III • La primera caricia

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Hermione salió de la biblioteca cuando la señorita Pince le dijo que el tiempo había terminado y llevo consigo al menos cinco libros o más, algunos eran pesados pero no tanto para que no pudiera con ellos.

Llego a la puerta de la sala común de Gryffindor, dijo la palabra al retrato de la señora gorda y después entro encontrándose justamente con la persona que quería ver, su amigo de cabello azabache y gafas.

—¡Harry! —lo sobresaltó.

—¿Que sucede? —dijo el con los ojos bien abiertos.

—Cielos Hermione, casi logras matarme de un susto —se quejó Ron.

—Lo siento —dio una disculpa rápida sin dejar de sonreír y continuó. —Es que... quería saber si...

—¿Si...? —decía su mejor amigo para que la chica continuará sin dar rodeos.

—Si podía entrar al equipo de quidditch —soltó sin más, sus dos amigos tenían el sueño fruncido sin entender bien porque ella, Hermione Granger, quería formar parte de un deporte que no entendía muy bien.

—Claro... pero, las audiciones serán el miércoles —dijo Harry. —Debes pasar toda la noche y todo el día de mañana entrenando.

—¡¿Solo tendré dos días para entrenar?! —a la castaña se le desorbitaron los ojos, era muy poco tiempo. —¡Harry! —ambos chicos volvieron a sobresaltarse por el grito de la chica.

—¿Ahora qué pasa?

—No tengo una escoba —hizo una mueca.

—Oh, por eso no hay problema te prestaré mi Nimbus 2000 y yo usaré la que Sirius me regalo —le sonrío y ella de vuelta como agradecimiento. —Entonces... andando —el azabache que hasta el momento había estado sentado se puso de pie y se dirigió hacia la puerta de la sala común para salir.

—¿A donde vas? —pregunto ella.

—Vamos —respondió. —Debes entrenar.

—Yo los acompaño —se apuntó Ron.

—Pero ya es noche y mañana tengo clase muy temprano —se quejó la castaña.

—¿Quieres entrar al equipo o no? —preguntaron ambos al unísono. Hermione pensó las cosas, si quería estar cerca de cierto rubio debía hacer ciertos esfuerzos, eso implicaba desvelarse un poco, dejó los libros en su habitación y después regresó a la sala común donde sus mejores amigos la esperaban, salieron juntos y se fueron en marcha a la cancha de quidditch.

—Bien, Hermione toma la escoba —dijo Harry y la chica obedeció. —Ahora cruza una pierna por encima y siéntate en ella...

—Se hacer eso Harry no soy tan...

—De acuerdo, esta bien, lo siento —el y Ron subieron a sus escobas y volaron rápido por toda la cancha para después regresar al lado de su amiga quien aún batallaba un poco por mantener el equilibrio. Ambos chicos le dieron consejos para ello y como de costumbre, aprendió muy rápido.

Pasaron varios minutos volando de allá para acá y riendo los tres juntos, claro que Harry volaba más rápido con la saeta de fuego pero aún así era maravilloso para todos ellos pasar más tiempo juntos y compartir el mismo gusto por algo, cuando dieron las once en el reloj decidieron seguir practicando el día siguiente porque todos estaban agotados.

—Parece que los Slytherin vienen a entrenar —murmuro Ron de mala gana, la castaña miro a la misma dirección donde veía el pelirrojo y efectivamente era verdad lo que decía, a unos cuantos metros de distancia estaban al menos cinco Slytherins con sus respectivas escobas y ropa para entrenar pero entre esos chicos no estaba el que ella quería ver.

—Si, escuche que esta semana jugarán contra HufflePuff —contestó Harry y Hermione volvió a prestar atención.

—Ojalá gane HufflePuff —«Ojalá gane Slytherin» pensó la castaña, quería ver feliz a Draco debido al triunfo.

—Si, ojalá —asintió Harry. —Hermione, iremos a dejar las escobas, dame esa, nosotros las llevaremos mientras te cambias de ropa.

La castaña asintió, le entregó la escoba a Harry y se dirigió a los vestidores más cercanos pero cuando llegó se dio cuenta de que estaban cerrados, hizo una mueca y se dirigió a otros en donde estaban las luces encendidas, abrió la puerta y se encontró con unos ojos gris plata demasiado cerca de los de ella, casi chocaba de nuevo con él como en la mañana, el rubio retrocedió dos pasos y esbozó una sonrisa de nuevo.

—¿Que tal Granger? —sonrió de lado. —¿Es algo tuyo chocar con la gente o solo te pasa conmigo? —dijo divertido.

—Lo siento, estaban cerrados los otros vestidores —estaba nerviosa, sus rodillas le temblaban y no sabía qué decir, sabía que estaba sonrojada de nuevo y sentía como su cabello comenzaba a esponjarse.

—No pidas disculpas, siempre lo haces —ironizó pensando en que pudo usar un hechizo para poder entrar. —¿Así que jugarás quidditch? —levantó una ceja viendo la ropa que llevaba puesta.

—S-sí —tartamudeó. —Harry y Ron me están enseñando un poco —no sabía siquiera porque se lo contaba.

—Para estar a tan poco tiempo de las audiciones tienes pésimos maestros —se burló. —Deberías de entrenar conmigo —dio un paso al frente. —Yo te enseñaré —dio otro paso quedando tan cerca como al inicio y la acaricio levemente en la mejilla con su pulgar derecho para después sonreír e irse de allí dejándola sola y volviéndose loca por todas las emociones que estaba sintiendo.

Amor Correspondido (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora