Capítulo XXVI

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La apogiosa ciudad de Múnich seguía conservando ese toque añejo de sus pobladores antiguos, algunas calles y aceras eran los testigos de toda la historia de un pueblo alemán trabajador, donde los niños salían a divertirse fuera de sus hogares, donde saltaban y jugaban al caer la tarde, las mujeres realizaban alguna actividad para matar el tiempo mientras que los hombres se encargaban de traer el pan a la cena de cada noche. No había rastro alguno de la violenta guerra que seguía su curso muy lejos de allí, el ambiente se sentía incluso animado por las victorias que los soldados arios habían conseguído, trayendo honor y gloria a una nación que anhelaba su momento de redención luego de lo que había sucedido en la primera gran guerra. Ese agrio recuerdo, seguía impregnado e  el paladar de los alemanes y aunque era difícil de olvidar, los destellos de luz que habían traído las victorias alemanas al pueblo, cegaban por completo los turbios recuerdos de la pérdida absoluta.

Un tren llegó a la estación pasada las trece horas, y de éste un joven uniformado bajó de el. Su cabellera rubia estaba perfectamente peinada, pero estaba escondida detrás de un gorro con insignias, su uniforme de color verde oliva y todas las condecoraciones que descansaban en su hombro y parte de su pecho, eran cubiertas por un sobretodo de lana de color negro, un cinturón con la hebilla perforada con las siguientes palabras "Mi honor es mi lealtad" y una banda que descansaba en su brazo de color rojo con la bandera con evastica negra, le dejaban ver al resto de las personas, las cuales se habían quedado perplejas observando al sujeto, que aquel hombre pertenecía al ejército alemán, y en esos momentos, él fue la personificación de todos los soldados que arriesgaba su vida y la daban de ser necesario, para así conseguir las metas de su amado Tercer Reich. Sus zapatos perfectamente lustrados y la seriedad de su postura, daban la proyección de misterio que rondaba a su alrededor, con un semblante serio y sin mirar su entorno, se encaminó a las afueras de la estación donde un coche con otros dos soldados razos le esperaban, al verlo los jovencitos recién graduados del ejército hicieron el saludo reglamentario, levantando sus brazos al cielo y nombrando al líder supremo.

Entró al vehículo sin dirigir ni una sola palabra, pues sabía muy bien a dónde iría, luego de colocar el poco equipaje que traía de su conquista por Francia, el auto comenzó a avanzar, el joven ni siquiera se fijo en el paisaje del camino, su mente era un completo misterio, donde las palabras en él eran muy escasas y el absoluto silencio se había convertido en su aliado número uno. Rápidamente llegó a una ostentosa residencia, donde al frente de la propiedad se encontraban dos soldados más, custodiando la entrada. El conductor del auto abrió la puerta para que el joven se bajará, ni siquiera tuvo que decir su identidad para que el par de soldados se hicieran a un lado, sus penetrantes ojos de color turquesa miraban fijamente los ojos de las personas contrarias, logrando infundir en los demás, el sentimiento de incomodidad y terror, donde su semblante no cambiaba demasiado y sus facciones faciales se encontraban estáticas, entró a la residencia y una mujer lo recibió con los brazos abiertos.

Era la única mujer a la cual él podía abrazar sin temer las consecuencias, su madre le dio un casto beso en la frente, a la cual no le importaba en lo más mínimo todo el historial que su hijo poseía dentro del Wehrmacht, que sin duda era extenso.

—¡Que grande estás hijo mío! — exclamó la mujer, sonriendo.

El joven hizo una mueca, intentaba mantener la seriedad que lo caracterizó desde un principio en el ejército, pero cada instante que pasaba con su progenitora, toda la pared que había levantado para protegerse a sí mismo, se iba derrumbando.

” veo que Francia te sentó muy bien. — mencionó de forma pícara, haciendo que el menor se incomodara por unos instantes.

—Francia estuvo bien madre. — indicó, quitándose la gorra que llevaba puesta, dejando ver su brillante y rubia cabellera.

La Sombra De Mis Recuerdos / EN EDICIÓN Where stories live. Discover now