Un Poco De Paz.

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Para el dios Hades, los cuartos preparados para los omegas eran preciosos, tan hermosos como los campos elíseos, para sus espectros, que nunca habían pisado esa zona del Inframundo al ser mortales, no sabían con qué compararlo. 

-Es hermoso… 

Susurro Cheshire, caminando varios pasos, viendo cascadas, flores, era sin duda un paraiso, el jardin más hermoso que nunca hubiera visto, pero Kagaho, que aún se sentía cansado, adolorido, le vio con desprecio. 

-Sigue siendo una jaula. 

No pensaba que hubiera alguna razón para separar a los omegas si no pensaba que los alfas podían dañarlos, Sage pensaba que era un lugar seguro, creado especialmente para sus omegas, en el momento en el que quisieran tener un poco de paz, o simplemente pasar su celo en solitario. 

-No creo que sea una jaula, no se ve como una. 

Cheshire le respondió con una expresión fastidiada, logrando que Kagaho frunciera el ceño, molesto, pero no dijo nada, tomando un asiento en una de las columnas, le dolía demasiado su costado y se sentía cansado, después de su pérdida de sangre. 

-Di lo que tu quieras. 

Minos y Aiacos no se veían demasiado sorprendidos, tampoco estaban muy interesados en ese paisaje, Minos, porque había sentido todo ese tiempo la mirada de ese hermoso alfa, con ese aroma tan dominante, y Aiacos, no dejaba de pensar en Violate, en sus últimos segundos juntos. 

-Es un lugar hermoso. 

Al fin Pharaoh pronunciaba algo, deteniéndose a lado de unas flores, cortando una para llevarla a su nariz, escuchando los pasos de Lune, que se detenía a su lado, pensando en el guerrero del rostro cubierto por una máscara de madera, se veía fuerte, fiero, poderoso, pero, seguía siendo un alfa del santuario. 

-Esos alfas no eran para nada feos, se veían fuertes y bien dotados. 

Ese era Sylphide, que estaba demasiado tranquilo, tal vez por el veneno de su cuerpo, nadie podía tocarlo sin perder la vida en el proceso, a su lado estaba Myu, con sus ojos rosas e inhumanos, con esa apariencia tan extraña. 

-Se ven interesantes, aunque sean unos puercos y piensen que no somos más que cosas bonitas. 

Myu generalmente nunca era perseguido por los alfas, debido a su apariencia, cuando estos eran humanos le pensaban alguna clase de fantasma o demonio, así que aunque era hermoso, no le perseguían como pensaba que ocurriría si sus ojos fueran como con los demás. 

-Mis muchachos no piensan que eso sea así, ellos tienen honor, no son monstruos. 

Sage de nuevo se sentía en la necesidad de defender a sus muchachos después de lo que había dicho Hakurei, de lo que le hizo pensar a esos espectros, que pensaban que eran considerados como cosas para ellos. 

-Eso está por verse, patriarca. 

Hades tomó un asiento en la cabecera de la mesa, en donde ya habían servido todo un banquete, frutas, pasteles, carnes, panes, quesos, toda clase de comida que podrían disfrutar, aún botellas de vino ligero. 

-Una última cena para los prisioneros. 

Pronunció Kagaho, que estaba seguro que no había esperanza, aunque no se atrevía a culpar a Radamanthys de aquel destino, mucho menos, al escuchar las palabras de Cheshire, que odiaba al dragón hasta ese momento, pero ahora parecía que se sentía a salvo a su lado, porque se sentó con él. 

-Kagaho, no tengas miedo, yo, tu dios, cuidare de ti, de todos ustedes. 

Como lo había hecho hasta ese momento pensó con amargura, y si llegaba el momento en el que quisieran que sus espectros fueran sometidos por los santos dorados, les concedería la piedad de la muerte. 

Cacería.Where stories live. Discover now