Erebus.

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Demeter esperaba el respeto de esos dioses menores, para su punto de vista, y lo tenia, pero de quien no obtuvo más que una sonrisa burlona fue de otro dios, uno tan antiguo como la noche, como el mundo, un dios mucho más viejo que Zeus, que la propia Gea, que la creación, un ser que decían siempre había estado allí, siempre estaba presente, siempre estaría presente. 

-Destruirás el mundo por un omega, Demeter, tan propio de ti que te comportes a base de tus caprichos. 

Erebus empezó a moverse hacia ella, pero su poder era tal que una nube de cosmos era desprendida de cada uno de sus movimientos, como si fueran dos entidades moviéndose al mismo tiempo. 

Como Nyx, que era la noche, él no era humano, no era un titán, no era nada creado que pudiera ser descrito por los mortales, era algo parecido a la madre noche con su armadura de huesos, pero él vestía una armadura creada con la misma oscuridad que le había dado forma, o de la que era parte, que también tomaba formas inhumanas, retorcidas, indescriptibles.

Su armadura se movía, como si fuera un ente vivo, como si fuera una cosa, al igual que su cosmos que lo cubría, sus ojos amarillos brillaban en las sombras que cubrían su cuerpo, su rostro, que podían ver, era apuesto, su voz era duplicada, como la de los dioses gemelos, algunos podian decir que era asi de hermoso, con cabello largo, casi llegandole a los tobillos, negro, tan oscuro que parecía absorber la luz a su alrededor.

-Me atrevería a decir que siempre has deseado al hermoso dios de la muerte que te roba todas tus creaciones.

Sentía desagrado por los cazadores y sus lobos, a quienes no consideraba como sus aliados, los encontraba demasiado repulsivos, demasiado denigrantes, siempre lo había hecho, pero en ese momento en el que podía ver que su cosmos se había acabado, que trataban de infundir temor para revivir el temor de los mortales por ellos, no hacían más que darle pena, causarle náuseas.

-Que se queda con ellas por siempre, a pesar de tu resistencia.

Porque a diferencia de ellos, de esas criaturas patéticas, él existía sin que nadie tuviera que creer en él, o por el contrario, cada humano nacido y por nacer sabia que existia, que la oscuridad existia, muchos le amaban, otros le temían, pero nunca podrian olvidarle, mucho menos con los nuevos descubrimientos de los mortales, la rama del pensamiento que llamaban ciencia, les hacía ver, que tan poderoso era en realidad. 

- Tu furia después del rapto de tu hija fue debido al amor que Hades le tuvo a ella, en cambio, a ti jamás te presto atención.

Como Nyx, que era la noche, siempre había noche, nunca dejaría de existir, muchos le temían, muchos le amaban, eran dioses, temibles, poderosos, tangibles, seres que siempre estarian presentes, como la muerte, como el mar, como la guerra, que ya no era dividida como guerra justa, o guerra violenta, porque toda guerra era violenta y siempre, se pensaba que se actuaba con justicia. 

-Tienes muchas agallas  para hablarme de esa forma. 

El comprendía mejor que nadie que Demeter, aunque era muy poderosa, un demonio de cosmos aterrador, no era nada a comparación suya, porque al final de cuentas, el mundo inició en la oscuridad, se marcharía de la misma forma. 

Con la muerte, de la mano de la guerra y de la creación mecánica, un dios que iba tomando importancia, pues, se trataba del padre de las ciencias, su fuego, sus creaciones, habían inspirado a los humanos a crear sus propias armas, sus propios saberes, aunque el primer contacto que tuvieron con el, que les benefició, fue el robo de su fuego, de la flor roja, de la llama que nunca se apagaba y podían utilizar a su beneficio, por obra de Prometeo, el verdadero guardián de la humanidad, su creador, su padre, quien los liberó de los dioses de antaño, que se negaban a morir.

Cacería.Where stories live. Discover now