XII • La segunda enterada

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Tras salir del campo después de festejar un largo rato con sus compañeros de casa entró en el vestidor, quería deshacerse del pesado uniforme, aún no estaba acostumbrada a traerlo puesto, le gustaba, pero se sentía un tanto incómoda.

Cuando hubo terminado de cambiarse y estuvo a punto de salir dos cabelleras rubias entraron en el pequeño vestidor.

—¡Muchas felicidades Hermione! —exclamaba Luna—, estuviste muy bien —la abrazó.

—Oh gracias Luna —respondió a su abrazo. Observó a Draco por encima del hombro de la rubia y le sonrió. A los pocos segundos se separaron—. ¿Entonces... no estás enfadado?

Draco la miro con confusión.

—¿Yo, enfadado? —se encogió de hombros

Hermione asintió.

—¿Te refieres a que Luna lo sepa? —preguntó y Hermione volvió a asentir—. Por su puesto que no Hermione, ya me contó cómo sucedieron las cosas, aunque he de admitir que al principio me asuste un poco, pero veo que Luna es alguien en quien se puede confiar —les sonrió a ambas chicas.

—Gracias —dijo Luna—, será mejor que me vaya —salió del espacioso vestidor despidiéndose con una mirada pícara antes.

—Draco...

—No —le interrumpió—, de verdad, está bien, no estoy molesto.

—¿Seguro? —sonaba tímida.

—Sí —respondió—, siento que es algo que hacía falta..., creo que Luna sería una buena amiga y será la persona que nos apoye en nuestra relación.

—Luna es increíble —aseguró ella—, a propósito —continuó—, ¿como hicieron para estar juntos en el juego, en los asientos de Gryffindor sin que nadie les dijera nada?

—Bueno, no es que nadie nos dijera nada —replicó—, simplemente nos arriesgamos porque quería verte feliz, se sintió bien hacer algo por alguien —suspiró—. Cuando me viste desde tu escoba pensé en lo hermosa que te veías, lo bella que eres al estar concentrada y la mirada calculadora hacía el otro equipo, todo eso me hacía querer volar hacia a ti y besarte frente a todos..., en esos momentos no me importaba lo que pensaran los demás.

La castaña se sonrojó al escuchar las palabras de él, nunca nadie le había dicho algo tan lindo, las palabras de sus padres no contaban, sentía que una lágrima resbalaba por su mejilla, estaba sonrojada, por unos segundos pensó que Draco también lo estaba pero no pudo descifrarlo del todo, se acercaron los dos a paso lento.

—¿Y ahora no quieres besarme? —susurró.

—Ahora quiero hacer muchas cosas —susurró el también.

La respiración de él se mezcló con la de ella, ambas agitadas y llenas de pasión, sus labios hicieron lo mismo, reaccionaron al reconocer los suaves labios del otro y reclamaban lo que tanto querían, su beso se profundizó, de pronto la respiración dejó de tener importancia, la prioridad era demostrar lo que sentían mediante ese beso, como si fuese el ultimo que se darían. Las manos del chico fueron descendiendo hasta las caderas de ella, se estremeció un poco al sentir el cosquilleo en la espalda pero después se acostumbró al contacto haciéndole sonreír durante el beso.

Un grito que no era de emoción sino algo parecido a terror inundó el vestidor, se escuchaba el viento de fuera y como hacía volar las cortinas. Ambos chicos se separaron no creyendo lo que sus ojos veían.

—Ginny... —jadeó Hermione.

Draco observó a la pelirroja con los ojos bien abiertos por la sorpresa, no tenía palabras.

—Que diablos.

Amor Correspondido (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora