Paz.

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Erebus era una fuerza de la naturaleza, un ser antiguo y poderoso, capaz de crear un ser como lo era Leviatán, modificar los recuerdos, la vida, el mismo planeta, pero al ser tan viejo, al tratarse de una entidad tan antigua la vida y la muerte habían dejado de importarle, no deseaba conquistar, no deseaba nada, hasta que nació Hypnos. 

Hypnos que era hermoso y fuerte, así como frágil, era una rareza en sí mismo, y deseaba poder comprenderlo, del cual se había enamorado, por quien daría su vida, o su existencia, para alejarlo de los planes de su madre, de Nyx. 

-Ya le has hecho suficiente daño, Nyx, no puedo dejar que sigas dañando ese tesoro. 

Thanatos pudo reconocer casi inmediatamente el amor de Erebus por Hypnos, era tan profundo como el que tenía por su cangrejo, a quien podría decirse acechaba desde su nacimiento, así que, por alguna razón, quería confiar en él, en sus sentimientos por su hermano. 

-¿Quién eres tú para decirme a mi que hacer con mis hijos? 

Nadie podría decirle a sus hijos que hacer, pero antes de que Erebus pudiera responderle, la muerte de su creación, de Leviatán, su partida deseando ser un humano para poder estar a lado de ese omega lo distrajo, porque nunca había sentido tanto dolor y de haberle ayudado desde un inicio, nadie tuvo por qué sentir miedo ni dolor. 

-Otra alma para mi… 

Susurro con placer, tratando de utilizar a sus sombras para capturar el alma de ese omega que acababa de perecer, ese Radamanthys por el cual estaba perdido el Leviatán.

-Tu… tu te has llevado a los omegas contigo… sus almas… 

Sus almas le pertenecian, cada vez que uno moría, que desaparecía como lo había hecho Radamanthys, sumido en el miedo y el dolor por el futuro, temeroso de regresar para seguir sufriendo, ella los atraía a sus brazos, para utilizarlos como un combustible, sus miedos, sus arrepentimientos, aun sus deseos. 

-¿Pensabas que esos dos tenían la fuerza para encerrarlos? 

Le pregunto demasiado entretenida, usando la distracción de Erebus para tratar de lastimarlo, cortar su estúpida cabeza con su espada, deteniéndose cuando Nemesis, utilizando su espada trató de matarla, puesto que ella le había dado la forma a Hefesto de crear a esos seres, eran sus creaciones más que las del dios de la forja, que seguramente estaba por allí, tratando de protegerlos.

-No me hagas reir, patética excusa de dios… 

Porque a fin de cuentas, no era él un omega, podría decirse que el primero de ellos, porque eso no era cierto, ella lo era, ella era dadora de vida, como podía quitarla y estaba cansada de escuchar lo que Nyx había hecho debido a su distracción, lo mucho que sufrieron sus niños. 

-¡Esto ya no puedo perdonarlo! 

Nemesis salto también al combate, ahora eran dos dioses contra la diosa de la noche que usaba a los omegas que habían desaparecido como un mero combustible, riéndose de sus patéticos intentos por detenerla, porque si bien se daba cuenta que sus hijos ya no querrian escucharla, no tenía porqué permitir que le destruyeran, no era más que un dios, haciendo su voluntad, lo que se transformaba en un designio divino. 

-Ni siquiera me interesa tu perdón, ni el de mis traicioneros hijos, yo no los necesito. 

*****

Aspros se apartó con lentitud, sufriendo en silencio el desprecio de Tenma, el amor correspondido por quien se dijo era su alfa, pero que mas podia hacer, luchar por el, transformarse en un monstruo que le obligará a permanecer a su lado, a cumplir sus promesas, eso no era justo y él no caería tan bajo. 

Cacería.Where stories live. Discover now