Regreso A Casa.

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-¿Qué les parece si brindamos por mi? 

Radamanthys pensaba que si actuaba como si fuera su funeral, sería mucho peor para sus aliados, para sus hermanos de armas y para su dios Hades, así que lo mejor era actuar como si se sintiera tranquilo con esa decisión. 

-Deseenme un poco de suerte y convirtamos esta noche, en un festejo en mi honor. 

No en el honor de Hakurei, pero si en su honor, que le desearan suerte, que le desearan lo mejor, después de todo, no sabía que le deparaba el futuro. 

-Comamos y bebamos, como en los viejos tiempos. 

Se sentía como si fuera su funeral, pero no estaba dispuesto a actuar de esa forma, así que levantando la botella, les instó a brindar por el, seguro de que en ese momento, ellos estaban a salvo. 

-Pero te forzaron a hacer eso… 

Esas eran las palabras de Cheshire, que se detuvo a su lado, sin saber muy bien qué decirle, llevando sus manos delante de su pecho, aun estaba nervioso, asustado, así que colocando una mano en su hombro, quiso asegurarle que ese momento no era muy diferente a cualquier otro suceso en una guerra, cualquier otra batalla. 

-No es muy diferente a cuando marchamos al campo de batalla, así que no hay que llorar, no vamos a llorar, Cheshire. 

Pronunció con fuerza, observando a sus aliados, a sus hermanos de armas, con una gran sonrisa, la misma que utilizaba durante sus batallas. 

-Y si no festejamos por mí boda, entonces, mi señor, hagamoslo por nuestra venganza, cuando destruyamos a esos bastardos de una vez por todas. 

Hades aceptó ese brindis, elevando su copa, como lo hicieron los demás espectros, pensando en las palabras de Radamanthys, en la venganza que tendrían, cuando se diera la oportunidad. 

-Radamanthys tiene razón, debemos pensar en el futuro, en nuestra venganza, así que festejemos por nuestra victoria, nuestra gran venganza. 

Todos se vieron, para después asentir, elevando sus copas, para brindar por ellos, con alegría, como si estuvieran en uno de los banquetes del mismo Inframundo, pero esa ocasión, serían solamente ellos, brindando por su futuro. 

-¡Por nuestra victoria! 

*****

Kardia bajo de la columna cuando pudo, en el momento en el que Degel y Sage por fin se perdieron de vista, con una expresión indescriptible, pero, se veía feliz, tan contento como si se dirigiera a los campos de batalla. 

-Soy el hombre más afortunado del planeta. 

Pronunció, lanzando la manzana para cacharla poco después, caminando algunos pasos, buscando y pensando en una forma de seducir a Degel, hacerlo suyo. 

-Soy tan afortunado, pero… ¿Cómo seducirlo? 

Se dijo así mismo, con una gran sonrisa, caminando algunos pasos más, para empezar a correr cuando sintió el cosmos de esos guerreros, alguien atacaba Rodorio.

-¡Que demonios! 

Una barrera, como las que usaba Shion lo detuvo, pero era de un color diferente, parecida al cosmos de su diosa, viendo como el mismo Shion, el alumno de Hakurei, tampoco podía atravesar esos cristales. 

-No podemos pasar, parece que nuestra diosa no nos dejara salir del Santuario, no se porque. 

Degel no se atrevió a salir, eso les diría que era un omega y estaba asustado, no quería que pensaran que era un alfa, que podían cazarlo, obligarlo a aceptar un alfa. 

Cacería.Where stories live. Discover now