquí.
¿Es en serio? Rodé los ojos con fuerza.
¡Emma! Sabía que aunque lo intentará, no lograría mover a Emma de aquí. Además, tampoco iba a obligarla a... divertirse. Sí ella quería quedarse aquí, por más que me molestara su actitud, debía aceptar su decisión.
—Vendré a buscarte. —le advertí, irritada, y aunque no había sido mi intención por la forma como lo dije, había sonado como una amenaza de muerte.
—Largo de aquí. —nos urgió, entre risas.
Lewis y yo reímos y entonces los dos al mismo tiempo dimos media vuelta y enfrentamos la pista de baile. Era un completo caos, pero era un caos muy animado.
Acto seguido, intercambiamos miradas. ¿Lewis y yo pareja del baile? Jamás habría imaginado que la situación daría tal giro.
—Bien —dijo entonces Lewis. Sacó su brazo y lo deslizó hacia adelante, como diciendo: "las demás primero"—... después de ti.
—Ohm… gracias —le sonreí, un tanto tensa. Esto era extraño por alguna razón. Pero vamos, Lewis era mi amigo, ¿por qué rayos estaría nerviosa? No tenía ningún motivo para estar así. Con eso en mente, enganché mi brazo al suyo—. ¡Bien! —exclamé, con mi resolución renovada. Juntos, nos encaminamos a la pista de baile, entre risas—. ¡A bailar!
Esta noche se está volviendo extraña.
Lewis resultó no ser una pareja terrible; no es que hubiese esperado que lo fuese, solo que me sorprendió. Podría decirse que en términos de calificación, era igual o peor que yoí. No teníamos mucha idea de cómo mover nuestros cuerpos al son de la música, en especial Lewis, sus movimientos eran bastante improvisados y divertidos y parecía estar disfrutando mucho del momento. Y yo me encontraba en la misma situación. Era la primera vez que presenciaba sus pasos de baile.
El baile de Lewis era del tipo libre, porque lo que no sabía con qué movimiento iba a salir, ya que el solo se dejaba llevar por la música. En algún punto durante nuestro alocado baile, nos unimos a Rikki y a Zane.
No sé durante tiempo estuvimos bailando pero sí sé que un par de veces tuve que pedir prestada la fórmula a prueba de agua que Rikki le arrebató de las manos de Lewis. Me había movido tanto (como era lo usual en un ¡baile!) que estaba segura que mi piel ya no sería tan impermeable como lo había sido al comienzo del baile.
Cuando hube aplicado el spray sobre mi piel, volví con Lewis y los demás. No pude evitar notar que mi amigo observaba a Cleo y a Nate, con una mezcla de nostalgia, anhelo y aflicción.
Reflexioné un momento y decidí que también me sacrificaría por un amigo, tal como Emma hizo conmigo al botarme para que fuese a divertirme. Bueno, era mi turno de hacer lo mismo por él.
—Vamos —tomé la mano de Lewis y tiré de él.
—No, no, no. —Lewis se zafó de mi agarre, al notar mis intenciones.
—¿No, qué, Lewis? —Inquirí, un tanto exasperada—. ¿Vas a dejar que esté con él? —Arqueé una ceja, incrédula—. ¿En serio?
Lewis se encogió de hombros.
—No depende de mí.
—Claro que sí —bufé—. ¡Cielos, para ser un genio a veces eres tan tonto! —exclamé, rodando mis ojos sin poder evitarlo—. Eres mejor que ese tonto.
—¿En serio?
Asentí y eso pareció ser la motivación suficiente para que Lewis me siguiera en mi plan.
Los ojos de Cleo se iluminaron al vernos llegar, como si fuésemos sus salvadores, hasta que se fijó en nuestras manos unidas y sus ojos se estrecharon en curiosidad. Solté a Lewis y extendí mi mano hacia Nate.
—Ven conmigo, tengo algo que decirte. —sin esperar una respuesta de su parte, arrastré a Nate conmigo lejos del grupo.
Mi plan era mantenerlo ocupado el tiempo suficiente para que Cleo y Lewis tuvieran un momento a solas. ¡Suerte!
Nate me miró de arriba abajo.
—Hola, hola, preciosa, ¿qué puedo hacer por ti?
—Bailemos, Nate.
—¡Claro que sí!
Nate intentó posar su mano en mi cintura para acercarme a él, pero lo detuve con un manotazo.
—Así no, así. —entonces me moví al ritmo de la animada música, la cual por suerte no era una en la que tuviésemos que bailar cerca uno del otro. Nate no lució feliz pero pronto comenzó a moverse también al son de la música, para luego dar saltos y proferir extraños sonidos, dar vueltas y mover la cabeza en círculos. Fue muy extraño y un tanto divertido.
Pero al ser el espacio tan pequeño, para los extravagantes pasos de baile de Nate, fue inevitable que chocara con alguien y lo siguiente que ocurrió a continuación, fueron una serie de eventos desafortunados.
La chica con la que chocó, llevaba un vaso con alguna bebida en su mano y cuando Nate chocó con ella, el vaso salió disparado por los aires junto con el contenido en su interior, hasta caer muy cerca de dónde me encontraba, tanto así que alcanzó a salpicarme en el rostro, piernas y mis brazos.
Rayos.
—¡Oye! ¡Ten más cuidado! —a pesar de que había sido Nate, el causante de esta tragedia todavía tenía el valor para reclamarle a la chica. De haber podido, me habría tomado la molestia de hacérselo saber, pero sin perder tiempo di media vuelta y busqué desesperadamente una escapatoria. Cuando visualicé la salida, intenté correr a toda velocidad, como si mi vida dependiera de ello. Y hago énfasis en el «lo intenté», pero era un tanto difícil hacerlo pues la oleada de personas no me permitió moverme con facilidad y el tiempo seguía corriendo—. ¡No, no te vayas, nena! ¡Solo es jugo! ¡Rayos!
Cuando logré librarme de la multitud, corrí el último metro que me separaba de mi salvación, pero cuando estaba a punto de salir, me detuve en seco.
—¿A dónde crees que vas?
Tragué saliva y retrocedí, con los ojos abiertos como platos.
—Nic.
~.~.~
OMG. Hasta yo le tengo miedo a lo que se viene en el próximo capítulo. 😣
Espero les guste el capítulo! Nos leemos pronto! 🤗