XX • El único final • Parte I

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—Draco... —susurró y ambos se besaron con intensidad, querían demostrar lo que sentían el uno por el otro en un beso a pesar de que ya lo sabían.

Cuando se separaron el tomo la palabra.

—Debo ir con mis padres.

—Lo sé —dijo ella con voz agitada—. De verdad espero que las cosas entre ustedes salgan bien.

—Yo también —dijo nervioso—. Ni siquiera aquí en Hogwarts fue difícil, no quiero ni imaginar como será con mi padre.

—Recuerda lo que te dije, no seas tan duro, ya verás que todo saldrá bien.

—Pase lo que pase, recuerda que te amo.

Esa fue la última vez que lo vio en un largo periodo tiempo (para ella, pero tal vez corto para los demás).

•••

El séptimo año en Hogwarts había llegado para Hermione, cruzó el andén dejando atrás los tristes rostros de sus padres, con la esperanza de volver a ver a Draco una vez entrando a la estación, Draco quien desde luego no se molestó en mandarle una carta, en comunicarse con ella desde aquella despedida y durante todas las vacaciones.
No tuvo señales de él, y no sabía cómo estaban las cosas entre ellos.

Rápidamente vio a Ginny, acudió a su lado y fue un poco triste no ver a los gemelos Fred y George allí, pues ellos ya no irían a Hogwarts de nuevo, la idea de que eso le pasaría a ella y a sus amigos era deprimente, no volver al castillo era como un castigo.

—¿Estás bien? —le preguntó Ginny.

Hermione la vio intentando sonreír y asintió.

—¿Subimos ya? —preguntó—, no quiero cargar el baúl mucho tiempo.

—Vamos —respondió su amiga.

Una vez adentro su misión principal era encontrar un compartimento vacío.
Hermione iba en frente de Ginny y avanzaba muy rápido, a la pelirroja le costaba trabajo seguirle el paso.

—Hermione, ¿no quieres esperar? Aun faltan Luna, Harry y mi hermano, que por cierto no se en donde esta —le decía agitada.

—Quiero sentarme, estoy cansada —decía mientras se asomaba en las ventanas de los compartimentos ya ocupados. Con ese ya eran dos vagones totalmente llenos.

Entraron en el tercer vagón. Hermione casi se queda sin aire en los pulmones, por fin vio los ojos que tanto deseaba, se veía más alto de lo que recordaba, su cabello y su piel más pálidas que de costumbre, iba vestido tal y como se fue, de traje negro en su totalidad, además tenía sus rasgos marcados volviéndolo todavía más atractivo.
De pronto no supo cómo reaccionar, no sabía si acercarse a él y abrazarlo, besarlo, decirle que lo había extrañado tanto y lo necesitaba cerca de ella, que necesitaba su caricias, que necesitaba escuchar su voz diciéndole cuánto la quería, que lo necesitaba a él por completo.
Estaba de pie, parecía congelada y empezaba a notar como su vista se volvía borrosa, como se humedecían sus ojos y de las pestañas pendían unas cuantas lágrimas.
Sentía su nariz arder y la garganta reteniendo las palabras que había pensado decirle cuando lo volviera a ver, pero sabía que si hablaba su voz terminaría rompiéndose.
El único movimiento que pudo hacer fue el de llevar su mano a su mejilla para limpiar sus lágrimas derramadas y entrar en el vagón al parecer vacío que tenía en un lado.

Ginny entró después de ella percatándose de lo que sucedía. En cuanto cerró la puerta habló:

—¿Qué fue eso? —estaba desconcertada.

—No quiero hablar —miraba hacia abajo, sus manos no dejaban de moverse.

—Hermione, ¿pasó algo entre ustedes dos? —ahora parecía más preocupada de desconcertada—, ¿te hizo algo? ¿Te hizo daño?

—No puedo responder esas preguntas, porque ni siquiera yo se las respuestas —lágrimas brotaron de sus ojos.

Ginny se sentó a su lado y la abrazó. El resto del viaje no vieron a Harry, Ron o Luna, pues no salieron en ningún momento del compartimento y seguro que ellos estaban en otro demasiado lejos.

•••

Estaban por entrar al Gran Comedor para el magnífico discurso de bienvenida de su asombroso director.

—Creo que iré al baño —dijo Hermione—, ahorita vuelvo —añadió antes de Ginny insinuara querer acompañarla.

Se marchó sin siquiera voltear a ver a su amiga pelirroja y corrió al baño de Myrtle, se tiro en un rincón a pensar en lo que estaba ocurriendo en su vida, ¿en qué momento había pasado todo esto? sabía que iba a ese lugar con la intención de llorar desconsoladamente así que lo hizo. Tenía su cara clavada en sus rodillas y sus manos sostenían su cabello.

El rubio iba camino al Gran Comedor, las palabras de sus padres no dejaban de repetirse en su cabeza «Tienes que dar una buena imagen a los demás, debes ser amigo de las personas que son únicamente iguales a ti, no puedes ir por allí mostrando la cara al lado de una sangre sucia» le había dicho su padre. «Si te hace feliz, es suficiente para mi» le había dicho su madre. ¿A quien carajos se supone que debía obedecer?

Creyó escuchar a una persona susurrando e hipando en el baño, Draco no solía ser de las personas que se preocupaban por los demás, pero no pudo evitar asomarse en el baño a pesar de que era de niñas.

De inmediato reconoció su melena, el lugar era invadido por la oscuridad sí, pero era imposible no reconocerla a ella.

Iba a dar vuelta atrás, pero entonces ella levantó la cabeza y lo miro a los ojos.

—¿Draco?

Escucharla pronunciar su nombre en esas condiciones; con su voz rota, sus ojos hinchados y llenos de lágrimas, en el piso ocultándose de los demás, era como morir lentamente.

EL FINAL SE ACERCAAA!!!

Amor Correspondido (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora