Planes.

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Albafica guardó silencio, observando como Minos se tensaba un poco, no le gustaba estar en compañía de alfas, supuso, porque veía a Sage como si fuera uno de sus enemigos, dispuesto a atacarlo de pronto.

-Le prometí a Minos protegerlo… 

Minos negó eso, aunque no se sentía seguro en ese sitio y no le gustaba tratar con alfas, con quienes nunca había hablado, sabía, que Albafica se trataba de un soldado de la justicia, leal a ella, así que, supuso, lo mejor era dejarlo ir. 

-Yo debo regresar con mis soldados, pero te agradezco que me hayas permitido dormir un poco y me hayas alimentado. 

Minos se levantó, porque deseaba lastimar al alfa que había interrumpido su tranquilidad con sus hilos, pero comprendía perfectamente, que eso no era una buena idea, que no todos ellos eran malos, que estaban seguros. 

-Puedes quedarte aquí, te prometo que estarás seguro con mis rosas. 

Minos negó eso, regresando a su fachada fría, casi demente, pensando en alejarse de ese sitio, apartarse de Albafica antes de caer en sus brazos, observando la ropa que tenia puesta, acariciándola con las puntas de sus dedos, antes de marcharse, sin decir nada más. 

-Sobrevivió a tus rosas. 

Pronunció Sage con asombro, observando la molestia de Albafica, como era lo suficiente educado para no acosarlo con reclamos ni preguntas, para obedecer sus órdenes. 

-Tal vez… pueda sobrevivir a tu veneno. 

Tal vez, o tal vez no, y entonces moriría, sería envenenado, justo como Lugonis, su padre, pereció debido a su sangre envenenada, a quien imaginaba como su omega, porque siempre cuido de él con demasiado esmero. 

-O tal vez lo mate debido a mi lujuria. 

Susurro, suponiendo que lo mejor era realizar esa misión de la que hablaba Sage, quien le veía con una expresión serena, algo distante, preguntandose tambien, de cuanto estaba enterado Albafica. 

-Athena está muerta y este templo ahora es parte de la ciudadela de Ares, que se ha convertido en el dios de la justicia, aunque sigue siendo el dios de la guerra violenta. 

Eso significaba que podían atacar a sus enemigos utilizando toda clase de violencia, podían matarlos, hacerlos sufrir, notando la forma en la cual el rostro furioso de Albafica, se contorsionaba por una expresión sádica. 

-En esta ocasión tienen la orden de matar a todo aquel que se interponga en su camino, cada lobo, cada cazador, es considerado uno de nuestros enemigos y debe pagarlo con su vida. 

Eso quería decir que cualquiera que hubiera pensado en lastimar a Minos, podía pagarlo con su vida, que podía matarlos y no mostrar piedad, usando sus puños, usando su furia, su veneno, una idea, que le pareció agradable, aunque hubiera preferido pasar más tiempo a lado de ese omega, con ese aroma exquisito. 

-¿Es una orden del dios que ahora tendremos que servir o suya? 

Por alguna razón pregunto eso, observando como por segundos la expresión de Sage cambiaba un poco, se volvía un poco mas oscura, mas sádica, así que supuso, que era su decisión el empezar a matar a cuantos lobos o cazadores encontrarán en su camino. 

-Ares ha ratificado mi puesto como patriarca, asi que podria ser una orden suya, o puedes tomarlo como una orden mía, y se, que tu instinto guardián no permitirá que caigas bajo el influjo de esos bastardos, que mataras a todo aquel que piense en lastimar a Minos, porque eso implica, que buscan arrebatarte a tu omega, y es esa clase de instinto aquel que necesito que funcione en este instante. 

Cacería.Where stories live. Discover now