Amor Correspondido (Dramione)

VIII • El primer engaño

La mañana siguiente los Gryffindor tenían clase de Transformaciones con Slytherin, la chica se había levantado muy temprano pese a estar cansada por lo de la noche anterior, desayuno algo rápido en el Gran Comedor y salió corriendo camino a la clase con su profesora favorita.

Al estar allí se percató de que el rubio de ojos grises no estaba, Hermione no había sabido nada de él desde la tarde que habían llevado a cabo su castigo y comenzaba a preocuparse un poco, basta decir que estuvo distraída toda la clase y todas las demás.

Cuando todas las clases terminaron Hermione decidió que ir a la biblioteca era lo mejor para concentrarse en algo y dejar de pensar el, se sentía mal por haber estado esperándolo, llevaba todo un día esperando verlo y a él parecía no importarle, no fue a la audición y no fue a ninguna clase.

Estando a solo un pasillo para llegar a su destino sintió como su mano era jalada para atraerla hacia un lado.

—Hermione —era Draco, la chica le volteó los ojos y le dio la espalda. —Hermione por favor tenemos que hablar —le detuvo.

—No —dijo ella con la vista borrosa. —No quiero hablar contigo —de pronto se sintió enojada al recordar que no había asistido a la audición de quidditch como le había dicho.

—Hermione... —susurro Draco aún deteniéndola del brazo.

—¿Y bien? —pregunto retadora.

—Lo siento —la castaña estaba a punto de zafarse de su agarre pero el rubio continuo. —Lamentó no haber ido a la audición como te dije que haría, de verdad quería verte pero... —se quedó callado pensando en si quería decir lo que seguía.

—¿Pero que? —pregunto tratando de hacer que continuara enarcando una ceja.

—Pansy no me lo permitió —soltó. La castaña dio un fuerte suspiro y se zafó del agarre, camino de nuevo en dirección a la biblioteca y la voz del rubio no se dejó esperar.

—Claro —fue lo único que contestó enojada.

—Hermione, estoy hablando en serio, no fue mi culpa —Draco al decir eso se sintió un poco torpe.

—¿Crees que yo no hablo en serio? No me interesa, no fuiste, ese es el punto —concluyó.

—Ella me beso —le confesó. No supo porque lo hizo, no lo consideraba necesario pero de alguna manera esas palabras salieron de su boca. Cuando levantó su mirada fue solo para ver cómo se alejaba la pequeña mujer por el largo pasillo.