I • La primera mirada

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Era inevitable no querer observar cada cosa que hacía, cada movimiento, cada sonrisa, cada sensación que sentía. Para ella esa cabellera rubia, esos ojos grises y esa piel pálida era lo más hermoso que había visto en toda su vida. Era como una droga mirarlo, era todo lo que necesitaba para que su día fuera perfecto o feliz. Se alegraba con tan solo estar cerca de el, aunque el no la notara, aunque el la ignorara por completo y la insultara se vez en cuando a ella seguía gustándole, era algo que no había decidido siquiera pensado, simplemente había pasado sin darse cuenta, sin su consentimiento, sus emociones le hicieron una jugada y perdió el juego.

Las horas podían pasar y jamas se cansaría de mirarlo, las clases que tenían juntos era lo más preciado que tenía y por esa razón había añadido más clases a su horario, las clases que tomaba el todo por estar cerca de su cuerpo.

El profesor Snape había notado lo distraída que la alumna de Gryffindor se encontraba, llevaba ya varios minutos con una mirada torpe en la cara y su cabeza recargada en su mano derecha por encima de la mesa, no había elaborado la poción encargada y no saco el pergamino para hacer los deberes anotados en el pizarrón, se acercó con decisión a ella y con un pedazo de pergamino golpeo levemente la mesa haciéndola sobresaltarse.

—¿La molesto Granger? —pronunció con severidad. La miro a los ojos queriendo adivinar sus pensamientos y después los retiro tan rápido como pudo. —Concéntrese o me veré en la penosa situación de restarle puntos a su casa por su culpa, por primera vez.

Ella asintió, tomó la ligera pluma que yacía sobre el pergamino para llenarla de tinta y comenzar a escribir lo anotado en la pizarra. Unas leves risas la distrajeron haciéndola girar, provenía de la mesa de los Slytherins, se puso helada y nerviosa al ver quien tenía la mirada puesta en ella, por primera vez cambio de animo tan rápido pues ahora se sentía feliz, estaba ruborizada podía sentir su sangre arder en sus mejillas. La mirada del rubio no se había retirado aún, ella no había pensado desde cuánto tiempo la miraba ¿desde que recibía su regaño por parte del profesor? Que vergüenza sentía, quiso bajo la mirada para evitar que el la viera totalmente ruborizada pero ya era demasiado tarde para eso, pensó que sería algo tonto bajar la mirada ahora que ya la había visto por un largo rato, ambos se miraban mutuamente.

Segundos habían pasado cuando se formó una simple y leve sonrisa en el rostro de el, las comisuras de sus labios querían alargarse pero el no lo permitía, seguía mirándola a los ojos y no iba a darle el lujo de que lo viera sonreír, suficiente era con que la observará.

Fue hasta entonces que cayó en la cuenta de lo estúpido que había sido, se distrajo y no sabía cuánto tiempo llevaban mirándose, su orgullo no le permitió formar una sonrisa y para no verse tan obvio volteo los ojos y la ignoro por completo el resto de la clase.

La castaña se sentía de maravilla, no le importo su expresión al final ella había notado algo en el, incluso se había imagino ya toda una vida a su lado.

Esa felicidad fue suficiente para elaborar la poción a tiempo aunque se distrajera mucho por pensar en el, era sumamente inteligente como para no pasar por alto ciertas cosas. Entregó en un frasco una prueba de la poción elaborada y su pergamino al profesor y se retiró del aula de clases. Caminar sola por las mazmorras le resultaba tenebroso sentía mucho frío cuando estaba allí, froto sus manos un poco, se abrazó y camino rápido dirigiéndose al gran comedor.

Tomo asiento en el lugar donde estaban sus amigos, ya no pasaba todo el día con ellos como antes, este era su sexto año en Hogwarts y después del quinto año se había propuesto tomar aún más clases para estar preparada su próximo año porque tendría los EXTASIS. Para su buena suerte el Slytherin había hecho exactamente lo mismo que ella, la mayoría de sus clases coincidían y estaban juntos la mayor parte del tiempo, no sólo en las que ella había pensado que estaría con el sino también en otras que ni siquiera imagino que el asistiría. Para su mala suerte nunca conversaban, el no la tomaba en cuenta y si lo hacía era para insultarla o ganarle en responder una pregunta y ganar puntos para sus respectivas casas, pero el día de hoy, el había volteado a verla por un largo rato y por poco le dedica una sonrisa, eso era más que suficiente para ella y la hacía sumamente feliz, ella había visto mucho de él en sus ojos esa no era una mirada cualquiera, era su mirada, era algo especial.

Amor Correspondido (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora