Historia Antigua.

502 75 27
                                    

Cid estaba rodeado de los dioses menores del sueño, pero no como si quisieran destruirlo, o matarlo, mucho menos llevarselo de ese pueblo, sino, que estaban rodeándolo como si quisieran protegerlo de los dementes que deambularon en esa aldea, pero en ese momento, ya no comprendian que estaba pasando. 

-Necesitamos unos sellos aquí… 

Pronunció, ignorandolos de momento, llevando una mano a su cabeza, preguntándose porque atacarian a un pueblo pequeño como ese, que ganaban con ello, pero la respuesta era fácil, lo que deseaban era que pensaran que era demasiado peligroso cuidar de los espectros. 

-No, será mejor que los aldeanos ingresen al santuario, a las zonas deshabitadas, mientras dure la cacería… 

Cid apartó a Oneiros empujándolo, deteniéndose frente a Hakurei, que parecia ajeno a las muertes sucedidas en ese pequeño pueblo, ansioso por golpearlo, pero se detuvo, porque no quería faltarle el respeto frente a los civiles o frente a esos espectros. 

-¿Qué está pasando? ¿Porque dañaron a estas personas? 

Hakurei llevó sus manos a su cintura, con un suspiro, demasiado molesto, pero no con Cid, sino con los lobos y los cazadores, pensando que de no reclamar esa ley del pasado, habían ingresado en el Santuario para buscar a los espectros. 

-Porque quieren a los espectros, esperaban que los echaramos antes de que aceptaran nuestra protección, lo que me recuerda, Hypnos es un dios omega, les dio a luz, debería guarecerse en estas paredes, para que no lo cacen hasta la muerte. 

Aunque se estuviera escondiendo en el Erebus o donde diablos estuvieran, encontrarian una forma de dar con el y no creía que pudiera defenderse, o mucho peor, Manigoldo terminaría sufriendo daño, al estar con ellos. 

-Ve con tu omega y dile, que el santuario le ofrece protección. 

Oneiros al principio no supo qué decir, viendo cómo Cid se aguantaba las ganas de dañar al anciano de lemuria, que actuaba con demasiada frialdad, de una forma, que si no hubiera vidas en juego, admiraria. 

-¿Qué hay de Thanatos? 

Thanatos, el secuestrador de Manigoldo, con quien estaba encerrado, así que se molestaba demasiado al escuchar ese nombre, al darse cuenta que ese dios que había secuestrado a su casi sobrino, esperaba recibir su protección, aunque no regresará al cangrejo. 

-Si nos regresa a Manigoldo sano y salvo, lo dejaremos acompañar a su hermano. 

De lo contrario, no podrían ayudarle a Thanatos y sabían, que el único lugar seguro era ese, el santuario, sin embargo, Oneiros, no prometió regresar a Manigoldo, lo que hizo fue acercarse a Cid, para besar el dorso de su mano, con delicadeza, para después apartarse. 

-Haremos lo que esté en nuestras manos para protegerlos. 

No estaba obedeciendo las órdenes de su omega, de su padre, pero podía ver que de momento los espectros y Hades estaban seguros, sin embargo, esa noticia era buena, por lo que observando a sus hermanos, con una expresión seria, tomó la decisión de que permanecieran en ese sitio, protegiendo a sus aliados, así como protegiendo a la espada. 

-Ustedes quedense aqui, diganle a nuestro dios Hades lo que nuestro padre nos dijo y como favor especial, cuiden de la espada, no dejen que nada malo le suceda. 

Sin más, dando unos cuantos pasos para alejarse, extendió sus alas, que eran mucho más pequeñas que las de sus padres, empezó a volar, regresando al escondite de su omega y de su tío, no era seguro para nadie. 

Cacería.Where stories live. Discover now