Dos Corazones.

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-¿Estás seguro? 

Por supuesto que estaba seguro de eso, después de darse cuenta de lo mucho que se había equivocado, al conversar con Regulus, quien le dijo que no entendía sus palabras, era imposible que un espectro, solo por serlo, a pesar de ser un humano, no tuvieran sentimientos. 

-Por supuesto que estoy seguro.

Para Regulus era como decir que los generales marinos tampoco los tenían, o que todos los santos eran buenos, sólo porque eran de los suyos, pero el sabia que ese no era el caso, si había luz había oscuridad. 

-Un buen amigo mío, que es muy maduro para su edad, me dijo algunas palabras en las cuales me hizo creer, por eso es que deseo una nueva oportunidad para aceptar tu amor. 

Aunque, Regulus estaba demasiado interesado en eso, fue demasiado insistente en repetir que sus enemigos no eran monstruos, que servirle a dos ejércitos diferentes no dependía de la bondad de su corazón y cuando le pregunto porque estaba tan seguro de eso, únicamente pudo sonrojarse. 

-Debo agradecerle a ese amigo tuyo el que me des una oportunidad para demostrarte mi amor. 

Cid negó eso, no creía que Regulus necesitará que le agradecieran hablar con el corazón, su padre se molestaria al verle hablar con espectros, generales marinos, berserkers u omegas, para Ilia, ninguno de ellos era de fiar. 

-No quiero meterlo en problemas. 

Pronuncio aun sentado en las piernas de Oneiros, observando su rostro, su cabello, sus ojos, el dios menor era hermoso, sin duda alguna, aunque el era mas alto y más pesado, por muy poco, pero de todas formas era más grande que su alfa. 

-Su padre es una persona muy difícil. 

Oneiros supuso que pensaba lo que Cid le había dicho sobre ellos, que no tenian corazon, que no sentían, que solo usaban a sus aliados y sabía, que muchos pensaban que los omegas usaban sus celos, sus perfumes, para seducir a los alfas, tendían a culparlos por los actos repugnantes que realizaban. 

-Siento mucho escuchar eso. 

Regulus no vivía con su padre desde que recibió la armadura de leo, por la propia decisión de la armadura, Ilias decidió alejarse de su hijo, tal vez debido a su buen corazón y su forma de ver el mundo, aunque sí sabía que Sisyphus estaba pendiente de su sobrino, quien después de que su padre decidiera que ya era lo suficiente maduro para cuidarse solo, le dejó a su suerte, solo por ordenes de Athena, que curó su enfermedad, era que se encontraba en el santuario.

-Si, yo tambien, Ilias era un soldado que podías admirar, antes de que enfermara. 

Oneiros que no se había atrevido a tocar el cuerpo de Cid más allá de lo caballerosamente posible, después de tragar un poco de saliva, ingreso sus dedos debajo de su camisa de entrenamiento, acariciando su espalda, viendo como Cid sonreía. 

-¿Hablabas en serio cuando me dijiste que deseabas más de una noche conmigo? 

Cid no dudaba de sus intenciones, pero deseaba escucharlo de nuevo, recordando la forma en que se conocieron, él caminaba solo después de una batalla especialmente dura, había matado a su primer enemigo y no sabía cómo sentirse, aunque aprobaron sus acciones, tanto Sage como Athena, llamándolo un héroe, pero él no se sentía así. 

Las nubes se iban arremolinando sobre su cabeza, anunciandole que pronto empezaría a llover, pero no le importo, solo siguió caminando sin rumbo fijo, dejando que las gotas cayeran sobre el, primero eran escasas, después iban aumentando de tamaño, así como la velocidad con la que caían. 

Cacería.Where stories live. Discover now