XX • El único final • Parte II

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—¿Draco?

Escucharla pronunciar su nombre en esas condiciones; con su voz rota, sus ojos hinchados y llenos de lágrimas, en el piso ocultándose de los demás, era como morir lentamente.

No pensó las palabras, simplemente brotaron de su boca.

—Debo darte una explicación.

Parecía una broma, eso que acababa de decir era lo más estúpido que un hombre podía decir después de distanciarse, pero era la verdad y también era lo único que tenía.

—¿Qué es lo que debes explicar? —le preguntó ella a la defensiva con voz débil, tan débil que logró apagarse antes de terminar—. ¿Vas a decirme porque no regresaste a Hogwarts para concluir nuestro sexto año? ¿Me dirás porque no me escribiste una sola carta en todo el verano? ¿O me explicarás porque diablos no fuiste a mi compartimento esta mañana que me viste derramar lágrimas cuando te vi? ¿Acaso no pensaste que debías darme una explicación en ese instante? ¿Sabes cuantas cosas han pasado por mi mente estas últimas horas? Te estuve esperando Draco, todo el tiempo hasta ahora estuve esperándote.

Draco estaba atónito, sentía que se despedazaba cada parte de su cuerpo al escucharla, la miraba a los ojos, veía cómo se sentía realmente y él llegaba a sentirse exactamente igual. Quería decir algo, pero no podía.

Sentía muchos impulsos, uno de ellos era ir y tirarse a su lado para abrazarla, otro era limpiar las múltiples lágrimas que derramaba a medida que hablaba, y otro era poder hablar tranquilamente y explicarle todo, absolutamente todo.

—Hermione... —susurró, su voz se quebró e inconscientemente dio pasos hacia adelante para acercarse a ella.

Hermione quiso decirle que se detuviera, pero no lo hizo. Draco llegaba lentamente a su lado.

—En cuánto llegue a casa todo estuvo mal, mis padres me esperaban en el salón principal, ya tenían planeado lo que me dirían pero lo único que hicieron fue confundirme. Mi padre estuvo en desacuerdo con nuestra relación todo el tiempo, pero mi madre..., ella, de algún modo, me apoya, quiere que sea feliz y si eso involucra estar contigo entonces esta de acuerdo.

Hermione escuchaba atenta las palabras de Draco, ahora menos que nunca iba a decirle que parara. Él había llegado a su lado y no hubo impedimento alguno para que se sentara.

•••

—No voy a permitir que mi único hijo, mi primogénito, vaya y ensucie la reputación de la familia Malfoy por una sangre sucia —le espetó su padre—. Tantos años de mantener la sangre pura en nuestra familia no se irán a la basura por un capricho tuyo Draco.

—Hermione no es un capricho padre, y no me agrada que la llames de esa manera...

—¿No te agrada? —fingió ofenderse—. ¿Crees que me importa si te agrada o no?

Su madre se limitaba a escuchar la conversación.

—Tienes que dar una buena imagen a los demás, debes ser amigo de las personas que son únicamente iguales a ti, no puedes ir por allí mostrando la cara al lado de una sangre sucia —se lo dijo de la manera más tranquila que pudo—, es de esperar que todos en el castillo te falten al respeto, eres una vergüenza. Lo único que debías hacer lo has hecho tremendamente mal. Solo se te pidió una cosa Draco, ¡una! No te educamos para que te rebajaras a tal nivel. ¡Una sangre sucia! ¿En que estabas pensando? ¿Qué es lo que pretendías?

—Lucius ya basta —Narcisa se integró.

—¿A caso no has escuchado? Nuestro único hijo nos ha decepcionado, ¡y de la peor manera!

—Está no es la forma de arreglar las cosas —le recriminó a su esposo.

—En ser feliz —dijo Draco confundiendo a sus padres, estos voltearon a verlo y él se dedicó a observar únicamente a su padre—, me has preguntado en que estaba pensando. En ese entonces solo pensaba en ser feliz.

—No me vengas con tonterías...

—No es ninguna tontería, si no te importa mi felicidad...

—¡No serás feliz con ella! Ella no podrá darte nada, no te aportará nada bueno en esta sociedad...

—Pero si ya soy feliz con ella —quería reír en la cara de su padre pero se contuvo—, y ella me ha dado algo que ustedes se han olvidado darme.

—¿Qué podría darte ella que nosotros no?

—Draco —su madre lo calló en cuanto le vio la intención de responderle a su padre.

Narcisa no quería que eso llegara más lejos, sentía como su hijo le daba una bofetada.

«Amor» pensó Draco. Cuando se dio cuenta su madre había agachado la cabeza para que no le vieran la delicada lagrima que brotó de su ojo derecho, la limpio con seguridad y levantó la cara como si nada hubiese pasado, ambos hombres decidieron hacer lo mismo.

—Vete a tu habitación Draco —le ordenó.

Él obedeció. No le gustaba negarse a cualquier cosa que dijera su madre.

Después de un rato llego allí y se sentó a su lado en la cama. Ninguno sabía como empezar. Ella hizo el intento.

—Si te hace feliz, es suficiente para mí. No quiero que lleves una vida tan dura como la mía y la de tu padre. Quiero verte sonreír cuando veas a tu pareja, quiero que pienses que vale la pena estar con esa persona por el resto de tu vida.

—Gracias, mamá —de verdad estaba agradecido—. ¿Tú eres feliz? —no pudo resistirse a preguntarle—, con mi padre.

—Lo amo como no tienes idea —respondió—. Cuando supe que venías en camino fue el día más feliz de mi vida, y cuando por fin estuviste entre mis brazos nos uniste tanto que..., que nos hiciste olvidar la verdadera razón por la que estábamos casados.

Hubo un corto silencio, para nada incómodo.

—No quiero eso para ti Draco, tu padre tardará en entenderlo, o puede qué tal vez nunca lo haga, pero él te ama y también quiere que seas feliz —se puso de pie con la intención de retirarse—. Casi lo olvidaba, encerró a tu fénix en cuanto llegó.

•••

—Espero que la explicación haya sido lo bastante buena —dijo Draco.


Habrá epílogo

Amor Correspondido (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora