H2O, sirenas del mar; La Otra...

Von AbbaLoveFics

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H2O, Sirenas Del Mar: La Otra Sirena... Kayla es una chica de 15 años que vive su día en las soleadas playas... Mehr

Capítulo 01: Momento, personas y lugar adecuados.
En la jungla
El Cráter y el estanque.
Lo Inesperado
Capítulo 05: Disciplina y Control.
Capítulo 6: Quejosas.
Capítulo siete: Como Otro mundo.
De Tortugas y Negaciones.
El Asunto Tiburón.
Capítulo 10 Investigadores de Mako
Indecisión y un Medallón.
Capítulo doce: Jugo de Alfalfa, Intrusos y Drama.
Capítulo trece: Un Diario Peligroso.
Un concurso, problemas y descubrimientos.
Capítulo 15: Día de los Enamorados.
Capítulo 16: De provocaciones y consejos masculinos.
Capitulo 17: La NO cita
Capítulo 18: Aproximación
Capitulo 19: Preparativos para una Fiesta.
Capítulo 20: La Otra Emma.
Problemas de Confianza.
Capítulo 22: Discrepancia Denman.
Capítulo 23: Rikki, la idiota.
Capítulo 24: Fuego.
Capítulo 25: Invitación y Celos.
Capítulo 26: Aliados.
Capítulo 27: Hora del Hombre Lobo.
Capítulo 28: Un recuerdo perdido en la memoria.
Capítulo 29: Hagamos un corto.
Capítulo 30: Piedra, Papel o Tijeras
Capítulo 31: Zona de Amigos
Capítulo 32: La apuesta
Capítulo 33: La Kriptonita de Emma
Capítulo 34: Ganadores y Perdedores
Capítulo 35: El que avisa no es traidor
Capítulo 36: Hechizados
Capítulo 37: El Tesoro de Louise Chatham
Capítulo 38: Entrevista de trabajo
Capítulo 39: Sombreros de fiesta, payasos y ponis
Capítulo 40: Progresos y Oportunidad.
Capítulo 41: Malas relaciones laborales.
Capítulo 42: La chica congelada en la habitación.
Capítulo 43: La única esperanza.
Capítulo 44: Pequeñas Mentirosas.
Capítulo 45: La pareja que no es pareja.
Capítulo 46: La llamada.
Capítulo 47: Investigación y verdad
Capítulo 48: Cuarentena.
Capítulo 49: El día correcto para tener una pijamada.
Capítulo 50: Calor.
Capítulo 51: Y los problemas continúan.
Capítulo 52: Lugar seguro
Capítulo 53: Misterios por resolver
Capítulo 54: Bronceado intensificado.
Capítulo 55: Conocida desconocida.
Capítulo 56: Julia.
Capítulo 57: Diferentes.
Capítulo 58: Hacer posible lo imposible
Capítulo 59: Del odio al amor.
Capítulo 60: Una discusión predecible.
Capítulo 61: La pista.
Capítulo 62: Rojo
Capítulo 63: El llamado.
Capítulo 64: Tres.
Capítulo 65: Locura y valentía.
Capítulo 66: Quiebre.
Capítulo 67: Pareja.
Capítulo 68: El almuerzo.
Capítulo 69: Confesiones.
Capítulo 70: Idénticos.
Capítulo 71: Amiga especial.
Capítulo 72: Pelea.
Capítulo 73: Relato de una traición.
Capítulo 74: ¿Qué?
Capítulo 75: La otra sirena.
Capítulo 76: Una pareja.
Capítulo 77: No.
Capítulo 78: Pollitas.
Capítulo 80: El baile.
Capítulo 81: Rojo.
Capítulo 82: Tarde.
Capítulo 83: El regreso.
Capítulo 84: Evidencia.
Capítulo 85: Cerrada
Capítulo 86: Intrusos.
Capítulo 87: La cámara nunca miente.
Capítulo 88: Encierro.
Capítulo 89: Un trato con el diablo.
Capítulo 90: Ventana.
Capítulo 91: Captura.
Capítulo 92: Confiar o no confiar.
Capítulo 93: El camino hacia la redención nunca es fácil.
Capítulo 94: Tiempo libre.
Capítulo 95: Necesitada.
Capítulo 96: Momento, sirenas y lugar muy especial.
Capítulo 97: Decisiones y Oportunidad.
Capítulo 98: El eclipse.
Capítulo 99: Nuevos comienzos
Capítulo 100: Vuelta de tuerca.
Capítulo Extra: Lo que ocurrió después

Capítulo 79: 21st Century Girls.

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Von AbbaLoveFics

21st Century Girls.

Pasé el resto del día ayudando a Emma en todo lo referente al baile, que no tuve tiempo de invitar a nadie, pero eso no valía como excusa, pues... no me tomé la molestia de buscar una cita. Dos chicos del mismo año que yo, se acercaron a mí y pensé que uno de ellos me invitaría al baile, pero solo me preguntaron si era cierto que Nic Brisley me había rechazado para ir con otra. Para colmo, toda mi clase estaba al tanto de que Nic rechazó mi invitación, y tuve que soportar miradas de compasión, lástima y burla (de Miriam y su séquito) el resto del día. Fue una pesadilla.

—¿Qué? —Le pregunté de mala manera a una chica que me observaba fijamente. Una que, si la memoria no me fallaba, pertenecía al grupo de amigas de Miriam, lo que me hizo enfadar aún más—. ¿Se te perdió una parecida a mí?

Al final,  salí de la escuela echando humo.

Demonios, ¡yo era su novia! ¡Yo! Y está bien que en este momento no estuviéramos en los mejores términos y que quisiera su espacio pero ¡¿ir al baile con alguien más?! ¿En serio? ¿Acaso no le importa cómo eso me haría sentir? ¿Acaso no le importaba que moriría de celos al verlo ser la pareja de alguien más? ¿Desde cuándo se comportaba como un imbécil?

Por la tarde, Emma, Cleo, Rikki y yo decidimos pasar el rato en la playa; pues queríamos nadar un rato para despejarnos un poco la cabeza, ya que esta noche sería el dichoso baile. No sé si fue una coincidencia o una obra del destino, pero el chico dorado estaba aquí, en la arena. Tan cerca que Emma bien podría aprovechar esta chance que el mar le ofrecía para invitar a Byron al baile de una buena vez, o viceversa… pero era un tanto difícil hacerlo con Miriam rondando alrededor del chico como una mosca a la sopa. Cleo escuchó de las malas lenguas que, como mi hermano había invitado a Rikki, Miriam tenía planeado invitar a otra persona para provocarle celos (¿en serio?), y esa persona era Byron.

—El baile es esta noche y necesito el hielo cuanto antes, por favor —aunque Emma estaba muy al pendiente de los preparativos para esta noche, su atención recaía en la playa dónde se hallaba el chico que le gustaba y la chica que se lo quería quitar—. Gracias.

—¿Dejarás que se salga con la suya? —tanto Rikki como yo, miramos a la pareja en la playa y luego a Emma, con una ceja en alto.

A unos metros de distancia, Miriam pululaba alrededor de Byron como si fuese un planeta orbitando al sol. No se le quitaba de encima y si para mí, que no me gustaba Byron románticamente era molesta esa escena, Emma estaría hirviendo por dentro, aunque no lo demostrara en el exterior.

—Si quería venir conmigo, ya me lo habría pedido —buen punto. Aunque lo mismo aplicaba para Emma. Si quería invitar a Byron, ya lo habría hecho—. ¡Oh! No se lo decía a usted —oh, cielos. El sujeto del hielo se enteró de todo el drama adolescente—. Estoy segura de que es muy mayor para mí. Me conformo con el hielo —con Rikki, contuvimos unas risas—. Gracias —entonces Emma colgó y nos miró con severidad—. Además, no estoy dejando que nadie se salga con la suya —eso decía pero sus ojos no se despegaban de la pareja—. Y no sé si quiero ir al baile. —masculló, haciendo un puchero.

—No, no —negué de inmediato, un tanto enfadada—. ¡Claro que quieres ir! —exclamé—. Es más: tienes que ir —sentencié—. Tú organizaste todo esto —la miré, como si hubiese enloquecido—. No puedes no ir. ¡Sería… absurdo!

Emma no dijo nada, miró la arena bajo sus pies como si fuese lo más interesante del mundo.

Rikki, quien no parecía ser capaz de soportar el silencio, comentó, divertida:

—Bueno, ¿entonces qué prefieres? ¿El ajedrez o las cartas?

—Rikki —miré a la aludida con severidad para luego concentrarme otra vez en Emma—. Tienes que ir, ¿bien? —Insistí.

—Yo quiero ir —sonreí, orgullosa. Cleo era nuestra última oportunidad para que al menos dos de nosotras asistieran al baile con los chicos que les gustaban—. Y si Lewis no me invita, entonces… —miré en dirección a dónde se hallaba Nate y un escalofrío me recorrió. Cleo es muy linda, ¿en serio no había una mejor opción que Nate?, Lo pregunto en serio. Es extraño, es como si los chicos en los que estamos interesadas (Zane se salvaba porque invitó a Rikki) pero Lewis, Nic, Byron, ¡Vamos Parecen tontos, por no decir otra cosa.

—Nate es un idiota —dije, cuando me di cuenta que Cleo estaba considerando la idea de ir con él al baile.

Cleo me miró con pesar.

—Es el único que me ha invitado. —se encogió de hombros.

—Insiste con Lewis —sugerí—. Estoy segura que él querrá ir contigo. O invítalo tú. Pero por lo que más quieras, no vayas con Nate. Va a pensar que le gustas y no podrás deshacerte de él.

Cleo hizo una mueca, sin mostrarse muy segura. Y no podía culparla, no después de cómo Lewis no parecía interesado en el baile en lo más mínimo. Era como si hubiese olvidado lo de esta noche.

—Dale una última oportunidad. —sugirió Emma.

—Dónde «última» —Rikki hizo énfasis— es la palabra clave.

—Aplica tus consejos a ti misma —le comenté a Emma pues esta no dejaba de observar a Byron y cuando notó que la miraba observarlo, apartó la vista, avergonzada—. Haz lo propio e invítalo. —pero como si hubiese notado nuestras intenciones, Miriam fijó sus ojos color miel en nosotras y esbozó una sonrisa burlona, al tiempo que posaba una mano sobre los hombros de Byron.

Y otra vez, la arena volvió a ser un fenómeno fascinante para Emma. ¿Qué le pasa? ¿Tanto miedo tenía de invitarlo?

Pasé de mirar a Emma, a mirar Cleo cuando noté que esta tecleaba unos dígitos en su teléfono celular.

—¡Hola, Lewis! —saludó. Rikki, Emma y yo, nos limitamos a hacer silencio—. Dime, ¿no hay algo que quieras pedirme? —Por la enorme sonrisa en el rostro de mi amiga, supuse que la respuesta había sido afirmativa—. ¡¿En serio?! —exclamó. Emma, Rikki y yo, nos acercamos un poco más, interesadas en la conversación—. ¿Y qué será? —Cleo se mantuvo en un silencio expectante, mientras escuchaba lo que Lewis le pedía, y mientras lo hacía su sonrisa poco a poco desapareció. Separó el teléfono de su oído y colgó la llamada, sin siquiera despedirse. La miré, con un gran signo de interrogación en mi rostro y entonces ella dijo: —. Quiere una muestra de cera de oídos —no sabía si reír o llorar, así que solo bufé—. ¡Bien! —entonces Cleo se puso de pie de un salto.

—¡No tengas piedad!

No pasaron ni cinco minutos, cuando Cleo ya estaba de regreso con nosotras. Tenía una mueca  extraña en su rostro. No parecía feliz en lo absoluto. Sería el colmo que Nate la rechazara, tal como Nic hizo… conmigo.

—¿Cómo te fue? —quise saber.

Cleo se dejó caer sentada en la arena, a mi lado.

—Dijo que sí. —contestó, de mala gana, haciendo pucheros. Era la primera persona que veía siendo tan infeliz con su elección de pareja.

—Eso fue corto. —comentó Rikki.

Cleo bufó.

—Y ajustado.

Tras haber pasado toda la tarde ayudando a Emma a decorar el Juice Net y tras confirmar por tercera vez que las bebidas y la comida llegarían esta noche, tal como Emma lo había solicitado, decidí ir casa para darme una ducha. Lo necesitaba.

El agua helada me ayudó a relajar mis músculos y a enfriar la cabeza un poco. Si Nic quería ir al baile con otra chica… ¡bien por él! Que hiciera lo que le apeteciera, yo pensaba hacer exactamente lo mismo. Me freí el cerebro y pasé horas de sueño valiosas desvelándome estudiando para aprobar con una calificación que hiciera lo suficientemente feliz a mi padre como para no enviarme al otro lado del país. ¡Merezco este baile! ¡Merezco festejar y divertirme a lo grande! ¡Me lo he ganado! Y nadie, ni siquiera Nic, impedirá que esta noche me la pase en grande. ¡Nadie!

Sequé mi cuerpo con una toalla y cuando recuperé mi apariencia humana, me envolví con una toalla. Era increíble como a pesar de haber vuelto a la normalidad, la sensación de haber tomado una ducha seguía allí. Era, sin duda, mágico.

Sin perder mucho tiempo me puse ropa interior y me coloqué una camiseta y unos shorts. Tomé mi mochila e introduje allí el vestido y algunas otras cosas más que necesitaría esta noche. Nos prepararíamos en la casa de Cleo al ser la más cercana al café, por lo que acordamos llegar temprano para estar listas con el tiempo justo para llegar al baile. Con todo lo necesario guardado en mi mochila, salí de casa.

Para recortar camino y ahorrar tiempo, me lancé al agua y nadé a toda velocidad por el canal. Cuando la casa de los Sertori apareció en mi campo visual, me acerqué con mucha cautela, asegurándome que no estuviese nadie cerca, a un área que no fuese demasiado visible. Aunque era un tanto difícil, pues por la zona donde vivía Cleo casi no encontré ningún árbol dónde ocultarme. Gracias a que el sol aún era visible, puse mi cola a asolear y en cuestión de minutos, recuperé mis piernas y me encaminé a la casa de los Sertori, como si nada.

—¿Vas a ir vestida así al baile? —miré a Emma a través del reflejo del espejo de cuerpo completo que había en la habitación de Cleo. Cuando llegué a la casa de los Sertori Emma ya se encontraba allí y como era de esperar, había sido la primera en vestirse. Aproveché para pedirle que me ayudara a peinar mi cabello, hoy quería rizos.

¿Qué tiene de malo lo que llevo puesto?

Vestía un vestido blanco, que llegaba a la altura de mis rodillas, era decorado con un cinturón negro y unas sandalias de tacón alto. Me contemplé una vez más y no pude evitar sonreír, complacida. No me había equivocado al elegir lo que usaría esta noche.

—Sí —dije, mientras me encogía de hombros. Entonces me volví, dándole la espalda al espejo y fue mi turno de contemplar a Emma de arriba abajo—. ¿Tú vas a ir vestida así al baile?

Emma se ruborizó. Estaba usando tres blusas (o como mínimo dos y no, no es broma), un pantalón blanco de bota ancha cuyos bordes tocaban el piso y unos zapatos deportivos del mismo color. ¿En serio iba a usar eso teniendo ropa mucho más bonita? ¿En serio iba a ir vestida así, en general?

—Tenemos que ir bien cubiertas. —se excusó.

—Pareces tonta —le dije, sin andarme con rodeos y Emma abrió la boca por la sorpresa—. Emma, es un baile —le dije, en caso de que lo hubiese olvidado—. ¡Diviértete! —exclamé—. Tú misma lo dijiste: debe ser una noche perfecta e inolvidable —sonreí ampliamente—. Por hoy… podrías solo… relajarte un poco. Al menos está noche.

—Ni siquiera sé si deba ir al baile —masculló, sentándose en la cama, desanimada—. No tengo con quién ir, ¿recuerdas?

Me acerqué y tomé asiento a su lado. La cama chirrió por el peso.

—Eso es porque nunca invitaste a Byron —dije, y aunque no había sido mi intención reprochárselo, sí sonó un poco así—. Y él tampoco lo hizo —rodé los ojos—. Tal para cual.

Emma frunció el ceño, confundida.

—¿Eso es un cumplido?

—Más o menos —no, no lo era—. Yo tampoco tengo con quién ir —me encogí de hombros. No" y "Alguien más me invitó al baile... y dije que sí". Sacudí la cabeza y sonreí una vez más—… y aquí estoy, poniéndome linda —le guiñé un ojo y Emma rió suavemente—. ¿Por qué no vamos juntas? —propuse, admirando mis pies—. Digo… de cualquier manera iremos juntas al baile.

Emma me miró, divertida.

—Las chicas no invitan a otras chicas al baile. —dijo, rodando los ojos.

Bienvenida al siglo XXI, chica —ironicé, empleando el mismo tono que Rikki—. ¡Piénsalo, Emm! Te prometo que te divertirás conmigo.

—Ohm…

—Te llevaré sana y salva a tú casa. Seré una dama. —bromeé.

Emma rodó los ojos, mientras sonreía.

—Está bien, ¿por qué no? —asintió.

—¡Genial! —exclamé—. Solo para que lo sepas, te mentí: bailo fatal.

—Yo tampoco soy una experta —admitió—. Lo importante es pasarla bien. —entonces sonrió.

Sonreí ampliamente. No iba a ir al baile con un chico pero ¡qué importaba! Iría con mi mejor amiga y la pasaríamos en grande. Punto.

Justo entonces, Cleo y Rikki salieron del baño y… digamos que, al igual que Emma, estaban usando mucha más ropa de la necesaria. Cualquiera que no las conociera diría que no sabían combinar la ropa, o que no sabían cómo vestirse pero lo cierto era que había un motivo detrás de ese vestuario tan... curioso. Cleo usaba una blusa verde encima de un suéter azul, e incluso Rikki usaba como tres blusas encima y un pantalón demasiado holgado y largo. No parecía que fuesen a un baile. Se veían terribles. Por más miedo que el agua me dé prefiero ir así como estoy y correr el riesgo, a usar esa combinación de ropa tan espantosa. Además, ¿quién les aseguraba que no les caería agua en el rostro o en las partes de sus cuerpos que quedaban al descubierto?

—Parecemos tontas. —confirmó Emma, mirándome, afligida. Me limité a asentir.

—Sí, es lo que dije.

—No. Estamos bien. —dijo Cleo, siendo muy optimista.

—Es verdad. —apoyó Rikki.

—Parecen tontas. —reiteré.

Cleo y Rikki se miraron la una a la otra de arriba abajo y asintieron, muy a su pesar.

—Parecemos tontas. —confirmaron al unísono.

—¿Entonces sí irás?

—Soy la organizadora del evento. Es mi responsabilidad.

—Y mi pareja para el baile. —intervine, enganchando mi brazo al suyo con fuerza. Emma rodó los ojos pero se dejó hacer. Rikki y Cleo intercambiaron miradas divertidas mientras sonreían—. No hay ninguna regla que diga que no puedo invitar a mi mejor amiga.

Rikki sonrió, burlona.

—¿Para cuándo es la boda?

Las cuatro reímos a carcajadas y luego Cleo comentó:

—Al menos irás con alguien que te agrada —suspiró con pesar—. Yo en cambio... iré con Nate. —entonces rodó los ojos, fastidiada.

Justo entonces, escuché que llamaban a la puerta y lo siguiente que vi fue a Lewis asomarse por ella y observarnos una a una, durante algunos segundos.

—Están todas aquí, ¡genial! —entró a la habitación del todo y se acercó a la cama, mientras colocaba un morral sobre el colchón, bajo la atenta y fulminante mirada de Cleo.

—Se nos terminó la pelusa de ombligo, Lewis.

Cleo estaba tan furiosa que empleó un tono agresivo y sarcástico al dirigirse a él, sin contar que rodó los ojos, de forma obvia, para que Lewis lo notara.

—No, no —pero Lewis no se percató de nada—. No necesito más muestras —¿ah, no? ¿Entonces qué? —. ¡Por fin terminé mi investigación! —¡ah! Por eso se ve como si no hubiese tomado una ducha en días. Sí, eso lo explica—. ¡Cleo! —entonces abrió el morral y sacó un frasco plateado.

—¿Qué es eso?

—Esto —dijo Lewis, mostrando la botella en alto—... son días enteros de investigación.

—No necesitamos desodorante, Lewis. —Cleo se acercó de mala gana.

—No es eso —entonces Lewis tomó su brazo y recogió las mangas de la blusa y el suéter.

—¿Qué estás haciendo? —inquirí, acercándome también, curiosa.

—Desarrollé un aminoácido compuesto derivado del teflón —¿qué? ¿cómo? Más despacio—… que al contacto con la piel —roció lo que sea que contuviese ese spray, sobre el brazo de Cleo. Solo espero que no sea agua—… resiste la humedad.

—¿En otras palabras...?

—¿Nos hará impermeables?

Lewis asintió con firmeza.

—¿Cómo puedes estar seguro? —cuestionó Rikki, cruzándose de brazos y mirándolo con desconfianza.

—No lo estoy, pero esto —entonces del interior del morral, Lewis sacó una botella que roció en el mismo lugar dónde anteriormente había rociado lo otro—… está lleno de agua.

—¡Lewis!

1, 2, 3

Tanto Rikki como yo, nos colocamos a ambos costados de Cleo y la sostuvimos por cada uno de sus brazos.

—Al menos avisa primero, ¿quieres?

4, 5, 6, 7…

—¡Ya guardé la toalla en el bolso! ¡Ahora más te vale no dejarme caer cuando me salga la cola!

8, 9… 10.

Y cuando transcurrieron los diez segundos, la cola… no apareció. Cleo continuaba de pie, seca, humana y atónita.

Rikki, Cleo, Emma y yo, intercambiamos miradas de absoluto asombro.

Pero Lewis… Lewis esbozó una sonrisa amplia, feliz y victoriosa e incluso sus ojos azules recuperaron el brillo usual en ellos.

—¿Tú ves alguna cola?

—¡No! —exclamé, y no pude evitar reír, en incredulidad y sorpresa—. ¿Saben lo que eso significa? —inquirí, con los ojos abiertos como platos.

—¡Ya no tenemos que temerle al agua!

—¡Cierto!

—¡Y podrán ir al baile vestidas como lo deseen!

—¡Ah!

—¡SÍ!

Entonces Emma, Cleo y Rikki, sin perder tiempo se metieron al cuarto de baño y cerraron de un portazo, mientras escuchaba como celebraban y conversaban entre risas.
Esto era en serio un gran descubrimiento.

Tomé el frasco de spray de las manos de Lewis, con curiosidad. ¿Entonces solo debía rociarlo en mi piel y listo? ¿Qué hizo Lewis con exactitud? ¿Entonces la ciencia si puede combatir la magia? Wow, en serio wow. No sé cómo lo hizo pero... ¡me alegra!

—¿El baile? —escuché murmurar a Lewis.

—El baile. —asentí.

—¿Es hoy?

Volví a asentir.

—¿Esta noche?

—¡Sí! —exclamé, un tanto exasperada—. ¿Por qué actúas como si no lo supieras? —inquirí, suspicaz.

—Porque no lo sabía —ladeé la cabeza y lo miré con escepticismo—. Es que… con la investigación, no tuve cabeza para pensar en nada más. No sabía que sería tan pronto.

Oh, vaya. Eso explica mucho. Lewis es del tipo de persona que cuando se interesa en algo, se abstrae de todo y de todos y solo se enfoca en esa única cosa que le interesa.

No pude evitar mirarlo con cierta pena. No era que el no estuviese interesado, a diferencia de otros (Byron… Nic), es solo que por ese afán suyo de querer ayudarnos siempre con esto de ser sirenas, cosa que agradecía pero a veces se le iba un poco de las manos (sí, te estoy mirando a ti, Barbie doctora), Lewis se perdía mucho en sí mismo al punto de ignorar todo lo demás y... pasaban estas cosas.

—Si te sirve de consuelo: gracias —sacudí el frasco y sonreí de lado—. Por esto. Significa mucho.

Lewis se encogió de hombros.

—Es lo menos que puedo hacer.

Lewis intentó explicarme lo que hizo, en términos científicos, para crear esa fórmula para hacernos a prueba de agua, pero no entendí una sola cosa de la terminología empleada. Así que me quedé con el tutorial básico. Básicamente, rociarlo sobre mi piel y ¡listo! Sería a prueba de agua. Así de fácil.

En conclusión: Lewis era un verdadero genio.

Justo entonces, las chicas salieron del baño con algo mucho mejor a lo que vestían con anterioridad.

—¿Qué les parece? —preguntó Rikki. Lewis las miró a las tres y solo atinó a levantar sus brazos, como diciendo ¡vaya!—. Lo tomaré como un cumplido.

—Están mucho mejor. —levanté un pulgar arriba.

Con las cuatro vestidas, arregladas y maquilladas, solo faltaba que llegarán los chicos. Emma, Rikki y yo tomamos nuestros bolsos, aproveché para tomar mi chaqueta y colocármela. Hacía un poco de frío esta noche.

Cleo y Lewis estaban teniendo una conversación y parecía ser importante por lo que Emma, Rikki y yo salimos de la habitación para no interrumpirlos, pero entonces la voz del papá del Cleo resonó por toda la casa

—¡Cleo, un chico ha venido a buscarte!

—Vamos.

No me sorprendió descubrir que mi hermano y Nate estaban abajo, pues eran las citas de dos de nosotras esta noche. Habían llegado en el momento indicado pues según el itinerario de Emma, debíamos irnos en… tres minutos. Zane y Nate voltearon cuando Rikki, Emma y yo bajábamos por los escalones para reunirnos con ellos. Zane inmediatamente se acercó a Rikki, besó su mejilla y alagó su atuendo. Rikki se ruborizó y ambos se sonrieron como el par de enamorados que eran.

Entonces noté que Nate me inspeccionaba de arriba abajo, y cuando lo miré, esbozaba una sonrisa amplia.

—¡Perfecta! —alagó, mientras sus ojos brillaban.

—¿Tú cita no es mi hija? —Preguntó el señor Sertori, ceñudo, pero Nate no le prestó atención, pues no apartaba sus ojos de mí... lo cuál comenzaba a incomodarme.

—Así es —respondí con rapidez—. Gracias —Nate era un idiota, pero eso definitivamente había sido un cumplido, no iba a ser malagradecida—. No soy yo a quién deberías estar mirando. —mascullé por lo bajo y justo entonces Cleo se unió a nosotros.

Estábamos ya todos listos para irnos... a excepción de Lewis, pues este se había quedado plantado en la entrada y su vestuario no era ni remotamente apropiado para el baile.

—¿No te dije que algo corto y ajustado? —reprochó Nate cuando se puso atención en el atuendo de Cleo. Ella vestía un hermoso vestido morado, muy elegante.

—¡¿Qué?! —cuestionó el señor Sertori, quien estaba justo a su lado.

—¡Nada! ¿Nos vamos?

—¡Sí!

—¿Tú no vas, Lewis? —Curioseó mi hermano. Lewis estaba de pie en la entrada, observándonos.

—Tal… tal vez me pase más tarde. —Lewis no lucía muy dispuesto a ir al baile. ¿Y cómo hacerlo? Se acababa de enterar que el baile sería esta noche y no estaba ni vestido o arreglado para la ocasión; además, la chica que le gustaba iría con otro. ¡Otro más que fracasa hoy!  Este debe ser un nuevo record.

—Pues tráete una manguera… porque va a hacer mucho calor —lo intenté, en serio lo intenté, pero fui incapaz de contener mis ganas de rodar los ojos—. ¡Boom!

—Adiós, Lewis.

—Te estaremos esperando. —le dije, antes de seguir a Emma y a los demás fuera de la casa Sertori.

Así, cada quien con su pareja, algunos felices con la suya (Rikki y Zane), una fastidiada con el suyo (Cleo con Nate) y otras confiadas y cómodas (Emma y yo), emprendimos rumbo hacia el Juice Net.

Durante el trayecto, desde la casa de Cleo hasta la cafetería, fue inevitable para mí pensar en Nic y en la chica con la que iría con él y cuya identidad desconocía… pero que muy pronto, al llegar al café, averiguaría.

¿Qué haría al verlos? No quería ni mirarlos, por obvias razones, pero sabía que inevitablemente mis ojos se fijarían en ellos y aparte de enfado experimentaría toda clase de emociones negativas y acabaría por no disfrutar la velada en lo absoluto. Me conozco, voy a pasarla mal.

¿Cuánto tiempo duraría mi alegría actual?

En realidad, no me sentía del todo feliz. Sí, me alegraba celebrar este baile y significaba mucho para mí avanzar al siguiente año con unas calificaciones mucho mejores que al inicio de año y tenía muchas cosas por las cuáles ser feliz como, por ejemplo, mis actuales amigas; además, no podía pedir una pareja más perfecta esta noche (o lo más cercana a la perfección), pero he estado tan ocupada ayudando con el baile que es ahora cuando caía en cuenta de que no me sentí tan emocionada como se supone debería estarlo en una ocasión tan especial como esta, a diferencia de como lo están las demás.

Tal vez se debía a mi padre, a Nic, a Karl, a Miriam... o a todo esto junto.

Espero que las chicas no lo noten, pues... lo último que deseo es arruinarles la noche a ellas también.

Sería genial si esta noche transcurriera sin ningún drama de por medio y, tal como dijo Emma, fuese una noche perfecta para todos.

¿Es mucho pedir?

—¿Lista? —dijo Emma, mientras me ofrecía su brazo. Mantenía sus ojos azules fijos en mí con una sonrisa temblorora debido a la emoción, los nervios, la expectativa.

Suspiré profundo y correspondí a su sonrisa lo mejor que pude. Enganché mi brazo al suyo, cuando el Juice Net estuvo a unos pocos pasos de distancia.

—Lista.

Quiero decir: wow. No pensé que llegaría a tanto. Muchas gracias por leer y votar y por todos sus mensajes, ¡Me hacen muy feliz! 😊🤗

El próximo capítulo se viene el tan esperado baile 💃🕺.
Y allí pasarán cositas interesantes, solo eso diré 🤭😌

¡Nos leemos! 💜😁

Aquí una foto más a detalle del vestido ☺️

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