—¿Cuándo te vas?
Fue inevitable que no elevara la mirada en dirección a Sam y Jack, sabía que estaban hablando de trabajo, al igual que Jack ya había comenzado a prepararse para su viaje, después de haberle insistido muchísimo.
—El lunes —respondió Jack antes de darle un sorbo a la botella de agua que yacía entre sus manos. Se veía exquisito en esa camisa gris, con aquellos pantalones negros y botines, siempre había pensado que Jack tenía un ligero aire al estilo de Harry Styles en aquella época del 2014 si no me equivoco
—¿Archie también va? —preguntó Zoe con sus antebrazos sobre la encimera.
Jack asintió—. Sí, pero Jules se va con sus padres de visita a San Diego —informó Jack.
Suspiré con pesadez. Me sentía agotada por la noche anterior, y también algo triste porque no quería que Jack se fuera, sé que estuve de necia diciéndole que tenía que ir, pero ahora me está cayendo el veinte de que no sé qué será de mí. Estoy tan acostumbrada a él.
—¿Estás bien Cassie? —me preguntó Jack mientras lo veía aproximarse a mí. Dejó la botella a mí lado y besó mi sien.
—Sí, estoy bien —sonreí y de inmediato borré mi sonrisa al sentir el pequeño tirón que sentí por la puntada en mi labio—, sólo estoy cansada, me duele el cuerpo y un poco la cabeza. Nada del otro mundo, guapo.
—Iré por los antinflamatorios y antibióticos —informó antes de volver a besar mi sien y subir a nuestra habitación.
—Ya llegamos.
La voz suave de Jules llenó el silencio que se había recién formado, habló moderado que lo agradecí internamente, la cabeza me estaba matando, la observamos con una sonrisa, entrando con Archie de la mano.
Sonreí y me puse de pie acercándome a ella—. Jules —dije a modo de saludo y la abracé.
Me recibió con sus cálidos brazos delgados—. Hola —susurró con ése afecto tan característico de ella, pues Jules resultaba ser puro amor.
—¿Listo amigo? —le preguntó Archie mirando por sobre mi hombro e instintivamente miré yo también, Jack estaba detrás de mí con mis medicinas y una botella de agua. Nuestras miradas se encontraron por un par de segundos, y confirmaba que estaba locamente enamorada de esos ojos olivo.
—Sí —respondió sin dejar de mirarme. Era como si me estuviera dando la oportunidad de pedirle que no fuera, que cambie de opinión y que quería que se quedará conmigo.
Y sé que, si lo hacía, él no lo pensaría dos veces. Pero dejé de lado mi egoísmo y me enfoqué en que es su trabajo, su vida es así de ajetreada y productiva, ése es su ritmo de vida y no se podía detener por mí, no quería que se detuviera por mí. Desarrollamos estar juntos en su trabajo, le daba mi cien por ciento cuando se trataba de su trabajo y él me daba su cien por ciento cuando se trataba del mío. Así funcionamos nosotros, nos apoyamos de una manera hermosa y nos motivamos a ir por más. Y esa es mi prueba de amor éste día, me tragué mis ganas de gritarle que se quedara conmigo y mejor lo motivo para que vaya por más.
Porque mi esposo es increíble. Le encanta superarse y sentir la satisfacción cuando el trabajo le sale bien.
Le sonreí de manera cálida y me acerqué a él, tomé la medicina de sus manos y besé su mejilla para después susurrarle un <<gracias>>.
—¿Vamos por un helado? —preguntó Sam con aquel tono animado suyo, eso me confirmo que, en definitiva, era la versión masculina de mi mejor amiga.
—Sí —el unísono de las voces del resto me hizo darme cuenta de que me sentía tan mal, me sentía de caída, adolorida y triste.
<<Cassie eres la peor persona del mundo, ponte feliz por tu esposo, él te habría apoyado por sobre todas las cosas>>.
Suspiré y le hice caso a mi consciencia —. Sí, vamos —sonreí antes de colocar las pastillas en mi lengua y pasármelas con un sorbo de agua.
°°°
Ir por helado me despejó, me relajó y me sacó tantas carcajadas, en la misma heladería nos encontramos con Betty, una grata sorpresa que me sacó una inmensa sonrisa, estaba sola y abandonada por su novio: Evan. Después de maldecir a Evan, decidimos invitarla con nosotros, de vuelta a casa con el cómodo y perezoso plan de ver películas, específicamente, películas de terror, nada como una noche de sábado en la que hay comida basura, vino, cerveza y una espeluznante película.
—¡Ahhhhh!
El grito de Betty me hizo dar un respingo entre los brazos de Jack, quien se sonrió, pero claro, los murmullos en quejas del resto y por supuesto, el característico bufido hastiado de Sam hizo eco y fue inevitable para él omitirlo.
—Beth, no grites —se quejó, dramático—, eso ni siquiera da mie... ¡do! —gritó Sam al final debido a una aterradora parte.
—Ni siquiera da miedo —lo imitó Beth fingiendo voz aguda.
—Y decías que no —se burló Jack con una sonrisa juguetona danzándole en el rostro.
°°°
—¿Te ayudo con tu maleta? —le pregunté a Jack mientras me acercaba a él.
El resto de los chicos ya se había marchado hace menos de media hora, como todo un equipo Jack y yo aseamos la sala de estar y lavamos los tratos y copas sucias, yo me di una ducha después de eso y es justo lo que me trae a este momento ahora: a verlo con la maleta sobre nuestra cama mientras suspira masajeándose el mentón, por su posición, supe que estaba declinando a la idea de no ir, de quedarse conmigo.
—Sí —respondió en un susurro poco convencido, besó mi mejilla.
Asentí y me senté con las piernas cruzadas a modo de meditación en medio de la cama, con su ropa desordenada a mi lado. Comencé a ayudarle. Ambos en silencio, yo doblaba y él la metía a la maleta.
—¿Segura quieres que vaya? —su pregunta me tomó por sorpresa.
No.
Lo miré tomando una bocanada de aire—. Sí —sonreí—. Volverás.
—Claro que volveré.
—Entonces no veo el problema.
—Yo sí —gruñó por lo bajo haciendo un lado la maleta y así, se acercó a mí como todo un depredador—, no quiero que te quedes sola, me preocupa tu salud, ¿crees que no me di cuenta de que hoy te sentías mal, nena? —torcí los labios y él suspiró—, no lo entenderías porque no estás en mi posición, sé que soy ambicioso, obstinado y responsable, pero cuando dejas a tu familia en casa... eres mi prioridad Cassie
—Te amo tanto, Jack Johnson —susurré sintiendo la mirada acuosa, con el corazón acelerado y unas intensas ganas de besarlo—. Pero de verdad, no te preocupes todo estará bien, porque me tendrás aquí, esperándote con los brazos abiertos, orgullosa de ti, volverás a tu familia, a mí, estaré con Zoe, mi papá... —se aseguré, y me acerqué arrastrando mis rodillas por el edredón hasta que quedé justo frente a él, mis manos se colocaron en sus hombros y las suyas en mis caderas.
—¿Me lo prometes? —preguntó en un susurro.
—Te lo prometo —susurré. Me sonrió de eso besó mis labios de una manera dulce, nos miramos con una sonrisa y sus brazos envolvieron mi cintura, mi mentón descansó en su hombro y poco después sumergí mi cara en su cuello.
Deseando que le fuera genial y se cuidara, porque si le pasaba algo, no sé qué iba a ser de mí.
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¡Nenas! saben que no me gusta hacer estas notas pero esta será buena.
¿Que les parece un grupo de Twitter?, digo solo es una sugerencia para llevarnos todas ❤