H2O, sirenas del mar; La Otra...

By AbbaLoveFics

155K 11K 1.8K

H2O, Sirenas Del Mar: La Otra Sirena... Kayla es una chica de 15 años que vive su día en las soleadas playas... More

Capítulo 01: Momento, personas y lugar adecuados.
En la jungla
El Cráter y el estanque.
Lo Inesperado
Capítulo 05: Disciplina y Control.
Capítulo 6: Quejosas.
Capítulo siete: Como Otro mundo.
De Tortugas y Negaciones.
El Asunto Tiburón.
Capítulo 10 Investigadores de Mako
Indecisión y un Medallón.
Capítulo doce: Jugo de Alfalfa, Intrusos y Drama.
Capítulo trece: Un Diario Peligroso.
Un concurso, problemas y descubrimientos.
Capítulo 15: Día de los Enamorados.
Capítulo 16: De provocaciones y consejos masculinos.
Capitulo 17: La NO cita
Capítulo 18: Aproximación
Capitulo 19: Preparativos para una Fiesta.
Capítulo 20: La Otra Emma.
Problemas de Confianza.
Capítulo 22: Discrepancia Denman.
Capítulo 23: Rikki, la idiota.
Capítulo 24: Fuego.
Capítulo 25: Invitación y Celos.
Capítulo 26: Aliados.
Capítulo 27: Hora del Hombre Lobo.
Capítulo 28: Un recuerdo perdido en la memoria.
Capítulo 29: Hagamos un corto.
Capítulo 30: Piedra, Papel o Tijeras
Capítulo 31: Zona de Amigos
Capítulo 32: La apuesta
Capítulo 33: La Kriptonita de Emma
Capítulo 34: Ganadores y Perdedores
Capítulo 35: El que avisa no es traidor
Capítulo 36: Hechizados
Capítulo 37: El Tesoro de Louise Chatham
Capítulo 38: Entrevista de trabajo
Capítulo 39: Sombreros de fiesta, payasos y ponis
Capítulo 40: Progresos y Oportunidad.
Capítulo 41: Malas relaciones laborales.
Capítulo 42: La chica congelada en la habitación.
Capítulo 43: La única esperanza.
Capítulo 44: Pequeñas Mentirosas.
Capítulo 45: La pareja que no es pareja.
Capítulo 46: La llamada.
Capítulo 47: Investigación y verdad
Capítulo 48: Cuarentena.
Capítulo 49: El día correcto para tener una pijamada.
Capítulo 50: Calor.
Capítulo 51: Y los problemas continúan.
Capítulo 52: Lugar seguro
Capítulo 53: Misterios por resolver
Capítulo 54: Bronceado intensificado.
Capítulo 55: Conocida desconocida.
Capítulo 56: Julia.
Capítulo 57: Diferentes.
Capítulo 58: Hacer posible lo imposible
Capítulo 59: Del odio al amor.
Capítulo 60: Una discusión predecible.
Capítulo 61: La pista.
Capítulo 62: Rojo
Capítulo 63: El llamado.
Capítulo 64: Tres.
Capítulo 65: Locura y valentía.
Capítulo 66: Quiebre.
Capítulo 68: El almuerzo.
Capítulo 69: Confesiones.
Capítulo 70: Idénticos.
Capítulo 71: Amiga especial.
Capítulo 72: Pelea.
Capítulo 73: Relato de una traición.
Capítulo 74: ¿Qué?
Capítulo 75: La otra sirena.
Capítulo 76: Una pareja.
Capítulo 77: No.
Capítulo 78: Pollitas.
Capítulo 79: 21st Century Girls.
Capítulo 80: El baile.
Capítulo 81: Rojo.
Capítulo 82: Tarde.
Capítulo 83: El regreso.
Capítulo 84: Evidencia.
Capítulo 85: Cerrada
Capítulo 86: Intrusos.
Capítulo 87: La cámara nunca miente.
Capítulo 88: Encierro.
Capítulo 89: Un trato con el diablo.
Capítulo 90: Ventana.
Capítulo 91: Captura.
Capítulo 92: Confiar o no confiar.
Capítulo 93: El camino hacia la redención nunca es fácil.
Capítulo 94: Tiempo libre.
Capítulo 95: Necesitada.
Capítulo 96: Momento, sirenas y lugar muy especial.
Capítulo 97: Decisiones y Oportunidad.
Capítulo 98: El eclipse.

Capítulo 67: Pareja.

665 64 28
By AbbaLoveFics

67: Pareja.

Nota de autor: Un capítulo dentro de lo que cabe, tranquilo, para bajarle un poquito al ~drama~, ¡Enjoy!

~.~.~

—Una correa te costaría menos.

A veces, cuando planeas una cosa resulta convertirse en algo completamente diferente; e incluso cuando no planeas nada, los caminos de la vida pueden llegar a sorprender con sus ocurrencias. ¿Quién lo diría? Cleo no adivinó que, aun sin saber nadar y temiéndole al agua, acabaría en un bote con dirección a mar abierto (y que una Isla aparentemente normal, cambiaría su vida y la de tres chicas más). Lewis no previó enloquecer por Denman (y aunque no fuese su intención, causarnos problemas). Aunque sabía el riesgo, Emma no pudo impedir que Zane viera su cola (y de allí su obsesión por encontrarnos), Rikki jamás pensó enamorarse de Zane y viceversa (de allí el drama actual), yo no planeé convertirme en una “irracional” que ignora los “No estás pensando con claridad, Kayla” o “Te estás dejando llevar por tus sentimientos” y “Los chicos son una distracción” y bla, bla, bla. Rayos, claro que no. Ninguno de nosotros lo hizo. Simplemente pasó y no es algo que se pueda cambiar.

Y tampoco planeé reprochar aquello a mi padre. Simplemente se me escapó.

A estas alturas debería estar acostumbrada a ser cuestionada por cada cosa que hacía (por ejemplo: cuando una vez me mantuve apartada, de la piscina, en una fiesta que mi padre organizó, cuando bebía agua de botellas con una pajilla, cuando pregunté por mi madre, cuando insistía en ser amiga de Rikki a pesar de la opinión de papá, mi sarcasmo, mi insolencia, no obtener tan buenas calificaciones, trabajar en el Juice Net) pero justamente hoy al oírlo manifestar su dramática e incluso teatral extrañeza por el hecho de que llegué temprano a casa, siendo que suelo llegar un poco más tarde (porque las horas se iban volando en la casa Gilbert pero en mi propia casa se sentían como si el tiempo hubiese sido congelado o como si los segundos transcurrieran a la misma velocidad de un perezoso), pero por obvias razones no lo hice.

Llegué a sentirme harta, incluso aburrida. Me hartaba ver la cara de Miriam, me exasperaba ser ignorada por Emma y Cleo y me empezó a molestar que Nic también lo hiciera. Así que no se me ocurrió mejor idea que me escaparme de clases porque… ¿necesitaba una razón? Era la escuela. Debí haber deducido que en casa las cosas no serían mejor.

—Como decía… voy a dar un almuerzo mañana. —diciendo aquello, como si yo no hubiera abierto la boca en lo absoluto, papá repitió su declaración, hablando en un tono que daba a entender que esa noticia debía ser muy importante. Tan importante como para obligarme a abandonar mí trabajo y regresar a casa.

¡¿Es en serio?! ¡Creí que era una emergencia! Como, que algo le pasó a un familiar o que mamá llamó o… ¡una emergencia real! ¡Una llamada muy importante! No este… anuncio, que papá pudo habernos dado por mensaje. Indignada era poco. Cuando se trataba de los asuntos de papá debíamos dejar todo lo que estábamos haciendo a un lado, ir corriendo a su encuentro y ayudarlo en lo que necesitaba con tanta urgencia. Era lo común. Pero cuando ocurría lo contrario, era un insulto (una demostración de debilidad, una demostración de inutilidad) ir con él cuando necesitábamos su ayuda en algo.

Qué raro. No hubo reclamo algún por mi insolencia. Normalmente lo habría. Pero, en cambio, la forma como ha ignorado mi veneno, la manera en la que habló. Todo eso fue diferente. Esperaba el clásico “Los he criado (lo mejor que he podido dada mi poca afectividad emocional), educado, consentido y cubierto sus necesidades básicas y sus tonterías. Me lo deben, así que cooperen”.

—Me gustaría que estuvieran allí. —pero no hubo nada de eso, ni en sus acciones ni en sus palabras.
Con Zane, intercambiamos una mirada. Era como si pensáramos exactamente lo mismo. En ese tonto seminario no hicimos más que ser sus sirvientes. Este almuerzo no podía ser diferente ni mucho mejor.

—Tengo otros planes. —Era increíble. Increíble cuanto había influido Rikki en mi hermano en tan poco tiempo. Mira que sonar tan insolente tal como Rikki lo habría hecho de encontrarse ella en su lugar… era digna de elogios.

—Voy a ser claro —oh, este es el padre que conozco, el que nos amenazará con transferirnos a otra escuela si lo desobedecíamos. ¡Muy tarde! Falta poco para que termine el año escolar así que estamos ¡a salvo!—. Es una oportunidad de ganarte tú mesada —qué astuto—. Y es una oportunidad para que aprendas más sobre el negocio familiar, como querías. Esta vez sin trampas —no sé si pueda creerle—. Puedes ir con Miriam.

Casi escupo sobre la mesa el trago del jugo que le arrebaté de las manos a Zane.

—Yo creo que… no —podría soportar asistir al almuerzo; después de todo, he asistido desde que puedo recordar. Es increíblemente aburrido pero puedo soportarlo. Lo que no puedo soportar y por lo cual voto por un rotundo NO es invitar a Miriam. ¿De qué hablaríamos? ¿De lo mucho que nos odiamos? Algo así como: “Yo te odio” “No, yo te odio más”, “¡No, yo!” Y para ser sincera, no estoy de ánimos para hipocresías—. No —reiteré, en caso de que la primera vez no hubiera sido clara—. ¿Ya dije que no?

—Sospecho que Kayla no quiere verla ni en pintura — ¿eres un detective, Zane? Sí es así, eres uno muy bueno— y yo no tengo nada que decirle.

Por primera vez en mucho tiempo estábamos de acuerdo en algo. Miriam no, Miriam no, Miriam no.

—Ustedes no han pasado mucho tiempo juntas desde aquel… incidente a inicio de año.

Yo no lo llamaría “incidente” recuerdo con mucha claridad golpearla; jalar sus cabellos, las lágrimas que salían de sus ojos, sus gritos y… no digo que lo disfruté, un poco sí,… ¡pero ella se lo merecía! ¡Me estaba molestando y francamente agotó mi paciencia! ¿Y qué rayos hago si no puedo usar mis poderes en su contra ya que corro el riesgo de convertirla en pegamento humano… o lo que sea que haga mi poder en humanos? Como mis poderes son inútiles, mi única opción es recurrir a métodos tradicionales, por así decirlo.

—Eso es por decir lo menos, papá. Ella me odia. —y el sentimiento era mutuo. El sentimiento ardía con llamas que no se apaciguarían nunca.
Papá suspiró con cansancio, antes de volcar su atención sobre mi hermano.

— ¿Y tú, Zane? ¿Acaso pelearon? Ya no veo por la casa.

—Nunca hubo nada entre nosotros para empezar.

—Arréglenlo —Primera pregunta: ¿Qué?, segunda pregunta: ¿para qué?, tercera pregunta: ¿es en serio?—. Invitarla a este almuerzo sería una buena forma de hacerlo. —cuarta pregunta: ¿Por qué?

Iba a abrir la boca para enlistar las mil y un razones por las cuales invitar a Miriam no sería en lo absoluto una buena idea. La primera de ellas y la más obvia era que ella no me agradaba y al parecer a Zane tampoco, pero antes de poder decir nada, Zane se me adelantó.

—No tengo ganas.

—Bueno, no se ha licenciado en Oxford, pero es bonita.

— ¿Qué? —bufé, incrédula y un tanto enfadada. ¿Es bonita? ¿Esa es tu excusa? ¿Esa es tú razón para traerla aquí? Las flores son bonitas, las estrellas son bonitas, ¿y las invito a almorzar? ¡No! Papá no quería una persona, quería un objeto—. Esa es una terrible razón para invitarla. —insistí.

—De acuerdo, ella no vendrá. Pero ustedes sí y lo harán —insisto: ¿por qué? Quiero decir; no soy ignorante. Sé que debemos estar allí por cuestiones de “familia  unida…” y fomentar valores y una buena imagen, etc. Lo sé. Pero papá detesta que hablemos, que emitamos una opinión, que mostremos desacuerdo, que iniciemos un debate, que seamos seres humanos pensantes y lo manifestemos. Entonces, ¿qué rayos se  supone que vamos a hacer mientras papá socializa? ¿Hacer bulto?—. Es un almuerzo muy importante —Nunca era solo un almuerzo. Nunca—. Pienso cerrar un gran negocio.

Claro, lo más tradicional y preferible del mundo era mostrarse como un hombre de familia. Con hijos educados y obedientes, una buena y linda esposa y un hogar de ensueño en una de las mejores áreas para vivir en Costa Dorada. Una imagen idónea pero no sincera, de lo que en verdad éramos. Se desmoronará cuando Zane comience a hablar de sus sirenas (porque lo hará; el simplemente no puede evitarlo), cuando haga preguntas para enterarme mejor del tema de conversación, tampoco le hará ninguna gracia que se mencione el divorcio (tema delicado para su orgullo) y por supuesto cuando llegue a ser cuestionada la presencia de Candy, su novia (quince años menor que mi padre) en esta casa.

—Y quieres que estemos allí como los buenos hijos que somos, para hacerte ganar puntos.

—No lo diría así, pero sería importante, para mí, que estuvieran allí. — ¡Ja!

—Si tengo que ir —tanto papá como yo, miramos a Zane con atención cuando empezó a hablar—. Me gustaría invitar a otra persona —oh, ¿Quién será la o él afortunado/a?—. Una… amiga — ¿eh? —. Rikki — ¡ah! Por supuesto.

— ¡Apoyo la moción! —con Zane, intercambiamos una mirada cómplice. Tener a Rikki aquí sería genial; como dije alguna vez, estar con ella… o con todas mis amigas en general, hacía todo más divertido y menos solitario. Menos Bennett.
Papá no era alguien transparente pero en toda su cara estaba escrito que Rikki no era de su agrado. Su sonrisa cayó y sus hombros se tensaron.

—No creo que sea lo más apropiado —replicó, claro que sí—. No entenderá lo que hablamos. Será difícil para ella. —papá lo decía como si en verdad se preocupara por Rikki pero sé que en el fondo, sonreía.

— ¿Y eso qué? —Repliqué, arqueando una ceja y entonces, sonreí con malicia—. Es bonita. —utilizando sus palabras en su contra, eh.

—No la menosprecies, papá. Te sorprenderá — ¿lo dices por experiencia propia, hermano? —. Además —Zane sonrió antes de mirar a papá y decir, con confianza: —. Quiero invitarla. No como amiga — ¿iba a decir lo que…?—. Como mi novia. —Sí, lo hizo.

Silencio. La boca de papá formó una línea fina y su ceño se frunció con profundidad. Aunque la noticia pareció caerle como un balde de agua helada, no lo vi sorprendido.

—Es una comida importante para mí, chicos —hizo énfasis y nos miró con un semblante estricto, inflexible. Papá imaginaba que eso sucedería cuando casi los vimos besándose, lo sé—. Quiero impresionar a futuros inversionistas —claro que sí. Siempre intenta impresionar a alguien—. Me gustaría que vieran una familia unida — ¿dónde? ¿Dónde está esa familia unida? Porque no la veo por ningún lado—. Rikki es justo la chica que no me gustaría que invitaran. —al fin confesaba la verdad. No quería personas allí. Quería objetos, decoración.

— ¿Y dime por qué? —Inquirí, mientras arqueaba una ceja—. ¿Por qué es lista y dice la verdad sin anestesia? ¿O porque no te agrada? ¿O porque no puedes manipularla como a nosotros?

—Porque es muy diferente a ustedes.

—Y eso la hace mejor que nosotros. —murmuré, más para mí misma que para ellos.

—Bueno, ¿qué sabes de esa chica…, Rikki?

Papá apoyó sus manos contra la mesa y se recargó ligeramente en ella centrando sus ojos oscuros en mi hermano, con extrema curiosidad.

—Lo suficiente como para que me guste.

— ¿Conoces a su familia?

Papá entrecerró sus ojos.

—No.

Zane apretó la mandíbula y sus facciones se endurecieron.

— ¿Sabes algo de su pasado?

Papá se inclinó un poco más y Zane se mantuvo quieto en su lugar, como una pared.

—No.

Y entonces, la risa que soltó papá aunque breve, tuvo la potencia suficiente para sentirse como una puñalada.

—Así que sales con una chica de la cual no sabes nada —ahí estaba, retorciendo el cuchillo en la herida. Zane bajó la mirada—. ¿Por qué?

— ¿Cuál es el problema? —intervine—. Honestamente no me hizo falta leerme su biografía entera antes de que llegara a la Costa, para hacerme su amiga —me agradaba Rikki, a pesar de su pasado. Y ya. Tal vez no lo sabía todo sobre ella pero sí sabía algunas cosas importantes; como que era un poco amargada, se callaba sus problemas, no sabía cómo consolar a los demás, cantaba terrible pero a ella no le importaba, era fiel a sus ideales, le gustaba mi hermano, le gustaba el rock pesado, era una sirena, era mi mejor amiga—. Lo que no sabe de ella, lo descubrirá con el tiempo —no te dejes amedrentar, estúpido hermano—. Digo, no ha pasado ni un mes desde que comenzaron  salir —entonces rodé los ojos por los intentos de papá de amedrentar a Zane.  Papá se apartó de la mesa—. Así que… sí, iré a ese almuerzo. —solo para impedir que la tomes en contra de mi amiga.

—Me conformo con eso. Es lo mejor que conseguiré de ti —esbocé una sonrisa amplia y falsa—. ¿Zane?

—Iré a tu tonto almuerzo, ¿sí? ¿Contento?

Con esto dicho, comenzaron los preparativos para el dichoso almuerzo en los cuales la casa se volvió el escenario de mucho ruido y movimiento. Durante el transcurso del día me topé con muchas caras desconocidas que iban y venían por toda la casa; algunos se encargaban de mover unos muebles hacia el patio, decorar la mesa y las sillas, llevar flores, entre otras cosas. El almuerzo se llevaría a cabo en el jardín de nuestra enorme mansión… cerca de la piscina. Mala idea. Intenté convencer a papá de cambiar la localización al comedor pero él quería presumir la casa, que el mismo construyó (aportó todo el dinero y el diseño es suyo) así que por más que le insistí, no cambió de parecer.

Resignada y malhumorada, fui a alistarme. Tomé una ducha y ni siquiera en mi forma de sirena pude relajarme o tener un momento en paz, pues estaba segura que este día sería largo, agotador y lo que es peor aburrido; y lo mejor era comenzar de una vez para que este día acabara cuanto antes. Si me alcanzaba el tiempo iría a la Isla Mako.

Una vez estuve seca y humana, salí de la ducha, con una toalla envuelta alrededor de mi cuerpo. No había dado ni dos pasos dentro de mi habitación cuando, de la impresión, solté un chillido y di un pequeño saltito, apenas vi a una persona sobre mi cama.

— ¡Oh, por dios! —Chillé, llevando una mano hasta mi pecho y abriendo los ojos como platos. Rikki se veía muy cómoda allí recostada—. ¡¿Me quieres matar?!

—También me alegra verte. —su sonrisita burlona… insoportable.

—Qué… graciosa, qué cómica —la fulminé con la mirada, mientras me recuperaba del susto—. Mira cómo me río.

—Te ves… enojada.

—Me sorprendiste —le dije, como si no fuese lo bastante obvio—. Podrías haber anunciado tú presencia para así ahorrarme el susto.

—Tú ceño está muy fruncido — ¿ah? — y parece que vas a asesinar a alguien (a mí) con eso. —no me di cuenta que sostenía el cepillo como si fuese un arma hasta que Rikki lo mencionó.

—Puede que esté a punto —abrí los ojos como platos, como una desquiciada. Y Rikki arqueó una ceja, sin lucir cuanto menos… impresionada—. Pero no estás en mi lista. Al menos no, hoy. —aclaré, aunque no es como si fuese a asesinar a alguien utilizando un pequeño cepillo para el cabello, no es como si fuese a asesinar a alguien en lo absoluto. Pero es cierto que no me sentía particularmente feliz con asistir a un tonto almuerzo en el que solo tenía permitido hacer bulto.

—Bueno saberlo. Oye, voy a cambiarme. ¿Puedo hacerlo aquí?

—Seguro —me llamó la atención la tela que sostenía y también los tacones a juego. Cuando Rikki lo tendió sobre la cama mis ojos se abrieron como platos al ver un vestido de encaje en color rojo de tirantes, sexy pero sin ser vulgar. Era elegante, hermoso. ¡Wow!—. ¡Es precioso! —alagué, encantada por lo que veía—. ¡Combinará perfecto con tu tono de piel!

Rikki sonrió, orgullosa.

— ¿Verdad que sí? —entonces la sonrisa se hizo más pequeña, sutil—. Zane me lo obsequió. —y un rubor apareció en sus mejillas. Aunque no tan sutil, pues la piel de Rikki era muy pálida. Por eso era fácil darse cuenta cuando la picaba un mosquito.

—Oh —fue lo único que dije. Ambas permanecimos en silencio durante algunos segundos—. Aunque…

— ¿Qué?

—No creí que usaras vestidos. No parece algo que harías por voluntad propia, sin ofender.

— ¡Oye! No creas que lo sabes todo sobre mí —me miró, ofendida, y no pude evitar contemplarla con una ceja en alto—. A veces, cuando estoy de humor, me arreglo.

—Y eso sería… ¡nunca! —exclamé y luego reí. Rikki abrió la boca para replicar algo y al no encontrar algo ingenioso que decir, optó por rodar los ojos.

~.~.~

—Oye —porque yo no tenía mucho tacto, porque no sabía cómo formular la pregunta, porque Rikki tampoco sabía cómo iniciar la conversación… tuve que preguntar o ambas moriríamos debido a la angustia—… ¿estás bien? —me arrepentí al momento de haber hecho esa pregunta, de haber abierto la boca.
Rikki volteó y me miró durante unos segundos, con las cejas muy juntas y una mueca extraña, casi como si le indignara la pregunta.

—Es la pregunta más estúpida que me has hecho hasta ahora. —concuerdo.

—Puede ser. Pero, ¿lo estás?

— ¿Por qué no lo estaría? —Rikki se encogió de hombros y no pude evitar exasperarme por su actitud.

—Esa es la pregunta más estúpida que me has hecho. —espeté, devolviéndole el cumplido.

— ¿Por qué me preguntas eso?

La miré con una cara de “¿No es obvio? ¡Emma y Cleo!”.

—Estoy bien —Rikki se encogió de hombros, con aparente desinterés y una expresión difícil de descifrar—. Sí —reiteró, cuando la miré con una cara de “¿Debería creerte?”—. Si no me dan otra opción más que obligarme a elegir entre ellas y Zane entonces… no son unas verdaderas amigas. Las amigas no se obligan a escoger —qué fuerte—. Y no quiero estar con personas así.

Ya me imaginaba que la conversación había sido de todo menos agradable, para ambas partes pero aun así… era descorazonador.

—Wow —comenté al cabo de unos segundos en silencio—. Eres muy...

— ¿Fuerte? —sonrió—. ¿Decidida? ¿Genial? ¿Tú ídolo?

—Madura —y podía ser un poco de todo lo anterior, pero no lo admitiría frente a ella. No señor—. No me mires así. Es lo que pienso.

—Nadie que conozco piensa lo mismo. Por lo general, no les agrado a las personas.

— ¿En serio? Pero tú eres —reflexioné sus palabras e hice una pausa antes de mencionar—… No podría usarte para estudiar, tus calificaciones son peores que las mías.

Rikki bufó, indignada.

—Hago lo que puedo. ¡Es que es tan aburrido!

—A veces es difícil saber si estás enfadada o feliz. No parece haber mucha diferencia, la verdad. Ya sea contenta o enojada; las arrugas en tu frente nunca desaparecen.

Rikki me miraba, boquiabierta.

—Y no tienes nada de tacto para decir las cosas.

— ¿Ah, sí? Pues tú eres pequeña y no alcanzas lugares altos.

— ¡Cállate! —chillé—. Pero… eso me agrada, que seas honesta. Porque no eres una hipócrita.

—Oh… bueno…

—Pero tienes mal gusto con los hombres.

— ¡Cállate! —golpeó mi hombro ligeramente, entre risas.

Rikki tal vez estaba acostumbrada a estar sola y a ser independiente pero yo no pensaba de la misma manera. Nadie debería acostumbrarse a estar solo. Al menos, a mí no me gustaba ni un poco.

Lo que yo no sabía entonces era que más adelante estaría tan sola que llegaría a odiarlo. Pero para ese momento, todavía faltaba mucho.

Rebusqué en mi closet y saqué un vestido sencillo pero elegante, perfecto para la ocasión. Quizás no se podía comparar al vestido de Rikki, pero era bonito.

— ¿Por qué tú padre organizó esta comida?

—Ah, atraer a unos potenciales inversores. Lo de siempre —lo pensé mejor—. Excepto, que tú estarás aquí —sonreí—. No te preocupes por papá. Se la pasará mostrando una fachada de familia feliz así que no intentará nada en tu contra. Estarás con nosotros.

Los minutos siguientes Rikki y yo nos concentramos en arreglarnos. Papá había organizado este almuerzo con el propósito de transmitir una buena imagen a sus inversores; que pensaran que estaban confiando su dinero a un hombre maravilloso con una familia maravillosa. Eso era todo, nuestro único papel en todo esto era estar presentes sonreír, ser amables y; lo más importante, no hacer algo que contradiga lo anterior. Eso era lo primordial, papá odiaría que hiciéramos lo contrario a lo que él nos ordenaba hacer. Había sido muy claro esta mañana cuando nos dijo a Zane y a mí que nada de espectáculos. De mi hermano no quería que mencionara a sus sirenas. De mí no quería que le hiciera un espectáculo o le hiciera pasar un mal rato.

Me coloqué el vestido con rapidez y arreglé mi cabello. No tuve que esmerarme demasiado en peinarlo, pues mi cabella era lacia y fácil de manejar así que solo dejé que cayera sobre mis hombros. Luego apliqué un poco de maquillaje pero sin exagerar demasiado en ello.

Una vez estuvimos listas, salimos de mi habitación y nos dirigimos a la planta baja.

Cuando llegamos al pie de las escaleras vi a Zane, vestido con una camisa color vino tinto, arremangada y un pantalón negro. Rikki me comentó que estaría abajo esperando por nosotras. Apenas mi hermano vio a Rikki, su boca estuvo a punto de tocar el suelo de tanto que la abrió. Caminó hacia nosotras con ojos brillantes y una amplia sonrisa dirigidos a mi amiga. Él no pareció percatarse de mi presencia.
Entonces, repentinamente, Zane se inclinó sobre ella para depositar un pequeño y delicado beso en su mejilla. Fue un acto simple, íntimo e increíblemente tierno.

—Te ves… preciosa. —alagó, con genuinidad para acto seguido entrelazar su mano con la de Rikki, atrayéndola hacia él.

—Gracias —Rikki sonrió, y entonces miró a Zane de arriba abajo—. Tú tampoco estás tan mal. —entonces ambos rieron, nerviosos. No se habían apartado ni un centímetro. Sí, coqueteen, total yo no estoy aquí… haciendo de mal tercio.

Ya lo sabía. No es que fuese una gran revelación ni nada. Ellos dos de hecho estaban saliendo. Pero solo ahora; mientras se miraban a los ojos durante lo que parecía una eternidad, como si no existiera nadie más en el mundo, aparte de ellos dos... comprendí cuan real era. Además…

—Sí. Ambos lucen espléndidos, hermosos, y muy enamorados —era en extremo incómodo ver a mi mejor amiga y a mi hermano coquetear el uno con el otro frente a mis narices por primera vez desde que descubrí que estaban saliendo. Casi prefería verlos discutir o insultarse como solían hacerlo a inicio de año cuando se odiaban. Admito que este es un avance muy positivo en su relación (comparado a cómo inició todo entre ellos dos), pero es un avance que, irónicamente, me hacía sentir muy incómoda. ¡Es mi mejor amiga y es mi hermano! No quiero verlos coqueteando y besándose frente a mí, por favor no. Ambos se sonrojaron e intercambiaron miradas y sonrisas bobaliconas—. Por favor, ya basta.

— ¿Te incomoda? —Zane se divertía al verme incómoda. ¡No lo soporto!
—Sí —admití—. Ugg. Solo necesito acostumbrarme. Digo, antes se callaban a insultos y ahora… lo hacen a besos. —y entonces ambos se sonrojaron todavía más como tomates, si es que eso era posible.

—Vamos o se nos hará tarde. —totalmente ruborizada (pero fingiendo no estarlo), Rikki tomó la iniciativa y rompió la magia de parejita enamorada que expedían.

—Sí, vamos.

Cuando salimos al exterior al jardín, alcancé a tener un panorama general de quiénes se encontraban allí reunidos. Fácilmente reconocí a mi padre y a Candy, a las personas que nos daban la espalda no los conocía y a la niña pequeña tampoco, así que por descarte deduje que ellos serían los futuros inversores. Lo que sí me llamó la atención fue ver allí al señor y la señora Gilbert y… a la propia Emma. No sabía que ellos habían sido invitados al almuerzo. ¿Me sorprendía? No realmente. Ellos eran la perfecta de definición de, y valga la redundancia, familia perfecta así que por supuesto que papá los invitaría. ¿Cómo no hacerlo cuando ellos proyectan la imagen que nosotros no poseemos ni por equivocación? Como papá ya muchas veces nos ha recalcado, Zane y yo, no somos más que estorbos, así que era natural que hiciera algo como esto.

— ¡Papá! —anunció mi hermano en voz alta y clara para hacer notar nuestra presencia ante el grupo de personas que se encontraban reunidas junto a la piscina. Hicimos nuestra entrada épica bajando por las escaleras en cámara lenta (o al menos, así fue como lo sentí). Ante el llamado, todos giraron sus cabezas de forma simultánea para observarnos. Papá parecía aliviado e incluso sonrió.

—Oh, no estaremos llegando tarde, ¿no? —fruncí el ceño y miré a mi izquierda encontrándome con Karl, quien me dedicó una pequeña sonrisa a modo de saludo, justo antes de adelantarse y bajar las escaleras con premura… y los fruncí  aún más cuando mis ojos se encontraron con los de Nic.

Bueno... supongo que este día apenas comienza.

~.~.~

Probablemente no suba más capítulo esta semana porque ando mal con una enfermedad y... bueno me siento fatal 🤒...
Igual... Espero leer sus comentarios!! 😁
La cosa se está poniendo color de hormiga 😨
Nos leemos!
Espero recuperarme pronto para traerles nuevo capítulo prontoooo!
Xoxo
Ah

Continue Reading

You'll Also Like

216K 10K 174
Jane Potter es una niña peculiar en la familia ya que tiene poderes que nadie en su familia ha vista en años, te animas a descubrir cuáles son? Su ge...
182K 10.3K 25
Chiara se muda a Madrid en busca de nuevas oportunidades para lanzar su carrera como artista. Violeta se dedica al periodismo musical, trabajando en...
3.4K 367 15
Libro 2 Invasiones, masacres, amenazas, ser madre, futura reina y esposa, princesa, agente especial, no es muy sencillo para una chica de diecisiete...
157K 4.2K 30
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...