Scorpius vio pasar la snitch dorada por su lado izquierdo, muy cerca de una jugadora de ravenclaw de la cual desconocía su nombre.
Le hizo una señal a Hall Duvall, el buscador de su equipo. Pero este no entendió lo que le decía.
—¡Muévete, yo te cubro! —le dio a entender Astrid a lo lejos, ella también se había dado cuenta.
•••
El juego terminó rápidamente y para festejar el triunfo de Slytherin, Theo y Peony habían optado por ir a Hogsmade por primera vez desde que tenían el permiso.
Scorpius estaba demasiado cansado para ir, pero no pudo negarse porque la celebración era en su nombre.
—Por cierto, invite a mis amigas, las mismas que fueron a la biblioteca la última vez —mencionó Peony—. ¿Estuvo mal? —preguntó nerviosa.
—N-no... —respondió Theo avergonzado, no era bueno conversando con mujeres además de su prima.
—Está bien por mi —dijo Scorpius con simpleza—. ¿Quedaron de verse en algún lugar?
—En realidad no —dijo torpemente—, ellas también vienen aquí por primera vez, así que no conocen el lugar al igual que nosotros...
—¿Entonces como nos encontraremos con ellas? —no tenía intención de hacer un escándalo, pero sería casi imposible encontrarse con ellas si ni uno solo conocía el lugar.
—Solo sigamos caminando, tal ves así las encontremos más rápido... —sugirió cabizbaja.
—¡Peony! —gritó Leta a lo lejos, detrás de ella iban Astrid y su buena amiga Collette.
—Que alivió —suspiró Peony y esperó a que sus tres amigas se acercaran.
—Debimos venir todos juntos desde un inicio —dijo Leta—, Astrid y Collette estaban a punto de darse por vencidas e iban a dejarme sola —decía entristeciendo sus palabras poco a poco, en forma de burla.
—Eso no es cierto —se sobresaltó Collette, no le gustaban las mentiras —, malinterpretaste lo que dijimos...
—Collette —esta vez habló Astrid—, no lo dice en serio, está bromeando —dijo sería.
—Pues, me disgustan esa clase de bromas —dijo luciendo ofendida.
Scorpius y Theo no entendían lo que estaba sucediendo frente a ellos, eran demasiadas emociones que digerir, no podían si quiera tomar una en serio porque repentinamente se convertía en otra totalmente distinta.
—Y... ¿a donde iremos? —quiso que lo tomaran en cuenta.
—¡Oh es cierto! —exclamó Peony—. Vayamos a ese lugar que mencionaron los chicos cuando estábamos en clase de adivinación, ¿como se llamaba...?
—¿Aquel donde dijeron que bebieron cervezas de mantequilla? —pregunto Collette. Su amiga dijo que sí con la cabeza—. ¿Las tres escobas?
•••
Theo dejó su taza vacía sobre la mesa. Tenía unos bigotes blancos bastante chistosos debajo de su nariz debido a la espuma de la cerveza de mantequilla.
—No pensé que esto fuera tan delicioso —dijo encantado—, necesito una más.
—Theo, esa fue tu tercera taza —le regaño Peony—, ya no te dejare beber más.
—Creo que comenzará a sentirse placido en unos minutos —se burló Collette—. Oigan, ¿donde esta Leta?
—Se supone que estamos aquí por Scorpius y Astrid, ellos hicieron un buen trabajo hoy —Peony seguía regañando a su primo.
Al otro lado, Astrid y Scorpius habían permanecido en silencio la mayor parte del tiempo. A pesar de los constantes intentos de sus amigos por hacerlos hablar.
—Scorpius estuviste maravilloso —dijo la peli negra—, jamás pensé que tendrías el puesto de buscador en el equipo, ya sabes, porque a ti te gusta más ser golpeador.
—En realidad, no me importa mucho el puesto que tenga mientras pueda jugar quidditch —dijo el rubio.
—Mejoraste bastantes después de las vacaciones ¿verdad? No entiendo porque tenías miedo de que te echaran, sin ti habrían perdido el partido de hoy —decía Peony.
—¿Echarte? ¿Querían sacarte del equipo? —preguntó Collette interesada. Scorpius Malfoy era el jugador de quidditch más guapo de todos los equipos, no podían quedarse sin él, sino no habría razón para asistir a los partidos. Al menos las alumnas de su generación pensaban de esa manera.
—Bueno..., es algo complicado —dijo Scorpius apenado, no quería hablar del nuevo integrante.
—Pero si tu eres buenísimo en quidditch —chillo Collette.
—Soy bueno gracias a Astrid —la miró, pidiéndole que se uniera también, pero ella hizo caso omiso.
No iba a mentir, estaba sorprendida por su inesperada mención.
—Ella es mucho mejor que yo —admitió.
—De nuevo estás diciendo cosas cursis —le recriminó.
—Pero solo estoy diciendo la verdad —dijo Scorpius sorprendido—, no pensé que estuviera siéndolo, lo siento —se llevo una mano al cuello—. De todas maneras, gracias, sin tu ayuda no habría podido atrapar esa snitch, fue gracias a que mirabas donde yo estaba voland...
—¡Cállate! —chilló avergonzada saltando en su asiento.
Collette y Peony los observaban desconcertadas, y una punzada en su interior les decía que algo estaba sucediendo allí.
—Creo que deberíamos irnos antes de que Theo despierte y pida otra cerveza de mantequilla —quiso ayudar Peony.
Astrid la miro fascinada, y ella le sonrió ampliamente.
Pronto la terminaría odiando, aunque de una buena manera. Probablemente en un futuro se lo agradecería, mientras tanto, se lo reprocharía una y otra vez.
•••
Peony había tenido que llevar a su primo cargado en su hombro, sin embargo, al no poder ella sola porque era bastante pesado, a pesar de que ambos tuvieran la misma edad, se vio en la necesidad de pedirle ayuda a Collette.
—Tenemos que adelantarnos, hay que llevarlo a tomar agua en el gran comedor —dijo Peony—. Ustedes deberían adelantarse a ir a la sala común —esta vez miraba a sus dos amigos rubios.
Astrid la miró con sed de sangre, pero Peony no hizo más que sonreírle una vez más.
—¿No quieren que les ayude con Theo? —preguntó Scorpius queriendo ser servicial, se sentía mal por dejárselo a ellas.
—No te preocupes Scorp, es mi primo, yo lo cuidaré —le sonrío igual que a Astrid anteriormente.
—¿Estas segura? —no estaba convencido.
—Si Scorp, vete —siguió sonriendo—, no dejes que Astrid vaya sola, ya está oscureciendo, acompáñala.
—Vayan con cuidado —les dijo antes de darse media vuelta.
•••
Llevaban caminando alrededor de diez minutos, Hogsmade ya se veía distante desde donde estaban.
—Astrid —la llamó.
Ella no contesto, miraba a sus pies, distraída, pensativa.
Él creyó que lo había ignorado, lo cual no le parecía extraño, sin embargo, la llamo de nuevo.
—Astrid... —dijo en un tono más alto.
Ella volteó.
—¿Si?
—Lo siento si te hago sentir mal cuando hablo de nuestro entrenamiento, ahora que se que te molesta no lo volveré a mencionar, ni siquiera entre nosotros, no quiero arriesgarme a que dejes de entrenarme —ahora él miro a sus pies.
—No es eso —suspiró, tenía que organizar sus palabras, ni ella misma se entendía—, sobre lo qué pasó allá..., no era mi intención gritar de esa manera —admitió avergonzada.
—¿Y por qué lo hiciste? —le preguntó no entendiendo.
—¿P-por qué? —de nuevo la atacaron los nervios—, no es necesario que responda eso.
—Pero quiero saber —esta vez la miró directamente a los ojos y se acercó a ellos.
—Pues, no tengo una respuesta para eso —dijo repitiendo las palabras que él le había dicho anteriormente.
—¿Intentas que te lea la mente como tú a mi? —insinuó.
—No podrías adivinar —se burló Astrid—. Estoy segura —en verdad lo estaba.
Llegaron al castillo.
Una vez que entraron en él se dirigieron a su sala común. No tenían intención de ir a cenar, ninguno tenía hambre.
—¡Scorp! —gritó Lorcan. El rubio volteó y vio a sus tres buenos amigos.
—James, Lorcan, Lysander, ¿qué sucede?
Astrid se detuvo detrás de él sin saber qué hacer, no conocía a ninguno, y tampoco la había presentado.
—Dijiste que después del primer juego —le recordó James.
Scorpius recordó sus palabras.
—Tienen razón, pero justo ahora estoy acompañando a Astrid a la sala común —no iba a dejarla sola, tal y como Peony le había dicho.
—¿Están en una cita?
—¿Qué? —dijeron los dos.
—No, no es eso —dijo Scorpius—, los veré aquí en quince minutos ¿está bien?
Ellos asintieron.
—Definitivamente están en una cita —dijo James.